Extraído del Border Hub. Por Melva Frutos.
El periodista de Tijuana, Daniel Ángel Rubio invita a no olvidar el reporteo en la calle y tener contacto con los ciudadanos, sin dejar de lado la especialización en tecnología e investigación de datos.
Las herramientas electrónicas han traído múltiples beneficios al desarrollo del periodismo, sin embargo, Daniel Ángel Rubio destaca la importancia de que todo eso no reemplace salir a la calle a dar cobertura.
Estar de frente a los hechos cotidianos, hablar con las personas y cuestionar directamente a quienes están al frente de los gobiernos, son instrumentos básicos, sustanciales para el reportero de Tijuana.
“Procuro no dejar de ir a la calle a reportear. Yo creo que eso es básico, por mucho que nos ayudan los documentos y las herramientas digitales, hay que gastar siempre las suelas, hay que estar en la calle, caminar, estar en las conferencias”, declara.
Desde hace 13 años recorre esa zona metropolitana localizada en la frontera norte de México, lugar que lo vio nacer hace 36 años.
Es egresado de la carrera de Lengua y Literatura de Hispanoamérica. Su carrera periodística la ha forjado en la travesía, gastando suela, como él dice, cubriendo desde el gobierno local, hasta hechos de inseguridad que incluyen la sangrienta guerra entre cárteles.
Su generación sabe lo que es tener como única fuente la entrevista y consulta directa de un libro o un archivo de oficina pública, y luego transitar a los beneficios que otorga el internet.
Ha sido jefe de información de El Sol de Tijuana desde hace más de dos años, posición que le permite comparar que no es lo mismo leer solamente el material que llega de sus compañeros que cubrieron una conferencia o leer las notas publicadas en los medios, que estar en la conferencia.
“Donde se quedan esos datitos que hay que recolectar y que hay que guardar ahí en un botecito, porque sabes que en algún momento te van a hacer falta.
“Entonces, yo creo que no hay que perder también esa parte. Tiene uno que seguir entre las herramientas digitales y seguir en la calle. No puede uno abandonar eso, aunque los trabajos de coordinación a veces le exigen a uno mucho trabajo escritorio”, señala.
Es así que nació el artículo que el 18 de agosto de 2021 publicó en El Sol de Tijuana y el Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte (Border Hub), “En pandemia, Secretaría de Seguridad de Tijuana adquiere de todo, menos elementos de protección para policías”.
Daniel Ángel Rubio se quedó con ese “guardadito” de datos y declaraciones que fue recolectando cuando inició la pandemia, en donde policías de esa ciudad y sus familiares se quejaban de la precarización en su centro laboral, estando incluso algunos elementos hospitalizados por COVID-19, de los cuales, algunos fallecieron.
“Y las familias estuvieron haciendo cooperaciones, como ocurre normalmente cuando ocurre alguna tragedia, desgraciadamente, y entre esos contagios, un grupo de viudas va al Palacio Municipal a una reunión que tenían policías, que estaban exigiendo desde hace tiempo que les den la seguridad social que ya tienen por ley, porque el Congreso del Estado ya la aprobó, pero los municipios no han destinado recursos.
“Van estas mujeres, estas viudas, a hablar; era una reunión de solamente ex policías, pero lo hacen junto al palacio y baja la (entonces) alcaldesa, Karla Ruiz Macfarland, baja el secretario de Seguridad y ahí se da el primer encuentro, vamos a decirlo así, entre las viudas y las autoridades. Ahí tuve la oportunidad de hablar con algunas de ellas”, detalla.
Recuerda que fue precisamente en un taller que tomó cuando daba inicio la pandemia en donde le recomendaron ser muy observador con las compras de los gobiernos, pues la emergencia sanitaria sería aprovechada para adjudicaciones directas irregulares.
“Con eso en mente y con el tema de los policías empecé a revisar las compras del Ayuntamiento, en general todas las compras del Gobierno de la ciudad.
“Empecé a descargar todos los contratos y me di cuenta de que la Secretaría de Seguridad era la que había firmado más contratos después de Comunicación Social y empecé a googlear algunos de los productos que habían comprado. Lo primero que encontré fueron las botas, ése fue el primer elemento que encontré, las botas para policías que la empresa las tenía en mil 400 y vi que las habían comprado por más de 2 mil pesos aquí”, comenta el también corresponsal de La Silla Rota.
En su reportaje, da a conocer cómo fue que los policías municipales de Tijuana sobrevivieron al coronavirus con insumos donados, o que compraron o fabricaron ellos mismos, porque el municipio no compró nada para protegerlos.
Mientras, la Secretaría de Seguridad aprovechó la alerta sanitaria para entregar discrecionalmente millones de pesos sin licitación a empresas locales y de otros estados con antecedentes de ventas a sobre precio, espionaje y acusaciones de favoritismo desde oficinas gubernamentales.
De acuerdo con la revisión que el periodista hizo a los contratos publicados en la Plataforma Nacional de Transparencia, pudo constatar que la Secretaría de Seguridad no destinó recursos para comprar insumos de protección para sus policías, pero sí compró botas, uniformes, tabletas electrónicas, equipos tecnológicos y hasta un Jeep blindado para el secretario, todo a sobreprecio.
En sus descubrimientos encontró con que empresas establecidas en otros estados, entre ellos Puebla, fueron favorecidas con contratos millonarios y los productos adquiridos a éstas estaban a sobreprecio.
Es importante destacar que, en esta parte de la investigación, Daniel Ángel Rubio contó con la colaboración del periodista de Puebla, Ernesto Aroche y el equipo del medio de comunicación Lado B, que ayudaron a indagar a dos empresas de esa entidad.
Daniel Ángel Rubio estuvo en el periódico Frontera, colaboró por seis años en Tijuanapress, fue reportero en Newsweek; en radio ha sido reportero y conductor y desde hace nueve años trabaja para El Sol.
Ha aprendido que su trabajo no tiene horario y que, si su turno terminó, es buen momento para hacer investigación.
“Por las tardes, por la noche, cuando ya te desocupaste un poquito de la tarea diaria, es cuando a veces hay que dedicarle un poco más a esto e ir avanzando poco a poquito.
“Realmente ya no me siento en un trabajo sin horario, simplemente siento que ya es parte de mi rutina diaria y como muchos reporteros vimos y vemos la ciudad, el país, desde la óptica del periodista, ya eso es imposible de quitar, no nos quitamos ese uniforme”, explica.
En 2020 obtuvo el primer lugar del Premio del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, junto a la periodista, Elizabeth Rosales, por la investigación “Maquiladoras transnacionales ahorran a costa de vidas mexicanas”.
En el mismo certamen, él y Vicente Calderón recibieron una mención honorífica por la investigación “Tijuana, zona libre para el narcomenudeo”.
Sugiere que, para la elaboración de un reportaje, es indispensable no perder de vista los datos “que brincan” en conferencias de prensa o entrevistas y que la premura no permite ir más allá en ese momento.
Invita a guardar los archivos que contengan información que más adelante pueden servir para una investigación a fondo.
“Cuidar esos documentos, organizarlos. Yo creo que ése ha sido otro de los retos, también, a los que yo me he enfrentado, tener que organizarme, tener que organizar mis documentos, mis entrevistas, saber dónde tengo cada cosa”, agrega.
Afirma que el periodismo de investigación es un conjunto balanceado de habilidades que incluye el “no perder el olfato” y el uso de las herramientas digitales, pero todo parte de la decisión de no caer en la rutina y tener la intención de ir al fondo de los temas.
“No hay que dejar que se nos muera esa intuición, ese olfato que a veces se nos puede apagar por la presión del día a día, y entonces, pues, ‘ya saqué la nota’, y entonces empezamos a caer en una rutina que no nos ayuda a nosotros, que yo creo que nos desmotiva mucho y que hace que mucha gente se vaya, porque se ven maquilando notas nada más”.
Es sustancial, asegura, que en una redacción los reporteros trabajen los temas que les gustan e invitarles a la investigación, más allá de la imposición de la agenda.
“(Preguntarles) traes evento, traes algún tema que quieres trabajar esta semana; porque eso le da a uno más comodidad para trabajar, a todos y si es algo que te interesa lo vas a buscar”, sugiere.
Empleando sus propias recomendaciones, Daniel Ángel Rubio no se ha detenido en la actualización de sus conocimientos. Participa en cuanto taller o curso se le invita. Poco a poco se ha inmiscuido en el tema de transparencia, y con mucha constancia, ha avanzado en la creación de sus propias bases de datos con esa información que asegura, debe atesorar.