“La lucha contra el capitalismo y su modelo es la lucha por la vida”
-Spider Moore
Por Jorge Tadeo Vargas
El 22 de julio se celebra el día mundial contra la minería a cielo abierto, como todos los –digamos- eventos de este tipo, tienen como propósito evidenciar los daños que ciertas prácticas extractivas están causando en la salud ambiental y humana de los territorios en que se realizan. Poner en el ojo mediático las amenazas que resultan en este caso de la minería. De ahí es donde se resalta la importancia de poder constatar los daños del modelo en cada una de sus prácticas.
A pesar de lo declarado por el gobierno federal, de no entregar concesiones mineras en esta administración, existen más de veinticinco mil concesiones, esto según datos de la SEMARNAT, que nos dice que aproximadamente el ocho por ciento del territorio nacional está concesionado para uso minero. SEMARNAT también reconoce que en sesenta y ocho de las ciento veinticuatro áreas naturales protegidas existe una concesión minera. Para terminar con los datos oficiales, la cantidad de agua subterránea por la minería, tan solo en el 2019, es de ciento setenta y cuatro millones de metros cúbicos de aguas subterráneas y setenta y tres millones de metros cúbicos de agua superficial, más del doble del que se utilizó hace diez años, por si el comparativo nos sirve de algo en plena crisis hídrica.
Por otro lado, si nos centramos en las mineras a cielo abierto que están funcionando, la organización CartoCritica, utilizando el recurso de derecho a la información dice que existen más de noventa mineras a cielo abierto en todo el país, aunque pueden ser más si contamos la falta de información veraz y confiables. A mí me genera la duda si este censo se centra solo en minería metálica o revisa también aquella cercana a la extracción de bancos de arena, de piedra caliza entre otras, pues de hacerlo fácilmente superaría el doble.
Aquí es importante hacer una pausa y aclarar justamente que, aunque lo que se maneja como minería a cielo abierto, la mayoría de las veces se identifica como minera metálica o de algunos otros minerales, la práctica extractiva cercana a la industria del cemento se tiene que tomar muy en cuenta porque genera los mismos impactos socio-ambientales, a los cuales se le suma la producción del cemento, algo que es altamente dañino para la salud ambiental y humana.
Tengo que aclarar que, en 2023, el presidente mandó a las cámaras una propuesta de reforma a la ley minera con la que buscaba prohibir tanto el otorgamiento de concesiones como las actividades de exploración, explotación, beneficio, uso o aprovechamiento de minerales, metales o metaloides a cielo abierto. Lo que se aprobó fue una reforma parcial que solo limita ciertas actividades, pero mantiene la explotación –extractivismo- a cielo abierto. También cabe aclarar que esta reforma solo buscaba limitar a la minería metálica y no a las otras formas de extracción a cielo abierto. Por lo que como todas las reformas su alcance era/es muy limitado y sesgado.
Mantener esta idea de reformar leyes para limitar los impactos que el modelo extractivo está causando en la naturaleza y cientos de comunidades humanas, es un sinsentido y si lo pensamos desde la minería, lo es más aún. Aquí no me voy a detener a hablar de lo que significa la minería para el desarrollo de la civilización humana, es absurdo, es como pensar en criticar a la agricultura en abstracto. Tienen un peso histórico, pero la minería es innecesaria en este momento.
¿Por qué aseguro que reformar para limitar es un sin sentido? Primero, una actividad como lo es la minería, no puede limitarse para convertirla en sustentable como lo plantean muchos de quienes promueven la reforma a la ley minera, o aquellos que van más allá, promoviendo una nueva ley minera. Nada que tenga como base la destrucción de ecosistema puede ser sustentable y la minería, ni a cielo abierto, ni subterránea pueden funcionar sin la destrucción del ecosistema donde se práctica, por lo que nos da como resultado otro problema: comunidades humanas que pierden su patrimonio biocultural, a la par de su salud, lo cual no se puede recuperar.
Por otro lado, es importante mencionar que la minería, como productor primario de mercancías a producir-consumir, hace mucho que no es necesaria, solo que el capitalismo, la necesita para mantener regiones privatizadas y sometidas. Me explico: la mayoría de los metales, minerales que usamos para fabricar las mercancías a consumir, ya fueron extraídos, solo que no les estamos dando la disposición adecuada. Aquí los aparatos electrónicos son el mejor ejemplo. Cuando un teléfono celular –por ser más específico- deja de funcionar, la mayoría de las veces es cuestión de software y de obsolescencia programada, no es que los materiales que lo componen se hayan deteriorado. Por lo que el objetivo de extraer más y fabricar más tiene que ver con un modelo, que con una realidad.
Es decir, los materiales que se necesitan incluso para mantener el nivel de consumo que tenemos actualmente, ya están fuera de la naturaleza, están en depósitos, confinamientos, basureros ilegales o siendo usados como combustibles. Es decir, no estamos cerrando el círculo de los residuos, para mantener vivo un modelo extractivo y privatizador funcionando.
Para mí, estos dos argumentos son la base de porque no sirve una reforma a la ley minera que no contemple la prohibición total del modelo extractivo. Una reforma solo sirve como placebo o peor aún como una forma de detener movimientos anti mineros y de defensa del territorio.
Sus defensores ya sea por ignorancia, por actitudes tibias o por complicidad avalan que el modelo de producción-consumo se mantenga en la destrucción de ecosistemas y el deterioro de la salud ambiental y humana. Por lo tanto, si no es prohibición total de la minería, no hay cambio de modelo y los ecosistemas y las poblaciones humanas más vulneradas seguirán pagando los costos.
Julio, 2024
Desde el (auto) exilio en los bosques de Klatch City
Jorge Tadeo Vargas: sobreviviente de Ankh-Morpork, activista, escritor, traductor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena.
Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir.
A veces viaja a Mundodisco