Texto: Animal Político
Foto: Archivo Amapola Periodismo
“La soberanía alimentaria sin siembra de maíz transgénico” es una de las metas del siguiente sexenio. Para lograrlo, la administración de Claudia Sheinbaum planea fijar en la Constitución –mediante una de las reformas que integran el “Plan C”- la prohibición para sembrar y producir maíz transgénico para consumo humano.
En México hay más de 64 especies de maíz, pero existen dos variedades principales: blanco y amarillo. El primero se produce exclusivamente para el consumo humano, y lo podemos encontrar en las tortillas que comemos cada día. Mientras que el amarillo se destina al procesamiento industrial y a la alimentación animal.
El maíz transgénicoes un maíz al que se le inserta un gen, de otro organismo vivo, —comúnmente de una bacteria—, para que adquiera características que naturalmente no podría tener como tolerancia a la sequía o tolerancia a herbicidas como el glifosato.
Por ello, su siembra en el país es considerada por los especialistas como un riesgo, pues puede contaminar y modificar los genes de los maíces nativos existentes en México.
La reforma adherida al Plan C contempla prohibir la siembra del maíz blanco y amarrillo transgénico en suelo nacional, y permite unicamente la importación de maíz amarillo transgénico para consumo animal.
La postura es idéntica al decreto presidencial emitido en febrero de 2023 por Andrés Manuel López Obrador. Solo que en esta ocasión, pretende llevarlo a la Constitución.
“Todo el maíz blanco (de México) no es transgénico y va a seguir siendo no transgénico. La dieta de los mexicanos seguirá siendo derivado de maíz producido aquí en México”, dice en entrevista con El Sabueso Julio Berdegué, agrónomo mexicano y próximo secretario de Agricultura y Desarrollo Rural
“Tenemos 64 razas de maíces nativos, son nuestros ancestros… ese maíz criollo o nativo a nosotros nos interesa mucho ayudar con políticas públicas a que las comunidades lo sigan cosechando, produciendo y consumiendo”.
Riesgo de sembrar maíz transgénico en México
El riesgo de sembrar maíz transgénico, según especialistas consultados, consiste en que todavía se tiene un conocimiento muy limitado sobre las consecuencias de mezclarlo genéticamente con maíces criollos, ya que pueden existir variaciones en las especies, ocasionando pérdida de calidad y propiedades de manera irreparable.
“Algunos genetistas han encontrado que el gen que determina esa característica, ese sabor al pinole, tiene una frecuencia génica del 0.02%, es muy bajita, esa frecuencia génica dominada por otros genes como un transgénico pueden hacer que desaparezcan esos genes (del pinole)”, explica Carlos Ávila Bello, profesor investigador de la Universidad Veracruzana, y quien ha centrado sus estudios sobre el maíz en la Sierra de Santa Marta en Veracruz.
Inclusive podría desaparecer el teocintle —el familiar silvestre del maíz —, cuyos genes comúnmente son utilizados en investigaciones y desarrollos científicos para mejorar el maíz en aspectos de calidad nutritiva, resistencia a enfermedades, entre otras cosas.
En cuanto al consumo humano, se sabe de la posibilidad de que la semilla transgénica pueda ocasionar alergias o toxicidad, o resistencia a antibióticos, como el caso del maíz transgénico de la marca Starlink en Estados Unidos.
Para usar una semilla transgénica se debe de importar de países como Estados Unidos, Argentina o China, donde producen empresas como Monsanto, Syngenta, Dupont, Bayer Cropscience, y Dow, por lo que se dependería de empresas extranjeras para realizar la producción.
Además, implica el uso de la tecnología del glifosato, un herbicida que se ha documentado puede ser absorbido por las mazorcas e incluso se pueden encontrar restos suyos en los derivados del maíz, como tortillas, totopos y frituras, cuenta Carlos Ávila Bello, profesor investigador de la Universidad Veracruzana
Maíz blanco en México
Actualmente en México no se siembra maíz blanco transgénico, solo maíz blanco nativo en diferentes regiones, que implica una siembra a nivel del mar o hasta los 3 mil metros de altura.
Productores de Estados Unidos, en el marco del Tratado de Libre Comercio, intentaron ingresar el maíz blanco transgénico al mercado nacional, pero se dio la prohibición presidencial de 2023.
El promedio anual de producción de maíz blanco nativo es de 27 millones de toneladas, de acuerdo a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader). Con esta producción, el país es casi autosuficiente para el consumo humano.
El año pasado (2023), México sólo compró 490 mil toneladas de maíz blanco a otros países para abastecer el consumo interno del país.
Bajo el contexto de autosuficiencia, Julio Berdegué, agrónomo mexicano y próximo secretario de Agricultura y Desarrollo Rural celebra el decreto de López Obrador y asegura que la siguiente administración está 100% de acuerdo en la prohibición, además de descartar que la transgenia sea la única tecnología que el país podría emplear para mejorar la calidad del maíz. Tecnología que actualmente no es implementada en el consumo local.
Maíz amarillo transgénico seguirá llegando a México
El maíz amarillo transgénico no será sembrado en el país, pero sí podrá seguir siendo importado para alimentar ganado, como aves y cerdo, y para usos industriales como producción de aceite y almidón, pues México esté lejos de ser autosuficiente en producción, según Julio Berdegué.
“Nos interesa incentivar la produccion de maiz amarillo en nuestro pais, que será no transgénico, para ir reemplazando todo lo que son importaciones”, apunta.
En el país solo se produce maíz amarillo nativo, con un promedio anual de 15 millones de toneladas. Y en entidades como Yucatán, en su península, las comunidades tienen la particularidad de consumirlo para la producción de sus tortillas.
México adquiere en promedio anual otras 19.7 millones de toneladas más de maíz amarillo —estos sí transgénicos—, de los cuales 88.7% provienen de Estados Unidos, detalla el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA ).
Se prevé que, para finalizar el 2024, México tenga una disminución en su importación y sea un total de 14 a 16 millones de toneladas de maíz amarillo transgénico.
Aunque no se produzca maíz amarillo transgénico, su transportación a lo largo del país implica un riesgo de contaminación a las especies nativas, pues el polen puede terminar en los campos de cultivo que se ubican a lado de las carreteras, apunta Rafael Ortega Paczka, ingeniero agrónomo y académico de la Universidad Autónoma de Chapingo,
Este riesgo ha permanecido por más de 30 años, pues desde la década de 1990 se ha dado preferencia a la importación de este tipo de maíz.
“Nosotros tuvimos autosuficiencia en los años de 1970, luego durante el sexenio de Carlos Salinas comenzó a ser más barato importar el maíz amarillo que sembrarlo, por eso se descuidó. Ahora enfrentamos varios problemas, aumentó la población, ha habido nuevos usos para el maíz y las grandes superficies de las mejores tierras donde se sembraba el maíz, en el Valle de México, en la llanura de Guadalajara, en el Valle de Toluca, el Valle de Puebla, están sepultados por ciudades”, explica Paczka.
¿Qué alternativas existen al maíz transgénico?
La empresa Monsanto mantuvo una demanda durante cuatro años frente a un decreto presidencial en México —que actualmente no está vigente— y que buscaba prescindir del glifosato y del maíz transgénico blanco y amarillo.
Entre sus alegatos, Monsanto aseguraba que una semilla transgénica tiene asegurada su calidad y puede cosecharse en situaciones adversas dentro de una masiva producción de un solo cultivo. Incluso, usuarios en redes sociales retomaron los dichos de dicha empresa para defender el uso de la transgenia, y “obtener productos de calidad”.
Pero la transgenia no es algo que se permita en la siembra de productos básicos con facilidad a lo largo del mundo. Por ejemplo, la Unión Europea no ha permitido que se siembren trigos transgénicos, y ni Japón ni China permiten la transgenia en el arroz.
Berdegué es optimista y considera que además de la prohibición constitucional en México, la transgenia será superada por otro desarrollo científico que muestre menos consecuencias negativas. “Yo creo que de aquí a unos años más, en algunas décadas, debe ser una tecnología superada”, asegura.
Carlos Ávila Bello, profesor investigador de la Universidad Veracruzana y quien ha centrado sus estudios sobre el maíz en la Sierra de Santa Marta en Veracruz, explica que no es necesaria una tecnología futurista para comenzar a mejorar el maíz, pues ya existen alternativas nacionales con las que se puede trabajar.
“La base mundial para el mejoramiento genético es una raza de maíz mexicano, que se llama tuxpeño, ese es un maíz de alta producción, que ha sido la base para el mejoramiento genético no transgénico, tradicional, que no le mete genes extraños al maíz… y se pueden hacer programas públicos con los pueblos originarios para estudiar”, apunta como una propuesta de solución.
Además de la transgenia y uso de semillas nativas, existe otra tecnología, se trata de las semillas híbridas. Estas consisten en la mezcla de dos variedades de maíces y cuya combinación puede hacerse de manera manual o artificial.
En el mercado de México se disponen de estas semillas híbridas, algunas son producidas en el centro de investigación del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y garantizan altos rendimientos.
Sin embargo, las semillas híbridas producidas por marcas comerciales despiertan la sospecha entre campesinos.
“Hemos visto que quienes adoptan la siembra de maíces híbridos que provienen de (transnacionales) no pueden sembrar el siguiente año, la semilla ya no germina… sospechamos que tienen una tecnología que hace años llamamos terminator, esa tecnología lo que hace es amarrar al productor al mercado, (cada cosecha) ya no tiene la semilla y tiene que comprar de nuevo”, cuenta Ávila.
Gobierno quiere investigar genes del maíz para cosecha en condiciones extremas
Aunque en las últimas décadas no ha existido un considerable apoyo a la investigación del maíz, para mejorar su calidad y producción, la próxima administración asegura que pretende realizar estudios sobre los maíces nativos del país.
“A nosotros nos interesa mucho sobre los estudios de los maíces criollos en los ámbitos nativos en dos aspectos; uno la investigación desde las ciencias sociales, para entender mejor cómo esas comunidades cuidan, conservan, seleccionan, utilizan esos maíces, y también nos interesa mucho la investigación biológica, genética y agronómica para entender esa enorme diversidad genética de las especies”, dice Berdegue.
El próximo secretario de Agricultura todavía no tiene en mano datos sobre un posible presupuesto o detalles de cómo harán posible la investigación del maíz en México, pero asegura que el reto será investigar los genes de cada uno de los 64 tipos que hay en el país.
“Cada una de esas razas pues tiene un genoma, un contenido genético y no lo conocemos, conocemos la puntita del iceberg, cuando yo te digo es un tesoro de diversidad genética, bueno, ¿en qué consiste ese tesoro exactamente? ¿Habrá genes para las altas temperaturas? ¿En cuál de las razas? ¿Habrá genes para las sequías? ¿Habrá genes para nuevos usos como los farmacéuticos?, cuestiona Berdegué.
Pretende que los resultados de las investigaciones sobre el maíz sean de dominio público. “Que sean propiedad de la nación mexicana y de las comunidades indígenas que han construido esos maíces, y no pueda ser un conocimiento que pueda ser apropiado por alguna empresa que viene, colecciona semillas y utiliza esos genes para uso privado-particular”, asegura.
Publicado originalmente en http://Animal Político