Después de una larga ausencia vacacional regreso con mis colaboraciones semanales. Hacía bastante tiempo que no me tomaba en serio mis vacaciones y me di la oportunidad de consentirme un poco. Desde hace mucho tiempo siento un gran compromiso con el activismo social, mismo que absorbe gran parte de mi vida y que motiva algunas discusiones familiares, las cuales afortunadamente han ido disminuyendo.
Qué es lo que me lleva por ese camino, aún no logro comprenderlo con exactitud. Seguramente algo tendrá que ver ese espíritu de rebeldía que me ha acompañado durante tantos años y, por supuesto, esa falla permanente en el diseño del sistema político mexicano, donde sobresalen personajes que simple y sencillamente no nacieron para servir.
Por lo que sea, ya estoy de vuelta después de unas muy merecidas vacaciones, aunque en realidad no estuve ajeno a los acontecimientos cotidianos y a propuestas que han surgido desde la sociedad civil. Por ejemplo, la lucha que Lourdes Moreno y un grupo de ciudadanos están dando para que el Ayuntamiento de Hermosillo convierta en área verde un lote baldío por rumbos del Boulevard Morelos justo enfrente del hospital del ISSSTE. También he estado pendiente, y acudiendo a algunas reuniones, de esa idea de construir un Corredor Biológico que abarque un amplio sector alrededor del lecho del Río Sonora partiendo desde el vertedor de la presa Abelardo L. Rodríguez hasta el recién nombrado Ecoparque. También nos dimos tiempo para plantar algunos mezquites por rumbos de la Sauceda con el anhelo de que haya pronto una reforestación a gran escala de tan emblemático lugar. Claro está, tendríamos que contar con la complicidad de los tres niveles de gobierno para dejar atrás esa mentalidad del “progreso de concreto”.
Desafortunadamente, no todo son buenas noticias. Se insiste, por ejemplo, en comercializar una parte del Estadio Héctor Espino, dizque para generar recursos una vez que lo adquiera el Gobierno Federal, en lugar de regalarnos un área verde que tanto se necesita en ese lugar rodeado de concreto. También surgió por ahí la idea de cerrar el puente peatonal que está enfrente del Hospital General, idea que puede estar auspiciada por el Ayuntamiento de Hermosillo. De progresar estas dos iniciativas volveremos a los tiempos en que se intentó confrontar a ambientalistas con animalistas en torno a la construcción de un Parque Canino que a fuerzas querían construirlo en el Parque Madero, el único pulmón con el que cuenta la ciudad capital.
Un problema más preocupante es la inseguridad que padecen, principalmente, los municipios de Hermosillo, Guaymas, Empalme y Cajeme, donde aparecen personas asesinadas casi todos los días. Espero que sean las reminiscencias de la “guerra en contra del narcotráfico”, ya declarada inexistente por la actual administración federal, y que la conformación de la Guardia Nacional sirva para frenar esta ola de asesinatos y no sea un mecanismo más para frenar la inconformidad social.
Veremos que ocurre en los próximos meses y confirmar si realmente se están sentando las bases de un nuevo gobierno o sobrevivirán los gandallas de siempre. Por lo pronto, estamos de regreso y con energías renovadas para seguir luchando por el bienestar social desde nuestras humildes trincheras. Además, inicia un nuevo semestre en mi querida Universidad de Sonora y siempre es gratificante conocer a nuevos alumnos y aprender, junto con ellos y ellas, grandes cosas. Los profesores tendremos la oportunidad de elegir a un nuevo Comité Ejecutivo del STAUS y, seguramente, estaremos impulsando una opción alternativa a la actual dirección sindical que permitió la imposición del Convenio Neoliberal del ISSSTESON.
Estoy convencido de que si unimos pequeños esfuerzos podemos lograr grandes cambios. Ustedes dicen mis estimados lectores, yo estoy puesto para lo que venga.
Isabel Dorado Auz.
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