La artista Liliam Urías se manifiesta así luego de que las autoridades de la Universidad de Sonora emitieran una disculpa por haber retirado y desechado la intervención artística “La Sangre SE VENDE” del área central del Museo y Biblioteca, que se montó para la Cadena Feminista Mx en el marco del Día Internacional de la Mujer.
“Reiteramos que de ningún modo hubo intención alguna de coartar su libertad de expresión estética; se trató de un desafortunadísimo incidente, que estamos en la mejor disposición de enmendar”, se puede leer en el comunicado.
El montaje que constaba de unas sábanas suspendidas con los nombres en rojo de algunas mujeres asesinadas, dos cruces, una blanca y otra negra formadas con sostenes femeninos y la representación de un comedor ensangrentado como una escena del feminicidio, duraron apenas dos días, pues fueron inaugurados el sábado 07 de marzo y para el lunes 09 en la mañana ya no estaban.
Todo indica que los trabajadores de la Universidad los retiraron y los desecharon como basura, a pesar de que la artista y las personas involucradas en el evento tenían todos los permisos por parte del Departamento de Divulgación y Difusión Cultural en regla para que la intervención se quedara todo el mes de marzo.
Liliam Urías es maestra en el Departamento de Arquitectura y Diseño de la propia Unison, ha montado varias obras con temas de relevancia social como el aniversario 50 de la matanza de Tlaltelolco y por los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
Aquí compartimos el mensaje completo:
“La destrucción de una obra plástica como incidente tiene muchas implicaciones, a parte de la económica, la aportación social y cultural con la que cada artista desea hacer su aportación al crecimiento como sociedad.
Ha sido atroz ver que mi obra haya sido desaparecida y su mensaje callado, como cientos de veces he visto que los artistas son silenciados por la autoridad o las instituciones que juraron protegernos y defendernos.
La obra ya no existe, y ese mensaje en particular se ha perdido, y en el entendido que cuando es responsabilidad de todos, nadie se considera culpable. Como artista, siento una enorme preocupación del ejemplo de cómo somos tratados, minimizados y acallados porque no consideran valioso lo expuesto, y su destino es un bote de basura.
Respetando las muestras de aprecio y consejos legales que me han llegado, debo señalar que no estoy en posición de iniciar una lucha frontal contra la máxima casa de estudios por ignorar los protocolos que protegen los derechos de autor así como daño patrimonial, cultura y económico.
Sin embargo, el Museo y Universidad necesitan comprender la implicación del mensaje que semejante descuido da a los artistas emergentes y consumados, pero sobre todo a los estudiantes de bellas artes.
No he venido a pelear, pero tampoco seré silenciada. Seguiré haciendo lo que sé hacer, lo que me gusta hacer, obra con mensaje. Sin embargo, quiero extender una disculpa que no me corresponde, a los familiares de las víctimas que me pidieron que les acompañara y explicara el memorial, lo cual se organizó porque se contaba con un permiso autorizado para todo marzo, por el marco del día internacional de la mujer. Así mismo, me disculpo con aquellos medios de comunicación que me pidieron y citaron junto a la obra para narrar sus componentes, dado que la obra no está, no le veo ya sentido hacerlo de manera simbólica.
Finalmente una disculpa a los colectivos que apoyaron y tenían la esperanza de hacer visible la violencia a la que estamos expuestas todas nosotras y nuestros hijos; y no menos importante el agradecer a las personas que apoyaron en parte de la producción y montaje de las tres instalaciones, a quienes donaron prendas y materiales, además de su energía y tiempo.
Gracias por contribuir con la piezas de “la Sangre SE VENDE”, a la memoria de las mártires: Mujeres, niñas y niños de México.
Gracias.
Liliam Urías.”
Fotos y texto: Libera Radio.