..Qué sucede con las jóvenes que digamos, están en posibilidad de participar en política, en algún cargo de elección popular, ¿Dónde están?  Es una pregunta que me he hecho en diversos momentos, y un aspecto que otras mujeres que participan en el espacio público me han compartido también. Si bien es necesaria la participación de las mujeres de manera amplia y en todas las edades, quiero destacar en este caso la importancia de los aportes de las jóvenes en este campo, el campo del quehacer público.


Por Wendy Briceño Zuloaga.

¿Qué tanto participan en política las jóvenes en México y en Sonora? Cuando hablo de jóvenes, me refiero a las mujeres de menos de 30 años, sin pretender excluir o señalar que después de los 30 no se es joven; por supuesto que se es y sobre todo con la manera en la que actualmente evolucionamos en cuanto a esperanza de vida, cambio en las mentalidades, en los hábitos y otros aspectos. Pero me interesa ubicar particularmente a mujeres que aún están en los veintitantos años.

Me refiero entonces a mujeres que o bien continúan en la universidad, o están iniciando su carrera profesional o, en algunos casos, iniciando una vida matrimonial, planeando hijos-as, etcétera. Por supuesto, que hay que mencionar a otro amplio porcentaje de mujeres que no pudieron estudiar y que desde muy pequeñas iniciaron en algún trabajo para apoyar al soporte de la familia o fueron designadas a realizar las labores domésticas en su casa.

Pero qué sucede con las jóvenes que digamos, están en posibilidad de participar en política, en algún cargo de elección popular, ¿dónde están?

Es una pregunta que me he hecho en diversos momentos, y un aspecto que otras mujeres que participan en el espacio público me han compartido también. Si bien es necesaria la participación de las mujeres de manera amplia y en todas las edades, quiero destacar en este caso la importancia de los aportes de las jóvenes en este campo, el campo del quehacer público.

Tampoco quiero excluir a los hombres jóvenes, en otro artículo me referiré en lo particular a ellos, pero es más sencillo que participen, por la manera en la que los hombres realizan redes para invitar a otros hombres a participar: así acompañan al candidato, al diputado, al gobernador, a los diversos actores. De hecho precisamente ese es uno de los puntos, cómo el espacio de la política formal o política partidista se ha visto como un espacio de varones y en ese sentido lejano a las mujeres.

Observo, por ejemplo, a algunas políticas jóvenes muy exitosas, que incluso están transformando la visión y el quehacer, como la chilena Camila Vallejo, quien empezó como líder estudiantil; veo también una destacada participación de la legisladora de Morena, Luisa María Alcalde, una de las diputadas más jóvenes que tenemos; pero la participación de mujeres de esta edad ha sido más excepción que la regla.

Para darnos una idea, la media de edad de las legisladoras federales es de 47 años. Y es interesante porque esta edad permite plantear algunas hipótesis en relación con los roles de género: los papeles que asumimos en la sociedad mujeres y hombres.

Las mujeres siguen siendo las responsables en el porcentaje más alto de la crianza y cuidado de hijos-as, también de las labores domésticas, entonces: al decidir casarse, formar una familia dan prioridad por ejemplo a su papel de madres. A la par, también son proveedoras, por lo que buscan trabajo fuera del hogar. Eso posterga en algunos casos otro tipo de decisiones, por ello hay mujeres políticas que refieren que sus hijos-as son grandes en edad, estudiantes o incluso ya conformaron su propia familia.

Otro aspecto que puede ser un desincentivo es la carga negativa que tiene el ejercicio de la política en la mentalidad de la gente. Los políticos han caído en descrédito y eso implica que la gente quiera involucrarse lo menos con partidos políticos; a la par, el propio ejercicio de ser mujeres políticas o públicas es un reto.

Para el hombre, ser “público”, significa que ha participado en cargos, en espacios de responsabilidad; en el caso de la mujer, ser “pública” tiene connotaciones negativas, aunque se refiera al mismo ejercicio del trabajo de todos-as y para todos-as, el del servicio público.

Hay mujeres que inician jóvenes por provenir de familias de políticos, pero no es lo que sucede con la mayoría. La mayoría ve cuesta arriba su participación en política, y aquí hay que cuestionar a los partidos y cómo han querido utilizar a las mujeres en todos estos años. Es verdad que se reformó la Ley Electoral y eso implica una participación igualitaria de mujeres y hombres, por lo que habrá que observar que esto se cumpla.

Entonces que estamos haciendo para involucrar a más mujeres, ¿qué estamos haciendo para detonar una mayor participación de mujeres? Qué implica que las mujeres participen: implica no sólo el cumplir con un derecho, sino aportar nuevas visiones a la política. Implica retar las visiones cínicas, por visiones frescas y honestas. No digo que las mujeres sólo por el hecho de serlo seamos más honestas que los hombres, pero es necesario que contemos urgentemente con los espacios para empezar a escribir nuevas historias.

Y es necesario que las jóvenes participen también en nuevos partidos, en partidos distintos, porque los mayoritarios, llámense PAN y PRI, ofrecen visiones limitadas; en los mayoritarios las cúpulas son de hombres y ellos determinan: son pactos de hombres, incluso muchas mujeres candidatas están sometidas a pactos previos, a acuerdos políticos que poco les permitirá movilizarse en la toma de decisiones.

Por ello reitero, urgen nuevas visiones en la política. Jóvenes mujeres y hombres: es hora de entrarle, no con las fórmulas de siempre, sino con atrevimiento y con ganas de cambiar a México.

Hasta pronto.
Búscame en facebook Wendy Briceño Zuloaga y tuitter, @wzuloag
Escríbeme: celta110@hotmail.com