El fantasma de la huelga ronda de nuevo en la universidad de Sonora en este 2015, parece que nos encontramos nuevamente con el guión de una vieja película que ya nos tiene cansados y que sin embargo nos obligan a verla de nuevo una vez más.

Como cada año el Sindicato de trabajadores académicos (STAUS) tiene su revisión (en este caso es contractual, es decir, implica la revisión de las cláusulas contempladas en el Contrato Colectivo de Trabajo).

El Sindicato de Trabajadores y Empleados (STEUS) realiza negociaciones con las autoridades administrativas de la Universidad de Sonora.

A pesar de que cada año se realizan negociaciones entre los sindicatos universitarios y los representantes de las autoridades administrativas, parece ser que no se ha generado algún aprendizaje por parte de éstas últimas.

En contra de lo que algunas partes con intereses oscuros en este proceso, los trabajadores no deseamos la huelga, lo único que pedimos es respeto a nuestros derechos laborales individuales y colectivos.

La huelga es nuestro último recurso ante la cerrazón de las autoridades universitarias que no contribuyen a crear acuerdos entre ambas partes que eviten el estallido de la huelga ya que se presentan a las reuniones de la Comisión Negociadora con una actitud de rechazo a las peticiones sindicales y de cerrazón al diálogo.
Debido a ellos existen bastantes posibilidades de que estalle la huelga en la Universidad de Sonora por parte del STAUS. Lo que está en juego no es cualquier cosa, por un lado tenemos que más de 800 académicos sindicalizados nos encontramos en condiciones de solicitar nuestra jubilación, pero no lo hemos hecho porque en las condiciones actuales jubilarse implica aceptar que nos reduzcan en un 40% nuestros ingresos.

Esto ha generado como resultado que centenares de maestros sigan laborando más allá de sus capacidades físicas o con problemas de salud, al grado de que se han registrado casos de profesores que han fallecido en el salón de clases enfrente de sus alumnos.

Por ese motivo una de las demandas en las que se pretende mantener una firmeza es en la jubilación al 100% de nuestro sueldo. A pesar de que se han hecho propuestas para aumentar el número de jubilados, es poco el avance que hay al respecto.

Si los académicos que ocupamos plazas de tiempo completo y gozamos de las prestaciones contempladas en el CCT, nos encontramos enfrentando la incertidumbre de lograr una jubilación digna, tenemos por otro lado a 600 académicos universitarios que no tienen seguridad en ser contratados el semestre próximo por estar bajo el régimen de contratación determinada, es decir, son profesores de horas sueltas.

Este problema está ligado directamente con el de la jubilación, el sentido común nos dice que el profesor que está en condiciones de jubilarse, se retire a descansar después de más de tres décadas de laborar, desocupando su plaza, la cual debería someterse a concurso para ser ocupada por alguno de los cientos de profesores de horas sueltas que tienen muchos años esperando una oportunidad de ese tipo.

Lamentablemente sucede que los que estamos en condiciones de jubilarnos no lo hacemos para no aceptar la reducción del 40% de nuestros ingresos y por lo tanto, los profesores de horas sueltas siguen semestre tras semestre en la incertidumbre de no saber si serán contratados de nuevo.

Lamentablemente cuando se ha desocupado una plaza de tiempo completo por fallecimiento o renuncia de algún académico, las autoridades no han sometido a concurso esa plaza y lo que han hecho es fraccionar la carga académica para contratar maestros de horas sueltas.

Mantener una gran cantidad de profesores con el régimen de horas sueltas atenta contra la excelencia académica en la medida de que los profesores sin estabilidad laboral se ven obligados a dar unas materias en este semestre y otras diferentes en el próximo, perjudicando así el derecho de los estudiantes de recibir educación de calidad.

En estas condiciones y ante la actitud de cerrazón de las autoridades administrativas de la Universidad de Sonora, las posibilidades de que estalle la huelga se han incrementado en forma considerable en esta revisión del 2015.

Los maestros universitarios coincidimos con los estudiantes en el deseo de no querer que estalle la huelga en esta ocasión. Los maestros no somos enemigos de los estudiantes, al contrario somos sus aliados en la búsqueda de mejoras en la educación superior.

Lamentablemente una vez más nuestra organización sindical se ve en la necesidad de contemplar este último recurso para la defensa de nuestros derechos laborales.

Todavía no se ha dicho la última palabra en este proceso, esperamos que como en otros años, las autoridades universitarias hagan propuestas de última hora para destrabar el conflicto. Sin embargo, la experiencia nos dice que no debemos estar muy confiados en esta esperanza.

Invitamos a los estudiantes universitarios a estar atentos a las negociaciones de nuestra revisión contractual de este 2015, para no dejarse engañar acerca de quiénes son los que realmente provocan la huelga en la Universidad de Sonora.