Oscar Yescas

En este artículo hablo sobre la libertad, es decir, utilizo mi libertad de pensamiento para reflexionar sobre la libertad (al menos creo que es una libertad que nadie me puede quitar, esto es, la libertad para reflexionar, la libertad de pensamiento). La mayoría de las personas piensan que son libres, que pueden tomar decisiones en base a su libre albedrío, que ejercitan su libre voluntad a nivel individual y colectivo (por aquello de la idea de la democracia). Sin embargo, eso no es verdad, en realidad la libertad es una ilusión ya que el comportamiento individual y social está regulado por un control social que tiene determinismos económicos, psicológicos y políticos.

Para ilustrar el determinismo económico daré un ejemplo: todos tenemos la libertad de acudir a una agencia de automóviles y comprar un auto último modelo con equipamiento de lujo. Sin embargo no lo hacemos porque no tenemos el dinero suficiente para comprar esa unidad. La mayoría de los latinoamericanos vivimos percibiendo un salario que es insuficiente para elevar la calidad de nuestra vida. Tan solo en México se incrementa la pobreza en forma tal que las autoridades ya no pueden utilizar un discurso triunfalista en su “guerra contra la pobreza

Vivimos en una sociedad cada vez más desigual donde se discrimina al que no tiene y se favorece al que posee el poder, la riqueza social se distribuye cada vez más en forma desigual. La pobreza en México crece cada día más, al grado de que las autoridades ya reconocen que un 53% de la población vive en condiciones de pobreza.

Entonces podemos ver que en el plano económico, no somos libres. Por otro lado, en el terreno de lo psicológico, donde se supone deberíamos tener más libertad, vemos que los medios masivos de comunicación son utilizados para generar una persuasión masiva de aceptación al status quo y a través de la publicidad los medios masivos de difusión utilizan figuras ideales del hombre y de la mujer para decirnos que comprar para comer, que prendas usar para vestir, que artículos usar para bañarnos, que usar para dormir, como divertirnos, etc.

En los hechos, existe un verdadero control social que afecta el comportamiento de individuos, grupos y comunidades enteras y el verdadero problema es que la gente piensa que es libre y que toma decisiones autónomas. Podríamos entender mejor esto respondiendo a la pregunta ¿Por qué compran las personas? Quizá muchos digan “para satisfacer mis necesidades personales”, sin embargo, los estudios que se han hecho acerca de la psicología del consumidor, reflejan que las personas compran productos no para satisfacer necesidades, sino que lo hacen para proyectar un mensaje a las demás personas, ya sea de pertenecer a un status privilegiado o de tener la capacidad para consumir productos “de marca“.

Pocas son las personas que consumen para satisfacer necesidades específicas porque estamos en una sociedad de consumo y estudios de antropología indican que cada sociedad genera el tipo de ser humano adecuado para la misma y en la nuestra el individuo que se necesita no es el homo sapiens, sino más bien el homo consumens. Entonces como podemos ver no somos tan libres como creemos, ya que estamos determinados por diferentes fuerzas que regulan nuestro comportamiento individual y social. Por cuestiones de espacio, dejaré para otra ocasión la explicación de las causas del determinismo político que coarta nuestra libertad.

Cuando cayó el muro de Berlín, se manejo el discurso de que fracasó al socialismo y el comunismo, que triunfó sobre ellos el capitalismo. Que “el mundo libre”, o sea occidente, superó el totalitarismo soviético. La población mundial podía estar en paz, la democracia triunfó sobre el autoritarismo comunista. A partir de ahí, se extendió el sistema de libre mercado por casi todo el orbe, surgiendo con ello la globalización que hoy ¿disfrutamos? ¿padecemos? Y que implicó el libre tránsito de las mercancías por todo el orbe mundial, la desregulación comercial por parte del Estado, es decir, los Estados-Nación perdieron poder y debieron ceder ante las presiones de las grandes compañías transnacionales.

Desapareció la guerra fría y surgió en su lugar la guerra comercial en la cual el pez más grande se come al pez más chico. Desapareció la guerra de espías (o al menos eso nos dijeron) y surgió el espionaje interno y el espionaje internacional, cuya más burda expresión contemporánea denunció Edward Snowden, joven estadunidense, ex-técnico de la CIA, al revelar que Estados Unidos realiza acciones de espionaje no solo a países considerados potencias enemigas, sino también a países aliados e inclusive también espía a ciudadanos norteamericanos en suelo estadunidense.

El control político se lleva a cabo también en el terreno de la ideología, utilizando las aportaciones de las ciencias sociales para influir en forma de pensar de las personas desde su nacimiento hasta su fallecimiento. Louis Althousser lo planteó claramente en su texto ideología y aparatos ideológicos del estado

http://www.slideshare.net/walterbarra/louis-althusser-ideologia-y-aparatos-ideologicos-del-estado cuando cada individuo asimila la ideología dominante (que es la ideología de la clase dominante) al recibir la influencia de diferentes instancias (familiaescuelaiglesia, amigos, trabajo, etc.), para desarrollar una ideología dominante que corresponde a los intereses de la clase dominante. La ciencia y la tecnología son utilizadas para lograr un control social que raya en el nivel de la obediencia y conformismo social.

La sociedad contemporánea tiene un cúmulo de contradicciones por la enorme desigualdad social que existe y que genera un sufrimiento colectivo de amplios sectores que viven en condiciones de pobreza, miseria y padecen de exclusión social, al grado de que la situación en que vivimos de gran descontento social se le puede comparar con una bomba que puede estallar en cualquier momento al llegar a niveles intolerables el hartazgo social. El psiquiatra italiano Franco Basaglia en su texto Crímenes de la paz.http://www.agrupaciondco.com.ar/biblioteca/Basaglia-Franco-Basaglia-Franca-et-al-Los-crimenes-de-la-paz-1975.pdf plantea que la paz social que “disfrutamos” descansa en el ejercicio de varios crímenes que se realizan en su nombre (niños que fallecen de desnutrición y por enfermedades que son curables, pero que sus padres no tuvieron dinero para pagar una consulta médica y comprar medicinas, bebés recién nacidos que fallecen por falta de atención médica e insalubres condiciones del lugar donde se tuvo el parto, enfermedades que evolucionan porque no son atendidas, etc.)

Para evitar que se dé el estallido social, el sistema delega parte de su poder en manos de los “funcionarios del consenso” o “técnicos del saber práctico”. ¿Quiénes son estos? El psiquiatra, el psicólogo, el médico, la trabajadora social, el comunicólogo, etc. Quienes con su aval de “científicos” contribuyen a generar una aceptación social del status quo, al reducir problemas sociales al ámbito de lo individual, cuando diagnostican que problemas sociales como alcoholismo, drogadicción, delincuencia común, etc. son problemas individuales y no analizan las verdaderas causas de los problemas sociales (crisis económica, corrupción, desempleo, analfabetismo, etc.), solo atienden sus efectos individuales. Cumplen una función ideologizante al distorsionar la realidad y ignorar el impacto de los problemas sociales en el comportamiento individual y adjudicar las causas de comportamientos fuera de la norma a tan solo problemas individuales. No surte el mismo efecto que la vecina de al lado diga que Juan tiene un problema de adicción a las drogas, que afecta su comportamiento y que es un peligro social y que merece ser internado, a que diga lo mismo un Psiquiatra, un Psicólogo o un Médico.

Estos últimos representan una figura de autoridad porque tienen el aval de la ciencia y su actuación tiene el objetivo de ocultar el rostro de la violencia social institucional que padecemos y se dirige en contra de aquellos que “actúan diferente”, a los “desviados de la norma” o sea los considerados “anormales”.

Su función es mistificar la violencia a través de la ciencia y la técnica, ocultar la verdadera naturaleza de la relación que existe entre el individuo y la sociedad. Utilizan la violencia técnica para preparar a los individuos a que acepten su condición de objetos de violencia y exclusión social. Esta exclusión puede ser económica (los millones de gentes que viven en condiciones pobreza), política (los opositores a las autoridades establecidas).

La exigencia de desempeñar el rol de funcionario del consenso que demanda el grupo en el poder económico y político, lleva a que los científicos sociales (psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales, comunicólogos, etc.) nos enfrentemos en un momento dado de nuestra práctica profesional a la disyuntiva de elegir entre ser funcionarios del consenso y promover la aceptación del status quo, disfrazando y distorsionando la realidad con nuestro discurso científico o escoger el rol de agente de cambios social, denunciando las verdaderas causas de los problemas sociales aunque esto implique afectar intereses del grupo en el poder y ponerse en el blanco de la represión, tal como pasó en las dictaduras militares de los setentas y ochentas en la Argentina de, Chile, ParaguayGuatemalaBrasil, etc.

Donde los psicólogos sociales fueron los primeros blancos de la represión militar por su labor de concientización y organización social de la población oprimida.

Cuando estudié psicología en la Universidad Veracruzana, varios de mis maestros eran psicólogos sociales (guatemaltecos, argentinos, chilenos, uruguayos), que llegaron a México en calidad de refugiados políticos huyendo de la represión militar en sus países. Ellos decidieron rechazar el rol de funcionarios del consenso y eligieron actuar como agentes de cambio social, lo que les provocó perder a sus familias, empleos y arriesgar sus vidas por la represión militar que buscaba un control social estricto eliminando a sus opositores. 

Los psicólogos, médicos y psiquiatras deben replantear su profesión utilizando un enfoque más social. Esto es lo que se intenta cuando se habla de medicina social y psiquiatría social. Para comprender la forma como se realiza el control ideológico de una población en una sociedad determinada como la nuestra, partiré de la descripción de nuestra sociedad ubicada dentro del sistema capitalista.

En nuestro sistema social existe el régimen de la propiedad privada sobre los medios de producción. Esto significa que las grandes empresas elaboran productos y servicios con la finalidad de obtener plusvalía, es decir, ganancias económicas. En ningún momento está dentro de sus planes satisfacer necesidades sociales. Las grandes empresas antes de iniciar la producción realizan estudios de mercado para conocer la forma de pensar, sentir y actuar de millones de  potenciales consumidores.

Es decir, elaboran perfiles psicográficos de determinados segmentos del mercado, para conocer sus rasgos de personalidad, sus actitudes, sus formas de percibir, sus fuerzas motivacionales, escalas de valores, estilos de aprendizaje, etc. Es decir, se hacen verdaderos estudios de la psicología de los consumidores.

Con esa información identifican las necesidades latentes y manifiestas de los consumidores y en base a ella proceden a crear productos que tiendan a satisfacer esas necesidades. Inclusive, la forma como se colocan los productos en los grandes comercios, está basada en estudios psicológicos bien elaborados. Muchas personas piensan que la mercadotecnia es algo similar a las ventas. En realidad las ventas son una parte del proceso de mercadotecnia. Cuando se crea un producto en base a estudios mercadológico, los productos se venden por sí solos, ya que están dirigidos a un segmento del mercado previamente identificado.

Los medios masivos de difusión ayudan a fomentar el consumo con una exagerada publicidad. Si bien Carlos Marx, decía en su tiempo que la religión era el opio del pueblo, hoy podríamos decir lo mismo de la publicidad. Lo mismo sucede en el ámbito político, con la mercadotecnia política que se utiliza en época de elecciones. El equipo de apoyo de los candidatos realiza estudios para conocer los deseos, expectativas del electorado y buscan crear una imagen del candidato aceptable para los votantes. En sus campañas, los políticos hacen promesas que intentan responder a esas expectativas y generan la promesa de satisfacerlas.

Pero, como ya sabemos, los políticos se olvidan de sus promesas cuando están en el poder. Los medios de comunicación masiva también pertenecen a manos privadas y por lo regular son utilizados para generar la conformidad y obediencia social. No es gratuito que buena parte del tiempo de las grandes cadenas de televisión se dedique a promocionar las figuras de los gobernantes en turno. Contribuyen a generar un consenso de aceptación social al condenar y satanizar las protestas de diversos grupos sociales.

Para entender cómo se realiza el control ideológico de la población de una sociedad determinada, utilizaré el ejemplo del edificio social planteado por Carlos Marx. Les pido a quienes no lo hayan leído que no se asusten ni me etiqueten por tan solo leer su nombre. Este autor que ha sido vilipendiado, injuriado y mucho más, hizo grandes aportaciones a la humanidad que vale la pena rescatar.

Señaló que para realizar la anatomía de una sociedad debe analizarse el modo de producción que tiene. Mencionó que los hombres y las mujeres establecían relaciones sociales entre sí en base a su adscripción a un determinado medio de producción (escuelas, hospitales, universidades, fábricas, dependencias gubernamentales, comercios, etc.).

Puntualizó que la base de una sociedad se encuentra en su estructura económica, la cual es el modo de producción. Comparó el modo de producción con los cimientos de un edificio, de ahí la referencia al ejemplo del edificio social. Sobre la estructura de la base económica, se construyen dos infraestructuras: la infraestructura jurídico-política, que determina la interacción social a través de la elaboración de leyes, reglamentos, constituciones, etc.

Al lado de ésta, se construye la infraestructura ideológica a través de la cual se difunde la ideología de la clase en el poder, para reproducir las relaciones sociales de producción, es decir, para mantener y perpetuar el sistema social, utilizando diferentes instancias y recursos. Es decir, se educa a la población a aceptar el status quo y asumir una actitud de obediencia social, inculcando actitudes de rechazo social hacia todas aquellas acciones que cuestionen el orden social establecido.

¿Cómo se produce esta actitud ciega de obediencia social? Primeramente a través de la familia, que Wilhelm Reich denominó la correa de transmisión de ideológica del sistema social en su texto La revolución sexual http://es.scribd.com/doc/96401807/La-revolucion-sexual-Wilhelm-Reich-1936. Cuando menciona que la educación autoritaria en la educación de los hijos genera individuos sumisos y obedientes. Por otro lado, Rodolfo Bohoslavsky, psicoanalista argentino lo plantea claramente en su texto Psicopatología del vinculo maestro alumno http://www.cucs.udg.mx/avisos/Martha_Pacheco/Software%20e%20hipertexto/Antolog%C3%ADa_PA101/Boholavsky.pdf

Cuando plantea que los 12 años de estudio de la escuela primaria, secundaria y preparatoria, equivalen a un curso de cómo ser buenos esclavos. Ya que los alumnos llegan a la universidad sin recordar la Física, La Historia, las Matemáticas, etc. Pero lo que si aprendieron bien y no han olvidado es a obedecer a la figura de la autoridad.

La escuela es una de las instituciones que participan en el proceso de socialización psicosocial. Este mismo autor plantea que en las relaciones interpersonales se pueden identificar tres tipos de vínculos: el vínculo de dependencia, el vínculo de competencia y el vínculo de colaboración.

Louis Althousser, Franco Basaglia y Rodolfo Bohoslavsky coinciden en que desde los primeros años de vida la formación psicosocial de hombres y mujeres se caracteriza por el desarrollo de un vínculo de dependencia, promoviendo con ello actitudes de sumisión y obediencia.

La reproducción de las relaciones sociales de producción significa que cada quien desempeñe el rol social que le fue asignado. Es decir, significa que el obrero acepte su condición de obrero, que el albañil acepte su condición de albañil, que la mujer acepte su reclusión en el encierro del hogar, que cada quien ejerza su rol sin cuestionarlo y sin protestar.

¿Cómo se logra que alguien acepte morirse de hambre sin protestar? Existe un proceso que en Psicología conocemos como proceso de socialización, que consiste en el constante aprendizaje que se da en todo individuo desde que nace hasta que fallece. A través del mismo cada individuo desarrolla una personalidad psicosocial, que consiste en una determinada forma de pensar, sentir y actuar que nos hace únicos y diferentes a los demás.

Esta personalidad es el resultado de la interinfluencia que mantenemos o hemos mantenido a con las diferentes figuras significativas en los distintos grupos sociales a los que pertenecemos o hemos pertenecido.

Se inicia al interior de la familia donde se forman las bases de la personalidad, ya que los primeros años de vida son determinantes en su desarrollo, recibiendo la influencia de los padres, quienes con su conducta moldean la personalidad de los hijos. Si los padres asumen una actitud de conformidad con una vida de austeridad y privaciones, lo más probable es que sus hijos de adultos actúen de igual forma.

 Continúa con la influencia de los medios masivos de comunicación (principalmente la televisión). Si consideramos el tiempo que pasa una familia frente a la tv actualmente y la percepción superior que tienen los niños a edades tempranas, veremos que la tv también “educa” o más bien malforma. La escuela aporta lo suyo en los términos ya descritos por Rodolfo Bohoslavsky.

La Iglesia contribuye a generar sentimientos de culpa y actitudes de obediencia. El ambiente de trabajo hace su aportación al definir comportamientos socialmente aceptables y no, a través de la elaboración de reglamentos, normas, etc. Todo lo anterior contribuye a crear individuos que aceptan el status quo sin cuestionarlo. 

Por otro lado, Serge Moscovici plantea en su texto La era de las multitudes algo muy interesante. Describe que antes del advenimiento de la sociedad industrial existía un fuerte lazo de unión entre los integrantes de las comunidades. Se manejaba una identidad colectiva y el lenguaje de nosotros. Existían sentimientos de solidaridad entre unos y otros. Con el surgimiento de la industrialización, a través de la introducción de la máquina en el proceso de producción, surgió la división del trabajo, la especialización, donde cada individuo realiza solo una parte del proceso de producción.

Con el desarrollo de la industria, crecieron las ciudades a un grado tal que surgió la sociedad de masas. Con ello surgió también la ideología individualista y competitiva característica de nuestra época, que lleva a que una persona experimente grandes sentimientos de soledad y aislamiento, aún cuando esté rodeado de una multitud. Esta ideología individualista y competitiva, genera sentimientos y actitudes de egoísmo e indiferencia social, reduciendo grandemente los sentimientos y actitudes de solidaridad y generosidad social. Mañana continuamos.

Para evitar la intervención de los aparatos represivos del Estado (policía municipal, policía estatal, policía federal y ejército), ante un inminente estallido social, el sistema en el poder se apoya en la acción de las diversas instancias socializantes que intervienen en el desarrollo psicosocial de todo individuo, es decir, la actuación de la familia, la escuela, la iglesia, los medios masivos de comunicación que vienen a reforzar la acción de control social necesario para mantener el status quo. Sin embargo, el control no se logra al 100% ya que las instituciones encargadas de realizarlo, atraviesan por una fuerte crisis.

Las instituciones base de nuestro sistema social: la familia, la escuela, los hospitales, las cárceles, etc., son denominados por Franco Basaglia, como las instituciones de la violencia

http://conferenciabasagliargentina.org/wp-content/uploads/2012/11/Basaglia-Franco-La-Institucion-Negada.pdf en donde se ejerce una violencia por parte de aquellos que están de parte del sistema, sobre aquellos que están irremediablemente bajo su dominio. . La familia, la escuela, la fábrica, la universidad, el hospital, son instituciones basadas en una clara distribución de los papeles: la división del trabajo (señor-siervo, Maestro-alumno, dirigente-dirigido).

Lo más característico de dichas instituciones es la separación entre los que detentan el poder y los que no lo detentan. La subdivisión de los roles expresa una relación de opresión y de violencia entre poder y no-poder, que se transforma en la exclusión del segundo por el primero.

La violencia y la exclusión se hallan en la base de todas las relaciones susceptibles de instaurarse en nuestra sociedad. Los grados de aplicación de la violencia varían según las necesidades que aquel que detenta el poder tiene de ocultarlas o disfrazarlas. La violencia y la exclusión son justificadas en nombre de la necesidad, como consecuencia de la finalidad educativa (familia, escuela), y de la culpa y de la enfermedad (prisiones y hospitales psiquiátricos), para las segundas. Estas instituciones pueden definirse como instituciones de la violencia.

Según Basaglia, esta es la historia reciente (actual) de una sociedad basada en una división radical entre el que tiene (que posee, en un sentido real y concreto) y el que no tiene. Entre el bueno y el malo, el sano y el enfermo, el respetable y el no respetable. La autoridad paterna es opresiva y autoritaria, la escuela se basa en el chantaje y la amenaza, el patrón explota al trabajador, el hospital psiquiátrico destruye al enfermo mental.

La necesidad de ocultar este rostro de violencia para evitar el agudizamiento de las contradicciones internas, ha llevado a la sociedad del bienestar y de la abundancia a crear el sistema de extender la concesión del poder a los técnicos que lo ejercerán en su nombre, y seguirán creando – a través de otras formas de violencia: la violencia técnica – , nuevos excluidos. La labor de estos intermediarios consiste en mistificar la violencia a través de la técnica, sin llegar a cambiar su propia naturaleza, de manera que el objeto de la violencia se adapte a la violencia de que es objeto., sin llegar nunca a tomar consciencia de ello, ni convertirse a su vez en sujetos de violencia real contra lo que lo violenta.

El psiquiatra social, el psicoterapeuta, el psicólogo organizacional, el psicólogo social, el médico, la trabajadora social, etc., son los nuevos administradores de la violencia en el poder, en la medida en que se limitan a permitir, mediante su acción técnica, aparentemente reparadora y no violenta, la perpetuación de la violencia global.

Su tarea consiste en preparar a los individuos para que acepten las condiciones de objetos de violencia, dando por sentado que, más allá de las diversas modalidades de adaptación que puedan elegir, ser objeto de violencia es la única realidad que les está permitida.

La sociedad contemporánea tiene un sinnúmero de contradicciones, la desigualdad social crece cada día,  surgen movimientos colectivos en diversos países del mundo que intentan cambiar sus escenarios sociales, la pobreza se extiende a capas más amplias de la población, la riqueza social producida por la clase trabajadora se distribuye cada vez más en forma desigual. Las necesidades y problemas sociales, crecen y se multiplican, el desempleo crece sin medida.

Por ello no es gratuito que las banderas de democracia, de libertad, de justicia, de igualdad, se levantan en varias partes del mundo. Por otro lado, vemos que las instituciones baluartes del sistema social presentan serias crisis de credibilidad y de funcionamiento, en cuanto a que presentan una gran distancia entre el discurso y la práctica.

La crisis social que vivimos obedece a que las instituciones se encuentran en grave y profunda crisis. La familia contemporánea presenta grandes problemas de desintegración de disfuncionalidad.

La escuela se encuentra en el olvido del presupuesto de los gobiernos que no invierten en educación, por lo cual su calidad ha disminuido considerablemente. La Iglesia enfrenta una grave crisis de credibilidad por las numerosas acusaciones de abuso sexual de sus sacerdotes y buena parte de sus recursos se destina a convenios de pago a familiares de las víctimas para guardar silencio, mientras que disminuye considerablemente la cantidad de creyentes.

Los partidos políticos traicionan sus estatutos, reglamentos y principios para mantenerse o pactar con el poder en turno, mientras firman pactos que afectan a la población. Los sindicatos se supone que deben defender los intereses de sus agremiados pero en la práctica, los líderes sindicales toman acuerdos que afectan a los trabajadores.

Las cárceles que hoy son llamadas Centros de Readaptación Social, su discurso dice que readaptan a los internos, pero en realidad generan delincuentes, aquí se aplica el dicho “ni están todos los que son, ni son todos los que están”. Es común que se les conozca como universidades del crimen. Todas estas instituciones presentan como denominador común que presentan una crisis en la relación dirigente dirigido, es decir, presentan una grave crisis de liderazgo. Un gran porcentaje de la población mexicana y en general en Latinoamérica viven en condiciones de miseria. Sobreviven con un salario de 65 pesos al día más de 6 millones de trabajadores.http://www.jornada.unam.mx/2013/08/02/sociedad/036n1soc

Mientras que México es uno de los países que presentan una gran distancia entre los sueldos que perciben los altos directivos y los trabajadores de base. Todo esto conforma un panorama que plantea la necesidad urgente de realizar cambios estructurales que vayan con una orientación social, es decir que beneficien a la población más afectada.

Sin embargo, los partidos políticos atienden las demandas de las grandes organizaciones financieras internacionales para implementar reformas que favorecen a la cúpula en el poder y perjudican a la población (Reforma laboral, Reforma Educativa, Reforma energética, etc.).

La situación descrita anteriormente presenta una sociedad en constante crisis que va evolucionado y se agudiza cada vez más. Por un lado, enfrentamos una crisis económica que afecta todos los niveles, individual, grupal, organizacional, comunitario, nacional e internacional.

En otro escenario, padecemos una crisis política que afecta las relaciones sociales en diferentes ámbitos. Más allá, se observa una crisis psicológica que se manifiesta en una profunda enajenación del individuo contemporáneo al cual se le ha convertido en hombre consumidor en los términos planteados por Erich Fromm. http://148.206.53.231/especiales/desobediencia_civil2/pc_content/libros/pdf/13_fromm.pdf

Esto se traduce en la presencia de una crisis de valores en la sociedad. No es gratuito hablar entonces de una anomia social, es decir de una ausencia de valores. Es un escenario social en el cual se violan los derechos humanos de millones de niños, mujeres y hombres en México y Latinoamérica.

Se viola el derecho a la alimentación, el derecho a la salud, el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo, el derecho a la educación, etc. En suma, en palabras de Víctor Jara, se viola el derecho de vivir en paz. Ante la pobreza económica y miseria psicológica, las nuevas generaciones de jóvenes aprenden a través de las diferentes instancias socializantes que lo más valioso en esta sociedad es tener dinero. Se inculca la idea de que con dinero se puede comprar cualquier cosa para tener “una buena vida”. 

Acostumbro iniciar mis cursos en la universidad explicando a mis alumnos que vivimos tiempos de cambios. Somos testigos y objeto de cambios económicos, cambios políticos, cambios tecnológicos, cambios culturales, etc. No resulta exagerado decir que en los últimos 50 años se han presentado más cambios que en los últimos 200 años. Estos cambios se presentan en forma impredecible y discontinua, generando un ambiente de incertidumbre, afectando el proceso de toma de decisiones a nivel individual, grupal, organizacional y comunitario.

La situación es tal que lo único que no cambia, es la premisa de que todo está cambiando. Como alternativa les digo a mis alumnos que la clave del éxito en estos tiempos de cambios está en el desarrollo de nuestra capacidad para generar nuevos comportamientos para adaptarnos a las situaciones cambiantes. De la misma forma que aprendimos a usar una computadora, internet o un segundo idioma, podemos aprender otros comportamientos que nos permitan enfrentar los nuevos retos.

Vemos que hoy en día, nuestra sociedad debe cambiar. Para tener una real libertad individual y social, necesitamos cambiar esta sociedad, por otra más justa, democrática y libre. Es decir, necesitamos realizar un cambio social. ¿Cómo podremos realizar un cambio de esta magnitud?

Para lograr un cambio social debemos empezar por un cambio individual, es decir, no podremos construir una sociedad más democrática, más justa y más igualitaria, si no cambiamos nuestras actitudes y comportamientos egoístas, individualistas y cargados de indiferencia social, que nos han sido inculcados por toda una vida de vivir en el sistema capitalista. Necesitamos dejar atrás las actitudes negativas que trae consigo la ideología individualista y competitiva que nos han inculcado que nos ha llevado a ver en los demás una amenaza a nuestra integridad.

Pero sobre todo, debemos cambiar una ideología autoritaria, machista, patriarcal, intolerante y excluyente, por una ideología que se base en el respeto, aceptación y tolerancia de los demás. Esto es, necesitamos desarrollar sentimientos y actitudes de solidaridad con el oprimido, de generosidad con el desposeído, de empatía con el que sufre, de aceptación y tolerancia con quien habla, viste y actúa en forma diferente a nosotros.

Necesitamos cambiar nuestra indiferencia social, por una actitud de sensibilidad hacia los problemas sociales. Esta indiferencia social que ha generado el fenómeno de la “invisibilidad social” del desposeído y del marginado, que se presenta cuando fingimos no ver a quienes piden caridad en la vía pública o al trastornado mental que deambula por las calles, o cuando fingimos no ver la violencia hacia las mujeres y volteamos a otro lado cuando ocurre un feminicidio. Necesitamos empezar a construir relaciones más democráticas en los grupos a los que pertenecemos, construyendo liderazgos más distribuidos y compartidos., tanto en la relación de pareja como en la dinámica familiar.

 Junto a ello, debemos superar y vencer nuestro temor y resistencia al cambio, reconociendo que somos seres cambiantes. Los seres humanos tenemos una doble evolución, ontogenética y filogenética, es decir cambiamos sin darnos cuenta como individuos y como especie.

El psicólogo venezolano Alberto Merani lo explica de una forma por demás clara https://www.facebook.com/AlbertoLeonidasMerani/posts/368496306564409 Merani introduce el concepto de naturaleza humana, y demuestra que el hombre no es un dato o un ideal, sino que se autoconstruye. Todo individuo pasa por una serie de etapas de desarrollo psicológico a lo largo de su vida, empieza con la infancia, pasa por la pubertad, atraviesa por la adolescencia, continua con la juventud, llega a la adultez y finalmente a la vejez. Todas ellas son etapas de desarrollo que van cambiando sin que tomemos consciencia de ello.

Por otro lado, como humanidad vamos cambiando de un momento a otro, año tras año, la humanidad de hoy no es la misma de la que fue en el siglo pasado, en el año 2,000, etc. Entonces en forma similar a lo que se dice de que el mexicano trae un nopal pintado en la frente, hagamos de cuenta que los seres humanos traemos la “C” de la palabra cambio en nuestras frentes porque constantemente estamos cambiando. Si los seres humanos estamos cambiando constantemente, cada años somos los mismos pero diferentes al año anterior, si la sociedad está cambiando constantemente, si los cambios se presentan en forma independiente a nuestra voluntad, lo menos que podemos hacer entonces, es planificar los cambios, empezando por los cambios individuales. Si deseamos una sociedad mejor, tenemos que ser hombres y mujeres mejores a lo que somos el día de hoy.

Hemos visto a lo largo de las páginas que preceden estas líneas que contrario a lo que se maneja en el discurso, la libertad en nuestra sociedad se encuentra en entredicho. El mundo cambiante y dinámico en que vivimos presenta cada vez más nuevos problemas sociales de gran envergadura que se van sumando a los ya existentes y que no se han solucionado todavía.

En esencia, se puede decir que la sociedad contemporánea mantiene una espiral que la hace cada vez más autoritaria y desigual, en la medida en que la riqueza social que se produce cotidianamente, se distribuye en forma cada vez más inequitativa, aumentando a pasos agigantados una enorme desigualdad social que viola derechos humanos de una inmensa mayoría de personas. Actualmente nadie puede negar que los beneficios que proporciona el progreso actual se distribuyen cada vez más en una forma inequitativa en la población mundial, aumentando la marginación social a nivel internacional, lo cual está contribuyendo a elevar los niveles delictivos en diferentes países, ante la agudización de la crisis económica que se vive a nivel mundial. 

Todo esto contribuye sin duda alguna a agudizar las problemáticas sociales que afectan el desarrollo integral y bienestar social de la colectividad, por lo que la sociedad demanda respuestas e intervenciones que contribuyan a su solución y quienes pueden hacer las aportaciones principales en ese sentido somos los científicos sociales que nos dedicamos a estudiar el comportamiento social en sus diferentes ámbitos de convivencia social.

El cambio de nuestra sociedad requiere el uso de las aportaciones de las ciencias sociales, de científicos sociales que actúen como verdaderos agentes de cambio social y no como funcionarios del consenso. Pero la tarea de cambiar a la sociedad no compete únicamente a los científicos. Es necesario que la sociedad en su conjunto, las personas que viven en sus comunidades aumenten su participación social para lograr un verdadero cambio social, de otra manera no habría cambio.

Para lograr un verdadero cambio a nivel social requerimos empezar por aumentar nuestra participación e interacción en los diferentes grupos, organizaciones y comunidades a las que pertenecemos. Esto implica salir de nuestro reducido círculo social y ampliar al máximo nuestros contactos sociales. Empezando por tener reuniones con nuestros vecinos para comentar los posibles problemas que compartimos y encontrar soluciones conjuntas. Necesitamos crear estructuras organizacionales de vecinos que involucren a todos los habitantes de una cuadra, una manzana o un barrio en la discusión de los problemas comunes.

Necesitamos crear organizaciones No Gubernamentales que tengan una estructura de organización con definición de roles y responsabilidades compartidas. Estas ONG“s podrían utilizarse para organizar reuniones con los representantes del sector y distrito en el Cabildo local, Congreso Estatal y Congreso de la Unión, para exigirles que cumplan sus promesas y responsabilidades, atendiendo los problemas que padece la comunidad.

Asimismo para que introduzcan iniciativas de Ley cuyos contenidos sean de beneficio social tales como, reducción de salarios a altos funcionarios, castigo a la corrupción, control de la publicidad, defensa del consumidor, protección al desposeído, educación a la población en temas como educación vial, educación sexual, etc. La clave está en perder el miedo a hablar, recuperar la confianza individual y social, liberar el habla social, dar la palabra al que no tiene voz, iniciar un proceso de fortalecimiento de la comunidad.

Recordemos que parte de los cambios sociales ha sido el surgimiento de grupos sociales emergentes, que en forma espontánea han surgido ante la crisis que presentan las instituciones de nuestro sistema social.

Al hablar de cambio social en Latinoamérica es necesario mencionar las aportaciones de la Psicología de la liberación que surgió en este continente y que se enfoca en los seres humanos y en los grupos objeto de exclusión social. Sus más relevantes representantes son Maritza Montero e Ignacio Martin-Baro, entre otros psicólogos. http://www.inclusionmental.com.ar/contents/biblioteca/1330375103_maritza-montero-teoria-y-practica-de-la-psicologia-comunitaria.pdf

Este grupo de psicólogos sociales latinoamericanos parten de la premisa de que si se deseaba liberar a los pueblos latinoamericanos debería construirse una Psicología de la liberaciónproyecto que planteaba no solo una tarea teórica, sino también una tarea práctica ya que implica acudir a las masas latinoamericanas y reconocer sus condiciones actuales de vida para conocer sus necesidades y de ahí plantear estrategias de solución basada en la Psicología.

La Psicología Social de la Liberación pasa de la denuncia a la acción, al evidenciar no solo la opresión de buena parte de la sociedad latinoamericana, sino también al proponer una praxis alternativa que le permitiera modificar la realidad inmediata. Una praxis que incluía como requisito primordial la participación de los integrantes de la comunidad en todo el proceso de transformación de la misma.

La participación es el eje articulador del cambio social, ya que mediante la participación se podría fortalecer el capital humano de la comunidad. Esta participación incluye el fortalecimiento de las redes sociales y el desarrollo de su capacidad para interactuar con las instituciones gubernamentales responsables de los programas sociales que involucren a la comunidad.

La participación se dirige a la toma de decisiones y el control social de los compromisos asumidos. La participación incluye la toma de consciencia de los ciudadanos acerca de sus derechos humanos, como el derecho a ser informado, derecho a opinar y reclamar, derecho a apelar e impugnar decisiones de la autoridad, mediante la participación se busca la confrontación de ideas para llegar a consensos y a la toma de decisiones colectivas.

Mediante la participación se busca incorporar la población beneficiaria en la gestión de los programas y proyectos sociales. A través de la participación se busca el cambio social de las condiciones de exclusión que han presentado históricamente las comunidades marginadas.

Se busca que los integrantes de la comunidad sean agentes de intervención y no solo sean concebidos como actores-objetos de la misma. Se pretende lograr a través de la participación la autogestión de los sujetos sociales que integran la comunidad. 

De esta manera, a través de la participación social de los individuos en los diferentes grupos, organizaciones y comunidades a los que pertenecen, se podría lograr un verdadero cambio social. Para vivir en libertad, necesitamos liberarnos de las ataduras psicológicas de una ideología dominante que nos han inculcado desde nuestra infancia para desarrollar actitudes de conformismo y obediencia. Esta libertad empieza por la libertad individual cuando cambiamos nuestra autoimagen e iniciamos un proceso de empoderamiento individual al reconocer nuestras capacidades e historicidad, es decir, nuestra capacidad para cambiar la historia si construimos un empoderamiento colectivo para actuar en forma colectiva, unida y organizada para cambiar la realidad un opresiva por otra realidad donde realmente exista libertad, democracia, justicia e igualdad social.

Autor:

Oscar Yescas Dominguez

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Publicado originalmente en: https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/reflexiones-sobre-libertad-en-la.html