DiasdelFuturoPasado 71

Por Jorge Tadeo Vargas

En la película Elisyum (Bloomkamp, 2013) la sociedad esta dividida entre los que viven en tierra firme, en el planeta que se ha convertido en una zona de sacrificio y en los privilegiados que desde un espacio controlado en el aire, sin  rastros de contaminación y con ecosistemas prístinos hechos a medida para el disfrute de todos los beneficios que les da tener un planeta completo para satisfacer sus necesidades, además de una población sin ningún tipo de derecho humano, militarizados, violentados.

En Elisyum -es el nombre que reciben los proyectos donde viven quienes tienen el poder económico y político- viven como si el colapso no existiera, ellos tienen todas las armas a su favor para mantener un modelo extractivo, privatizador y así mantienen sus lujos y el nivel de consumismo que impera en nuestra vida real.

Aunque la premisa de Bloomkamp se centra en el tema de salud y las desigualdades entre ricos y pobres, específicamente en el acceso a este tema, la denuncia sobre las soluciones del sistema a las crisis socio-ecológicas que vivimos actualmente están muy presentes en toda la película. Se pueden sentir mucho más ahora si le sumamos la pandemia y la crisis sanitaria que trajo consigo.

El filme es claro al retratar el colapso que vivimos actualmente y que no tiene precedente alguno en la historia de “colapsos” anteriores. Las zonas de sacrificio están en aumento y es proporcional a los fraccionamientos cerrados desde donde los ricos ven la mutación neofeudal sin preocuparse.

En muchos medios, aparece de vez en cuando, pero de forma más regular, bunkers que los ricos se están construyendo para salir con bien del colapso que se avecina. Estas noticias no dejan de tener un sesgo cospiracionista, al igual que Elisyum no deja de ser solo ficción, tanto una como la otra no dejan de ser metáforas, predicciones de lo que nos espera en un futuro, desde donde se pretende aislar a quienes tienen el poder económico y político, de todos los impactos que va dejando el modelo de producción-consumo. Esto no se pretende hacer con bunkers o grandes ciudades sostenidas en el aire, solo se necesitan muros, barreras que separen los feudos de las zonas de sacrificio, en las cuales se va a extraer los materiales que se necesitan para mantener la hegemonía del sistema de clases. Claro, se darán ciertos cambios a su favor, pero ninguno de raíz.

Esta premisa, Bloomkamp la explica mejor en District 9 (2009) que marco el debut de este director sudafricano. El objetivo principal del filme es denunciar el racismo y la división de clases sociales, aunque no puede evitar dejar de ver estos feudos cercados que no permiten el paso de un lugar a otro. Cada uno en su lugar. Naomi Klein se ha referido a este fenómeno en muchas ocasiones. Ella presenta un futuro dividido en dos, donde los muros no son necesariamente físicos, sino imaginarios y donde cada clase sabe cual es su lugar. Los ricos y sus sirvientes que disfrutan de los beneficios del capitalismo verde y los pobres que viven en las zonas de extracción, sin derechos, sin justicia, con una ausencia total del Estado, que al final será/es solo una monigote de la nueva iglesia: las corporaciones transnacionales.

Saco a Bloomkamp y sus futuros distopicos a colación en este momento por dos motivos. Estamos en un momento que la realidad presente se asemeja mucho a estos futuros de ficción. Pero va más allá. ¿Cómo nos estamos comportando ante esto? ¿Hasta donde la influencia del modelo nos esta haciendo caer en su ideología?

Bueno, las propuestas de transición energética que varios países presentan y que en México van totalmente en dirección opuesta al Acuerdo de París o a cualquier intento de mitigar los efectos de la crisis climática ha permitido que muchos defensores de las energías mal llamadas limpias salgan a decir que estas son las únicas soluciones para combatir los efectos del cambio climático. Esto lo hacen partiendo desde los pactos verdes, los cuales dicen que al Sur Global le toca asumir los costos socio-ecológicos de esta transición. Pero no los países, sino aquellos poblaciones más vulneradas por el modelo, son quienes pagaran los costos. Son quienes absorberán los daños que genera la extracción y privatización de ecosistemas.

Los promotores de estas falsas soluciones no interés en saber cuales son estos costos, para ellos sus argumentos vacíos son más que suficiente. Repiten la retorica del capitalismo verde, primer paso hacia una sociedad tecno-feudal, por lo que no es de extrañarse que los principales defensores de estas soluciones sean quienes de cierta forma se benefician del sistema de clases actual. Ya sea de forma directa por formar parte de quienes tienen el poder económico o de forma indirecta por ser las marionetas que mantienen el modelo de producción-consumo. Usted los puede reconocer por ser quienes también defienden el capitalismo de plataforma como la evolución natural del emprendurismo. A los demás nos toca sobrevivir y/o resistir desde los pequeños nodos autónomos y autogestivos.

Por otro lado y sin dejar de lado que la crisis climática es una de las mayores crisis que vivimos a nivel global, es la más importante en este momento y que como la enfrentemos dice mucho del futuro que nos espera, pero sin caer en la casi negación de algunos investigadores que intentan convencernos de que no es tan mala como nos quieren hacer ver, me parece importante entender que la crisis socio-ecológica engloba todo el colapso civilizatorio al que nos enfrentamos. Que las medidas de adaptación ante la emergencia climática deben de tener un profundo enfoque ecosistémico sin hacer separaciones.

Quienes están separando las problemáticas son aquellas personas que tienen un objetivo claro. Fortalecer el capitalismo verde o de plano son personas que se han tragado el discurso sin hacer una critica al sistema de clases y el modelo que lo sustenta.

Bloomkamp tanto en Elisyum, como en Distric 9 plantean una realidad con base en el sistema de clases actual y su mutación y aunque sea ficción y lo hagan desde un futuro un tanto lejano, la realidad es que ya lo estamos viviendo, la militarización, la segregación, las zonas de sacrificio y a como yo lo veo, estamos perdiendo la batalla.

Desde la rebelión contra Elisyum

Octubre 2021

Jorge Tadeo es escritor, ensayista, activista, anarquista, pero principalmente panadero casero.