Por: Fabián Urias Velázquez

… Pez —dijo el viejo—, vas a tener que morir de todos modos. ¿Tienes que matarme también a mí? 

… Me estás matando, pez —pensó el viejo—. Pero tienes derecho. Hermano, jamás en mi vida he visto cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila, ni más noble que tú. Vamos, ven a matarme. No me importa quién mate a quién… 

…Ahora se está confundiendo mi mente —pensó—. Mantén tu cabeza despejada y aprende a sufrir como un hombre, o como un pez, pensó….

…Soy un hombre viejo y cansado. Pero he matado a este pez, que es mi hermano…

(Fragmento de la Novela El Viejo y el Mar de Ernest Hemingway)

A través de esta novela el escritor nos muestra la lucha constante del hombre contra la naturaleza, donde finalmente vence el hombre modificando sus condiciones, pero llevándose la peor parte.

Existe un lugar aquí en Hermosillo de aproximadamente 1,300 m2, es el camellón de la Avenida Santos Degollado entre Buleavar Morelos y Justo Sierra en la Colonia Pitic. Sin duda, un lugar mágico, porque de ser un área desértica se convirtió en un bosque urbano, lleno de flores, y de árboles que brindan sombra abundante. Quienes lo han visitado sienten que se encuentran en un lugar distinto al desierto.

En verano, cuando las temperaturas arriba de 45 grados azotan a nuestra ciudad, ahí en el bosque de la Alegría se reduce en 9 grados centígrados. Todo gracias a la visión, entrega y coraje del Ingeniero Cristóbal Castillo, quien con ayuda de personas afines al cuidado del medio ambiente, desde 2018 se dieron a la tarea de transformar este lugar y convertirlo en un proyecto ejemplo, algo que deberíamos replicar en nuestra ciudad para compensar y tratar de revertir la situación preocupante de falta de vegetación que tanta falta nos hace.

Hoy, el Bosque de la Alegría se encuentra amenazado por el Gobierno Municipal, ya que en días pasados y por la noche, acudió personal de Agua de Hermosillo y con el argumento de que se requerían mejoras en el lugar, procedieron a destruir gran parte de la vegetación que ahí se encontraba. Por lo anterior, me permito citar (palabras más, palabras menos) las palabras del Ingeniero Cristóbal Castillo: “… ESTE LUGAR NO SE PUEDE DESTRUIR ASI, PORQUE SI, ESTÁ PRESTANDO SERVICIOS AMBIENTALES, SI TUVIERAS UNA MAQUINA QUE PRODUCE OXIGENO NO LA IBAS A DESTRUIR, A MENOS QUE SEAS UN TONTO O UN IGNORANTE…”

La situación en nuestra ciudad ya es alarmante, por la falta de áreas verdes y por la falta de conciencia e interés de las autoridades (en el nivel que sea) por preservar y generar política de conservación ambiental.

Lo preocupante es que estos actos, por parte de las autoridades de nuestra ciudad, se han hecho comunes y esto ya es algo inaceptable porque el gobierno tiene la obligación de colaborar en la protección y preservación ambiental, y participar de forma complementaria en el accionar de los particulares que sí estamos comprometidos con dejar una herencia a las futuras generaciones y no en forma contraria como lo ha venido haciendo.

Cuidemos y defendamos nuestras áreas verdes. Nos vemos en la próxima.