Después de un giro sorprendente por parte de las dirigencias sindicales universitarias, que pasaron de ser muy críticas en el desfile del Primero de Mayo a ser tapetes de los intereses políticos de las autoridades estatales, todavía está en veremos la implementación del Convenio Neoliberal del ISSSTESON.
Al parecer, las autoridades están esperando el inicio de vacaciones para dar el golpe final. Pensarán que será más difícil que se organice una resistencia conjunta de los inconformes en ambos sindicatos y jugarán también con los tiempos legales. Dicen los que saben que se cuenta con 15 días hábiles a partir de la firma del convenio, los cuales se cumplen este lunes 24 de junio, pero otros arguyen que esos quince días debieran empezar a contabilizarse a partir de la implementación del convenio que es cuando se empiezan a sentir las consecuencias del mismo.
Aunque pareciera una lucha ganada, por parte de las autoridades, creo que todavía hay mucho que hacer al respecto. Claro está, todo dependerá de la inconformidad que se genere al interior del campus universitario. Solo se ocupa una parte de los poco menos de 500 trabajadores universitarios que votaron en contra del convenio neoliberal, con lo cual se causaría un efecto similar a lo ocurrido con la protesta por la implementación de la Ley 4, con un pequeño aliciente: la protección que confiere el artículo 14 de nuestra Constitución Política, el cual establece que “A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna”. En tal sentido, a todos los trabajadores universitarios se nos deben respetar el derecho a continuar con el convenio de 1990 en caso de que no queramos avalar la implementación del convenio lesivo que recientemente signaron las autoridades del ISSSTESON y de la Universidad de Sonora. Por eso es importante que cada uno de nosotros hagamos correctamente nuestras cuentas personales para tomar las decisiones correctas y una de ellas es la acción legal.
Claro está, que será hasta que empiecen los descuentos cuando se observará el impacto negativo real de lo que nos quisieron vender como lo mejor para nuestro sistema de pensiones y jubilaciones. En el caso de los maestros la famosa jubilación del 100 % es una vil mentira y el cambio representa una muy onerosa cotización a cambio de un “beneficio” totalmente raquítico. En el caso de los trabajadores del STEUS se complica aún más dado que una gran parte de ellos tienen contratados préstamos a través de la caja de ahorro y reciben una pequeña parte de su salario en cada recibo de nómina, por lo que la implementación del convenio neoliberal afectará más severamente sus de por sí decaídos bolsillos.
En fin, está por verse el verdadero desenlace de esta historia. Veremos si efectivamente logrará imponerse la autoridad o surge el despertar de la clase trabajadora.
Por: Isabel Dorado Auz.
auz3@correom.uson.mx