Por: Isabel Dorado Auz

Decidí escribir sobre este tema, al escuchar una revelación que hizo el presidente en su rueda de prensa mañanera, dado que es fundamental la apertura de los medios para que haya una verdadera democracia en nuestro país y eso significa que el Pueblo tenga acceso a toda la información pertinente sobre el quehacer político para que tome las mejores decisiones.

López Obrador reveló que “Carmen Aristegui me concedía una entrevista cada seis meses”. Imaginen Ustedes, fieles lectores, que una de las mejores periodistas del país administraba de esa manera las entrevistas a un personaje que constituye la historia viviente de nuestro sistema político mexicano, que esperar de los otros periodistas que no tienen ese prestigio. Ahora bien, si eso le hacían al personaje más importante de la oposición, y ahora del gobierno vigente, que esperar del trato a otros personajes que no comulgan con los intereses de los grupos que han dominado la política de este país tras bambalinas.

El poder del dinero o el temor a las represalias es quizá la razón de fondo a ese comportamiento que experimentan la casi totalidad de los que tienen a cargo algún medio noticioso. Si bien, ha variado un poco ese comportamiento a raíz del triunfo de Andrés Manuel, en esencia se mantiene ese viejo esquema y solo unos cuantos personajes de la verdadera izquierda tienen acceso a esos medios noticiosos. Por lo mismo, podemos decir que estamos muy lejos de ejercer una democracia plena en nuestro país.

El presidente, en su ejercicio matutino, aporta al debate, pero también trata de imponer su visión sobre la forma “correcta” en que debe ejercerse el quehacer político. No ve mal, por ejemplo, que la elección de candidatos se lleve a cabo mediante el mecanismo de encuestas, lo cual ha llevado a un serio cuestionamiento del resultado que ha ofrecido este proceso en las “elecciones” internas de Morena, donde los grupos dirigentes son los directamente beneficiados y no hay piso parejo para los que se atreven a ser disidencia. Me queda claro, también, que desgraciadamente una elección universal siempre estará sujeta a la compra de votos. Recuerdo, por ejemplo, que en una ocasión un grupo del PRI me ofreció apoyo cuando me postulé para dirigir al PRD en el municipio, les pedí que únicamente no intervinieran y con eso estaba garantizado mi triunfo, al final decidieron apoyar a otro candidato.

La democracia plena la lograremos cuando se ejerza un verdadero periodismo. Pero para que eso ocurra, es importante que se privilegie el argumento, de quien quiera expresar algún posicionamiento político, y no se recurra a la descalificación directa del emisor, a menos de que no haya congruencia entre lo que se dice y el historial de vida del personaje. Esto viene a colación, porque personajes como Diego Fernández de Ceballos son buenos para exponer argumentos, pero al mismo tiempo son los responsables del grado de degradación al que han llevado al sistema político mexicano.

Una de las fortalezas del presidente es que los medios neoliberales le siguen dando voz a esos personajes desgastados y poco interés muestran en la gente honesta, que si la hay, que ha cuestionado las malas decisiones de López Obrador.