Por Samantha Paéz @samantras
Recientemente colegas compartieron un artículo con el cual me dio el bajón: Alguien que cambie todo, donde se habla de la precarización del gremio en Argentina, pero bien podría hablar de cualquier país de América Latina. Victoria De Masi cuenta allí que no conoce un solo periodista con un único trabajo, la mayoría tienen tres. En mi caso no es distinto: mis colegas tienen múltiples chambas, como le decimos en México, algunas de ellas no se relacionan con el periodismo, son docentes, venden comida o productos de belleza. Así es esto, hay que sobrevivir.
Esta reflexión se cruzó con otra más, ¡para amolarla!, en las sesiones de formación de ¡Exprésate!, una iniciativa de la Fundación Internacional de las Mujeres en los Medios (IWMF, por sus siglas en inglés), la académica Aimeé Vega nos contaba de cómo las y los periodistas incurrimos en prácticas violentas en contra de las mujeres, de cómo las revictimizamos y las llenamos de estereotipos, del atraso que hay para que las mujeres sean presentadas como actoras de las noticias lejos de la figura de víctima.
Entonces me pregunté: ¿cómo en este contexto de precarización, que nos lleva a producir notas o información a máxima velocidad, podemos tener una cobertura ética?, ¿cómo hacer que los medios de comunicación locales, nacionales e internacionales paguen bien a quienes trabajamos de forma independiente por coberturas donde se respeten los derechos humanos? Y lo más importante, ¿la audiencia valora cuando respetamos los derechos humanos o sólo le interesa lo más llamativo, lo instantáneo?
De momento me vino de golpe la desesperanza, porque he experimentado esos momentos en donde no sabes si el dinero alcanzará para todos los gastos, donde cuentas y recuentas cada peso para saber si podrás pagar la renta. También he visto a decenas de periodistas cambiar de giro, trabajar mejor para gobierno o para partidos políticos con tal de tener un poco de estabilidad. ¿Están mal por buscar mejores condiciones para sus personas o sus familias? Definitivamente no, entonces ¿de quién es la culpa?
Creo que para responderme haré una diferencia: hay quienes están en los medios por dinero o poder, hay otros que consideramos la información un derecho y un bien público. Muchos de los dueños de medios piensan que el dinero está sobre la ética y los derechos humanos de las personas, así que pueden perfectamente culpar a una joven de su propio feminicidio o desaparición si hay alguien que pague por ello. Es así como en México algunos medios de comunicación negocian en lo oscurito su línea editorial, sin importar que quienes trabajan allí tengan un compromiso social, para los dueños -digo dueños porque son hombres quienes lideran las empresas más grandes de medios- es más fácil reemplazar a cualquier trabajadora o trabajador que plantearse otras formas de obtener recursos.
¿Es culpa, entonces, de los dueños de comunicación la precarización? Pienso que parcialmente, porque esto no existiría sin algún tipo de alianza con el Estado. Es decir, tanto a dueños de medios como al gobierno les conviene la precarización de las y los periodistas: unos pueden pagar poco y tener nula supervisión respecto a sus obligaciones patronales y los otros pueden colocar su verdad o sus datos en la agenda mediática.
La única posible salida que veo es que el Estado mexicano cumpla con sus compromisos de no discriminar ni permitir la violencia en contra de las mujeres, de tal forma que únicamente brinde contratos de publicidad a aquellos medios que respeten los derechos de las mujeres y garanticen que sus mensajes no las violentan, revictimizan o perpetúan estereotipos, como las propias Leyes de Igualdad y Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia indican.
En un mundo ideal los medios con coberturas más ética serían quienes tendrían más recursos, para así pagar mejor a sus equipos y brindar mejor información a sus audiencias. Esto resolvería muchos problemas, entre ellos la precarización y la falta de ética en los medios, sólo falta la voluntad política para llevarlo a cabo.
* Foto de portada: Imagen tomada de http://www.sociologianecesaria.com/
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