Por Alejandro Valenzuela – VICAM SWITCH
El argumento principal para reformar al INE es su “tremendo gasto”. Digamos de entrada que el INE se gastará casi 25 mil millones de pesos en 2023. ¿Es mucho o es poco? Desde luego que es mucho, pero pongámoslo en perspectiva, sobre todo porque 15 mil millones de los 25, son para los partidos y la organización de elecciones y consultas.
El gobierno federal se gastará en 2023 unos 8.3 billones de pesos. Esa cantidad es como si ahora en diciembre nos dieran un bono de 64 mil pesos a cada mexicano (incluyendo a los bebés).
En México hay muchas cosas que reducir o desaparecer (las cámaras y el financiamiento a los partidos, por ejemplo), pero empecemos por lo más caro, para que nos tomen en serio. Empecemos por la PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA (incluyendo sus secretarías y organismos) porque el año que viene, según el presupuesto publicado por el mismo gobierno, se gastará casi 2 billones de pesos (15 mil pesos por cada mexicano). Para ser justo, dividiré esos gastos en tres renglones:
Los PRIORITARIOS, como el de la SEP, Salud y Bienestar (aunque el único que da resultados es Bienestar, que da las pensiones a los viejos mayores de 65 años), que se gastarán poco más un billón pesos (8 mil pesos por cada mexicano).
Los GASTOS INÚTILES, como los del Ejército, la Marina y Protección Ciudadana, que no se les ven resultados por ningún lado, pero que se echarán a la bolsa un poquito más de 253 mil millones de pesos (2 mil pesos por cada mexicano).
LOS GASTOS BUROCRÁTICOS Y DE FUNCIONAMIENTO (salarios de altos y bajos funcionarios, mítines y acarreos, marchas e informes, campañas que no son campañas de los candidatos que no son candidatos… Todo eso suma 646 mil millones de pesos (5 mil pesos por mexicano).
En conclusión, hay tela de donde cortar: de cada 100 pesos del presupuesto federal, el INE se gastará 30 centavos y la presidencia de la república 23 pesos. Eso significa que por cada peso que se gaste el INE, la presidencia se gastará 77, de los cuales 10 son para gastos en “seguridad”. ¡Ahí nomás!
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