El oro tiene miles de sustitutos y equivalencias,

el agua ninguno.

Luis Enrique Ortiz

Antes que logren censurar al tecleador, como lo hicieron en El Colegio de Sonora con un documento científico*, vayan algunas reflexiones someras sobre el caso de los ríos Sonora, Bacoachi, Bacanuchi y San Pedro.

Antes que nada, recordar que el 6 de agosto venidero, se cumplen diez años del derrame de 40 millones de litros de Sulfato de Cobre acidulado, en Cananea, génesis del caudal llamado río Sonora.

El 19 del mismo mes, serán 35 años de que el priista Carlos Salinas de Gortari, entonces presidente espurio de México, le regaló a German Larrea, una de las minas más grandes de cobre en el mundo, que pertenecía al Pueblo y donde a pesar de todo, ser minero era más que un orgullo, gracias al dominio público sobre los recursos del subsuelo, podían dar una vida muy digna a sus familias. Sus hijos contaban con educación de primer mundo e inigualable atención a la salud, iban a Disney de vacaciones.

Salinas de Gortari, utilizó al glorioso Ejército Nacional, para despojar al pueblo y privatizar bajo la figura de la concesión los enormes depósitos de cobre, zinc, oro y plata que existen en Cananea. Sus aguas mismas, hoy escasas y polutas por la sobreexplotación minera, que nos manda arsénico y metales pesados hasta la capital de Sonora en una parte del fluido que bebemos.

Sería una paradoja descomunal, que algún gobierno de la Cuarta Transformación, intentase seguir defendiendo los intereses de Larrea en Sonora o en cualquier parte del país, sin embargo, se da.

En parte y casi sin querer -pero al fin queriendo- quien es responsable de ello es el propio presidente Andrés Manuel López, pero como el tecleador no come lumbre y menos sin desayunar, ese tema lo dejaremos para otro día, ya pasando el 30 de septiembre tal vez el reportero de marras se sienta más seguro y libre.

Es lógico entender que, si van a haber trenes de pasajeros, Sonora incluido, construidos con dinero del Pueblo y para uso y disfrute del mismo, vaya a tener que darse alguna negociación con el titular de la concesión de las vías férreas, que es -por supuesto- Germán Larrea, que la heredó de su padre.

El tercer presidente del neoliberalismo rapaz, corrupto y narco protector, Ernesto Zedillo Ponce de León, también del PRI, le concesionó a Grupo México los ferrocarriles, con lo que desaparecieron los trenes de pasajeros.

Apretar a Larrea con el tema del agua no está nada mal, porque para eso de los trenes habrá que darle una pellizcada grande a los intereses de Grupo México en Sonora y en todo el país. Ojo, todo eso de lo que GM se siente dueño es de la Nación. Debe volver a la Nación con dominio pleno, como se está haciendo sin duda con la Comisión Federal de Electricidad.

El problema podrá ser que, una vez iniciada y con nueva energía, la lucha por el agua contra Grupo México, ya no se va a detener, ni aunque le metan al tren Guadalajara-Nogales, la parte que va hasta Mexicali, desde Benjamín Hill, donde en periplo al noroeste, el tecleador cenó los mejores tacos de carne de caballo en su estación de ferrocarril, ha tiempo como recuerdo en lontananza.

Imponer el modelo extractivista, depredador del medio ambiente y los recursos elementales como el agua al estilo Grupo México, ya es insostenible, la minería debe ser sostenible o no será. El oro tiene miles de sustitutos y equivalencias, el agua no.

PD: Lo de los ríos Sonora, Bacoachi, Bacanuchi y San Pedro, luego lo vemos, cuando las pipas intenten pasar de nuevo cargadas con agua del rancho Miller, sobre el vado del Cañón de Evans.

Notas:

* ESTADO DEL ALMACENAMIENTO DEL AGUA SUBTERRÁNEA EN LOS ACUÍFEROS RÍO BACOACHI Y RÍO BACANUCHI. IMTA, 2024. (https://www.imta.gob.mx/gobmx/doc/Sonora-Bacoachi.pdf).

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