Parece hasta un contrasentido el título de esta colaboración, pero si hacemos un análisis a conciencia nos daremos cuenta que tiene mucho de verdad a pesar de la gran aprobación popular del presidente, quien lejos de desgastarse en sus primeros meses de gobierno ha incrementado su nivel de popularidad. Aún así, se percibe una especie de divorcio entre el discurso del presidente y el actuar de su equipo de gobierno.
Veamos un simple caso que es promesa de campaña y que todavía no logra resolverse: la reinstalación de los maestros cesados en Sonora. Uno podría pensar que un buen accionar del equipo de gobierno a nivel local tendría para estas fechas el problema resuelto producto de las negociaciones que debe entablar con la titular del poder ejecutivo local. Si es un hecho la reinstalación, como lo mencionó el presidente en su discurso en esta capital sonorense, por qué no darle celeridad al trámite. Por qué no romper ese distanciamiento entre la gobernadora y la fracción parlamentaria de Morena para hacer realidad la Reconciliación que fomenta, en el discurso, el presidente y evitar ese vergonzoso episodio de los abucheos y loas dirigidos a la gobernadora durante el breve discurso dirigido a la audiencia del mandatario nacional.
Seamos claros, quienes esperábamos ansiosos esta visita nos hubiera gustado que una parte importante del discurso retomara la serie de peticiones que se le hicieron llegar al presidente en el transcurso de la semana, o quizás la elaboración de una especie de agenda para tratar cada uno de los asuntos en la instancia respectiva del equipo de gobierno a nivel local que ostenta la representación del Gobierno Federal.
No son pocos los temas y todos revisten una singular importancia. Está el caso de los mineros de la sección 65 de Cananea que perdieron su fuente de trabajo y llevan años luchando por recuperar el contrato colectivo de trabajo que les agandalló la CTM. Relacionado a este tema está la contaminación del Río Sonora provocado por el derrame de un represo de Grupo México causando así uno de los peores sucesos de contaminación ambiental en las últimas décadas.
Qué decir del eterno dolor que siguen padeciendo los deudos de los niños y niñas víctimas del incendio en la Guardería ABC, quienes no saben si tienen que esperar meses o todo el sexenio para alcanzar la justicia que han estado demandando por tantos años. La precaria situación que sigue padeciendo la etnia Seri y el permanente conflicto entre un grupo de Yaquis y la empresa que pretende, a fuerzas, hacer cruzar un ducto por ese territorio indígena, situación que ha provocado que uno de los integrantes de esa etnia permanezca preso.
No menos importante es el serio problema ambiental que un grupo de ciudadanos y agrupaciones ambientalistas hemos venido denunciando sistemáticamente. Resulta ilógico que en una ciudad que carece de áreas verdes, la gobernadora pretenda vender el Parque la Sauceda, un lugar ideal para crearle a la ciudad otro pulmón parecido al que representa el Parque Madero, mismo que se ha intentado privatizar en al menos cuatro ocasiones.
Preocupa, también, que un personaje que hacía mofa de las luchas ambientalistas haya sido nombrado, justo antes de la llegada del presidente, como Delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente. Un personaje que de la noche a la mañana pasó de ser un cuestionado tesorero en el municipio de Guaymas a ostentar el cargo en mención. Corremos el riesgo que una unidad deportiva tan importante como la que alberga al estadio de béisbol Héctor Espino pase a manos privadas perdiendo así un importante espacio físico, el cual podría instituirse en otra importante área verde conservando el estadio para fomentar el béisbol amateur y ocupando grandes franjas del estacionamiento actual para plantar árboles que oxigenen esa actual isla de calor generada por el “progreso de concreto”.
Por lo visto, el equipo local del gobierno federal no ha hecho su chamba, todavía, en relación a los diversos temas mencionados. Por lo mismo, en lugar de recibir noticias de la apertura de un proceso específico de solución, nos tuvimos que conformar con la frase del presidente de que todo se arreglará, si no en el presente año si en lo que queda del sexenio.
Cuando se desgaste el discurso y la realidad lo rebase, entonces el bono democrático será solo una ilusión. Por eso, requerimos que nuestro presidente cuente con un verdadero equipo de gobierno y no con esa estructura muy buena para el aplauso y el abucheo. Es otra la forma de fortalecer la imagen de quien, en sus sueños, quisiera llegar a insertarse en la historia y ser recordado como un Benito Juárez, un Madero o un Lázaro Cárdenas del Río.
Por: Isabel Dorado Auz.
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