Isabel Dorado Auz

Después del apretado triunfo de Gustavo Petro en ese país Sudamericano, se puede pensar que grandes cambios se avecinan y tendrán que ser graduales acordes al discurso del presidente electo.

Petro dice que hay que dejar atrás odios si se quiere construir una sola Colombia, donde el cambio no debe ser producto de venganzas, pero si debe desterrarse el sectarismo. No será fácil en ese país donde se ha vivido una larga lucha de confrontación entre quienes son los privilegiados, apoyados por los Estados Unidos, y quienes buscan una mayor igualdad social. Significaría superar cinco siglos de resistencia, en palabras del presidente electo, para pasar a ser gobierno, el primero de izquierda en esa gran nación.

Uno de los primeros retos será liberar a todos los jóvenes que son presos políticos del actual régimen y constituye la primera petición de Petro para antes de que asuma el poder político. Es posible que no le hagan caso y, como ocurre en México, el aparato de justicia, reclamando autonomía, pretenda continuar protegiendo los excesos cometidos por la derecha colombiana. Personeros del poder judicial que no han sido electos por el Pueblo y que responden más a los intereses de los potentados.

Habla Petro de un Gobierno de la vida que necesariamente requiere de un proceso de paz. La apuesta es el Diálogo con todos los actores políticos, asegurando que no habrá persecución política. Va más allá, quien se dice de izquierda, propone desarrollar el capitalismo de Colombia. Esto es, no quiere conflictuarse, en ese terreno, con Estados Unidos y prefirió hablar de que se requiere superar una etapa previa, el feudalismo imperante en Colombia. Algo así como una administración que garantice una mayor igualdad social, donde se dé prioridad a la producción sobre la base del conocimiento y del reencuentro con la naturaleza.

Aunque se cuidó de no ser extremista en su discurso, si se atrevió a mandar algunos mensajes muy claros. Señaló que no debe haber exclusiones cuando se reúnan los líderes políticos del continente americano. Que hay que defender la vida y, por ello, hay que comprometerse seriamente en la lucha en contra de la contaminación generada por los países industrializados, haciendo una referencia muy clara a la gran potencia del continente, Estados Unidos.

Se puso de ejemplo, como exintegrante de la guerrilla del M-19, y a su compañera de fórmula Francia Márquez, afroamericana y líder social desplazada, como el mejor ejemplo para promover la unidad nacional. Dejar a un lado los intereses particulares y construir, mediante el diálogo, una sola Colombia. El 7 de agosto, día en que toma posesión como presidente, empezará a vislumbrarse el futuro que le depara al Pueblo colombiano. Gustavo Petro contará con el apoyo de varios liderazgos de izquierda, pero el gran reto será lograr esa paz social que tanto anhela.