Extraído del Border Hub. Por Melva Frutos.
Como periodista de una cadena internacional de televisión, Maricruz Gutiérrez Villarreal recorre carreteras y durante días o semanas reportea en ciudades de la frontera usando el poder que dan las cámaras y micrófonos para crear eco en quienes tienen la autoridad de tender puentes a quienes lo necesitan.
Tiene un amplio conocimiento de las políticas migratorias y su aplicación en ambos países. Por trabajar para un medio internacional en español cuya sede está en Miami, es un fundamental cubrir la migración.
“La crisis se ha registrado en la frontera entre México y Estados Unidos fue provocada en el gobierno de (el ex presidente de Estado Unidos) Donald Trump. Mucha gente de centro y Sudamérica, incluso de otros países, se fueron hacia la frontera con Estados Unidos y se creó una especie de crisis migratoria que ha afectado en el tema humano a la gente que viene de otros países”, explica la periodista con 35 años en el medio.
El programa de “Quédate en México” ha sido contraproducente para la mayoría de quienes migran a la frontera buscando asilo político en Estados Unidos, afirma, porque antes tenían la posibilidad de tener una resolución rápida, mientras que ahora son obligados a permanecer en México.
“En unas condiciones realmente infrahumanas, viviendo en la calle. No hay las condiciones”, advierte.
Una trayectoria intensa
Empezó su carrera profesional en el que fuera El Diario de Monterrey, ahora llamado Milenio, recién egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Después estuvo en el periódico El Porvenir y se retiró por algún tiempo para emprender una agencia de comunicación y marketing.
Retomó su trabajo periodístico algunos años después y fue cuando hizo su debut en televisión trabajando para varias cadenas, como Estrella TV, Univisión y desde hace 14 años en Telemundo, en donde además está de forma exclusiva desde hace 3 años.
También ha colaborado con las agencias France Press y Reuters y trabajó en Canal 28 como reportera, conductora y coordinadora editorial.
“Empiezo cubriendo todos los temas internacionales y, principalmente, los temas de violencia que se generaban en el norte de la república y los temas de migración. Ya posteriormente empiezo a trabajar algo de temas de deportes y espectáculos, pero siempre dándole un enfoque principal a los temas internacionales”, explica.
Los últimos años ha reporteado cómo es que las personas migrantes viven en las calles o hacinados en albergues al aire libre, en las ciudades de la franja fronteriza, como Reynosa, Matamoros o Piedras Negras.
Maricruz Gutiérrez y el camarógrafo que siempre la acompaña, Jorge Soto, dieron la primicia cuando llegaron más de 12 mil personas procedentes de Haití a Ciudad Acuña. No había nadie más reporteando el tema en el lugar.
Revelaron cómo cientos de personas iban y venían del lado mexicano al lado norteamericano cruzando el río, nadando o caminando para comprar alimentos.
“Posteriormente, llegan periodistas de todo el mundo. De Europa, de Asia de África y no eran corresponsales que estaban aquí en México, era gente que la enviaban desde sus países porque vieron la cobertura que nosotros hicimos y se dan cuenta de que es algo que está creciendo”, comenta.
Afirma que, como periodista, fue gratificante marcar una pauta de antes y después de una cobertura periodística, que, además, acrecentó el reconocimiento a su trabajo con Telemundo.
Independientemente del mérito periodístico, prepondera aportar positivamente a la vida de las personas que están en una situación tan vulnerable, como es la migración.
Cada historia deja una huella en la reportera regiomontana. Como la de una madre que dejó a sus hijas pequeñas en la frontera norteamericana esperando que fueran encontradas por la Patrulla Fronteriza.
“Nos mandan a Piedras Negras, a Acuña y nos dicen ‘busquen a la mamá de estas niñas’. Teníamos solamente una fotografía. Obviamente es como buscar una aguja en un pajar”, añade.
Tuvieron que hacer un segundo viaje para lograr dar con la madre de familia. Esa entrevista le dio la vuelta al mundo.
La mujer le tomó mucha confianza, recuerda la reportera, y cuando llegó otro periodista extranjero a pedirle una entrevista, la señora hizo un gesto a Maricruz, como pidiéndole permiso.
Sabía que no le correspondía decidirlo y aunque pretendía tener la exclusiva, dejó de lado el ego profesional y le sugirió hablar con su colega para así tener una proyección más amplia y llegar a las autoridades de Estados Unidos.
“Entonces, estás en una disyuntiva como periodista, me quedo con la exclusiva cien por ciento, o como ser humano, le digo ‘dale la entrevista’.
“Y decidí decirle que diera la entrevista porque sabía que era lo que iba a ser más benéfico para su trámite con sus niñas, que finalmente se reunieron en Estados Unidos y le dieron el asilo político, gracias a la cobertura que hicimos”, afirma.
Ser periodista cuando se desborda la violencia
Desde hace más de diez años la historia la ha llevado a cubrir los eventos neurálgicos y violentos.
“Es difícil como mujer, como periodista, como ser humano, enfrentarte siempre al dolor y a esas imágenes tan impactantes, pero, no sabe una en qué momento te vas involucrando tanto y ya lo estás viendo, si no como una normalidad, como algo que tienes que enfrentar día a día como periodista. Son temas muy difíciles”, relata la periodista regiomontana.
Su vida transcurre entre alertas y cambios de agenda. Siempre reporteando en primera línea, y muchas veces, transmitiendo antes que otros medios, como cuando se suscitó el incendio al Casino Royale en Monterrey.
“Eso sin duda fue algo que marcó mi vida y yo creo que la de muchos periodistas en aquel entonces”.
El 25 de agosto del 2011, integrantes de un grupo criminal incendiaron el centro de apuestas alrededor de las 3:30 de la tarde. Ella y el camarógrafo Antonio Vázquez se encontraban haciendo unas tomas muy cerca, en el Obispado, cuando les avisaron del siniestro.
Fueron los primeros en llegar. Ni siquiera los cuerpos de auxilio habían arribado. Pudieron captar imágenes muy tristes, que nunca antes habían presenciado.
“De la desesperación, del dolor, de la incertidumbre de todas las familias y de toda la gente que iba saliendo desconcertada y sin saber qué es lo que estaba pasando. Yo creo que ese es un punto importante que marca mi vida como periodista”, describe la reportera, que en ese momento enviaba información a Telemundo, Univisión y Estrella TV.
Ante la magnitud de la situación, el camarógrafo, Leobardo Sandoval se sumó a su equipo.
Fueron testigos presenciales de cuando se quebró el cristal de una ventana y el humo empezó a salir. También de cuando las primeras personas escaparon del infierno que envolvía el interior. Entendieron que el resultado no iba a ser positivo.
Se enfrentó a lo que muchos periodistas en algún momento de su carrera, tener la entereza y respeto para entrevistar a quienes están pasando por una consternación de ese nivel.
“Y empieza a salir la gente y dices, ‘¿qué les digo? ¿les digo que no se preocupen, que sus familiares, que se quedaron adentro van a salir con vida?’ ¿o les hablas con la realidad?
“Entonces, pues lo único que les dice uno, les dices una palabra de fortaleza. Si creen en Dios, les dices que confíen en que todo va a salir bien”, recuerda.
Durante muchos años las coberturas se tornaron muy peligrosas, dice. Los periodistas estaban muy vulnerables y tuvieron que aplicar tácticas de protección ideadas por ellos mismos.
“Para poder protegernos entre nosotros mismos, para poder hacer ese tipo de coberturas. Siendo mujer en ese entonces, pues con mayor razón. A lo mejor ahorita hay un poquito más de apertura, pero en esos tiempos era bastante complicado”.
La violencia escaló y por aquellos años nadie capacitaba a los reporteros a enfrentarlo. Explica que no se acostumbraron a ver la crudeza de la violencia, pero sí se adaptaron a trabajar en ese ambiente.
“Primero, eran algunos balaceados, posteriormente fueron incrementándose los niveles de violencia en Nuevo León y ya iba siendo más aterrador, más impactantes todos los hechos, cuando colgaban a las personas en los puentes, cuándo mataban mujeres, recordemos a ‘la pelirroja’; temas muy complicados que sin duda si nos impactaban”, analiza.
Otro evento que asegura se grabó en su carrera profesional, fue la masacre en el Penal Topo Chico acontecida el 10 de febrero de 2016, en donde 49 presos fueron asesinados.
Aún tiene presente el dolor de las familias que gritaban afuera del centro penitenciario, desesperadas por saber el estado de su familiar interno.
“Los gritos que se escuchaban. Todo eso sí te marca como profesional”.
Las historias de Maricruz Gutiérrez pueden ser contadas en menos de dos minutos como lo requiere el formato televisivo, sin embargo, advierte que mientras lo hace con veracidad y respeto, pueden ser el impulso que provoque un cambio.
Después de tantos años, los instrumentos principales que Maricruz Gutiérrez utiliza en cualquier ciudad desde donde reporta, son “mucha pasión y mucha entrega”.