Por Isabel Dorado Auz
Muy difícil se está presentando la situación para quienes aspiramos a tener un STAUS combativo y que recupere el prestigio de antaño, dado que las modificaciones hechas al estatuto pareciera que van encaminadas a fortalecer el control que ejerce Sergio Barraza sobre nuestro sindicato.
Sin cuidar las formas, citaron al Consejo General de Delegados (CGD) a una reunión virtual para aprobar que las decisiones puedan tomarlas ahora de forma virtual. Lo curioso del asunto es que tal reunión no fue acordada de acuerdo con lo que establecían los estatutos hasta ese momento, antes de la modificación, por lo que debió haberse aprobado en una reunión presencial previamente, tal y como si lo hizo el Congreso del Estado cuando transitó de las reuniones presenciales a las virtuales debido al problema de la Pandemia.
El asunto se complica cuando en sesiones virtuales, sin llevar el tema a la máxima autoridad sindical, la Asamblea General, se determinó modificar los estatutos para implementar el voto electrónico y darle con eso un certero golpe a la secrecía de este, con lo cual es más fácil presionar a quienes se atrevan a cuestionar al cacique sindical.
Ahora, la novedad es que para la elección de Delegados, que inicia esta semana, se pretende que en todas las delegaciones se vote de forma electrónica. Así, quien controla el sistema podrá darse cuenta en qué forma están votando en tal o cual delegación y quienes se oponen al candidato oficial.
Ante esta situación irregular, propongo que, si decidimos participar, hagamos el esfuerzo por ser Nosotros quienes pongamos urnas en cada delegación en la que decidamos hacerlo, o bien, no ser parte de la farsa que se pretende imponer abusando del control que hoy experimentan sobre el CGD. Quiero recordar, nada más, que el STEUS hizo votación presencial para determinar si estallaban o no la Huelga, cuando el estado estaba en semáforo naranja. Hoy estamos en semáforo amarillo y es posible que esté en verde la próxima semana.
Entiendo que cuando alguien se enamora del poder que ostenta difícilmente lo va a soltar, por eso nos corresponde luchar en contra de la eternización de cualquier dirigente. No nos vaya a pasar lo que ocurre en la CTM con Javier Villareal o en el Cecytes con Ramón Gastélum, principales aliados de Sergio Barraza en el Consejo Sindical y Social Permanente, apéndice del poder político local.
No debemos olvidar que la obsesión por el poder sindical ha llevado a Sergio Barraza a postrarse de rodillas ante las autoridades universitarias y del ISSSTESON, razón por la cual pudieron imponernos el convenio Neoliberal que afectó drásticamente los procesos de jubilación de nuestro personal docente y no motivó que se hiciera realidad la promesa de mejorar el servicio y garantizar el abasto de medicamentos.
No se trata de enjuiciar públicamente a Barraza, sino más bien de hacer un llamado de atención para que no se extralimite en las decisiones que ha tomado. Si queremos recuperar la combatividad de nuestro sindicato y parar este camino directo al sindicalismo blanco, hay que invitarlo a que se garantice la secrecía del voto llevando a cabo las votaciones directamente en urnas.
*Miembro de Amigos y Amigas del Parque Madero, Ciudadanía Activa y es maestro universitario.
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