Luis Enrique Ortiz.

Existen razones como nutrición, salud, ahorro de agua, reducción de desperdicios, educación ambiental, entre otras que son muy válidas para justificar la producción de media docena de tus propios alimentos, incluso en espacios reducidos.

Pero si además de cuidar al planeta y la ingesta de agrotóxicos, producir tus tomates, chiles, cebollas, ajos o lechugas para el des empanse que nos dejaron Guadalupe y Reyes, te ahorra una lana, un día comprenderás que eso no tiene precio.

Producir una lechuga te puede costar menos de un peso, si lo haces en casa; un kilo de tomate no te llega a 10 pesos y el de cebolla por el estilo.

Algunos chiles, espinacas, acelgas, cilantro, rábanos, zanahoria, betabel e incluso huevo de plato, se pueden producir por una fracción muy reducida de lo que te cuestan en el supermercado.

Al principio puede ser no tan fácil como se ve, pero una vez que agarras el ritmo y te organizas bien, verás que la inversión valió la pena, no sólo por el enorme ahorro en el costo de tus alimentos, sino por todos los demás beneficios que mencionaron al principio del presente.

Dejar de comer carne, granos o verduras con agrotóxicos cancerígenos tal vez no sea posible al 100%, pero sí puedes limitar su ingesta agregando alimentos sanos, producidas de manera agroecológica, orgánica o en permacultura.

Entonces no sólo dejarán poco a poco de comprar alimentos que siempre tienen motivos estacionales para ser altos, sino que evitarás comprar caro venenos usados en la agricultura y que son nocivos para la salud humana y animal, que destruyen la microbiología del suelo y abre la puerta a la depredación de bosques, selvas, chaparrales o mezquitales.

El uso de agrotóxicos contamina el agua, el aire y el subsuelo, destruye la biodiverdisad y lleva a la apertura de nuevas tierras al cultivo, no siempre al margen de despojar la propiedad social, comunal o indígena.

Casi todo lo que comemos contiene algún agro insumo que además de cuadros cancerígenos, puede provocar mal de Parkinson, Alzheimer, entre otros padecimientos que atacan el sistema nervioso.

Una forma de producción que degenera el suelo y los recursos a su alrededor, causa degeneración en la salud. Por eso la opción es la agricultura orgánica regenerativa, agroecología o permacultura, con uso de tecnologías ancestrales y modernas, pero sin envenenar el ambiente.

Los frutos de las formas orgánicas de producción, suelen ser de calidad muy superior a las del mercado, no sólo porque están libres de pesticidas, sino porque su valor nutricional es muy elevado, en especial si en su nutrición y desarrollo se usaron compostas mineralizadas.

Los alimentos sanos y mineralizados, ayudan a que te suba el agua al tinaco con menos esfuerzo y ayudan y a reducir el riesgo de deterioro prematuro de órganos como hígado, riñones, páncreas, cerebro o corazón.

Te pueden ayudar a limpiar tu sistema circulatorio y de paso te ahorras visitas al médico, aumenta tu productividad y tal vez no sólo ahorrarás varo en la compra de media docena de productos primarios, sino que podrás aspirar a mucho más de lo que tienes, debido a la acción del agua que sube al reservorio.

Hasta la victoria siembren!

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