Manuel Alberto Santillana
1. Me gusta ver el programa Tercer grado los miércoles por la noche por el “canal de las estrellas” de Televisa. Es un placer morboso, lo acepto, porque sirve para evaluar el nivel de torpeza de la prensa fifí. Cada cosa que dicen se les trastoca o voltea al día siguiente o a la semana siguiente. Pasa sin duda, sin falla. Me recuerda como cuando de adolescente mi padre comentaba luego de escuchar las noticias oficiales: “si el gobierno dice que no va a subir la gasolina, es que va a subir. Apréndetelo bien”. Ahora resulta similar pero con la oposición moralmente derrotada, cada vez que critican algo se les voltea la tortilla y es un logro de AMLO. Sucede así lo mismo con Televisa, TvAzteca, Imagen TV o Excélsior TV. Cada tópico que critican resulta un logro finalmente de AMLO.
Ahora de forma unánime señalaron que el manejo de la pandemia era un fracaso. Cuando Bernardo Gómez les preguntó en qué basaban sus juicios del fracaso todos trastabillaron y sus argumentos era de risa. Que porque el presidente no usa cubrebocas, que porque sacó una estampita de un Detente Satanás, o porque López Gatell dijo que la base del control de la epidemia era la “fuerza moral” de AMLO. O sea, no adujeron un solo argumento técnico. Y su prueba era, “Ahí están los 130 mil muertos”.
2. El punto es que se lanzaron contra la lentitud de la campaña de vacunación mexicana. Y lo hacen al estilo hipócrita típico de esos medios; ofrecen la nota de que llegaron tantas vacunas pero sólo se vacunan cinco mil diarias. A ese ritmo, había señalado la periodista del noticiero estrella, en 20 mil días terminaremos. Hoy viernes que de se están aplicando casi 100 mil vacunas diarias la campaña les ha tapado la boca. Pero en su soberbia no aceptarán un fallo. En los próximos meses cuando el ritmo de vacunación sea de 400 o 500 diarias igual lo descalificarán. Buscarán dónde y cuándo hubo una reacción alérgica para sacarla a ocho columnas. Y peor si llegara a pasar un choque anafiláctico u otra encefalitis con deceso consecuente. La culpa, entonces, no será de la compañía Pfizer, Moderna o AstraZéneca, sino del gobierno. Pero dicho siempre al estilo de estos medios, diciendo sin decir las cosas. Y no imagino lo que gritarán si la reacción adversa es de la vacuna rusa Sputnik V o la China, de inmediato vociferarán que porqué Lopez Gatell y su equipo compraron vacunas inseguras.
3. Por fortuna o por presión social los medios televisivos, en su lucha por seguir conservando algo de credibilidad, ya dejaron de transmitir noticias que cuestionan el vacunarse o que propalen los movimientos antivacuna. Pero estos movimientos siguen ahora en las redes sociales. En esta semana he visto al menos 3 preguntas en muros Facebook de colegas o amigos preguntando “¿Te vas a vacunar?” y uno que otro responde que no, aunque veo con gusto que aplastantemente el sí domina. Una semana antes por los grupos de whatsapp habían comenzado los memes de las vacunas criticando que si te pones te harás ruso, homosexual, chimpancé o votarás por la 4aT. Lo sorprendente es quienes propalan estos memes o fake news, bulos le llaman en España, son parientes míos, conocidos o amigos con estudios universitarios y al menos, creo, leídos e instruidos.
4. Pero la realidad es igual, aplastante, abrumadora. Ahora sí palabra por palabra no hay familia mexicana que no tenga ya una familiar fallecido por COVID19 o al menos afectado seriamente. Es decir, la realidad de que la epidemia ya nos alcanzó masivamente está ahí en la puerta de nuestras casas, literalmente. Por lo que la prensa o la gente que busca ampliar su idea de que las vacunas son peligrosas se ha caído ante las evidencias diarias. No hay comparación, no hay forma de refutarlo. Simplemente les respondo con un solo argumento: “En efecto puede haber una reacción severa o letal por el efecto de la vacunación, pero éste será uno cada 100 mil aplicaciones, en cambio en México la letalidad del COVID19 está en 8 de cada 100. ¿Qué prefieres?” Claro, hay y habrá necios quienes no se vacunarán y si les pasa algo culparán a la 4aT, híjola, ni cómo ayudarlos.