Para las personas trans en Jalisco, el acceso a la salud y al reconocimiento pleno de su identidad, no son derechos garantizados, en su lugar, se enfrentan a un sistema de salud que les somete a prácticas discriminatorias y negligencias, en especial, para quienes deciden iniciar con procesos quirúrgicos de afirmación de su identidad.  

Las respuestas obtenidas por instancias como el Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva y el OPD Servicios de Salud, es que en Jalisco no se practican procedimientos quirúrgicos de reasignación de género, al tratarse de “un tema sumamente delicado y complejo que requiere varias intervenciones para que el cuerpo se adapte a la medida de lo posible al sexo opuesto”.  

Testimonios de hombres y mujeres trans revelan qué han tenido que hacer para acceder a estos servicios dentro de clínicas privadas y públicas en otros estados, aunque lamentablemente, también denuncian las negligencias y violencias médicas que han sufrido cuando acuden a sitios no regulados. 

*Diego y Frida son nombres ficticios para proteger la identidad de las personas que compartieron sus experiencias y testimonios. 

Escrito por Abigail Zataray, Braulio Jabib, Juan José Maya, María José Alatorre, Nathalia Pacheco, Vanessa Ochoa. 

 En Jalisco, las personas trans enfrentan situaciones desafiantes al tratar con las instituciones del Sistema de Salud Pública. A pesar de la creación del Protocolo para el Acceso sin Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica para personas LGBTIQ+ en 2017, el cual surgió como respuesta a la urgente necesidad de garantizar un trato digno y respetuoso para esta población, numerosos testimonios y organizaciones –especialmente- dentro de la comunidad trans, expresan su descontento con la calidad y accesibilidad de los servicios ofrecidos.  

Si bien, las instancias de salud pública dicen “conocer” el Protocolo para el Acceso sin Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica para personas LGBTIQ+, en las experiencias de las organizaciones y de personas usuarias de estos servicios, no sólo existen requisitos que condicionan y obstaculizan estos procedimientos, en algunos otros casos, han experimentado la negación de estos servicios minutos antes de comenzar las intervenciones quirúrgicas. 

Según los datos del Instituto Nacional de Salud Pública (2021), el 39 % de las mujeres trans alguna vez tuvo problemas para obtener atención médica por su identidad de género. 

El acceso a los procesos de afirmación de género ha sido señalado como uno de los puntos más críticos, empujando a muchas personas a buscar atención en instituciones privadas, así como un trato más respetuoso y especializado por parte de las personas profesionales de la salud: 

“Yo acudí al IMSS y duré más 2 años en el proceso. Primero fui con una doctora y me dijo: “no, eso no se puede aquí”, entonces le dije: “pues me dijeron que sí, aquí hay un protocolo que habla acerca de cómo tratan a las personas trans” y ella dijo: “bueno, pues te voy a mandar a ginecología”. Me mandó a todas las especialidades que pudo. Me acuerdo de que incluso fui a urología y estuve esperando como una hora solo para que me dijera: “¿tú qué haces aquí? Pues tú no tienes nada”. Después de estar en ginecología y en urología, me mandaron a endocrinología y me dieron cita hasta el siguiente año.” Narra Diego*, un hombre trans que desde el año 2019 intentó comenzar un proceso de reafirmación de género en distintos hospitales públicos y privados en Jalisco.   

Diego logró dar el primer paso para comenzar con su proceso de transición en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo consiguió haciendo valer los derechos establecidos dentro del Protocolo de Acceso a la Salud sin Discriminación. Sin embargo, en el proceso identificó que no todo el personal del sector de salud público se les capacita sobre la implementación obligatoria de dicho protocolo. 

Otros testimonios, como el de Alex, hombre trans de 21 años, dejan en evidencia que existe dilación en los procesos de atención, revictimización, discriminación, lo que termina por desalentar a quienes acuden a buscar el acceso a estos servicios

“Asistí al IMSS, mi clínica es la 84 y ahí fue un poquito más complejo, busqué asesoramiento y no me lo dieron, y ahora cuando voy a mis consultas médicas de rutina, sí ha sido muy difícil porque no me reconocen como hombre trans y como yo todavía no he cambiado mi nombre legalmente, pues me siguen tratando como una mujer, entonces entrar al área de ginecología pues es complejo siendo un hombre trans”, declara Alex. 

Discriminación e ineficiencia en los servicios de salud pública  

Que la comunidad trans pueda acceder a la realización de procedimientos quirúrgicos que les permitan ejercer su derecho a la identidad, dentro los servicios públicos de salud en el estado de Jalisco, no ha sido sencillo. Las organizaciones de la sociedad civil, así como las propias personas que integran esta población, se han tenido que enfrentar con un sistema obsoleto que obstaculiza el acceso pleno a sus derechos. 

El Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva “Dr. José Guerrerosantos”, ha sido la institución a la que recurrentemente acuden las personas de la comunidad trans para realizarse cirugías que les permiten iniciar con sus procesos de transición, para quienes eligen hacerlo quirúrgicamente. En este lugar, refiere, Izack Zacarías, vocero de Impulso Trans, la población acude a realizarse cirugías como: mastectomías, implantes corporales o alguna otra cirugía básica.  

Impulso Trans es una asociación civil sin fines de lucro que tiene como objetivo asesorar, informar y acompañar a las personas de la comunidad trans buscando ayudarles a mejorar su calidad de vida.  

Izack es defensor de la comunidad que exige y lucha porque las personas trans obtengan condiciones de vida dignas y que sus derechos sean respetados. Por ello, ha logrado documentar que existen tres requisitos obligatorios para que un hombre o mujer trans pueda acceder a alguna cirugía de afirmación de identidad:  

  1. Carta de valoración del psiquiatra o dictamen psiquiátrico. 
  2. Que la persona esté en tratamiento hormonal.  
  3. Que la persona haya realizado su cambio de nombre y género. 

Aunque existen estos requisitos para comenzar con la atención médica, no son los únicos, hay uno más “no escrito”, asegura Izack, y que responde a lo que llama el “ojo genérico del médico”, que no es más que la mirada sesgada y subjetiva del personal sobre si la persona “se ve” o “no se ve” como lo que dice ser: 

“El otro requisito es el ojo genérico del médico, si desde su ojo dice: ¡ah no!, este si se ve hombre, te hace la mastectomía. Si no te ves hombre, te ponen barreras. Lo mismo pasa con las mujeres, si desde mi perspectiva te ves mujer, se la hacen fácil.  Si desde mi perspectiva (la del personal médico) no, te bloquean y te bloquean a ver quién se enfada primero”, declara Izack. 

El Instituto Jalisciense Cirugía Reconstructiva resulta una alternativa accesible para quienes buscan practicarse algún procedimiento quirúrgico de esta u otra índole, sin embargo, para la población trans, las prácticas de discriminación son una constante. Izack menciona que, en un principio, Impulso Trans, a través de sus profesionales en medicina, emitían las cartas psiquiátricas solicitadas por esta instancia, para llevar a cabo las cirugías. Después, sin previo aviso, el instituto negó las cartas emitidas por médicos privados y comenzó a redirigir a las personas a instancias públicas, como el IMSS. 

A través de la Solicitud de Acceso a la Información (folio 141296524001024), enviada a la OPD Servicios de Salud Jalisco, se requirió conocer “el número de solicitudes aceptadas y denegadas por el Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva para realizar cirugías/operaciones de reasignación sexual / cambio de sexo / reasignación de sexo-genérica o reafirmación de género para la comunidad trans” entre el año 2019 y 2024. El instituto respondió: “al respecto le informo que este instituto no cuenta con solicitudes de afirmación de género de la comunidad trans del 2019 a 2024”. 

Así mismo, se le pidió informar si el personal de salud de este mismo instituto “Conoce y aplica el Protocolo para el Acceso sin Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica de las personas LGBTTTIQ+”. La respuesta, revela vagamente: “se dio a conocer dicho protocolo al personal del instituto”. 

Esta respuesta no deja claro si como parte de la práctica médica del personal del instituto este protocolo es aplicado. Esto es un tema muy importante, ya que, de no ser así, lo anterior resulta una violación a los derechos humanos de las personas trans. El propio Protocolo para el Acceso sin Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica de las personas LGBTTTI, reconoce una condición importante: “existe un área de oportunidad en las instituciones para establecer esquemas de prestación de servicios en salud basados en la no discriminación y con enfoque en los derechos humanos.” 

Dentro de Impulso Trans se encuentra Diego, un hombre trans que ha vivido la discriminación por parte de los servicios públicos en el estado de Jalisco. En este caminar, ha tenido que aprender a exigir y a resistir a los tratos discriminatorios y transfóbicos dentro del sistema de salud.   

En 2020, Diego comenzó a recibir el seguimiento correspondiente a su proceso de transición y afirmación de identidad dentro de la clínica del IMSS que le correspondía. Lo había intentado desde 2019, pero en todo el proceso experimentó tratos que atentaban contra su dignidad como persona. Denuncia que al llegar al área de psiquiatría el médico le cuestionó y humilló: “Es que eres muy bonita para transicionar, ¿por qué lo quieres hacer?”, esas fueron las palabras del psiquiatra.  

Sin embargo, esta no fue la única vez que sufrió discriminación por parte del personal médico del IMSS. Diego acudió a la clínica 110 del IMSS para darle continuidad a su proceso, no obstante, le negaron la atención. El médico que le recibió le dijo tajantemente “yo no trato a tu gente”.   

En busca de alternativas, Diego comenzó con los trámites para ser atendido y realizarse una mastectomía en el Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva. A pesar de ello, la burocracia y los trámites que le solicitaban se complicó cuando el personal médico “se enteró” que él era una persona trans.   

“…para darme cita seguían diciendo que tenía una infección urinaria, tuve que ir con una ginecóloga del sector privado que me dijo que la infección no era motivo para no llevar a cabo el procedimiento”, señala Diego.  

A pesar de la burocracia y la obstaculización de su cirugía, Diego lo consiguió finalmente, aunque lo que después pasaría rebasó totalmente lo que estaba dispuesto a tolerar.   

Encontrándose en el quirófano, canalizado y listo para la operación, le negaron el procedimiento. La frustración y la inconformidad llevaron a Diego a presentar una queja formal ante el Área de diversidad sexual de la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres.  

“A partir de ahí tuve que levantar una queja”, precisa Diego.  

Tras conocer esta situación, se realizó una solicitud de información a la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) con (folio 140293224000210). Se solicitó conocer el número de quejas y recomendaciones por discriminación en contra de la comunidad LGBTIQ+ de 2018 a julio de 2024, se solicita desglosar la información por año y por mes. Además, se requiere información sobre cuántas de estas fueron presentadas señalando que el motivo de la discriminación fue su forma de vestir. Informar cuáles fueron las dependencias señaladas.  

La (CEDHJ) respondió lo siguiente: en respuesta a su solicitud se informa que se adjunta lo requerido de manera electrónica, arrojó 75 quejas, de las cuales 20 son por discriminación por género; durante el periodo comprendido de 2019 a 2024.  

El caso de Diego es paradigmático, pero es evidente que hay más testimonios de víctimas del sistema de salud pública.   

Frida*, una mujer trans, acudió por primera vez al IMSS para iniciar con su terapia de reemplazo hormonal, desgraciadamente la clínica no contaba con los medicamentos necesarios.   

“Fui tres veces a reclamar los medicamentos y nunca llegaron”, declara Frida.  

Según relata, el personal que le atendió dentro de su clínica del IMSS desconocía el Protocolo para el Acceso sin Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica de las personas LGBTTTI y, por ende, tampoco “sabían” cómo atenderla.  

También menciona que el personal médico no tenía el conocimiento para realizar los estudios que la misma institución le había solicitado a Frida. Esta situación la orilló a acudir a una clínica privada para recibir un trato justo.   

Frida, Diego y Alex, quienes acudieron al IMSS en busca de asesoramiento para iniciar con sus procesos de transición, les fue negada la atención u obstaculizada. Además, a Diego y Alex no respetaron sus pronombres.  

“Cuando voy a mis consultas médicas de rutina en el IMSS, no me reconocen como hombre trans. No me he cambiado el nombre legalmente, y me siguen tratando como mujer”, señala Alex. 

Condiciones Mínimas para Garantizar Servicios de Reafirmación de Identidad  

Para garantizar un trato digno a la comunidad trans, el Sistema de Salud Pública en Jalisco debe cumplir con una serie de condiciones mínimas que garanticen la integridad, así como el respeto a los derechos humanos de las personas trans. Derechos como el Derecho a la identidad de género y el Derecho a la salud.  

Estas condiciones incluyen: la capacitación del personal médico en temas de diversidad de género y conocimiento del Protocolo para el acceso a sin Discriminación a la prestación de Servicios de atención Médica de las personas LGBTTTI.    

De acuerdo con la Solicitud de Acceso a la Información (folio 142041924001447), resuelta por la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Salud del Estado de Jalisco, dentro del Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva “no se practican procedimientos quirúrgicos de reasignación de género”, al tratarse de un tema sumamente delicado y complejo que requiere varias intervenciones para que el cuerpo se adapte a la medida de lo posible al sexo opuesto”.   

En la misma se enlistan una serie de procedimientos quirúrgicos que responden a la forma en la que se “codifica” “un egreso de paciente internado por cambio de sexo” y/u “operaciones para la transformación del sexo”, entre ellos: vaginoplastía, mamoplastía, condrolaringoplastía, glotoplastia, cirugías faciales (blefaroplastia, mentoplastía, etc.), corporales (gluteoplastía, abdominoplastia, etc.), depilación láser, faloplastía, falotrasplante, mastectomía bilateral, histerectomía y anexectomía, terapia hormonal.   

Ya que al tratarse de una “intervención radica”, señala la explicación dada en la solicitud, que conlleva “convertir los genitales de un sexo al otro”

De acuerdo con la respuesta ofrecida por la Secretaría de Salud del Estado, esta codificación es la que ha definido el grupo colegiado de la Red Latinoamericana y del Caribe para el fortalecimiento de los Sistemas de Salud de la Organización Panamericana de la Salud.  

“Por lo tanto, en la medida en que el médico registre el tipo de intervención, es necesario asignarle un código a cada una de ellas- Concluyendo, la codificación para este caso sería: CIE-10: Z70.3 y CIE-9-MC: 64.5”, afirma en respuesta la Secretaría de Salud de Jalisco.  

Al codificar el proceso de reasignación de género con códigos de enfermedades (CIE-10 y CIE-9-MC), se refuerza la idea de que la identidad trans es un trastorno o una patología que debe ser “corregida”. Este enfoque puede perpetuar la estigmatización de las personas trans y refleja el desinterés del sector salud por cambiar su perspectiva de género.  

Es fundamental que haya acompañamiento psicológico, sin embargo, la respuesta sugiere que es necesario para la “aceptación del nuevo rol”, lo que puede entenderse como un enfoque que ve la identidad trans como algo que necesita aceptarse o validarse desde una perspectiva externa, en lugar de reconocerse y respetarse como una vivencia auténtica.  

Esta perspectiva resuena más si analizamos los discursos y testimonios de personas trans que han sido atendidas por psiquiatras de la Secretaría de Salud, como Diego. El cual asegura que en su primera sesión psiquiátrica como parte de su proceso hormonal de transición dentro del IMSS el doctor cuestionó su decisión de comenzar su transición.  

Resulta importante destacar que, la Secretaría de Salud del Estado reconoce en esta solicitud que dicho instituto, tampoco cuenta con personal especializado o capacitado para este tipo de procedimientos, e insiste “ya que es un proceso quirúrgico que requiere de personal altamente capacitado por los riesgos que implica”.  

Mapa Interactivo de Vanessa Ochoa Padilla

Las consecuencias para las personas trans

La violencia institucional hacia las personas trans, en torno a su derecho a la salud inicia desde que se les niega la atención o servicios pero puede alcanzar otras situaciones como los malos tratos que atentan contra su dignidad y su salud integral.   

El Protocolo de Actuación para quienes imparten justicia, de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación, menciona que el Comité de Derechos Humanos (CDH) ha afirmado que “las prácticas y las actitudes homofóbicas, sexistas y transfóbicas de las instituciones y el personal de atención de la salud pueden disuadir a la comunidad LGBTIQ+ de recabar servicios”.  

Harumi Hirata es psiquiatra y una de las fundadoras del Centro de atención Transgénero Integral (CATI)- Clínica Transgénero. Desde su experiencia y la de sus colegas reconoce lo importante que resulta conocer y valorar los riesgos sociales y de salud que pudiera presentar una persona que decide comenzar con un proceso de afirmación de identidad, por medio de procedimientos quirúrgicos o médicos:   

“Saber cuáles son los riesgos en salud y los riesgos sociales que tiene la persona y los riesgos para que suspendan los tratamientos, lo que valoramos es una salud mental en general y si tienen algún tema de psiquiatría, o sea depresión o ansiedad. Porque uno de los principales cambios que vamos a ver al inicio de los tratamientos de reemplazo hormonal es, alteraciones en el estado de ánimo” – explicó la Dra. Harumi.

Conocer lo anterior es fundamental, pues sumada a la dilación en los procesos de atención en las instituciones de salud y la negación de los servicios, se encuentra la desinformación o la falta de información especializada, que han orillado a las personas a tomar decisiones que pueden ponerlas en riesgo, como automedicarse con hormonas sin supervisión médica.   

Cómo la población trans resuelve las deficiencias del sector salud y cuáles son sus consecuencias

De cada 10 personas trans que llegan a Impulso Trans, siete prefieren atenderse en el sector privado tres buscan la opción de entrar al servicio público, afirma Izack.   

Tras haber recibido un trato indiferente, miradas raras y una atención insuficiente en su clínica del IMSS, Frida se desanimó y optó por atenderse dentro del sector privado, donde asegura que sí recibió un trato digno. “Cuando fui al IMSS a hacerme los exámenes de laboratorio que me pidió la doctora de ahí, los empleados no sabían nada. No supieron ni qué me estaban pidiendo” expone Frida. Igualmente, una de sus amigas, que no quiso esperar los largos tiempos de espera en un hospital público, también le hizo decidir recurrir a un hospital privado.  

Frida, optó por un servicio médico privado para recibir una atención digna, con personal capacitado, sensibilizado, con perspectiva de género y donde se le atienda con prioridad. En el Centro de atención Transgénero Integral (CATI) de los 800 pacientes que reciben, cerca del 30% son población trans que viaja de otras partes de la República Mexicana a la Ciudad de México, según su fundadora Harumi Hirata.   

 Así lo reconoce también, Izack de Impulso Trans:  

“A nivel general, la atención en el servicio público es pésimo, te tratan mal. Hay mucha población trans que, aunque tiene acceso a salud pública, prefiere el privado o prefiere la automedicación antes de ir a la salud pública”, señala Izack.  

En el Área Metropolitana de Guadalajara, se creó la Unidad de Medicina Sexual dentro del Hospital Zoquipan, sin embargo, aunque se buscó tener una entrevista con el personal médico que trabaja en esta área, no se obtuvo respuesta tras el cierre de esta investigación. La Unidad de Medicina Sexual se inauguró en el 2019 para la atención de la salud y los derechos sexuales de las personas transgénero. Ofrecen servicios de sexología, endocrinología, urología, ginecología y laboratorio.   

CATI, nace en el 2016 bajo la necesidad de ofrecer una atención médica integral, cálida y actualizada a personas transgénero y género no-binario. Dentro de sus servicios ofrecen salud mental, endocrinología y medicina interna, urología reconstructiva genitouretral, salud sexual, cirugía plástica, estética y reconstructiva, psicoterapia familiar, ginecología y biología de la reproducción y asesoría legal.  

Producto de la insuficiencia en la atención médica pública para personas trans, también surgió MassClinik, un coworking médico donde trabajan personas profesionales de la salud pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+. La clínica se encuentra en la ciudad de León, Guanajuato, y brindan consultoría de nutrición, de salud mental y dental, cabinas de estéticas, sala de curaciones, quirófano y consultoría médica.   

En cuanto al sector público, en todo el país solo existe la Unidad de Salud Integral para Personas Trans (USIPT) y el Centro Especializado en Medicina Integrativa (CEMI), ubicados en la Ciudad de México, que ofrecen sus servicios médicos de forma gratuita a la comunidad trans y no binarie; además de brindar servicios de tratamiento hormonal, se dedican a la salud integral.  

Condiciones Mínimas para Garantizar Servicios Médicos de Reafirmación de Identidad de Vanessa Ochoa Padilla

La USIPT se inauguró en el 2021 y desde su apertura al 31 de mayo de 2024 se han atendido 2 mil 974 personas trans. De éstas, han brindado Terapia Hormonal de Afirmación de Género (THAG) a mil 489 personas2 mil 689 consultas de medicina general, 5 mil 638 atenciones psicológicas 2 mil 469 atenciones psiquiátricas.   

La Clínica Condesa, la Unidad de Salud Integral para Personas Trans junto con el Centro Especializado en Medicina Integrativa (CEMI), son las únicas clínicas públicas en el país que ofrecen el tratamiento hormonal de afirmación de género de manera gratuita. Todas se localizan en la capital del país.   

La falta de atención médica en el servicio público, la desinformación y la falta de información de la misma comunidad trans sobre lo que implica el consumo de los medicamentos son las principales razones por las cuales deciden automedicarse y/o recurrir a prácticas clandestinas. La desinformación viene desde los actos de discriminación por transfobia en los centros escolares, familiares y sociales, asegura Izack.   

Personas trans deciden inyectarse polímeros o biopolímeros o aceite de carro, de cocina o de bebé en las nalgas y en los pechos. Estos procesos pueden terminar en reacciones inflamatorias y autoinmunes que acaban con la vida de las personas, afirma la Dra. Harumi.   

“Médicos adaptan casas para hacer clínicas clandestinas y llevar a cabo procedimientos quirúrgicos, ya que ellos no quieren ser “quemados” ante la sociedad médica”, señala la Dra. Harumi. 

La población trans, que arriesga su vida lo hace desde un punto de quiebre donde la disforia es tan intensa, que su anhelo de ser quienes son es más grande que cualquier otra cosa, que prefieren ir a estas prácticas pese a conocer los riesgos, señala la Dra. Harumi.   

En su mayoría, las personas que acuden a esta automedicación son las personas trans que están en una situación precarizada, que se encuentran en situaciones de trabajo sexual, de calle o violencia, explica Izack. Es más común que las mujeres trans recurran a estas prácticas que les ponen en riesgo, sobre todo con los temas de biopolímeros, aceites, siliconas que se inyectan sin ningún cuidado y con prácticas insalubres. El tema de la automedicación del tratamiento hormonal es muy común, sobre todo con la testosterona, que es muy fácil de clonar.   

“Acerca de 5,000 personas trans a nivel nacional, el 40% menciona estar en un proceso de automedicación, 10% no están en tratamientos hormonales y el resto sí está en controles médicos, ya sea en servicios públicos y/o privados”, de acuerdo con los registros de Impulso Trans.  

Exigencia de un mejor sistema de salud pública

“Hay un 50% de posibilidad de que te den el tratamiento y una atención digna y respetuosa”señala Izack. Frente a ese 50% de posibilidades restantes, la población trans exige que sean garantizados sus derechos a la identidad y al acceso a la salud, a mediante una atención digna y de calidad dentro del sistema público en el estado.  

 “Necesitamos que el protocolo esté implementado, que haya un documento aprobado, que tenga una normativa”, manifiesta Izack.  

Exigen que haya personal con perspectiva de género que esté capacitado para que la atención y el seguimiento que se les brinde sean el adecuado. Los servicios médicos púbicos deben de asegurar el derecho al acceso a la salud de las personas trans sin ningún acto discriminatorio o de rechazo.  

“Ser una persona trans, es un proceso muy complicado y lo único que queremos es respeto y visibilización”, señala Alex. 


***



Publicado originalmente en http://Zona Docs


Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Guadalajara, del cual ZonaDocs fungió como Socio Formado.