POR: JORGE TADEO VARGAS
Hace un par de años, platicando con una querida amiga, me argumentaba que desde mis filias políticas cercanas al anarquismo, era claro que no podía ver los avances logrados por el gobierno de la 4T, que entonces era liderada por Andrés Manuel López Obrador. Tengo que confesar que en ese momento no encontré argumentos para seguir con la discusión, además que tenía algo de razón. Para mí, los gobiernos desde la lógica capitalista se basan en la desigualdad y en la socialización de los costos socio-ambientales, de lo que ellos llaman desarrollo, en unas cuantas comunidades vulneradas y en la naturaleza, son ellas quienes sustentan el privilegio de muchos, incluidos aquellos que no se permiten ver que esos avances que ellos perciben se sostienen en una falta de justicia socio-ambiental y en la salud de muchas comunidades y ecosistemas. El capitalismo, incluso aquel que se disfraza bajo conceptos como “bienestar”, va dejando muchos daños a su alrededor.
La llegada de un nuevo gobierno, que de cierta manera es el continuismo de esta cuarta transformación, viene al igual que en los primeros años de la presidencia de López Obrador, cargados de promesas e ideas de cómo llevar el desarrollo económico de la mano de la protección de medio ambiente –así en abstracto-. Bárcenas, al igual que en su momento pasó con Víctor Toledo, intentan convencernos de que ellos son distintos. No sé si Bárcenas terminará dejando el puesto como sucedió con el investigador/académico, que lo hizo con muchos cuestionamientos al gobierno federal, pero es claro que de las buenas intenciones no son suficientes para remediar, restaurar o lo que sea que se les ocurra, desde su idea del capitalismo del bienestar.
Hago esta introducción, porque justamente estas primeras semanas, en los temas ambientales que más suenan en los medios de comunicación están la remediación y la restauración de cuencas altamente contaminadas por el modelo de producción-consumo, y estas no se pueden restaurar o remediar sin dejar de lado lo que las llevó en un primer lugar a este nivel de contaminación. Hay cuencas como la Lerma-Santiago, el Río Tula y el Río Atoyac, que no solo no se pueden restaurar, mucho menos remediar sin sacar a la industria contaminante de esas cuencas. Es decir, una transición justa en todo lo que eso significa.
Y por el otro lado todo su proyecto sobre economía circular que –en palabras de la propia Bárcenas- es la base donde se sostienen sus programas ambientales, de restauración y remediación. No voy a entrar en detalles sobre su documento de estrategia nacional para la economía circular. No es mi intención entrar –otra vez- a una revisión de los programas ambientales de una secretaria que no logra sostenerlos, que a lo muchos llegan a buenos deseos o un intento de apaciguar demandas, ofreciendo lo mínimo a quienes aún siguen esperando que la justicia y la salud socio ambiental los alcance. Por lo tanto, me reservo mi opinión y en esta columna retomo la cuadratura de la economía circular y cómo este concepto que nació en el Norte Global no es más que un espejismo del sistema.
Una de las estrategias más utilizadas por el modelo de producción-consumo para vendernos falsas soluciones y/o salidas de final de tubería, es inventar o apropiarse de conceptos para quitarles fuerza y acomodarlos a su propio beneficio, el cual no siempre o nunca es en beneficio de las comunidades y la naturaleza.
Esto a pasado con el término y todo lo que rodea a la economía circular, donde la narrativa ha sido absorbida en su totalidad por el discurso capitalista dominante, dándole una visión mercantil y economicista, además de tener una idea de lo que significa circular bastante débil, pues al no hacer una crítica a las causas políticas y sistemas de la crisis socio-ecológica que vivimos actualmente, solo sirve para fundamentar la nueva fase del sistema de clases basado en una falsa idea ambientalista que sirve para darle entrada a un sistema neofeudal mucho más agresivo que el neoliberalismo actual.
Antes de analizar lo que nos quieren vender como economía circular, veamos cuál modelo económico es el que ha imperado en estos tiempos neoliberales, los cuales para muchos historiadores ha sido el peor sistema de clases en la historia, al menos en lo que se refiere al trato a la naturaleza.
Primero este modelo tiene como base una mentira. La mentira del crecimiento infinito en un planeta finito, con límites muy bien establecidos. Bajo esta mentira es que se armó toda una teoría económica lineal, insostenible y criminal. Para no entrar en muchos líos sobre conceptos económicos, teorías, etc., etc., lo que tenemos en la actualidad básicamente se resume de la siguiente manera: Extracción -la naturaleza proveer los bienes que necesitamos como civilización- Producción -se buscan zonas de sacrificio para instalar las fábricas donde se producirán los productos que vamos a consumir, mediante procesos altamente contaminantes y tóxicos- Distribución -en la actualidad podemos consumir los habitantes de la ciudad de Toluca, duraznos de Chile, envasados en China, es decir que los productos viajan cientos de miles de kilómetros – Consumo -hoy en día consumimos más de lo que necesitamos para nuestra supervivencia, dejando una enorme huella ecológica detrás de nosotrxs- Disposición -las alternativas para nuestros residuos son enterrarlos o incinerarlos. Estas dos prácticas dejan a su paso una contaminación muy agresiva y una falta de justicia socioambiental que se suma a toda la cadena que sostiene el modelo de producción-consumo. Todas estas partes de la economía lineal tienen un fuerte impacto en la naturaleza y las comunidades cercanas donde se llevan a cabo, es decir en todo el mundo, especialmente en aquellos donde viven las poblaciones más vulnerabilizadas por el propio sistema.
Para que esta economía funcione, ojo, funciona para quienes tienen el poder económico y político, para que lo haga; la privatización, la extracción, el desplazamiento son fundamentales en su accionar. No podrían sin estos tres factores, por lo que décadas de neoliberalismo y capitalismo de Estado han traído consigo una crisis socio-ecológica histórica que tienen en la crisis climática su mejor ejemplo como causa-consecuencia de todos estos impactos.
Ante las problemáticas actuales, el sistema cambia su narrativa hegemónica para convertir sus cadenas de valor lineales en cadenas circulares, con el objetivo final de reinsertar en el ciclo de producción los residuos del último proceso, es decir, solo los que se producen en la parte del consumo, dejando fuera aquellos que estén dentro de la extracción y la producción. Los teóricos de la economía circular dicen que el objetivo es alargar la vida de los productos y cerrar el círculo de los residuos.
Si lo leemos así, se lee como una solución a la problemática de los residuos principalmente, la cual podría tener como resultado una mejora en todas las fases del sistema económico lineal para convertirse en circular. Lamentablemente esto no ocurre, pues en la práctica es solo un parche mal puesto, una buena idea que desde donde se pretende aplicar no permite ningún tipo de avance significativo sino todo lo contrario. Cuando el concepto de economía circular entra en contacto con los gobiernos, con las empresas, principalmente aquellas que tienen un carácter transnacional pierde todo sentido. No hay como empatar la idea de crecer sin límites con una idea de cerrar círculos.
En México, desde hace un par de años se trabaja en una ley de economía circular propuesta por el Senador de MORENA Ricardo Monreal y el apoyo de algunxs investigadores y activistas. Dicha propuesta tiene como base la Ley General de Prevención y Gestión de Residuos, pues tienen la idea de que transformarlo en combustible para la producción de energía, es una forma de ir cerrando el círculo. El primer error es que no están viendo más allá en la cadena lineal del modelo de producción-consumo.
No se busca detener la extracción de ecosistemas para la producción, al contrario, esta podría aumentar. Tampoco se prevén los daños en la salud ambiental y humana que estos procesos de termovalorización causan y que están fuertemente documentados en todo el mundo. Esta ley solo se centra en darles valor calorífico a los residuos sólidos urbanos en su disposición final. Por lo que la convierte en una ley ineficiente y muy alejada de lo que necesitamos como país ante el colapso que se viene.
La economía circular no busca contradecir al capitalismo -ni neoliberal, ni de Estado- tampoco busca contradecir al modelo de producción-consumo, al contrario busca mantenerlo con ciertas modificaciones que solo benefician a quienes tienen el poder tanto político como económico. La llamada transición en la que se basa todo el concepto de economía circular es imposible desde este sistema, por lo tanto no se puede pensar que aquí está la solución a la crisis.
Para cerrar con esta reflexión. Un concepto, una teoría, una praxis como lo es la economía circular desde el mito del crecimiento ilimitado no funciona. Si este parte en mantener el sistema extractivista, si mantiene este modelo de producción-consumo que nos tiene en jaque civilizatorio.
Este concepto, teoría, praxis no puede funcionar sin el componente bio-cultural que aportan las propias comunidades, es imposible sino parte de un profundo enfoque ecosistémico. La única forma de convertir a la economía en un proceso no circular, pero si solidario, comunitario, es partiendo desde el decrecimiento a la par que se buscan medidas de recuperación ecosistémica, reconociendo los propios límites de la naturaleza para comenzar a poner los de nosotrxs como colectivo, como especie.
Desde la rebelión contra Elisyum
Octubre 2024
Jorge Tadeo Vargas, sobreviviente de Ankh-Morpork, anarquista, escritor, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena.
Hace años que construyo mi caja de herramientas para la supervivencia.
Algunos días viajo a Mundo Disco.