
#DiasdelFuturoPasado Vol. 57
Jorge Tadeo Vargas
En este espacio hemos hablado mucho sobre el nuevo pacto verde que promueve Estados Unidos, que lo presentan como el salvador del planeta. Biden y compañía han comenzado el cabildeo para que esta sea una parte fundamental de su política ambiental, pero también de su política exterior. Incluso han regresado al TPP como parte de su estrategia. La geopolítica nos obliga a estar al pendiente pues el servilismo de los gobiernos nos dice que estemos alerta ante el nuevo extractivismo que se va a dar disfrazado de verde y sustentable.
Sin embargo esto no él es único pacto verde y no es ni por mucho en términos económicos el más grande, ni el que puede generar un mayor impacto. La Unión Europea ha iniciado un pacto verde como un proceso post pandémico a sabiendas de la crisis económica que está dejando más de un año de paro. Han armado un fondo de 750, 000 millones de euros para esto, llamado Next Generation. Fondos que claramente van a ir a parar a las corporaciones transnacionales pues su propuesta de transición ecológica solo es la careta que se han puesto de nuevo para mantener el control del modelo de producción-consumo. Este pacto, al igual que el de Biden, son mero aparentismo.
¿Qué propone el pacto verde de la Unión Europea? La propuesta es similar al norteamericano: promover un supuesto crecimiento verde usando para esto cualquier herramienta de mercado, instrumentos financieros y procesos tecnológicos, estos últimos ligados a una política exterior desde el Norte Global que fortalece el sistema extractivista en una nueva etapa del capitalismo basados en la farsa del crecimiento verde y la transición ecológica.
Hay dos puntos aquí que me gustaría mencionar. Primero el crecimiento económico que esta ligado a las emisiones de contaminantes, entre los cuales están los Gases de Efecto Invernadero, responsables del cambio climático. Solo basta dar una revisada a la historia de la economía para entender que en los últimos 30 años, mientras la economía crece la naturaleza se deteriora. Incluso en los tiempos de crisis como el que vivimos actualmente.
El desacoplamiento absoluto, concepto economicista que dice que es posible que la economía siga creciendo a la par de que se reducen las emisiones. Concepto que además es una de las piedras angulares del crecimiento verde actual es por lo menos absurdo. Por lo tanto es imposible que desde esta lógica se cumplan los Acuerdos de París, acuerdo que menciono porque es el argumento que siguen manejando los gobiernos para detener la crisis climática.
Segundo: dentro de la transición ecológica que proponen los pactos verdes, la matriz energética es clave para los gobiernos. Aquí tenemos algunos problemas. Sin una reducción drástica del consumo de energía (no solo por habitante, sino de todo el modelo de producción-consumo. Los principales consumidores de energía son las mineras, las fábricas, etc., no solo los seres humanos) para mantener el consumo actual, es imposible lograrlo siendo 100 porciento renovables. No existen en la naturaleza esa cantidad de materiales. Hace mucho que sobrepasamos los limites biofísicos de la tierra como para pensar en lograrlo si seguimos pensando desde la misma lógica. Estos límites van más allá de los pactos verdes y deben de tomarse en cuenta.
Esta transición también trae consigo una mayor extracción de materiales que la “permitan”. El cobalto, litio, níquel, entre otros son palabras que comenzamos a escuchar de forma frecuente en los medios de comunicación. Incluso Víctor Toledo, reconocido investigador de economía ecológica mencionó en su paso como director de SEMARNAT que el litio podía considerarse como el “nuevo oro”, un “oro verde” dijo en su declaración a los medios.
Aquí es importante tener muy claro que México como un país perteneciente al Sur Global, está dentro de estos pactos verdes que son claves para mantener la vocación capitalista que le interesa al Norte, siendo proveedores de los países que están armando los pactos verdes con lo que significa lo que he dicho hasta el cansancio. Las zonas de sacrificio irán en aumento con los daños que esto conlleva. Por si fuera poco las cadenas globales de producción-distribución aumentarán las emisiones. De nuevo el Acuerdo de París, en el modelo actual no llega ni a ser una lista de buenos deseos.
Aunque algunas organizaciones como Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra, el Observatorio de la Globalización están alertando de los peligros que significan estos pactos verdes, poniendo énfasis en los fondos Next Generation junto al discurso de la transición ecológica deben ser vigilados, auditados, etc., yo soy menos optimista. Pienso que están hechos a medida de lo que necesitan las corporaciones transnacionales para así aprovechar al máximo este periodo de transición a la nueva etapa del capitalismo feudal. A mayor cantidad de zonas de sacrificio más Elisyum, parece ser la consigna.
La necesidad de construir alternativas ante el colapso se vuelve urgente, pues este no es como ahora lo pintan: el final de la humanidad. El colapso implica entrar a una etapa feudal del capitalismo se vuelve urgente. Es un momento decisivo para darle la vuelta a la tortilla. Esto solo puede pasar si comenzamos a ver el panorama completo de lo que se viene.

Desde la rebelión contra el Elisyum
Marzo 2021
Jorge Tadeo Vargas. escritor, ensayista, activista, anarquista, panadero casero, adicto al vino tinto, el café, el té y lo que él considera buena música. Coordinador no oficial de LIDECS.