Manuel Alberto Santillana M.

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Opues Dei

Una vez, en mi pueblo, nos fuimos a bañar al río que pasaba cerca. En la única casa que había en la orilla vivía, para nuestra desgracia, una solterona. Pero nosotros, como adolescentes felices, locos y a la vez atormentados de vida, nos metimos desnudos al río un día de verano. La solterona se quejó con el presidente municipal y éste, presto, nos pidió a través del jefe de la policía, que nos fuéramos a bañar aguas arriba. Así que, al día siguiente nos fuimos a bañar, de nuevo desnudos, a una parte más alta del río. Para nuestra sorpresa, al regresar esa tarde, de nuevo nos reprendió el jefe de la policía; pues la solterona aún nos podía ver desde las ventanas de la parte alta de su casa. Y nos fuimos más arriba, y de nuevo nos regañaron; la solterona dijo que subiéndose al techo de su casa aún nos podía ver. Y así, nos fuimos mucho más arriba, donde el río hacía un recodo lejos del pueblo, y al regresar, de todas maneras nos regañaron; la solterona se había comprado unos catalejos y se había subido a una silla en el techo de su casa.

Por lo que, finalmente, para poder ir a bañarnos, tuvimos que caminar casi un día afuera y lejos del pueblo, para no ser vistos por la dama en cuestión. Para nada, al regresar nos regañó con la mirada y a gritos, porque ella ya tenía la idea. La idea de que éramos unos cochinos y siempre -aunque eso fue en la adolescencia- nos bañaríamos desnudos en el río.

“No me preocupa mucho -me dijo el tigre-, muchos se hacen la idea fija de cómo es uno, y uno en cambio, puede ser de muchas, variadas, sorprendentes y hasta mágicas formas. Mejor seguir como uno quiere ser. Tu no tienes la culpa de gente obtusa que, limitada por la estrechez de sus miedos, critique tu libertad.

Por cierto –agregó el tigre luego de amarrase las agujetas-. De nada sirve que su hubieran bañado con algo de ropa luego de la primera vez que se quejó la solterona. Ella, ya tenía la idea”.

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El kavafiano camino de la vida

Chely me platicó hace años que no sabía bien a qué dedicarse, luego de que terminó la licenciatura. Trabajaba como ayudante de investigación en uno de los pocos centros de este tipo en Sonora. Bella, es más, muy bella, con cara de ángel y presencia de bailarina de ballet moderno era muy inquieta. De esa inquietud y búsqueda de justicia social permanente, y por eso y había colaborado con diversos grupos cristianos en colonias populares y rurales cercanos a Hermosillo. Al mismo tiempo estaba fuertemente ligada a un grupo estudiantil de lucha política y académica, el CEUS. El caso es que la duda de su vocación la corroía y, luego de decidirse un rato se fue al estado de  Morelos con un grupo de monjas cristianas liberales.

-”Estuve buscando mucho entre los diversos tipos de órdenes religiosas -le dijo al tigre-, porque mi decisión había sido la de dedicar mi vida a Dios. Y al final lo encontré. Era un grupo de monjas que usaban jeans, camisetas, tenis, podían usar el pelo largo, pero limpio y arreglado siempre, y su actividad principal era la labor social en comunidades y barrios pobres.  Me fui”.

Luego de casi un año en la orden, una tarde decidió que esa no era su vida, sino que también la parte terrenal humana y personal tenían su lugar.  Dejó la orden para regresarse a Sonora. Volvió, creo, a la investigación; se casó con su antiguo novio, brillante estudiante y activista estudiantil también, creo que hizo una maestría y anduvo muy inquieta también en los rollos, me imagino, de ser madre, los hijos, el cuidado de los mismos, etcétera. Ahora, creo que tiene ya dos hijos.

Supe que hizo el doctorado, que hoy trabaja en el centro de investigación donde comenzó y a la vez que sigue, ahora más firme, en su pasión por el cambio social. Tal vez ya no tan bella, pero intensa siempre.

Pero no se quedó con la duda, y eso es lo brillante de esta historia  -se emociona el tigre al contármelo-, en el fondo y en la superficie ella fue y es una genuina cristiana. Hizo -y el tigre afina la mirada-, como en aquel poema de Kavafis, “…fui y me entregué a los placeres medio reales y medio creados por mí.  Sí, se entregó con pasión”.