Por: Isabel Dorado Auz
Después de leer con atención la carta dirigida a trabajadores y derechohabientes del ISSSTESON, por parte del director de esa institución, el licenciado Jesús Manuel Acuña Méndez, me quedaron más dudas que certezas. Por lo mismo, creo que es necesario se ofrezcan las aclaraciones pertinentes a lo que plantearé a continuación.
Empezaré por el final, y preguntaré primero al medio impreso, El Imparcial, por qué nos niega el derecho a conocer las impresiones del servidor público al negarle el derecho a que siga publicando su columna semanal, más en tiempos en que el divorcio entre el funcionario y la sociedad tiende a ser una constante, incluso en tiempos de la cuarta transformación. De hecho, esta columna, permite ver la visión del director del ISSSTESON y facilita el debate que podría llevar a la solución definitiva del problema que se está planteando.
Regresando al funcionario, afirma que “se pactaron irresponsablemente condiciones mañosas (disfrazadas de triunfos sindicales) que pasaron a ser “legales” y donde la ley que lo rige no sólo es obsoleta, sino que impide que el instituto pueda sacar la cabeza del agua”. No da más detalles y uno podría pensar muchas cosas. En particular, quiero señalar que esa ley obsoleta, “obligó” a las dirigencias sindicales a firmar un convenio neoliberal con el ISSSTESON, donde no solo se incrementaron las cuotas sindicales, sino que además se incrementaron los años de cotización para poder jubilarnos a pesar de que el presidente de la República ha dicho una y otra vez que tal situación no debe permitirse. Obviamente, eso no fue un triunfo sindical y, además, no ha mejorado la calidad del servicio. Pero si fuera interesante que nos dijera cuales son esos “triunfos sindicales” y que sindicatos los han logrado.
Dice el funcionario que durante el periodo de transición se reunió con prácticamente todos los actores (de tres sexenios) que tuvieran algo que aportar y se dio cuenta que la institución no podría estar peor. Al parecer, y a mi entender, platicó con quienes tuvieron alguna responsabilidad en la conducción de la institución y solo recibió como respuesta el clásico no hay nada que hacer, pero no le dijeron, y si lo hicieron no nos lo comparte, como se evadió la ley para tomar recursos del rubro de pensiones y jubilaciones para destinarlo a otros destinos y con ello, poner en seria crisis nuestro derecho a una jubilación digna. Dónde quedaron los seis mil millones de pesos denunciados como desfalco al inicio del gobierno de Claudia Pavlovich y dónde están los responsables. Sería bueno que también se reuniera con los derechohabientes que no se sienten representados por las cúpulas sindicales y, quizá, por ese rumbo empezaría a entender a profundidad la problemática y su posible solución.
Dice el licenciado Acuña Méndez que ha conformado el mejor equipo que pueda tener y eso suena a una muy buena noticia porque donde hay eficiencia hay soluciones. La eficiencia de ese equipo terminará, sin duda, con esa serie de vicios que ha venido padeciendo la institución y logrará el rescate de esta. Solo espero que no se siga recurriendo a recetas neoliberales para sanear las finanzas cargándole la mano a la clase trabajadora.
En mi experiencia, puedo decir que es posible lograr cambios maravillosos si se integra a la sociedad a la solución de su problemática. Desde nuestra participación en organizaciones de la sociedad civil, que trabajan sin recibir recursos, puedo afirmar que la transformación es posible, solo se requiere de una alianza entre gobierno y sociedad.