(Parte cuatro del libro La totalitaria mano invisible del Mercado)

Oscar Yescas Domínguez

En la década de los setentas surgieron nuevas formas de protesta, desobediencia civil y lucha social bajo la consigna: “la imaginación al poder”. Estas nuevas formas de lucha se presentaban en forma de “sentadas multitudinarias”, cuando después de tomar las calles, numerosas personas se sentaban en plena calle y no se movían hasta ser atendidos en sus demandas o ser levantados en brazos por varios policías, otra forma original de protestar fueron las manifestaciones en silencio, cuando miles de personas tomaban las calles portando pancartas donde escribían sus demandas y mientras caminaban permanecían en absoluto silencio mostrando gran seriedad, algunos llegaron a ponerse cinta adhesiva en sus rostros como muestra de que los estaban silenciando y estaban impedidos de hablar.

También hubo casos de personas que se encadenaban a las puertas de algún edificio público protestando por algún motivo. Junto a esa consigna surgió otra: “haz el amor y no la guerra”, que se manifestó en no poner resistencia a la violencia policiaca y circularon miles de imágenes de jóvenes colocando una flor en la boca del fusil de los policías que les apuntaban con sus armas mientras les sonreían.

Han pasado 50 años desde aquellas originales muestras de rebeldía que mostraron millones de jóvenes de varios países, son tan inolvidables que lograron provocar grandes cambios políticos y económicos en aquellos tiempos y fueron el inicio de la cauda de cambios sociales que ha durado varias décadas y que todavía estamos padeciendo (1). En nuestros días, la juventud no muestra esa rebeldía generalizada, al contrario comparte un conformismo generalizado y se acerca cada vez más a la descripción del hombre unidimensional que denunció el filósofo Herbert Marcuse en la década de los setentas, al abandonar su condición de homo sapiens, dejar de pensar y aceptar su reducción a la condición de homo consumens, bajo la creencia de que la felicidad se encuentra en el consumo permanente.

Hoy vivimos en una economía de libre mercado globalizada y millones de personas han aceptado como suyas las afirmaciones de quienes dicen que “no se puede hacer nada para cambiar este mundo”, “el socialismo fracasó”, “el capitalismo es la fase superior de organización social de la humanidad”, “no hay mejor sistema que el capitalismo”, etc., pero la realidad es que vivimos en uno de los peores momentos en la historia de la humanidad, porque la desigualdad social ha aumentado a niveles nunca antes registrados en la historia de la humanidad y se incrementan cada vez más en la medida que avanzan las políticas privatizadoras en todo el mundo, aumentando con ello el sufrimiento colectivo de millones de personas que sufren de exclusión social.

Pero a pesar de que nuestra capacidad para pensar en forma autónoma desaparece paulatinamente por la eliminación del derecho a la educación para millones de personas y de que disminuye progresivamente nuestra libertad para ejercer la crítica social, hay algo que no nos han quitado aún y es precisamente nuestra imaginación , que representa todavía un reducto de libertad en el marco de una sociedad que se presenta como resultado de una mezcla de las distopías planteadas por George Orwell en su libro 1984 y por Aldoux Huxley en su libro Un mundo feliz. Una sociedad en la que se utilizan todas las instancias socializantes para lograr un control social masivo, en la cual el pensar en forma autónoma se presenta como un acto prohibido y usar la imaginación representa hoy en día un peligro para quienes ejercen el poder, porque abre la puerta para que surja la disidencia social.

Antes de que puedan avanzar en el camino de destruir nuestra imaginación y aumentar el control social utilizando la mentira y el engaño, invito al lector a participar en un pequeño simulacro a manera de juego mental con el objetivo de lograr una mayor comprensión acerca de lo que está sucediendo en nuestra realidad actual. Este juego consiste en utilizar nuestra imaginación (que el Mercado ha disminuido pero todavía no ha privatizado), para viajar en el tiempo, retrocediendo unos 40 años en la historia de tal forma que podamos ubicarnos en el inicio de la década de los ochentas del siglo pasado y ubicarnos al interior de alguna de la antiguas Repúblicas Socialistas que conformaban la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) antes de su desintegración y desaparición.

Una vez estando ubicados mentalmente en el allá y el entonces de alguna ciudad soviética, impulsados por una curiosidad natural por saber lo que sucedía detrás de “la cortina de hierro”, nuestra tarea en ese lugar sería pedirles a los ciudadanos de a pie, a quienes encontremos caminando en las aceras, utilizando el transporte urbano, o laborando en alguna fábrica u oficina gubernamental, que nos dieran su opinión sobre el sistema social en el que están (estaban) viviendo, solicitándoles su respuesta a una sola pregunta: ¿Qué es el socialismo?

Tengo la firme convicción de que todos esperaríamos recibir una respuesta amplia de los ciudadanos soviéticos en la que nos explicaran con argumentos convincentes los fundamentos teóricos en los que se fundaba su filosofía, su cultura social y sus estilo de vida, sin duda alguna esperaríamos que esa explicación nos permitiera comprender ese sistema social en el cual ellos se encontraban viviendo, un sistema del cual sólo hemos escuchado cosas negativas porque en el mundo occidental sólo se hablaban de que en esos países existía autoritarismo y antidemocracia, pero en realidad era algo totalmente desconocido para nosotros porque predominaba en la población del mundo occidental una gran desinformación sobre lo que sucedía en el interior de la URSS.

Pero si en contra de nuestras expectativas de obtener una explicación racional y coherente que nos ilustrara sobre el funcionamiento del socialismo soviético, recibimos una respuesta colectiva que reflejara un desconocimiento y confusión generalizada acerca del socialismo, una respuesta que podría resumirse en dos palabras, algo así como un “no sé”, creo que sería algo difícil de aceptar para nosotros, porque ¿Cómo sería posible que millones de personas padecieran una gran ignorancia acerca del sistema social en el cual estaban viviendo y que determinaba sus vidas cotidianas?

Una vez vivenciada esa experiencia simulada, regresamos a nuestra realidad con un sentimiento de frustración sobre nuestras espaldas y mentes, pero al ubicarnos en el aquí y en el ahora de la realidad del 2023 que estamos viviendo, si decidiéramos realizar el mismo ejercicio experimental y preguntáramos a nuestros vecinos, compañeros de trabajo, amigos, familiares, estudiantes universitarios, etc., que respondieran a la pregunta, ¿Qué es el capitalismo neoliberal? Pidiéndoles una explicación sobre su funcionamiento y el impacto que dicho sistema tiene sobre la sociedad y nuestras vidas personales, ¿acaso podríamos esperar que tendríamos diferentes resultados que los obtenidos imaginariamente con los ciudadanos soviéticos?

¿Encontraríamos personas en las calles, en el transporte colectivo o en los ambientes laborales a personas que nos dieran respuestas profundas, con algún fundamento teórico que nos permitiera comprender el funcionamiento del capitalismo neoliberal y la manera cómo impacta en nuestras vidas? Quien está leyendo estas líneas, ¿sería tan gentil de detener su lectura por un momento, cerrar sus ojos y hacer el intento de responder a esta pregunta a sí mismo? No me cabe la menor duda de que más de uno enfrentaría grandes dificultades para responder y lo más probable sería que también el “no sé” fuese la respuesta recibida con más frecuencia de parte de los entrevistados.

La mayoría de la población sabe que algo está pasando, que algo no está bien en sus vidas personales y en la sociedad entera, pero ignora lo que es y lo más lamentable de la situación es que a la mayoría no le interesa saber qué es lo que está sucediendo a su alrededor, porque se encuentran viviendo en un eterno carpe diem, atrapados en una permanente tendencia hedonista que es promovida por la sociedad de consumo, una tendencia que les priva de su condición de homo sapiens porque les impide pensar sobre su situación actual y se limitan a disfrutar el aquí y el ahora, sin pensar en el mañana o en el futuro que les espera.

Esta ignorancia colectiva no es una coincidencia, es una condición sine qua non del capitalismo neoliberal, es decir, la ignorancia colectiva es una condición necesaria para que siga funcionando el capitalismo neoliberal (2), la ignorancia es lo que permite que las personas acepten ser explotadas, humilladas y tratadas como subhumanos. Una persona pensante, con información sobre sus derechos humanos y laborales, difícilmente aceptaría ser explotada de la forma como las masas son explotadas en el capitalismo neoliberal con la dictadura del Mercado.

Mientras más ignorantes sean las masas aumenta su inseguridad y sentimiento de desprotección, por lo que surge un conformismo generalizado y la obediencia a la figura de autoridad. Así es como funciona el capitalismo, mientras las personas menos sepan acerca de su condición humana, mientras menos piensen por sí mismos y más los envuelva la ignorancia acerca de la diaria violación a sus derechos humanos, las personas aceptarán con mayor facilidad “su destino” de vivir en condiciones de pobreza, miseria, exclusión social y asumirán como esta situación como una derrota individual, se sentirán como “perdedores” en el juego de la vida y renunciarán a la posibilidad de cambiar el mundo.

La ignorancia colectiva les impide ver que como seres humanos son seres cambiantes que tienen historicidad, es decir, al mismo tiempo que van cambiando conforme pasa el tiempo, tienen ante sí la posibilidad para cambiar el rumbo de la historia si dejaran atrás la ideología individualista y desarrollaran un sentimiento de pertenencia a sus comunidades, se darían cuenta de que actuando unidos, en forma colectiva y organizada, tendrían la fuerza y el poder para lograr una transformación de la realidad social.

Su ignorancia les impide saber que la historia de la humanidad ha presentado grandes cambios en su evolución y gran parte de estos cambios que se han presentado en la historia, se han logrado gracias al surgimiento de movimientos colectivos integrados por personas que decidieron unirse, organizarse y actuar en forma colectiva para pelear por conquistar derechos y prestaciones sociales. El “saber es poder” sigue siendo una premisa válida en la medida de que el conocimiento permite lograr un empoderamiento individual y colectivo, permite romper la asimetría con la que se ejerce el poder al construir un poder colectivo que pueda enfrentar al poder corporativo que tiene sometido al poder político en nuestros tiempos. La ignorancia colectiva es uno de los soportes sociales del capitalismo neoliberal, una condición necesaria para que la población no se de cuenta de que el poder económico se impone al poder político y le exige un estilo de hacer política que favorezca a las grandes compañías transnacionales y se abandone la atención a las necesidades sociales, mientras se utiliza un discurso basado en la mentira que utiliza conceptos como democracia, justicia, libertad, etc.

En tiempos del capitalismo neoliberal, millones de personas en el mundo entero se encuentran como moscas atrapadas en una telaraña que ha sido tejida por el neoliberalismo (3). Esta telaraña está conformada por las políticas neoliberales que incluyen la implementación de politicas de privatización de servicios públicos, eliminación de derechos laborales, pago de bajos salarios, e inestabilidad en el empleo, condiciones que hunden a las personas en un estado de endeudamiento permanente del cual es imposible salir.

Este tipo de políticas se aplican en la mayor parte del mundo y buscan mantener un equilibrio entre una producción masiva lograda gracias a la aplicación de la ciencia y de la tecnología al proceso productivo, con el logro de un consumo masivo por parte de la población. Pero el Mercado es sumamente selectivo, la producción de mercancías se realiza en países en los que el poder coporativo exige “flexibilización laboral”, es decir, que el Estado no intervenga en los procesos de producción y comercialización, aún cuando éstos incluyan la explotación laboral con largas jornadas de trabajo, sueldos de miseria para la mayoría de la población, precariedad en las condiciones de trabajo, de inseguridad en el empleo, etc.

El destino de los productos elaborados en países que aportan la fuerza de trabajo que labora en condiciones de explotación, se dirige a los países con alto grado de desarrollo, cuya población tiene altos niveles de calidad en sus vidas y sobre todo, tiene mayor capacidad adquisitiva. Ese es el mercado meta que genera mayores ganancias para los dueños de los medios de producción, porque consumen constantemente y no les importa que produzcan grandes cantidades de basura que contamina a la naturaleza. En algunos países, el poder corporativo impone a determinados Estados-Nación la obligación de recibir la basura que se produce en los países desarrollados, para mantener limpio el medio ambiente de éstos últimos.

Pero una característica universal del capitalismo neoliberal es que utiliza estrategias mercadológicas para promover un consumo constante, de tal forma que el impacto del neoliberalismo en nuestras vidas contemporáneas es la triste realidad de que la mayoría de las personas se encuentran endeudadas, tienen créditos pendientes de pago por la hipoteca de la casa donde viven, tienen una deuda por un crédito automotriz, otras deudas con tarjetas de crédito bancarias o tarjetas de crédito departamentales, por lo que no es exagerado decir que las deudas son las nuevas cadenas de la esclavitud moderna.

El alto nivel de endeudamiento les obliga a destinar la mayor parte de sus escasos ingresos al pago de deudas financieras, viven eternamente endeudados, pagan una deuda y contraen otra y necesitan trabajar más para pagar y seguir pagando deudas que, con el paso del tiempo llegan a convertirse en deudas impagables por las altas tasas de interés que cobran en las mismas. Dichas deudas pueden ser por consumo de alimentos, compra de ropa o calzado, pago de la renta de una casa, pero por lo regular suelen ser deudas que se adquirieron por exceso de gastos debido a un consumo excesivo y la situación se complica por el hecho de que la mayoría de la población recibe bajos salarios que les impiden saldar las deudas a tiempo, estas condiciones representan una fórmula que conduce a millones de personas por un camino que las lleva en forma inexorable a estar en un proceso de precarización permanente y a vivir en condiciones que recuerdan el mito de Sísifo (4).

Los políticos que nos gobiernan nos mienten en sus discursos, dicen que combaten a la corrupción pero cuando llegan al poder y encuentran las arcas de gobierno vacías, en lugar de hacer valer el Estado de Derecho y proceder legalmente en contra de quienes desviaron recursos públicos para su beneficio personal, guardan silencio, les protegen las espaldas y proceden a solicitar préstamos para aumentar la deuda de sus gobiernos, una deuda que al final terminamos pagando todos los ciudadanos.

Nosotros sabemos que nos mienten, ellos saben que sabemos que nos están mintiendo y nosotros sabemos que ellos saben que nosotros sabemos que nos están mintiendo, pero seguimos participando en el juego de la democracia representativa y acudimos a votar el día de las elecciones para elegir representantes que tomarán decisiones a nuestro nombre sin consultarnos y continuamos con nuestras rutinas de la vida cotidiana al día siguiente.

Por esas razones en el capitalismo neoliberal no son solamente los individuos quienes se encuentran encadenados a grandes deudas, también son los gobiernos de varios países que están atrapados a la telaraña del neoliberalismo por medio de grandes deudas externas, deudas que contrajeron gobiernos corruptos anteriores y que continúan aumentando con los gobiernos actuales. El estado de deuda los coloca en situación vulnerable ante los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, quienes les exigen grandes pagos con altas tasas de interés y de no cumplir con el pago de estas deudas enfrentan sanciones de todo tipo.

Para disminuir la presión del poder económico, el poder político de varios países que se encuentra en estado de dependencia financiera, acepta la flexibilidad laboral, la no intervención gubernamental en el comercio internacional que le exige el poder corporativo y la aplicación de políticas neoliberales en sus territorios, a través de reformas a las constituciones que eliminan derechos y prestaciones que fueron conquistados en el pasado.

Como resultado de las reformas neoliberales vemos que millones de trabajadores padecen una creciente precarización de sus vidas y transitan por un camino que los empuja a vivir en condiciones de pobreza, mientras que la llamada clase media tiende a desaparecer, por lo que la desigualdad social aumenta cada día y registra niveles históricos nunca antes vistos al revelarse que menos del 1% de la población mundial concentra la mayor parte de la riqueza social que es producida y por estas razones, la humanidad entera tiende a dividirse en dos polos diametralmente opuestos: pobres y ricos, separados por una diferencia abismal unos de otros.

Por estas razones no es exagerado afirmar que en el contexto de la economía de libre mercado, los políticos no gobiernan a favor de sus pueblos, ya que una vez en el poder han abandonado su condición de servidores públicos y se han convertido en servidores privados que utilizan recursos públicos para enriquecerse a sí mismos con sueldos amorales por su elevado monto y actúan tomando decisiones que dejan de lado las necesidades sociales para favorecer al capital financiero.

Dentro de estas decisiones se encuentra la aceptación de la instalación en territorios nacionales de empresas transnacionales que explotarán la mano de obra de los trabajadores pagando bajos sueldos debido a la “flexibilidad laboral”, explotarán en forma irracional los recursos naturales sin control gubernamental, aún cuando ésto implique despojar a la población de recursos tan vitales como lo es el agua potable, lo que sucede con la industria cervecera y refresquera.

La Reforma laboral impuesta en varios países han eliminado el futuro de la juventud al desaparecer derechos laborales y sociales, pero no tienen estabilidad en el empleo, son objeto de explotación laboral, no cuentan con servicios médicos, pueden ser despedidos en cualuier momento y no hay autoridad gubernamental que los proteja, no tendrán derecho a la jubilación, etc. Pero todo esto resulta ser insuficiente para satisfacer la voracidad del poder corporativo, porque en su afán de continuar maximizando sus beneficios económicos, siguen presionando para desaparecer instituciones gubernamentales que ofrecen servicios públicos, para proceder de inmediato a sustituirlas con empresas que ofrecen en forma privada los mismos servicios que antes proporcionaba el Estado de manera gratuita.

En este contexto, la humanidad enfrenta grandes problemas que amenazan su existencia: el cambio climático (que se ha manifestado en prolongadas sequías, seguidas de fuertes inundaciones, que afectan grandes extensiones de campos de cultivos, fuertes tormentas invernales, aumento de la temperatura, etc), la destrucción de la naturaleza (contaminación de suelos, ríos, lagunas y mares por desechos industriales y toneladas de basura provocada por el aumento del consumo), la desintegración de las relaciones sociales (al sobrevalorar al Mercado por encima del ser humano, al crear una enajenación social al normalizar la búsqueda del dinero como meta principal en la vida de las personas, al valorar a las personas en función de su apariencia, posesiones y condición económica. Al reducir a la condición de objeto y mercancía el cuerpo de la mujer), etc.

Pero la mayor amenaza dentro del capitalismo neoliberal es que la globalización ha creado un monstruo que conocemos hoy en día con el nombre del “El Mercado” (5), es una entidad surgida de las relaciones económicas-comerciales, que actúa con omnipotencia al no admitir regulación alguna que afecte las relaciones comerciales de parte de ningún Estado-Nación, bajo el argumento de que existe una mano invisible autorreguladora del Mercado, este concepto es la piedra angular en la que se basa el impulso globalizador de la ideología neoliberal que busca la creación de un Mercado global que ha recibido el apoyo de las grandes corporaciones transnacionales, organismos financieros internacionales y políticos de todo el mundo que intentan legitimar la nueva ideología del mercado global partiendo de la premisa de que el Mercado es el ser supremo para el ser humano.

El cuento neoliberal nos dice que la mano invisible del Mercado asegura un funcionamiento armónico del mismo, al tener la capacidad de autocorregirse y autorregularse para garantizar buenos resultados. Lo que no nos dicen es que el Mercado desaparece la igualdad social, una premisa que sirvió como bandera de lucha en los últimos 200 años, desde la lucha en contra de la Monarquía francesa cuando el pueblo realizó la revolución francesa se levantó en armas luchando por la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.

Los que abogan por la no intervención del Estado-Nación en los asuntos del Mercado, no dicen que en realidad, el equilibrio del mercado se logra a través de un genocidio económico, porque el Mercado se convierte en una verdadera arma de destrucción masiva al dejar morir a aquellos que no cumplen con las leyes del Mercado. El Mercado se equilibra eliminando a los consumidores defectuosos, es decir a aquellas personas que no tiene la capacidad económica para participar en el intercambio mercadológico para garantizar el pago de los productos o servicios que necesitan para sobrevivir.

No sólo se intenta privatizar servicios públicos que el Estado de bienestar otorga en forma gratuita como los servicios de salud pública que se intentan eliminar y sustituirlos por medicina privada o seguros médicos privados. La educación pública está recibiendo numerosos ataques: reducción del presupuesto, conversión de universidades públicas a universidades-empresas, el derecho a la jubilación y a vivir una vejez con dignidad está desapareciendo de los contratos colectivos de trabajo y se intenta seguir imponiendo un sistema privado de fondo de retiro para pensiones. Los servicios de alumbrado público tienden a ser concesionados a empresas privadas. También se intenta privatizar el sistema penitenciario con la construcción de cárceles privadas, la Seguridad pública se intenta sustituir con la contratación de servicios de seguridad privada, ejércitos.

El capitalismo neoliberal muestra su rasgo patriarcal al incluir en el Mercado el cuerpo femenino al utilizarlo como gancho para promover la venta de mercancía y lo más cruel, al reducir a la mujer a la condición de objeto y aceptar la prostitución femenina que se encuentra en todos los países y cuyo funcionamiento se basa en el secuestro y tráfico internacional de mujeres, niñas y niños para someterlos a explotación sexual.

Como resultado del funcionamiento del capitalismo neoliberal, podemos señalar que nos encontramos en el contexto de una sociopatología, en una sociedad enferma que presenta síntomas de varias enfermedades (altas tasas de alcoholismo, drogadicción, depresión, suicidios, violencia intrafamiliar, violencia en contra de las mujeres, feminicidios, etc.). Las constantes privatizaciones, pérdida de derechos laborales y prestaciones sociales, la constante incertidumbre social, han creado un alarmante incremento en la desigualdad social, que ha generado a su vez millones de crisis psicológicas individuales que afecta a una inmensa mayoría de la población porque no sólo la excluye del desarrollo económico y tecnológico que se ha alcanzado en nuestros tiempos, sino que las coloca en posición de riesgo de amenazas a su salud física y psicológica, ven reducida su esperanza de vida y aumenta el número de fallecimientos por diversas causas que tienen como eje central la economía.

Una economía que rinde culto al Mercado que provoca la muerte de incontables personas, porque es una economía que genera desigualdad social que priva a las personas de sus derechos a la salud, a la educación, a las pensiones, es una economía que mata, una economía que provoca verdaderos genocidios económicos- sociales. Es por todas estas razones que puede hablarse de la existencia de un genocidio económico provocado por el endiosamiento neoliberal del Mercado como ser supremo para el ser humano.

Regresando a la pregunta ¿Qué es el capitalismo neoliberal? Podríamos decir entonces que en este 2023 vivimos en una economía de libre mercado, en la cual el capitalismo presenta una nueva imagen y adquiere un nuevo rostro al autodenominarse como neoliberalismo, pero que en realidad es el rostro de un capitalismo salvaje, porque es un sistema político y económico que elimina la igualdad social y existe gracias al genocidio económico que ha conducido a la muerte a millones de personas, con sus procesos de producción masiva y consumo masivo, genera una destrucción de la naturaleza, provoca el cambio climático y la basura provocada por un consumo masivo de mercancías, contamina mares, ríos y lagunas.

La enorme cantidad de personas que vive del subempleo, que está en franco desempleo o que vive en condiciones de pobreza son excluidos del mercado y padecen un sufrimiento colectivo por no poder satisfacer sus demandas básicas y mucho menos las psicológicas, Zygmunt Bauman (6) utilizó el término “consumidores defectuosos” para referirse a estas personas. A los desplazados del mercado que forman una enorme cantidad de la población, se les violan constantemente sus derechos humanos e inclusive se les condena a muerte porque diversos estudios han demostrado que la desigualdad social también mata.

Miles de personas han muerto por desnutrición porque no tuvieron dinero para comprar alimentos, otras fallecieron por enfermedades que si hubieran recibido atención médica a tiempo podrían haber salvados su vidas, por hambre, etc. La desigualdad les priva de los derechos a la salud, el derecho a la educación, el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo, el derecho al esparcimiento, etc., pero eso no provoca indignación alguna porque es perfectamente legal porque el Mercado se rige bajo una ética que consiste en la premisa de respetar la propiedad privada y la exigencia del cumplimiento de contratos y el pago de las deudas.

Aquellos que no cumplan con esta Ética, son considerados seres humanos sobrantes y por esa razón son condenados a morir de pobreza, inanición o por falta de atención médica o medicamentos. Esta práctica de la Ética del Mercado se le llama “destrucción creativa” y no provoca ningún cargo de consciencia porque es la ley del mercado. Este “dejar morir” a millones de personas representa un asesinato social, un genocidio económico socialmente aceptado, que surge como consecuencia de la ley del Mercado. Las muertes de millones de personas en las repúblicas que pertenecían a la Unión Soviética, durante la transición del socialismo al capitalismo durante los años noventas, son pocas comparadas con la muerte de millones de personas que se producen cada año en el mundo entero, debido a la exclusión social que provoca el Mercado.

El poder económico condena a la muerte por medio del mercado bajo el cargo de incumplimiento de los contratos y por disfuncionalidad en la economía de libre mercado. Los jueces “imparten justicia” capitalista castigando a quienes no respeten la propiedad privada o no paguen sus deudas. Quien no tiene dinero para pagar sus deudas, es despojado de sus posesiones, incluidas sus viviendas, aún cuando eso signifique condenarlo a la muerte por las inclemencias del tiempo o por inanición.

Los políticos actúan al servicio del Mercado y no de la población que los eligió, los funcionarios públicos y ejecutivos de grandes compañías están cumpliendo una ley y por esa razón no sienten que están cometiendo un crimen. Esta ley evita tener consciencia moral, que pueda cuestionar el genocidio económico y por esa razón los ejecutivos deben tener “corazón de piedra” para evitar conflictos consigo mismos.

Actuando “dentro de la ley” al tratar como subhumanos a los consumidores defectuosos, el Mercado evita los cuestionamientos de violación a los derechos humanos, porque quienes ejecutan la ley piensan que no están cometiendo crimen alguno y en algunos casos, lejos de experimentar sentimientos de culpa, algunos funcionarios públicos y ejecutivos de corporaciones llegan a sentir una sensación de placer al estar del lado del poder y gozan con el sufrimiento ajeno.

Para un ser humano cualquiera no sería fácil dejar morir a otro ser humano, pero el Mercado genera una patología social al reclutar personas que actúen como los mercenarios, que tengan “instinto de matar”, para que no tengan problemas al momento de dejar morir en nombre del mercado, por lo que no es exagerado afirmar que el Merado actúa como una verdadera “arma de destrucción masiva”(7) que favorece a unos cuantos, perjudica a miles de millones de personas y crea las condiciones para que otros millones fallezcan por falta de alimento, de medicinas, de atención médica.

Aquella profecía que escribió en prisión Rosa Luxemburgo en 1915 que decía: “socialismo o barbarie”, ha quedado superada en el contexto de la globalización porque lo que hoy estamos viviendo podría resumirse en la expresión “capitalismo y barbarie” en el sentido de que estamos involucionando como especie y la concentración excesiva del capital en unos cuantos ha provocado el crecimiento de una desigualdad social en niveles no registrados previamente en la historia de la humanidad.

La “mano invisible del Mercado” es en realidad un mito del neoliberalismo que intenta ocultar el genocidio económico y social que está provocando la dictadura del Mercado en nuestros tiempos. El Mercado es un Dios falso con el cual intentan controlar nuestras vidas promoviendo un desarrollo infinito, olvidando que vivimos en un mundo con recursos finitos. Este Dios falso, como otras religiones, pisotean la dignidad humana, porque evaden la premisa de que el ser humano debe estar en el centro de la sociedad y debemos recordar la premisa marxista de que el ser humano es el ser supremo para el ser humano.

El culto contemporáneo al Mercado genera la necesidad de crear un movimiento global de emancipación y liberación social, que nos permita recuperar la democracia, la libertad de opinión, el desarrollo del pensamiento autónomo, el ejercicio de la crítica social, la capacidad ciudadana de cuestionar a los políticos entreguistas que actúan en complicidad con la burocracia privada de las grandes empresas transnacionales, para revertir las políticas públicas al servicio de la economía de libre mercado, por otro tipo de políticas económicas que estén al servicio de la vida humana y brinden protección a la naturaleza.

Ante la crisis de las instituciones que forman parte de nuestra sociedad, partiendo de la premisa de que “sólo el pueblo salvará al pueblo”, necesitamos crear nuevas organizaciones realmente representativas que permitan a la ciudadanía actuar en forma unida, organizada y colectiva, como podremos lograr este cambio social. Debemos aprender de la historia y recordar que en el siglo pasado, grandes movimientos colectivos lograron conquistar derechos políticos, laborales, ciudadanos y sexuales, que hoy en día, el neoliberalismo intenta arrebatar. Seguimos viviendo tiempos de cambio y debemos actuar en consecuencia rompiendo paradigmas para construir nuevas figuras de hombres y mujeres luchando en forma unida, organizada y colectiva en defensa de sus derechos.

(1) En defensa de una universidad pública y una educación transformadora

https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/en-defensa-de-la-universidad-publica-y.html

(2) La sociedad de la ignorancia

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/10/lasociedad-de-la-ignorancia-oscaryescas.html

(3) Como moscas atrapadas en la telaraña

https://oscaryescasd.blogspot.com/2021/02/comomoscas-atrapadas-en-la-telarana.html

(4) El castigo de Sísifo en la posmodernidad

https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/11/elcastigo-de-sisifo-en-la-posmodernidad.html

(5) El Dios Mercado, la nueva religión en el siglo XXI

https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/el-dios-mercado-la-religion-del-siglo.html

(6) Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Zygmunt Bauman. Editorial Gedisa, 2011

(7)Totalitarismo del Mercado. Franz Hinkelammert. Ediciones Akal, México.2018

(8) Mi experiencia con la mercadotencia

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/12/miexperiencia-con-la-mercadotecnia.html

(9) La totalitaria mano invisible del Mercado (parte uno)

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/12/latotalitaria-mano-invisible-del.html

(10) De la guerra fría a la guerra comercial. Parte dos de La totalitaria mano invisible del Mercado.

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/12/dela-guerra-fria-la-guerra-comercial.html

(11) Mi experiencia con la Mercadotecnia. (Parte tres del libro La totalitaria Mano invisible del Mercado)

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/12/miexperiencia-con-la-mercadotecnia.html

Publicado originalmente en: https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/03/el-mercado-como-arma-de-destruccion.html