Ayotzinapa vive…la lucha sigue

Un pequeño contingente, si se quiere, pero un gran compromiso de esos personajes que este Domingo 26 de marzo se manifestaron enfrente de la Plaza Emiliana de Zubeldía, debajo de las escalinatas del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora para unirse, una vez más, a la demanda de “vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

Por Isabel Dorado Auz.

Podría parecer anecdótico, pero no lo es. Se mantiene encendida la llama de la exigencia de Justicia y al mismo tiempo se brinda un saludo solidario a la lucha que sigue vigente por parte de los padres de los 43 desaparecidos. A pesar de ser tiempos de un valemadrismo oficial ante las exigencias populares, siguen las protestas y se multiplican. Aunque no se ha logrado una integración total de las diversas luchas, poco a poco se van uniendo los movimientos, incluso a pesar de muchas fobias que se han experimentado en los últimos años.

Muchos tienen la esperanza de que pronto nuestro país dará un salto cualitativo hacia un mejor gobierno, ya sea por la vía electoral o por la insurgencia popular pacífica. Mientras tanto, la lucha sigue, aunque desigual, enfrentando a un aparato estatal avasallante que empieza a mostrar sus primeras grietas. De hecho, que se esté señalando nuevamente al Ejército en este tipo de desapariciones forzadas, nos estaría hablando del nivel de desesperación en que están cayendo los dueños del poder político mexicano, quienes no necesariamente son los “políticos” que dan la cara, sino esas siniestras mentes que ven amenazados sus privilegios muy particulares.

Tiene que llegar el momento, y es nuestra responsabilidad impulsarlo, de que termine el desgaste de nuestro Pueblo y se logre JUSTICIA, de una vez por todas, en tantos casos abiertos que laceran nuestro tejido social. Que todo el rigor de la ley se aplique en contra de los autores materiales e intelectuales de muchas tragedias, y que nuestros esfuerzos consigan cambiar la inercia del poder político actual. Desprender del Ejército a todos aquellos elementos que se han olvidado que están para salvaguardar la integridad nacional y que sus acciones deben ser encaminadas a proteger la soberanía nacional en lugar de estar al servicio de unos cuantos arribistas que ocupan posiciones políticas para beneficiar, y hacer negocios, con unos cuantos vivales.

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Aunque la prensa no toma nota de la integración de movimientos, o al menos no los analiza en su justa dimensión, podemos decir que la capital sonorense ha dado muestras de cierta integración regional. El movimiento del NO AL GASOLINAZO logró convocar a ciudadanos de diversos municipios y ciertos liderazgos provenientes de la Baja California y de Chihuahua en incipientes intentos de que la lucha sea más organizada.

De igual manera, la lucha magisterial también ha dado muestras de integración a otros movimientos sociales y hoy es común ver a activistas de diversas luchas integrándose en un solo discurso para enfrentar al que paradójicamente es el enemigo común, el Estado. Un Estado que debiera ser el garante de la integración del país, haciéndose responsable de la impartición de Justicia y como un gran promotor del Bienestar Social.

Debemos estar conscientes, pues, que cualquier apoyo a la lucha de Ayotzinapa no debe ser minimizado. Por el contrario, debemos establecer el compromiso de mantener la llama encendida y seguir brindando ese apoyo solidario desde estas lejanas tierras a un Pueblo que, a través de sus hijos, está luchando por conquistar un mejor futuro para las nuevas generaciones.

auz3@correom.uson.mx