Por Isabel Dorado Auz

Las campañas de odio son la forma más fácil de evitar comprometerse con alternativas de solución a las distintas problemáticas que enfrentamos como país.

Siempre será más fácil señalar al contrincante de inepto que aportar ideas que nos conduzcan a construir un mejor país. Ese enfrentamiento estéril lo único que provoca es apatía política y, en consecuencia, una profundización de los problemas que nos aquejan.

En los tiempos de Fox, se habló del Prozac; con Calderón, de su adicción al alcohol; con Peña Nieto su clara ignorancia y ahora con Andrés Manuel, empiezan a tacharlo de loco. Uno se pregunta, ¿dónde están las propuestas?

¿Qué piensan hacer en el tema educativo?, ¿están de acuerdo en que la educación que imparte el estado sea gratuita en todos sus niveles académicos?, ¿creen que sea necesario mantener las burocracias doradas en las instituciones de educación superior?

¿Los sueldos de los ministros de la Suprema Corte de Justicia y de los consejeros del INE deberán mantenerse a esos niveles insultantes cuando persiste una gran mayoría de mexicanos en pobreza y pobreza extrema?, ¿será posible disminuir el número de diputados y senadores y replantear el presupuesto a los partidos políticos?

Si la opción no es el sistema neoliberal, entonces, ¿cuál es la alternativa? México que tipo de sistema debe implementar ¿capitalismo, socialismo, tercera vía?, ¿Cuándo empezarán “nuestros” políticos a orientarnos al respecto?

¿Cómo revertirán el déficit de áreas verdes en Hermosillo? ¿Cómo solucionarán el problema de los baches?, ¿qué solución le darán al problema del transporte urbano?, ¿van a legalizar las drogas?, etc

Demasiadas preguntas por responder. Mientras tanto, siguen las ofensas desde un bando hacia el otro y viceversa. Chairos contra Fifís, intelectuales orgánicos contra la 4T, sobresalen los insultos y desaparecen las propuestas. Ante el cansancio, el poder ciudadano emerge como alternativa, pero aún está en pañales. Pequeñas victorias, que parecen grandes logros dado que hay un enfrentamiento con las élites del poder, con las que eventualmente se negocia algún avance en ciertos temas.

Esta semana, partió una delegación del movimiento Aquí NO rumbo a la embajada de Alemania en la Ciudad de México para denunciar todas las irregularidades en torno a la pretensión del gobierno federal de favorecer la instalación de una planta de amoniaco en la bahía de Ohuira. Visitarán también el Congreso de la Unión esperando ser escuchados.

Por acá, en Hermosillo, un grupo de ambientalistas buscarán reunirse con autoridades del Ayuntamiento este martes 22 de noviembre para que les aclaren que es lo que se pretende hacer alrededor del Bosque de la Alegría, primer bosque urbano de la capital y que está en riesgo de ser impactado negativamente por unas obras que se están realizando en estos días.

Eso que apenas empieza puede ser la alternativa y los “políticos” de hoy ni por enterados se dan. La organización desde abajo, sin tutelas políticas, empieza a verse como una esperanza hacia el futuro y como la mejor alternativa a esta guerra de lodo que hoy vemos como espectáculo cotidiano.

Imagen principal: elsoldemexico.com.mx