Portada de ‘El negacionista’, con una imagen de Miguel Bosé. El diseño es de Javier Aramburu. Foto: elpais.com

“Pero los negacionistas del cambio climático –que prefieren autodenominarse escépticos– siguen haciendo ruido. El perfil se ajusta con la figura masculina de ideología conservadora y, ya sea desde el poder político o económico, hay algo que todos ellos tienen en común: cierta socarronería en sus declaraciones.”

Naomi Klein

#DiasdelFuturoPasado Vol. 67

Jorge Tadeo Vargas

En mis años universitarios, en clase de meteorología, el profesor puso sobre la mesa un tema que a finales de los noventa no tenía tantos reflectores como ahora. El cambio climático. Nos hizo dos preguntas. Qué relación tiene este fenómeno con el pasado geológico del planeta y si actualmente esta relacionado con la actividad humana y desde cuándo. Muchos de mis compañerxs optaron por el negacionismo, para ellxs era una acción natural y la actividad humana era un factor poco importante. A decir de muchxs el calentamiento global era cíclico, negacionismo puro y llano. Recordemos que era mediados de la última década del siglo pasado, lo que se sabia sobre esto era muy poco. Para nosotrxs, estudiantes, era más fácil pensar que nuestro profesor de geología que nos habló de la pequeña glaciación y la quinta extinción era la única verdad. Estábamos equivocados y con el tiempo lo supimos.

Esta anécdota ejemplifica como el negacionismo estaba basado más en ignorancia que en investigaciones científicas. Esto sirvió para detener muchas acciones que en esos años hubieran servido mucho para minimizar los impactos actuales. Sus argumentos son falsos, no tienen base científica y cuando presentan evidencias como lo es la pequeña glaciación, es un intento muy burdo de obviar como el modelo actual perfeccionado por siglos de destrucción ecosistémica han aumentado y echado por tierra todas sus teorías, a la par que nos han llevado a un aumento en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero que han traído como consecuencia una crisis climática, socio-ecológica que nos esta llevando a un colapso civilizatorio.

Por muchos años, tanto en las cumbres climáticas, como en las Conferencias de las Partes sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, las llamadas COPs. El negacionismo fue la forma en que las corporaciones transnacionales frenaban cualquier intento de poner en marcha medidas de mitigación, mucho menos las necesarias de adaptación. Eso sí, los mercados de carbono y otros mecanismo encaminados a monetizar la crisis se fortalecieron de cumbre a cumbre, de negociación a negociación. Estos fueron su mecanismo de control, mientras el negacionismo iba cayendo por su propio peso.

La realidad nos alcanzó y en estos días pocos se atreven a negar el cambio climático. Quienes lo hacen, lo hacen desde una lógica tan desesperada que se escuchan ignorantes, estúpidos, sin sentido común alguno, además de que la relación entre las actividades antropocéntricas y la cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero está más que comprobado. La era industrial es la culpable directa de esta crisis sin lugar a duda. Si bien es cierto el capitalismo es quien aumentó la crisis esta se viene dando desde inicios de la era industrial. Sus causas, sus impactos están más que documentados y es imposible negar a estas alturas que la culpa directa esta en el modelo de producción-consumo y el sistema de clases.

Otra arista que la ha jugado en contra al negacionismo son los medios de comunicación que en los últimos años han cubierto este tema hasta el cansancio. Le han dado voz a muchxs activistas en todo el mundo para denunciar la #EmergenciaClimática que estamos viviendo. Con esto el negacionismo ha ido perdiendo fuerza al grado que las corporaciones transnacionales, antes financiadoras del cabildeo negacionistas-petroleras incluidas- hoy han modificado su discurso para los nuevos tiempos, maquillándolo de verde. Los conceptos como colapso, emergencia climática, calentamiento global entre muchas otras ya son parte de su discurso y de sus agendas ejecutivas. Pero solo como discurso pues sus acciones van totalmente en sentido contrario. No se acercan en lo más mínimo a las necesidades de la naturaleza y/o las comunidades vulneradas.

En estos días estamos ante una nueva forma de negacionismo mucho más peligroso, pues ya no niega el cambio climático, al contrario, son los primeros en reconocerlo, en bombardear a lxs ciudadanxs con textos, imágenes, información, una saturación de información donde nos dicen que el fin esta cerca, que todxs sin excepción somos culpables. Este nuevo negacionismo es la fase más reciente del sistema para continuar con su dominio hegemónico donde niegan las verdaderas soluciones a la crisis con lo que no permiten la búsqueda de medidas de adaptación tan necesarias.

Este nuevo negacionismo nos vende la idea de que podemos mantener el modelo de producción-consumo, solo tenemos que dejar los combustibles fósiles y todo se arreglara mágicamente. Nos dicen que apostemos por el coche eléctrico como la solución a las emisiones del transporte, pero que mantengamos el mismo nivel de tráfico (y de tránsito) actual, el cual es insostenible. También nos venden la idea de cambiar al uso de energías renovables sin modificar la forma de producción, es decir privatizando territorios, desplazando comunidades para instalar megaproyectos de parques eólicos y granjas solares que mantienen la pérdida de ecosistemas mientras construyen más zonas de sacrificio. Cambian las plataformas petroleras y las refinerías por más minería y actividad industrial.

El nuevo negacionismo o los nuevos argumentos de sus artífices son la base del sistema para sus planes de control, para mantener su hegemonía. Se han pintado de verde y han encontrado en sus antes enemigos -ONGs, activistas, académicos…- a sus mejores aliados obstaculizando cualquier acción colectiva y comunitaria. El nuevo negacionismo ya no tiene a Trump como figura central, ahora crea personajes que podemos admirar, sentirnos representadxs en ellxs. Esto lo hace más peligroso, pues el nuevo discurso nos hace afines a ellos a sus planes, con lo que las resistencias pierden fuerza, así como cualquier intento de organizarse contra lo que se nos viene encima.

Desde la rebelión contra el Elisyum

Julio 2021.

Jorge Tadeo Vargas. escritor, ensayista, activista, anarquista, panadero casero, adicto al vino tinto, el café, el té y lo que él considera buena música. Coordinador no oficial de LIDECS.