Isabel Dorado Auz
Se ha vuelto costumbre que el Consejo General de Delegados tome acuerdos sin considerar la opinión de las delegaciones a las que dicen representar. Sin embargo, esa dirección sindical pretende impulsar la democratización de la Universidad de Sonora, sin reparar en la democratización de la vida sindical.
Es común, por ejemplo, que el Comité Ejecutivo establezca una agenda que somete al Consejo General de Delegados y que posteriormente impone a las delegaciones. Esto es, las delegaciones deberían tener la posibilidad de modificar esa agenda, pero regularmente se rechaza cualquier tipo de alteración, tal y como sucedió en la Asamblea de la Delegación de Matemáticas donde se negó, mediante votación, la posibilidad de discutir la democratización sindical y se sugirió mandar el tema a Asuntos Generales, a sabiendas que ese punto difícilmente se llega a abordar.
Otra más, el sindicato promueve una reforma a la Ley 4 y deja de lado otra propuesta que les hizo llegar el grupo Ciencia y Sociedad. Esto es, le da la espalda a un grupo de académicos y todo el respaldo al otro, a pesar de que ambos grupos tienen afiliados al STAUS. Luego entonces, ¿cómo impulsar la democratización de la UNISON y no ser democráticos sindicalmente?
Por si fuera poco, pretenden llevar a cabo una Consulta Virtual para preguntar si los afiliados desean elegir virtualmente a la “nueva” dirigencia sindical. Obviamente, si preguntas en forma virtual, la posibilidad de que gane esa propuesta es relativamente muy alta. Por qué no preguntar presencialmente, en urnas, lo mismo, por la sencilla razón de que las posibilidades de que se acuerde una votación presencial serían muy altas. El punto es que el Consejo General de Delegados ya aprobó, sin que se sometiera ese acuerdo a las Asambleas Delegacionales, la realización de la Consulta virtual, con lo que Barraza estaría asegurando mantenerse en el poder sindical otros dos años. Lo paradójico es que la mayoría de los profesores, si no es que todos, ya nos vacunamos y de que el regreso a clases presenciales es inminente. Queda clara la maña con la que se quiere llevar a cabo la imposición de otra dirigencia sindical.
De cumplirse los caprichos de Sergio Barraza, no tendrá necesidad de pedirle a la administración que le acarree votos. Solos y utilizando un algoritmo pueden hacer encajar lo que para ellos será una elección democrática. A menos de que los grupos internos no se presten a esta farsa y decidan no ser parte de ella. Hay que considerar que fue posible que millones de mexicanos votáramos en la jornada electoral de junio, este año, y en el STAUS se pretende negarnos esa posibilidad a solo dos mil afiliados, lo máximo que podríamos alcanzar de participación en el proceso de renovación sindical.
Esa es la triste realidad que tenemos que combatir. Enfrentar a la mafia del ISSSTESON requiere de verdaderos sindicalistas que no reciban línea cetemista desde el Consejo Sindical Permanente. Se requiere un sindicato fortalecido para que sea un verdadero contrapeso a las decisiones arbitrarias que ha venido imponiendo la administración universitaria ante la debilidad manifiesta de nuestro sindicato que ha refugiado en su seno a personajes que aman el hueso sindical.
El reto no es menor. Por lo mismo, se requiere elaborar y poner en práctica estrategias efectivas que nos permitan recuperar los años gloriosos de la actividad sindical, cuando las autoridades universitarias respetaban lo pactado y no había, en las revisiones, ese listado tan grande de violaciones al Contrato Colectivo, de las cuales no se resuelve ni el 10%.