Días del Futuro Pasado 129
Jorge Tadeo Vargas.
A pesar de las lluvias de los últimos días, el frío que comienza a sentirse, no podemos olvidar que este año tuvo el verano más caluroso en toda la historia de la humanidad. Esto es un hecho incuestionable, al igual que la consecuencia directa para que ocurriera que es el cambio climático con uno de sus síntomas: el calentamiento global, mismo que estará presente -dicen los especialistas- los próximos años, haciendo -posiblemente- que el verano recién terminado sea el más frío que tendremos hacia el futuro. Aunque esto no es una predicción exacta, pues el clima siempre ha sido impredecible, a pesar de los modelos climáticos que intentan darnos una idea de lo que nos espera y si el clima ya era impredecible previo a la actividad antrópica, pues se complica aún más.
El escenario global pinta preocupante ante la crisis climática y no parece que estemos avanzando hacia soluciones reales que nos permitan adaptarnos a las nuevas condiciones que nos exige el cambio climático, al contrario, desde los gobiernos es más que claro que se busca exprimir al máximo este modelo de producción-consumo hasta que no dé más, socializando los costos con la naturaleza y las poblaciones humanas más vulneradas por el sistema y sus impactos. El mejor ejemplo de esto son los supuestos acuerdos que se dieron en la COP recién terminada, misma que como saben se llevó a cabo en la capital de los Emiratos Árabes Unidos, Dubái. Donde el gobierno fundamenta todo su poder en el petróleo, por lo cual no deja de ser irónico que esta cumbre se haya llevado a cabo en un país petrolero, el resultado final, solo podía ser el esperado.
Con más de cien mil personas asistiendo a esta conferencia de las partes, en las que se encuentran periodistas, activistas climáticos, funcionarios públicos de distintos países y miles de cabilderos por parte de las corporaciones transnacionales, Dubái tiene la cifra récord de participantes, además de llegar con un alto porcentaje de países que han fracasado en poner en marcha los Acuerdos de París, lo que significa que en materia de negociaciones seguimos con letra muerta por parte de las negociaciones para reducir la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y un gran avance con respecto a los Mercados de Carbono, lo que significa que hay un mayor posicionamiento de parte de las corporaciones transnacionales a la hora de negociar, logrando meter a los gobiernos cómplices en su lógica corporativista, criminal, que busca seguir aprovechando el modelo para su beneficio.
En esta COP, que es la veintiochoava que se lleva a cabo, por un lado los gobiernos se maquillan de verde, firmando un acuerdo para aumentar los proyectos de las mal llamadas energías limpias y/o renovables, donde claramente se busca beneficiar a las transnacionales energéticas dentro del “Green New Deal” aumentando los megaproyectos de este tipo, como lo es el Plan Sonora, que desde México se plantea como un proyecto “sustentable” cuando en realidad beneficiará a unos cuantos, fomentando aún más la minería y otras formas extractivas en Sonora, específicamente en la región fronteriza.
Por otro lado, el acuerdo más cacareado, es el de la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles que se divide en dos. Primero aquellos países, sobre todo aquellos que no son petroleros que han firmado la “Phase Out” donde se comprometen a dejar de golpe el uso de combustibles fósiles -cosa harto complicada y que no es del todo cierto- y aquellos que firmaron la “Phase Down” donde hablan de ir dejando la dependencia a este tipo de combustibles de forma gradual en los próximos años. La mayoría de los países adherente a la “Phase Down” son petroleros, económicamente dependen de este combustible y el discurso que arrojan como argumento es muy cercano a la industria por lo que se puede predecir que los próximos años habrá un embate mucho más agresivo para ocultar el cenit petrolero y los impactos que la extracción que se genera con esto en la naturaleza y las poblaciones humanas cercanas. Esto va más allá de la crisis climática, por lo que estamos ante una situación complicada dentro de la crisis socio-ecológica que vivimos actualmente. El tema de la transición energética pasa por ser un tema de seguridad nacional, pues para muchos países -México incluido- pensar desde el capitalismo en dejar de extraer petróleo es modificar gran parte de la economía nacional, lo cual es imposible pensarlo.
Una verdadera transición justa como lo pide el planeta en este momento no se va a dar desde este sistema, ni con maquillaje al modelo de producción-consumo, se tiene que ir más allá y pensar en acciones antisistémicas, anticapitalistas, que tengan enfoque ecosistémico como base de acción, en el apoyo mutuo y el cooperativismo.
Seguimos sin acuerdos vinculantes que sirvan tanto para las medidas de mitigación como de adaptación, al contrario, en cada reunión se fortalece aún más las acciones corporativistas que mantienen a este modelo de producción-consumo funcionando, incluso ya no busca pintarse totalmente de verde, solo maquillarse un poco –“Green New Deal”- que le permiten dar una cara amigable a las comunidades y los medios cómplices.
Es importante mencionar que como se ha venido dando en -al menos- los últimos catorce años, las organizaciones de la sociedad civil mantienen un discurso que suena igual cada año, criticando los Mercados de Carbono, hablando de Derechos Humanos, participando en foros alternativos pero que en nada logran incidir, por el simple motivo que ya no se busca detener las negociaciones y se plantea una denuncia desde lo políticamente posible, usando nuevos conceptos para esto; este año le tocó al “nuevo colonialismo” ser el concepto de moda para las ONGs y sus agencias de financiación. Lo triste es que pensar que hay una nueva forma de colonialismo es no entender que este nunca se acabó, sigue siendo la mejor forma de dominación del sistema de clases que ha ido mutando desde el feudalismo hasta este capitalismo tardío. El colonialismo se transformó de acuerdo con las necesidades del sistema y es lo que tenemos ahora, lo mismo pero disfrazado para aparentar que hay cambios en la forma de dominación.
Mientras que los efectos de la crisis climática siguen aumentando, la simulación de todos los actores en la COP no parece tener fin y las voces de los verdaderos afectados en este momento solo son escuchadas como parte de la banda sonora del financiamiento que permite al sistema mantenerse funcionando.
Diciembre, 2023
Desde algún lugar fuera de Elisyum
Jorge Tadeo Vargas; activista, escritor, traductor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir. A veces viaja a Mundodisco