Oscar Yescas Domínguez
22 de enero del 2025
Introducción
La sombra oscura del fascismo en pleno siglo XXI
La anestesia social colectiva
El origen de la democracia y la política
Conclusiones
Introducción
Algo está mal en una sociedad en la que disfrutar de derechos que fueron conquistados a través de luchas del movimiento obrero internacional se llega a sentir como si se estuviera disfrutando de un privilegio exclusivo de un sector reducido de la sociedad. Después de décadas de neoliberalismo, la humanidad ha detenido su evolución humana, entrado en una franca involución al aumentar la ignorancia colectiva y retroceder en materia de derechos humanos a través de la privatización de servicios públicos y eliminación de derechos laborales.
La reducción del presupuesto en instituciones de salud pública que impide la contratación de mayor número de médicos especialistas han afectado la salud de millones de personas en el mundo entero y la defensa del derecho a la salud ha sido una de las banderas de lucha que han movilizado a a pensionados y jubilados.
De manera contradictoria, las fallas del sistema de salud pública y los avances en los intentos de desaparecer o retrasar el derecho a la jubilación no han recibido una contundente respuesta colectiva de parte de los trabajadores que se encuentran organizados en sindicatos. Parece ser que los trabajadores activos que se encuentran en plena juventud o que son adultos con mucho tiempo de vida laboral por delante, no piensan que podrían enfermar o que algún día llegará el momento de jubilarse y todo indica que comparten una percepción social dominante que ve a los adultos mayores, a los “viejos”, como algo que ya forma parte del pasado, porque en las negociaciones de sus contratos colectivos de trabajo no incluyen a los jubilados en las prestaciones que contemplen beneficios laborales como aumento de salario, aumento de despensa y otras prestaciones porque hacerlo sienten que compartir las migajas obtenidas “les quitaría parte de los beneficios que merecen por ser trabajadores activos”.
No alcanzan a ver que la vida se nos va en un pestañeo y el día de mañana estarán en condiciones de recibir su jubilación, pero de seguir permitiendo que las medidas neoliberales avancen ante la ausencia de movimientos de resistencia y lucha de los trabajadores, aumentan las posibilidades de que no sólo desaparezcan prestaciones laborales, el mismo contrato colectivo y los propios sindicatos. Lo que sí es seguro que en la medida que avanza el tiempo, los sindicatos se debilitan por la falta de participación de sus agremiados, por lo que el derecho a la jubilación se encuentra en proceso de desaparición y cuando soliciten su jubilación, si les va bien, tendrán que esperar unos años más laborando antes de recibirla, si les va más o menos, se les negará por lo que estarán condenados a vivir una vejez en condiciones de precariedad y con fallas en la atención médica y si les va mal, fallecerán antes de recibir su jubilación.
En el ámbito de los trabajadores académicos se vive una situación parecida a la desdcrita líneas arriba, porque los trabajadores académicos jubilados son tratados con una actitud de menosprecio por parte de sus compañeros académicos activos, al no incluirlos en las negociaciones del contrato colectivo, marginarlos de los aumentos que consiguen en determinadas cláusulas (aumento de despensa, compra de libros en librería universitaria, etc.).
Esta exclusión de los académicos jubilados, aumenta con la devaluación social de su imagen al recibir su jubilación porque sucede que mientras los trabajadores académicos estuvieron activos realizando investigaciones, cumpliendo con sus labores de docencia y compartiendo sus conocimientos a través de actividades de extensión (cursos extracurriculares, conferencias, publicaciones, entrevistas, etc.), sus palabras fueron escuchadas con atención porque se les percibía como expertos en su campo y contaban con el respaldo de la institución que representaban.
Pero esa imagen de los profesores universitarios académicos que contaban con reconocimiento social, llega a cambiar cuando reciben su jubilación porque se les empieza a ver como personas que ya “están retirados”, que ya no cuentan con respaldo institucional alguno, por lo que el reconocimiento y credibilidad hacia sus palabras disminuye al ser percibidos como las opiniones personales de un individuo aislado.
Esta devaluación de la imagen social de los profesores jubilados, proviene del olvido de que aquellos que logramos ocupar una plaza de tiempo completo durante un promedio de 30 años (algunos trabajamos más de tres décadas) se nos pagaba un sueldo decente para desempeñar el rol de Profesor-Investigador que incluía funciones de investigación, docencia y extensión.
Lo que nos obligaba a cumplir con protocolos de actualización constante participando en cursos de formación docente en períodos intersemestrales, a realizar trámites administrativos de redacción y entrega de un plan de trabajo al inicio de cada semestre que incluyera las tres funciones sustanciales descritas y la entrega de un reporte al final de cada semestre donde se explicaran el logro o nivel de avance en las actividades contempladas en el plan de trabajo entregado, por lo que nuestra actuación era constantemente evaluada, lo cual no sucede con los empleados administrativos que perciben sueldos que triplican el sueldo de los profesores-investigadores de mayor nivel en las universidades.
Sin embargo, a pesar de las diferencias en el manejo de las finanzas presupuestales, la mayoría de los maestros de tiempo completo no se dan cuenta de que pertenecen a un grupo de privilegiados, (1) que ocupan una plaza de tiempo completo que les permite investigar lo que enseñan, tienen derecho a recibir becas para realizar estudios de postgrado y al elevar su nivel académico, llegan a convertirse en especialistas se han dejado atrapar por el rol de intelectuales expertos y actúan como divas académicas que se especializan en el manejo de fragmentos del conocimiento científico, limitados por un reduccionismo científico que les impide construir una visión de totalidad y actúan siguiendo paradigmas que están completamente alejados de los grandes problemas sociales que enfrenta la realidad social en que viven (2,3).
La vida de los profesores universitarios que ocupan plazas de profesor-investigador en el campo de las ciencias sociales implica un trabajo intelectual que incluye una lectura constante, un profundo estudio de los libros, una observación permanente de la realidad social, investigaciones frecuentes, escribir reportes de investigaciones y la publicación de esas investigaciones. Todo lo anterior constituyen las bases de la actividad docente, por lo que al realizar este tipo de trabajo durante más de 30 años, no sólo tiene como resultado que tales académicos se conviertan en verdaderos expertos y especialistas en su campo de trabajo, sino que también se crea una identidad como científico social que rebasa la relación formal de trabajo con alguna institución, porque esta identidad llega a consolidarse como un estilo de vida porque esas actividades se convirtieron en hábitos que forman parte del repertorio del comportamiento individual, los cuales no desaparecen como por arte de magia en el momento que se recibe el dictamen de jubilación.
Algunos profesores universitarios no sólo abandonan la docencia al recibir su jubilación, porque también dejan el hábito de la lectura y de la investigación y se dedican a disfrutar su jubilación de la forma que la mayoría de personas piensa que debe vivir un jubilado: descansar, disfrutar el tiempo libre en actividades que proporcionan diversión, relajamiento y se olvidan de todo lo que enseñaron durante un promedio de 30 años. Están en todo su derecho porque descansar es un acto radical de autoamor en un mundo que glorifica el autoagotamiento y quienes logran obtener su jubilación es porque invirtieron un promedio de 30 años laborando y merecen una jubilación digna para envejecer en forma satisfactoria.
Pero, ¿que pasa con aquellos profesores universitarios que desde el campo de las ciencias sociales contribuimos al diagnóstico de una realidad social inmersa en una policrisis y una dinámica de cambios constantes que fundamentaban nuestra labor docente que consistía en formar agentes de cambio que contribuyeran con el ejercicio de su profesión para impulsar una transformación social?
Aquellos docentes que tuvimos la suerte de dedicar nuestras vidas al estudio de la vida social y crecimos en las universidades al formarnos como científicos sociales, no podemos darnos el lujo de actuar como la mayoría de la población que da muestras de una indiferencia hacia los acontecimientos sociales, porque gracias a nuestra experiencia como académicos universitarios tenemos la capacidad para realizar un diagnóstico social de la realidad en que estamos viviendo.
Tuve el privilegio de enseñar Psicología social durante 33 años en la Universidad de Sonora y después de describir el contexto de crisis social en el que estábamos interactuando, de una manera constante exhortaba a mis alumnos a desarrollar una actitud de vigilancia epistemológica que incluyera una permanente actitud de vigilancia para identificar el surgimiento y desarrollo de problemas sociales en la realidad inmediata, un estudio constante a través de la lectura de diferentes campos de las ciencias sociales, bajo la premisa de que el estudio de la realidad social no termina cuando egresan de las universidades y una adecuada elección de las fuentes de información sobre los acontecimientos sociales.
Esta vigilancia epistemológica implica una ruptura epistemológica que parte de la premisa de que la historia de la ciencia consiste en una cadena de rupturas constantes con conocimientos ideológicos para construir el pensamiento científico. Rechazar el conocimiento ideológico que proviene del adiestramiento ideológico es el primer paso para identificar el control social ejercido por el poder en turno, al normalizar la visión de una sociedad en crisis y lograr que la población perciba su realidad como algo que no puede ser cambiada (4).
Al jubilarnos en el contexto de una sociedad inmersa en una policrisis, los científicos sociales no podemos abandonar esta vigilancia epistemolológica ni nuestra identidad de científicos sociales, si bien abandonamos la docencia en las aulas, no dejamos de continuar con la rutina de leer, estudiar, investigar, escribir y publicar artículos en forma de opiniones personales analizando temas sociales que reflejen la existencia de problemas sociales que son abordados desde la perspectiva de la disciplina social en la cual nos formamos como expertos.
Quienes tuvimos la oportunidad de dedicar parte de nuestras vidas en el estudio del mundo contemporáneo y enseñamos una teoría social que permitiera revelar que detrás de las apariencias de la vida cotidiana se encuentran las estructuras de un poder que ejerce un control social para normalizar comportamientos psicopatológicos, no podemos desconectarnos de nuestra mentalidad de mirar con ojos críticos la realidad social.
No podemos quitarnos la bata blanca de científicos sociales, abandonar el ejercicio de la crítica social para vivir nuestra jubilación guiados por una tendencia hedonista, porque ser científico social significa construir un estilo de vida que nos mantiene en estado de alerta epistemológica permanente para identificar los problemas que surgen en la realidad que nos tocó vivir.
Los académicos jubilados hemos dejado atrás nuestra identidad como profesores universitarios pero al ver que la mayoría de la población mundial sufre los estragos de una desigualdad social, que vive en condiciones de pobreza, que tiene miedo a la violencia, a las guerras y tiene pocas esperanzas de cambio social, no nos queda otra que construir una nueva identidad, la cual en esta fase de nuestras vidas no puede ser otra que una identidad como ciudadanos críticos con plena consciencia de que nos encontramos en un estado de crisis social, lo cual nos exige alzar la voz ejerciendo la crítica social utilizando un discurso que alimente la esperanza de que es posible construir otro mundo diferente al actual y contribuya a un empoderamiento colectivo a través de una educación política de la ciudadanía para que rompa el estado de anestesia social en que se encuentra y pueda proceder al impulso de una transformación social al implementar cambios sociales planeados.
Mi opinión personal es que estar jubilado no significa estar retirado de la vida social para permanecer sentado como una roca en espera de la llegada de nuestra muerte, la jubilación no debe servir de justificación para abandonar el compromiso social que durante décadas enseñamos a nuestros estudiantes cuando con verdadera vocación abrazamos la docencia guiados bajo la concepción de que la educación era el epicentro de la libertad, nos percibíamos como agentes de cambio social y nos esmerábamos por dar una buena educación que permitiera formar nuevos agentes de cambio social al priorizar la enseñanza del pensamiento crítico por encima de la memorización de conocimientos.
Pero, al llegar a este punto de mi soliloquio alguien podría preguntar: ¿qué es una buena educación? Una buena educación no se limita a lograr la transmisión de conocimientos y preparar a jóvenes estudiantes para ejercer una buena profesión, una buena educación se caracteriza por el fomento del desarrollo de un pensamiento autónomo en los estudiantes, por el aprendizaje del ejercicio de la crítica social que permita identificar el contexto social en el cual tiene lugar el acto educativo y por la creación de un compromiso social que es indisoluble con la construcción de una democracia social. Una buena educación debe incluir el aprendizaje de valores sociales que sean compatibles con la democracia, la igualdad social y la sensibilidad social ante las injusticias (5).
Esta buena educación sólo puede ser lograda si los profesores enseñan con el ejemplo de su comportamiento individual en el cual reflejen valores democráticos, compromiso social, ejercicio de la crítica social y muestras de humildad y respeto con sus estudiantes. La buena educación se logra cuando tiene como objetivo que el estudiante se conozca a sí mismo, que tome consciencia del contexto social en que se encuentra, que reconozca la necesidad de transformar el mundo para terminar con la desigualdad social y desarrollar la confianza de que los sueños de construir un mundo mejor pueden hacerse realidad si se utiliza la educación como instrumento de liberación social. Una educación emancipadora es la que permite la transformación social desde una perspectiva científica (6) que incluya autoconocimiento, construcción de identidad social y reconocimiento del contexto social sociohistórico.
Si actuamos en congruencia e integridad, aquellos maestros que crecimos aprendiendo mientras enseñábamos y llegamos a elevar nuestros conocimientos en los campos de investigación y docencia que trabajamos durante más de tres décadas a alturas inimaginables e indescriptibles, en nuestro estado de jubilación no podemos guardar silencio ante la agudización de las contradicciones del sistema en que vivimos.
Tenemos un imperativo moral que nos obliga a alzar la voz porque tenemos un dominio del conocimiento científico que nos permite comprender como funciona el mundo y sobre todo, tenemos conocimiento de estrategias de cambio social que pueden transformar el mundo y enfrentar las grandes amenazas que ponen en riesgo el futuro de la humanidad y amenazan el bienestar de las nuevas generaciones que heredarán de nuestra parte un mundo envuelto en múltiples crisis como si fuera una bomba a punto de estallar.
En contra de las expectativas sociales, en nuestro estado de jubilación podemos seguir enseñando bajo la premisa de que “un maestro, siempre será un maestro”, continuando con labores de investigación a través de la lectura como hábito permanente y sustituir la docencia en el salón de clases con el uso de las nuevas tecnologías digitales como tribunas públicas virtuales que nos permiten difundir nuestras opiniones personales, las cuales tienen un valor social que rebasa la individualidad porque nuestros análisis están respaldados por décadas de investigación y docencia.
Tal como les decía a mis alumnos, afuera de la universidad existe una demanda de ayuda por parte de una mayoría de la población que sufre los efectos de una desigualdad social creciente, un grito silencioso de ayuda que podemos identificar a través de la observación del entorno social con una mirada crítica y el gran problema que estamos enfrentando es que ese sufrimiento colectivo que se manifiesta en la forma de resentimientos, ira, indignación, decepción colectiva, etc., conforman un conjunto de pasiones tristes que caracteriza a nuestra época (7), desalienta la lucha por una sociedad mejor porque disminuyen el potencial de actuar y los poderes establecidos necesitan de estas pasiones tristes para convertirnos en esclavos que están constantemente reprimiendo sus angustias.
Esta mezcla afectiva en la que predominan sentimientos negativos está siendo aprovechada por partidos y políticos de ultraderecha para conquistar posiciones de poder político a través de jornadas electorales y los triunfos que lograron en varios países en el 2024, anuncian una oleada de gobiernos autoritarios que al actuar en forma organizada y colectiva, allanan el camino para el resurgimiento del fascismo a nivel mundial, logrando que la guerra y el odio triunfen sobre el amor y la paz social.
La falta de participación política de la población facilita este retroceso en materia de política y el desinterés hacia la política se debe a la falta de vinculación entre la vida privada y la vida pública, porque la ausencia de este nexo impide conectar los problemas privados con causas colectivas y con asuntos políticos. La distorsión y reducción de la democracia a la democracia electoral ha generado un predominio de la democracia representativa y el distanciamiento de los políticos con quienes dicen representar ha provocado una decepción colectiva y un alejamiento de la política en una mayoría de la población.
La policrisis que estamos padeciendo nos plantea como una tarea urgente la necesidad de construir un nuevo significado de la política y una educación colectiva para retornar al sentido original de la democracia, que significa el poder del pueblo, superando el dominio de la democracia representativa y construir la cultura de la democracia participativa. Los maestros tenemos un papel importante en la construcción de estos nuevos conceptos, porque sólo a través de una educación emancipadora dirigida a la ciudadanía podremos combatir el estado de “desafección política” en el que se encuentra una inmensa mayoría de la población y contribuir al reconocimiento de que lo privado es político y vincular las preocupaciones privadas con temas de preocupación pública.
La sombra oscura del fascismo en pleno siglo XXI
Cualquier persona que utilice una mirada crítica para observar a nuestro alrededor, podría confirmar que vivimos en el contexto de una crisis social que se manifiesta en múltiples dimensiones (económica, política, ecológica, sanitaria, etc.). Sin embargo, la mayoría de las personas sólo alcanza a identificar la crisis económica y aunque está consciente de la existencia de una desigualdad social creciente, no percibe esa desigualdad como resultado de su pertenencia a una clase social, sino que la sufre en forma individual pensando que sus condiciones de vida son el resultado de malas decisiones personales y se culpa a sí mismo de las privaciones que padece en su vida cotidiana.
Al carecer del conocimiento científico, las personas no logran percibir que la mayoría de los problemas sociales están interconectados entre sí, porque son de carácter estructural, son provocados por el sistema social en el que vivimos ya que produce una desigualdad social creciente que representa la causa principal del sufrimiento colectivo de millones de personas, las mayorías marginadas que viven sus vidas en una precariedad creciente, mientras que un puñado de individuos millonarios aumenta sus riquezas personales en forma inmoral e inhumana, al convertirse en multimillonarios.
Esta policrisis social es de magnitud global porque afecta a una inmensa mayoría de la población que vive en diferentes países padeciendo una ignorancia colectiva pensando que “sólo es una crisis económica temporal”, por lo que se limitan a vivir el día a día aceptando con resignación su destino. Una parte importante de la situación actual es que la mayoría de la gente no sabe qué es lo que está pasando y lo peor es que ni siquiera quiere saber que es lo que está sucediendo. Son generaciones que han vivido con la palabra crisis como parte frecuente de su vocabulario e ignoran que las crisis económicas son parte del funcionamiento del sistema capitalista que está diseñado para aumentar la riqueza de unos cuantos a costa del empobrecimiento creciente de una gran mayoría de la población mundial, porque la crisis no afecta a todos por igual al provocar una desarrollo desigual y combinado.
A pesar de que existe una consciencia de que estamos en un contexto de crisis que hace más ricos a unos cuantos individuos y empobrece a grandes masas de la población, la mayoría de las personas que viven en diferentes países está convencida de que vivimos en una democracia social y que una prueba irrefutable de ello es que todos tenemos la libertad de participar con nuestro voto en elecciones que decidirán quienes serán nuestros gobernantes.
En el año 2024 se realizaron elecciones presidenciales en 72 países, lo cual representó la jornada electoral más intensa que haya sido registrada en la historia de la humanidad. El balance de los resultados electorales obliga a una profunda reflexión acerca del significado de la democracia, porque la ultraderecha fue la principal fuerza que conquistó posiciones de poder político en la Unión europea, en Estados Unidos y en otros países, lo que le permitió ubicarse como una fuerza política mayoritaria a nivel global. La ironía es que usando la democracia electoral la ultraderecha está conquistando posiciones de poder político en varios países y desde esas posiciones de poder pretenden dinamitar los procesos democráticos para impulsar una agenda autoritaria a nivel global (Donald Trump y Elon Musk en Estados Unidos, Javier Milei en Argentina, Víctor Orban en hungría. Giorgia Meloni en Italia, etc.).
En lugar de materializarse la construcción de una internacional socialista de trabajadores como auguró Carlos Marx, estamos viendo el surgimiento de una nueva internacional reaccionaria que está interviniendo en los procesos electorales de diferentes países y prueba de ello es la intervención de Elon Musk en las elecciones de Estados Unidos y en las elecciones de Alemania, están expandiendo su influencia a nivel global utilizando un discurso de odio en contra de gobiernos y políticos progresistas, de rechazo hacia los inmigrantes, en contra del feminismo, de intolerancia hacia homosexuales, lesbianas y la llamada “cultura woke” (8).
Dentro de su agenda utilizan la estrategia de debilitar al Estado de derecho, dinamitando las bases de instituciones democráticas e integran a multimillonarios en posiciones de alto nivel y planean invertir recursos públicos en proyectos que beneficiarán a empresas del sector privado. Lo realmente preocupante es que con la conquista del poder político por parte de la ultraderecha, se abren las puertas para el regreso del fascismo y ataques inminentes a la democracia para fortalecer gobiernos autoritarios, en el contexto de un momento histórico en el que la sociedad contemporánea se caracteriza por la existencia de un multiculturalismo que no tiene marcha hacia atrás porque forma parte de la vida cotidiana de millones de personas que tienen diferentes culturas y coexisten en un mismo espacio geográfico.
El avance que logró la ultraderecha a nivel global usando un discurso de odio e intolerancia que impide la coexistencia de pensamientos diferentes que es una característica de la democracia social, incentiva el resurgimiento de sentimientos e ideologías racistas, promueve la xenofobia rechazando a los inmigrantes, rechaza la diversidad sexual y las conquistas del movimiento feminista, etc., permite predecir que el año 2025 será un año mucho más difícil que el 2024, porque ese discurso de odio e intolerancia será acompañado de toma de decisiones desde el poder que buscan debilitar el Estado a través de desaparición de instituciones públicas, reducción del presupuesto público, despido de miles de trabajadores gubernamentales, eliminación de derechos gubernamentales, entrega de recursos naturales a corporaciones transnacionales y un estilo de gobernar que transita del autoritarismo hacia un franco fascismo.
Recordemos el caso de Argentina, país en el cual la democracia electoral llevó al poder a Javier Milei, quien de inmediato inició un desmantelamiento del Estado argentino desapareciendo por decreto decenas de instituciones públicas, despidiendo a miles de trabajadores, entregando los recursos naturales del país al capital extranjero y actuando como un dictador al reprimir en forma violenta las manifestaciones de protestas de trabajadores, pensionados, jubilados, estudiantes y población en general.
Esa concepción de la democracia reducida a la jornada electoral es la misma que permitió que Donald Trump triunfara en elecciones presidenciales del mes de noviembre pasado y lograse convertirse en el Presidente de Estados Unidos por segunda ocasión. Con su regreso a la presidencia de Estados Unidos, el horizonte social se oscurece con negros nubarrones porque mucho antes de tomar posesión del cargo estuvo provocando una desestabilización interna y externa, con su promesa elevar los aranceles de importaciones que provengan de México, de deportar a millones de indocumentados, de invadir México para “combatir a los cárteles de drogas mexicanos”, de invadir Panamá para reclamar la posesión del canal de ese país y de ser necesario invadir ese país centroamericano, de convertir Canadá en el Estado Número 51, de comprar Groenlandia o invadirlo si no acepta Dinamarca, al anunciar sus intenciones de cambiar de nombre al Golfo de México, etc.
El ascenso de la derecha a nivel internacional, la conformación de una internacional de la ultraderecha que gobierna varios países, la integración de multimillonarios y políticos de ultraderecha en el gabinete de Donald Trump y la presencia de 56 guerras activas en el escenario internacional en las cuales están implicados 92 países, dentro de las cuales los escenarios más conocidos fueron la guerra de Ucrania y el genocidio del pueblo palestino realizado por el ejército de Israel, conforman un escenario global rodeado de nubes negras que amenazan fuertes tormentas, permiten predecir que este año 2025, será mucho peor que el año 2024 en materia de confrontaciones militares entre potencias que utilizan armamento de última generación equipado con inteligencia artificial y con mayor capacidad de destrucción (9).
Los triunfos de la ultraderecha en Europa y en América con Javier Milei en Argentina y Donald Trump en Estados Unidos son triunfos incuestionables porque fueron el resultado de elecciones democráticas, pero ¿en realidad vivimos en una sociedad democrática?, ¿La forma como gobiernan los líderes de las grandes potencias son ejemplos de gobiernos democráticos? El autoritarismo con que el mundo fue gobernado en el 2024 y el incuestionable ascenso de la ultraderecha en las elecciones pasadas, nos conducen de manera inevitable y urgente a responder a la pregunta: ¿Qué es la democracia realmente?
En este contexto de temor e incertidumbre provocado por el triunfo de la ultraderecha y las claras señales de que las grandes potencias se preparan para una confrontación militar de gran escala, se abre un claro de luz al ver que en América Latina algunos partidos progresistas lograron el triunfo electoral con jornadas democráticas como lo fue el caso de México con el triunfo de Claudia Scheinbaum que ganó las elecciones con una aplastante mayoría de votos que sumaron los 36 millones y logrando un 52% de la votación y un 63 de participación electoral, mientras que en Uruguay Yamandú Orsi ganó las elecciones presidenciales con el 52% de las votaciones logrando una participación del 90% del padrón electoral y su victoria representa una vuelta a la izquierda en la conducción del país.
Estas victorias de fuerzas progresistas, sumadas a las victorias previas de Andrés Manuel López Obrador en México, Gustavo Petro en Colombia, Ignacio Lula Da silva en Brasil, Xiomara Castro, Gabriel Boric y otros más representan en su conjunto la construcción de un dique en contra del avance de la ultraderecha en esta parte del mundo (10).
El caso de México resulta ser una excepción que merece destacarse porque Andrés Manuel López Obrador creó un movimiento de masas (Movimiento de regeneración nacional) que después se convirtió en partido político (Morena) y en el 2018, las redes sociales no estaban tan controladas como lo están en el 2025, lo que permitió que se utilizaran para contrarrestar la campaña sucia de los medios masivos de comunicación de propiedad privada que intentaron denostar la imagen de AMLO y contribuyeron con oportunas denuncias a evitar numerosos intentos de fraude electoral.
Los partidos que representaban a la derecha mexicana recibieron un duro golpe con un aplastante triunfo del candidato de Morena y la creación de programas de bienestar social afianzaron y el apoyo del pueblo mexicano hacia el gobierno de la Cuarta Transformación creció de manera proporcional que creció el rechazo social hacia los partidos de derecha en México. La institucionalización de “las mañaneras” como espacio informativo donde el Presidente de México informaba diariamente sobre el estado de la nación, le permitió tomar el control de la agenda informativa y con la irrupción de varios youtubers, los medios corporativos que controlaban la información (Televisa, TV Azteca, Millenio y otros más) entraron en una grave crisis de credibilidad y rechazo popular que hoy los mantiene en el borde del abismo.
Pero aún con estos triunfos de las fuerzas progresistas y democráticas, que se presentan como la excepción de la regla en la jornada electoral del 2024, ante el avance de la ultraderecha en la conquista de posiciones de poder político al grado de que intentan construir una internacional de fuerzas de ultraderecha, surge de una manera cada vez más apremiante la necesidad de reflexionar y debatir y reconstruir nuevos significados de los términos democracia y política.
Porque hoy junto a la oligarquía que pertenece al 1% de la población mundial que acapara la riqueza que se produce socialmente, se suman a los gobiernos de ultraderecha los dueños de monopolios digitales (X, Facebook, Amazon) que por sí mismos representan enormes concentraciones de poder que de manera abierta han influido en la política y la sociedad interviniendo en procesos electorales, no sólo en un país, sino en el mundo entero, tal y como se denuncia la participación de Elon Musk en procesos electorales de Estados Unidos, Alemania y otros países que traviesan por procesos electorales.
Estas fuerzas de ultraderecha están unidas por una ideología que ha penetrado en círculos tecnológicos y empresariales de alto nivel, cultivando una filosofía que pretende construir un feudalismo tecnológico, para lo cual se plantean como objetivo la reducción, control y uso del Estado para maximizar sus beneficios económicos y utilizar las plataformas digitales para mantener y reforzar el control social sobre millones de personas a nivel global.
Juntos conforman un enorme poder que tiene como cabeza visible a Donald Trump y su círculo interno de colaboradores cercanos que no solo financiaron su campaña electoral, sino que manipularon a los usuarios de sus plataformas usando noticias falsas para incentivar el resentimiento de las masas que fueron afectadas por los gobiernos neoliberales para obtener su voto a favor de Donald Trump.
Una vez en el poder revelan parte de su agenda que tiene como misión principal reducir la democracia a escala global para impulsar una agenda de autoritarismo y colonialismo, debilitando a los Estados de varias naciones, promoviendo un discurso de intolerancia y odio en contra de inmigrantes, en contra de lo que llaman “cultura woke”, un término que surgió dentro de la comunidad negra estadunidense y que hacía referencia hacia un despertar social ante el racismo imperante en Estados Unidos, pero que hoy es utilizado por la ultraderecha para denominar a movimientos sociales o ideologías progresistas que consideran demasiado radicales o “rabiosos” (11).
Con esta perspectiva del término y guiados por ideología ultraconservadora, la ultraderecha condenan a grupos feministas, minorías sociales organizadas que luchan por sus derechos, rechazan a grupos feministas y buscan dar marcha atrás a derechos conquistados como derecho al aborto, al matrimonio entre personas del mismo sexo, también rechazan a los inmigrantes porque los perciben como la causa de la crisis económica y están en contra de la mezcla de razas e ideologías, desprecian a la comunidad LGBT, etc.
La conquista del poder político por parte de la ultraderecha en varios países del mundo entero, la construcción de lazos de unión entre gobiernos de esa línea política, la incorporación de multimillonarios en puestos de poder político, la integración de dueños de monopolios digitales, el aumento desproporcionado del presupuesto público para uso militar, el discurso de odio y las amenazas belicistas de ataques a soberanía de terceros países, sólo es posible porque estas fuerzas que apuestan a la guerra y a la destrucción, representan un verdadero peligro para la clase trabajadora al eliminar derechos laborales y prestaciones conquistadas con movimiento de lucha, al mismo tiempo que amenazan a la población mundial con alimentar las guerras actuales y el inicio de otras nuevas.
Las fuerzas conservadoras y de ultraderecha han llegado hasta este punto porque no han encontrado una resistencia colectiva y organizada que impida las continuas violaciones a derechos laborales y humanos, porque si bien, han surgido movimientos de resistencia, éstos actúan sin la visión de totalidad, sin consciencia de clase y pelean en forma dispersa y dividida. Antes de responder a la pregunta sobre el significado real de los conceptos de democracia y política, tenemos necesidad de responder a la interrogante que surge de manera natural y que dice: ¿por qué una mayoría de la población mundial no se levanta en pie de lucha cuando todo indica que el día de hoy existen más motivos para luchar como nunca antes se habían registrado en la historia del mundo?
La anestesia social colectiva
Necesitamos debatir si realmente vivimos en una democracia social porque el discurso oficial de que vivimos en un sistema democrático se estrella con una realidad social en la que predomina una enorme y creciente desigualdad social, una ignorancia colectiva que se extiende cada día y afecta mayormente a las nuevas generaciones, se observa también la existencia de un analfabetismo político y una característica de la sociedad en que vivimos es la existencia de un distanciamiento entre la ciudadanía y los partidos políticos tradicionales.
El significado de los conceptos de democracia, libertad y política han sido reducidos a la simple participación en jornadas electorales, lo cual es incompatible con el verdadero significado de la democracia, porque la misma surgió como un estilo de vida social en comunidad. La percepción de la política se ha reducido al comportamiento de los políticos y representantes de partidos políticos y la libertad al simple acto de elegir candidatos en jornadas electorales. La evanescencia de significados representa un reto para la comunidad pensante, porque nos obliga a abrir brechas por nuevos caminos que nos permitan avanzar en busca del significado real del término política (12).
Una primer mirada a la esfera de lo social podría confirmarnos que no hay dudas de que el día de las elecciones gozamos de libertad para decidir por quien votamos, pero lo que no se advierte es que la libertad que disfrutamos para elegir a quien nos gobernará es una libertad limitada que sólo la podemos ejercer un día cada seis años, o el día de elecciones intermedias, ya que esa libertad para tomar una decisión de gran relevancia desaparece al terminar la jornada electoral, porque regresamos al autoritarismo que caracteriza nuestra vida cotidiana y seguimos con nuestra diaria rutina que se siente como si estuviéramos empujando una pesada piedra para subirla hasta la cima de una colina, como si estuviéramos viviendo una versión moderna del mito de Sísifo (13) porque seguimos sufriendo los efectos de una crisis económica permanente, resistiendo los impactos de una desigualdad social creciente que aumenta cada día la precariedad en nuestras condiciones de vida .
Durante las últimas décadas en nuestra realidad social se han normalizado comportamientos que muestran una obediencia ciega a la autoridad, ha crecido de manera alarmante un conformismo colectivo, una mayoría de la población se ha alejado de la política, por lo que se llega a aceptar como algo natural que quienes nos gobiernan tomen decisiones que afectan los intereses de la población sin consultar a quienes representan.
Esta “servidumbre voluntaria” (14) que lleva a las masas a negar su potencial humano al construir un vínculo de dependencia hacia una figura de autoridad otorgándole un poder absoluto que le permite gobernar como si fuese el amo de la muchedumbre, representa la causa principal que permite que los gobiernos autoritarios funcionen sin enfrentar resistencias, porque si los propios trabajadores organizados en sindicatos permiten la mutilación de sus derechos laborales ¿qué podría esperarse de los millones de personas que sobreviven del trabajo informal o están subempleados o en franco desempleo?
Aún con la visión de que algunos millonarios logran convertirse en multimillonarios en un lapso corto de tiempo, la mayoría de las personas jamás se cuestionan de donde viene la riqueza que aumenta las fortunas de estos individuos privilegiados y no relacionan esta súbita riqueza con en aumento en la precariedad de sus condiciones de vida.
No alcanzan a ver que esta desigualdad social representa una clara evidencia de que la crisis económica no es pareja porque mientras los ricos reducen su número pero se vuelven más ricos, la clase media tiende a desaparecer y los pobres se vuelven más pobres, pero siguen pensando que vivimos en un sistema democrático y aceptan sin cuestionar el autoritarismo y enriquecimiento de funcionarios de gobierno que desvían el presupuesto para enriquecer sus fortunas personales descuidando las necesidades sociales. La mayoría marginada no protesta porque vive la desigualdad social en forma individual y piensa que la precariedad o pobreza en sus vidas cotidianas son el resultado de “malas decisiones” que tomaron y han sido adiestrados para pensar que la única forma de cambio social sólo será a través del voto en las siguientes elecciones.
Pensar de esta forma, refleja una amnesia histórica, un avance de la ignorancia colectiva, un retroceso en la evolución de la humanidad y una evidencia de que la mayoría de las personas están durmiendo en una oscuridad política que permite la existencia de un autoritarismo disfrazado de democracia.
Lamentablemente, el sistema de gobierno democrático que surgió hace siglos y que consistía en tener un pensamiento autónomo que permitiera realizar cuestionamientos sobre nuestra vida cotidiana, se encuentra en proceso de extinción en pleno siglo XXI, porque la crítica social sobre la realidad circundante y sobre la forma como nos gobiernan es hoy la excepción y no la regla, por lo que la realidad que estamos viviendo supera la ciencia ficción.
Desde el campo de las ciencias sociales se han escrito varias obras que desde el siglo pasado nos alertaban sobre como el surgimiento de la sociedad de masas en la que se gestaba una creciente centralización del poder en la industria de los medios de comunicación para usarlos como armas poderosas que permitían manipular el pensamiento social, fomentar un analfabetismo político que reemplazaba el pensamiento crítico de aquella época para crear un pensamiento unidimensional en la ciudadanía y perfeccionar nuevas formas de control social.
Para comprobar lo anterior, sólo basta revisar dos obras que desde el campo de la literatura contemplaron escenarios diferentes describieron diferentes distopías y nos alertaron desde el siglo pasado sobre la inminencia de un futuro pesimista que se ha convertido hoy en día en parte de nuestra realidad.
Por un lado, George Orwel en su novela 1984 (15), describió el escenario de una sociedad que estaría bajo un fuerte control social ejercido por un gobierno autoritario en un clima social en el que la población percibía la guerra como sinónimo de paz y la libertad era vivida en forma de esclavitud porque un superestado se apoderó de la vida y consciencia de los ciudadanos, por lo que al releer ese libro en nuestros días, podría interpretarse como un advertencia temprana sobre los peligros que hoy estamos viviendo al perder autonomía y permitir que una dictadura ejerza un control sobre nuestro comportamiento individual y social al grado de deshumanizarlos a través de la propaganda, el alejamiento de la política y la difusión del miedo y temor a lo desconocido.
Mientras que por otro lado Aldous Huxley (16) en su novela Un mundo feliz que describía un Estado mundial futurista, en el cual los ciudadanos disfrutaban de los beneficios de un desarrollo tecnológico sin precedentes que les liberaba del quehacer doméstico y les proporcionaba una gran diversidad de entretenimiento, pero todo era una realidad ficticia porque eran objeto de manipulación psicológica, en ese mundo feliz no existían relaciones duraderas y todo el mundo recibía un condicionamiento clásico que permitía controlar sus comportamiento y pensamientos.
Al releer esta obra en nuestros tiempos, podría tomarse como una advertencia temprana de que la tecnología avanzada podría tomar el control de los seres humanos y hacerlos perder su humanidad y como un mensaje de que no debemos dejarnos atrapar por los placeres que ofrecen realidades virtuales para poder seguir nuestros propios caminos alejados de la mayoría que comparten inclinación al hedonismo, conformismo social, ausencia de crítica social y se encuentran bajo un fuerte control social.
Si observamos con ojos críticos la realidad en el momento histórico que nos tocó vivir, podremos encontrar una combinación de rasgos de ambas distopías descritas por George Orwell y Aldoux Huxley, ya que a nivel global nos encontramos gobernados por políticos autoritarios que destinan grandes presupuestos para promover las guerras, utilizando un discurso en el que hablan de defensa de la democracia, de la libertad y de la justicia social, mientras recortan presupuesto para pensiones, salud pública, educación, trabajo, vivienda, etc.
A pesar de tales contradicciones en nuestra forma de vida actual una gran mayoría de la población vive alejada de la política, se encuentra sumergida en una búsqueda constante de diversión y placer a través del consumo constante de productos, del consumo de alcohol o drogas, de invertir la mayor parte de su tiempo en navegar en internet utilizando las redes sociales para vivir en un mundo virtual, alejados de la problemática social viendo maratones de series de televisión o películas en su tiempo libre.
Mientras padecen una seria dependencia hacia los teléfonos celulares, ignoran la gravedad de la policrisis que estamos padeciendo, los peligros de una tercera guerra mundial, la destrucción progresiva del planeta para mantener un crecimiento económico infinito en un mundo con recursos finitos, la mayoría de las personas en nuestra sociedad ignora lo que está sucediendo y lo más grave es que no le interesa saberlo.
En resumen, podemos identificar la existencia de un control social en la sociedad contemporánea que se expresa en la existencia de gobiernos autoritarios dirigidos por individuos que actúan como sociópatas porque han perdido su humanidad al tomar decisiones que implican decisiones que afectan a una inmensa mayoría de la población y benefician a los dueños de las grandes corporaciones multinacionales, principalmente a la industria armamentista.
Aquellas personas, grupos o movimientos que se oponen a tales decisiones, son objeto de represión por parte de los cuerpos represivos del Estado, denigrados y calumniados por los medios masivos de comunicación y la contención de las fuerzas sociales que intentan organizarse para impulsar un cambio social, se ve reforzada por el aislamiento y condena social hacia estos actos por parte de una mayoría de indiferentes que se limitan a vivir sus vidas en forma atomizada padeciendo una ceguera política que les conduce a sufrir la desigualdad social como una desigualdad individual.
Estamos siendo testigos de un nuevo tipo de control social que describió de manera clara Michel Foucault en su libro El poder: una bestia magnífica y que consiste en el hecho de que el poder ya no se limita a oprimir a quien lo enfrenta, sino que el poder está actuando de tal forma que ha logrado ser internalizado por millones de personas de tal forma que sus comportamientos son determinados por los valores que la élite que gobierna el mundo considera como normales o aceptables para mantener la defensa de sus intereses, por lo que una inmensa mayoría de quienes integran la sociedad contemporánea se han convertido en sujetos autorregulados por normas y expectativas sociales que fueron diseñadas por otras personas (17).
Las nuevas tecnologías funcionan como la técnica del ilusionismo utilizada por los magos, porque desvían la atención del público procurando que sean incapaces de concentrarse en el objeto en el que deberían fijar su atención. Pero el público que acude a ver actos de magia está consciente de que hay trucos que el mago utiliza en la actuación y que todo se reduce a la habilidad del mago para engañar al público.
El ilusionismo que nos proporcionan las nuevas tecnologías nos impide ver que estamos siendo manipulados, porque la mayoría de las personas piensa en verdad que son gente libre, que toma decisiones por su propia voluntad, que vivimos realmente en una sociedad democrática, aunque la realidad nos muestra que estamos gobernados bajo gobiernos autoritarios que no consultan a la población al decidir elevar el presupuesto militar y reducir el presupuesto para obras de bienestar social.
El desarrollo tecnológico que se inició con el uso de internet y la invención de la computadora, ha trascendido los límites del manejo de equipos de cómputo para expandirse y penetrar a todos los campos de nuestra existencia hasta interferir en la esfera privada, en el ámbito de lo social y en el campo de lo político.
El desarrollo tecnológico tuvo una etapa en la que funcionó como instrumento de liberación social, recordemos a Julián Assange, quien tuvo el ingenio de crear una infraestructura llamada Wikileaks que hizo temblar a los poderosos que siempre gozaron de impunidad al compartir información clasificada en su plataforma para hacer efectiva la transparencia en el manejo de la información, pero fue acusado de poner vidas en peligro. Estados Unidos pidió su extradición y él se refugió en la embajada de Ecuador en Londres, se decretó la prohibición para que ninguna plataforma alojara la plataforma de Wikileaks, pero de inmediato surgieron miles de sitios espejo que replicaron el contenido de Wikileaks, por lo que el daño ya estaba hecho.
Ese fue el inicio de una nueva era en la que sería imposible bloquear la propagación instantánea y mundial de documentos por lo que a partir de ese entonces, ya nade fue igual porque fue el precedente de que un solo individuo podría afectar a las grandes instituciones y corporaciones multinacionales usando la tecnología, pero Assange pago un gran precio porque le quitaron varios años de su vida al condenarlo a estar encerrado durante lago tiempo.
Por otro lado, Mark Zuckerberg a los 26 años fundó la plataforma de facebook y se convirtió en estrella de redes sociales, logrando obtener un reconocimiento social porque su creación permitió que los seres humanos de todo el planeta pudieran tener intercambios de modo sencillo, como subir fotos, conversar, compartir hechos íntimos, etc.
Asssange y Zuckerberg inauguraron una nueva época provocando una metamorfosis en nuestras formas de comportarnos, de expresarnos pero esta nueva forma de manifestarnos generó sorpresa, incomprensión e inquietud, porque lo que estaba cambiando no era la estructura social, lo que estaba cambiando eran las formas de interacción social, nuevas miradas, nuevas posturas, comportamientos que eran acompañadas de gestos de mala educación y violencia verbal que surgían desde el anonimato y provocaban sensaciones de malestar.
Con la circulación masiva de información en redes sociales surgió la técnica de difundir noticias falsas para confundir e influir en la forma de pensar de millones de personas con textos breves que en la medida que recibían “me gusta” y crecía su difusión se llegaban a considerar como información verdadera, creando con ello un régimen de opinión basado en fake news y provocando una infoxicación, desorientación e ignorancia colectiva.
Fue el inicio de un cambio de Ethos un cambio en la forma de ser en el mundo, el uso liberador de la tecnología quedó atrás porque dentro de estos cambios se incluía una creciente desconfianza hacia las instituciones políticas, organizaciones internacionales, élites privilegiadas, se compartía información falsa y se expresaba un rechazo hacia la democracia representativa y surgió una nueva condición del individuo contemporánea , la era del individuo tirano (18) que se caracteriza por la pasión que inspiran ciertos individuos que utilizan discursos populistas en los que presentan hechos sin tener importar que no tengan correspondencia con la realidad, porque lo que se pretendía era manipular emociones como el resentimiento, la ira, la indignación para lograr influir en las consciencias, a estos personajes (Donald Trump en Estados Unidos, Jahir Bolsonaro en Brasil, Víctor Orban en Hungría, Javier Milei en Argentina, etc. Estos personajes concentran una gran cantidad de poder porque una mayoría de la población se limita a actuar como seguidores con ciega obediencia hacia la figura de autoridad.
A estos personajes que cuestionaron la figura del Estado, fustigaron a los partidos políticos tradicionales y culparon de los problemas sociales a los “zurdos” o a los inmigrantes, se les empezó a rendir culto a su personalidad y tuvieron tanto impacto social que al participar en elecciones llegaron al poder y de esta forma comenzaron a surgir regímenes llamados “iliberales”, es decir gobiernos que escondían prácticas no democráticas detrás de sus instituciones y procedimientos formalmente democráticos.
Hoy estamos viendo que los grupos de poder económico se imponen al poder político y manipulan el control de la opinión pública usando los medios digitales que garantizan un control efectivo a largo plazo. La incorporación de Elon Musk, Mark Zuckerberg, Jeff Besoz, dueños de medios digitales de comunicación masiva al gobierno de Donald Trump representa la llegada de la oligarquía tecnológica al poder político.
Por esa razón, una amplia mayoría de la población vive en un estado de “anestesia social” (19) mostrando una indiferencia a la participación social, un alejamiento de la política, una insensibilidad al sufrimiento ajeno (falta de empatía social), un silencio ante las injusticias sociales y una ignorancia generalizada. Estos comportamientos al ser compartidos por una mayoría de integrantes de nuestra sociedad reciben reciben una validación social, por lo que han llegado a percibirse como comportamientos normales y se les considera “políticamente correctos”.
Un efecto de este estado catatónico colectivo es la producción de un alejamiento de la política por parte de la población, que llega a considerar como algo natural el estado de crisis que padecemos y perciba como algo normal aquellos comportamientos psicopatológicos que despojan de su condición humana al individuo contemporáneo, porque la validación social de los mismos al ser compartidos por una gran mayoría de personas, generan una auténtica sociopatología en nuestra sociedad posmoderna (20).
La percepción colectiva de una normalidad social en el contexto de una policrisis en la cual existe una enorme desigualdad social creciente que viola los derechos humanos de amplias mayorías sociales, es el resultado del trabajo colectivo de un ejército de científicos (psicólogos, sociólogos, antropólogos, mercadólogos, economístas, ingenieros en computación, etc.) que trabajan de manera incansable para diseñar estrategias que permitan construir y mantener un control social de la población.
El origen de la democracia y la política
Desde tiempos inmemoriables, las sociedades estaban gobernadas por una visión que descartaba otras percepciones porque quienes las dirigían estaban genuinamente convencidos de que su visión de la realidad era verdadera y única. Desde una perspectiva antropológica, cada sociedad construye una cultura particular que le permite crear al sujeto indicado para hacer funcionar a la misma.
Bajo esa perspectiva, en las civilizaciones antiguas, tanto quienes gobernaban como aquellos que les obedecían, creían en la existencia de un Dios que creó el mundo, que los creó a ellos mismos y en base a esas creencias aceptaban que su existencia estaba determinaba por una poderosa fuerza externa por lo que se limitaban a obedecer y sus comportamientos colectivos se guiaban por la manera que se pensaba que los dioses deseaban. La libertad de pensamiento y autonomía en la toma decisiones en base a un libre albedrío, era algo impensable e inaceptable en las sociedades antiguas porque se aceptaba de manera acrítica que las leyes se heredaban del pasado y se compartía una creencia colectiva de pensar que no esas leyes no fueron creadas por los hombres después de una discusión colectiva, sino que tenían un origen divino porque eran creaciones de los Dioses o de un único Dios, dependiendo de las creencias religiosas de cada sociedad.
Estas creencias y estilos de vida caracterizaron la vida humana durante siglos enteros, pero estas formas de gobernar cambiaron cuando surgió en Grecia un movimiento democrático que utilizó por primera vez argumentos filosóficos para identificar la causa primera de la creación del mundo, ese movimiento rechazó las teorías religiosas anteriores, desarrolló un pensamiento autónomo que permitió que surgiera una mirada crítica de la realidad social que evolucionó hasta incluir un cuestionamiento a la forma como eran gobernados en aquel entonces.
Lo particular y novedoso de este enfoque crítico de la realidad social es que tenía como punto de partida la premisa de que pensar sin restricciones era la única manera de abordar los problemas que compartían las comunidades y discutirlos en forma colectiva facilitaba encontrar las tareas necesarias para resolverlos. En base a lo anterior, existe un consenso colectivo de que fue en Grecia donde surgió el germen de la democracia, porque fue la primera sociedad que se interrogó y cuestionó a sí misma con un fundamento filosófico que se basaba en el ejercicio de la crítica social.
Este cuestionamiento social que empezó con un pequeño agrupamiento de filósofos, evolucionó en aquel entonces hasta institucionalizarse como parte de usos y costumbres de la cultura griega y gracias a él se logró crear una nueva forma de gobierno que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, porque ese fue el momento histórico en el que el ser humano utilizó su condición de homo sapiens para defender la autonomía de los seres humanos, con lo cual se dio inicio a una lucha entre entre el uso del pensamiento crítico como forma de vida y la imposición de una visión del mundo que se basaba en una heteronomía que incluía un conjunto de creencias religiosas que determinaban el comportamiento social, que no habían sido cuestionadas antes y que fueron las bases sobre las cuales se establecieron gobiernos en sociedades anteriores.
En la experiencia griega, la filosofía evolucionó hasta crear la política al utilizar el concepto de opinión (doxa) que fue acuñado por Parménides para distinguir las opiniones personales y los conocimientos obtenidos por la experiencia del conocimiento individual de todo aquello que es verdadero. A través de un cuestionamiento continuo usando el pensamiento crítico, los griegos llegaron a la conclusión de que si el universo hubiera sido creado por algún tipo de Dios, no habría lugar para la política ya que la política para los griegos era una actividad colectiva con reuniones colectivas en el marco de una asamblea general (ecclesia), ese realizaba una interacción social en la que se compartían diferentes opiniones (doxas) , tratando asuntos públicos.
En esas reuniones abiertas cada ciudadano tenía el derecho de hablar (isegoria) para proponer asuntos en la agenda de discusión, los votos de cada ciudadano tenían el mismo valor en la toma de desiciones colectivas (isophesia) y todos tenían la obligación moral de hablar con absoluta franqueza (parrhesia) sobre los asuntos que estuviesen relacionados con la vida en la polis (ciudad) y debido a la frecuencia de esas reuniones públicas se llegó a la institucionalización de usar los espacios públicos (politeia) para discutir asuntos de ciudades (politika) por lo que fue en la sociedad griega donde surgió la política como concepto y actividad humana por primera vez en la historia de la humanidad.
Al institucionalizarse esta forma ínteracción social en el siglo V a.c., fue cuando se construyó la democracia como forma de gobierno porque lo que la democracia significa el poder del pueblo (demos: Pueblo, kratos poder) que actúa juzgando, cuestionando y modificando las reglas del poder y las formas de gobernar para garantizar la participación social. La democracia incluía la creación de un consejo (boule) que legislaba y gobernaba, pero la ecclesia era la máxima instancia para tomar decisiones, porque se partía de la premisa de que el mejor juez era la polis, es decir, la discusión colectiva de asuntos que conciernen a la comunidad que habitaba en las ciudades.
Con el surgimiento de la democracia como forma de gobierno, surgió la noción de autonomía porque la ciudadanía griega tomó consciencia de que tenía la capacidad para crear sus propias leyes y que de seguir aceptando la existencia de algún Dios, no tendría sentido la política porque la religión no aceptaba la posibilidad para pensar de los seres humanos por lo que no habría lugar para el pensamiento político, ni mucho menos espacio para la acción política que permite crear una sociedad.
La sola creencia en un Dios implicaba la negación de autonomía y de la acción instituyente del ser humano, es decir, su capacidad para dirigir su destino a través de la creación de instituciones, sociedades y desarrollar su historicidad, es decir su capacidad para transformar la realidad, por esa razón existió la separación entre religión y política, porque la religión promueve la heteronomía que va en contra de la autonomía del ser humano.
Por primera vez en la historia de la humanidad, la sociedad griega creó una sociedad democrática en la que existe igualdad de derechos para ciudadanos y políticos (isonomía), pero estos derechos sólo podrían ser disfrutados si los ciudadanos tenían una participación activa en los asuntos públicos, porque la participación social tenía un gran valor en el conjunto de valores, hábitos y actitudes (ethos) que formaban parte fundamental en la construcción de la democracia en Grecia.
Aquellos habitantes de Grecia que se negaban a asumir un rol de ciudadano (perteneciente a la polis) y no participaban en la discusión de asuntos públicos en discusiones colectivas que se realizaban en la ecclesia, se convertían en individuos objetos de aislamiento social (atimo), se les negaba su pertenencia a la comunidad y perdían sus derechos políticos. Toda esta información relacionada con el origen de la democracia la describe en forma más amplia y a la vez detallada el filósofo griego Corneluis Castoriadis(21).
El desarrollo de pensamientos filosóficos de autonomía humana que inspiró la democracia griega, fueron la fuente de inspiración para que siglos más adelante surgieran varios movimientos colectivos que cuestionaron el autoritarismo que caracterizaba la forma de gobernar de sus dirigentes y éstos movimientos sociales lograron evolucionar hasta convertirse en verdaderas revoluciones que tomaron el poder político y cambiaron la forma de gobernar en lugares y momentos históricos distantes entre sí como Estados Unidos (1775-1783), Francia (1799), México (1910-1917), Rusia (1917–1923) , Cuba (1953-1959), Nicaragua (1979) y otros países.
Estos movimientos colectivos contribuyeron a la creación de una premisa de pensamiento que concebía la historia de la humanidad como la historia de diferentes sociedades que fueron autocreadas, sociedades autónomas que funcionaban con instituciones que fueron auténticas creaciones humanas y no como resultado de fuerzas divinas, porque se reconocía que la creación de una sociedad es una construcción social que incluye la creación de un mundo en el cual los seres humanos crearon su propio lenguaje, sus propios valores, la sociedad esta constituida por una colectividad que elaboró y aceptó en forma colectiva las leyes que determinan el comportamiento social, legislan sobre sus modos de vida e inclusive determinan formas particulares de conmemorar la muerte.
La creación de una sociedad requiere de la creación de instituciones que representan creaciones particulares de esa sociedad y funcionan como soporte de la misma en la medida que fueron creadas para garantizar el bienestar colectivo porque asumen la responsabilidad de resolver un problema social en particular. Bajo esa perspectiva, estas instituciones impulsan la participación social en la elaboración, aceptación e institucionalización de leyes jurídicas que son obligatorias para todos los ciudadanos que forman parte de esa sociedad, por lo que el funcionamiento de las instituciones generan una percepción colectiva de la realidad social para consolidar el sistema social y contribuir al desarrollo de comportamientos colectivos que permitan producir al tipo de individuo humano que permita a esa sociedad seguir funcionando.
Con el paso del tiempo surgió la figura del Estado (que no estaba contemplada en la sociedad griega porque las decisiones relacionadas con la forma de gobernar eran tomadas en la asamblea general:ecclesia), la sola idea de la existencia de una institución distinta separada de los ciudadanos hubiera sido incompatible con la concepción de la democracia para los griegos, porque los ciudadanos griegos cumplías con las leyes (nomos) elaboradas por ellos mismos. aceptadas por todo los atenienses.
En los tiempos modernos han surgido “especialistas en política”, algo que tampoco existía en la sociedad griega porque era el pueblo el que discutía los asuntos de las ciudades (politika) y después de una discusión colectiva en la que participaban todos los asistentes, se tomaban las decisiones que deberían ser respetadas por todos los habitantes de la ciudad.
Una vez llegado a este punto, estamos en condiciones de responder a los cuestionamientos acerca de si en realidad estamos viviendo en una sociedad democrática y la respuesta obvia es que hemos estado viviendo bajo el engaño, pensando de manera errónea que la democracia se reduce a la participación con nuestros votos en jornadas electorales, descubriendo la falsedad de la creencia de que somos libres porque podemos votar por el candidato que elijamos en forma voluntaria y redescubriendo un nuevo significado de la política porque la encontramos en todos lados, inclusive en la vida personal porque estamos regidos por leyes que fueron aprobadas.
Conclusiones
El tomar consciencia de que la humanidad está siendo conducida por un camino que la lleva hacia la destrucción de la naturaleza, del planeta y de su propia existencia, debe ser motivo más que suficiente para que construyamos una mirada social con ojos críticos para ver la realidad contemporánea y comprobar que existen muchos motivos para levantarse y participar en movimientos colectivos en defensa de la democracia, derechos laborales que están siendo violados, en lucha por la libertad, en contra de recortes presupuestarios a pensiones, salud, educación, vivienda, en contra del genocidio y la guerra y otras banderas de luchas social.
Pero una mirada crítica nos permitirá ver que los problemas que estamos enfrentando hoy en día, no se limitan a la agudización de la policrisis (económica, política, ecológica, sanitaria, de soledad creciente, etc.), porque la preocupación principal debe centrarse en reconocer que la mayoría de la población no sabe qué es lo que está sucediendo en el mundo y la parte más grave de los problemas que estamos viviendo es que no quiere saberlo porque está viviendo en un estado de anestesia social que le impide ver que con su comportamiento individual está contribuyendo a su propia autodestrucción.
La percepción de la crisis social que estamos padeciendo a nivel global como “algo normal” que forma parte de nuestras vidas cotidianas, sucede porque existe una completa ausencia de pensamiento autónomo en millones de personas, una falta de pensamiento libre que se refleja en la acriticidad con la que viven sus vidas cotidianas. Esa falta de crítica social hacia la realidad social es realmente grave porque incluye la incapacidad de cuestionar la forma como estamos siendo gobernados con estilos de liderazgo autoritarios que utilizan un discurso que hace referencia a conceptos como libertad, democracia, justicia social, en un momento histórico en el que las grandes potencias se preparan para futuras guerras al aumentar en forma escandalosa el presupuesto militar.
Esa anestesia social e internalización del poder hasta el punto de lograr un vacío de crítica social es lo que provoca una ceguera moral que conduce a ver con indiferencia el crímenes de lesa humanidad, mientras los medios masivos manipulan para lograr que el público se conmueva y empatice con el sufrimiento de millonarios de Hollywood que perdieron sus casas en un voraz incendio en Los Angeles, California.
El estado de anestesia social, la ignorancia colectiva producida por la infoxicación inhiben la participación social y esa es la razón por la que se observa un vacío de voces de resistencia a la implementación de políticas neoliberales, un silencio que ha permitido que siga aumentando el número de personas que viven en condiciones de pobreza mientras los millonarios se vuelven multimillonarios, que dirigentes políticos gobiernen con autoritarismo como forma principal de gobernar y representan las razones principales por las que la ultraderecha está conquistando posiciones de poder en la mayor parte del mundo y hoy nos encontremos frente al fortalecimiento de gobiernos de ultraderecha y del regreso del fascismo a nivel internacional
La realidad que estamos viviendo y que no es vista por millones de personas, es que en el marco de la desaparición del orden mundial unipolar y el surgimiento de un nuevo orden mundial de carácter multipolar, los multimillonarios que se benefician de la economía de libre mercado han encontrado una veta de oro en el impulso de las guerras para crear nuevos colonialismos, porque la venta de armas genera una maximización de ganancias superior a la venta de cualquier otro producto y las guerras permiten la conquista de nuevos territorios para explotar sus recursos naturales.
El financiamiento de la campaña presidencial de Donald Trump de parte de los propietarios de monopolios digitales como X, Facebook, Amazon, Meta, Google y Microsoft no sólo representan un asalto del poder económico hacia el poder político, sino que también representa un fortalecimiento de las fuerzas de ultraderecha que utiliza a las masas para llegar al poder político mediante ejercicios de democracia electoral, manteniendo una agenda oculta en la cual pretenden terminar con la democracia como forma de gobierno, disminuir la figura del Estado y reforzar mecanismos de control social de la población a través del aumento del presupuesto militar.
El triunfo de Donald Trump revela la existencia de un tecnofeudalismo que consiste en el hecho de que las grandes corporaciones económicas y tecnológicas utilizan el poder político para acceder a recursos públicos para maximizar sus beneficios económicos, en perjuicio de la clase trabajadora que se ve afectada por recortes presupuestales a pensiones, salud, educación, vivienda y otros rubros sociales, por lo que se ve condenada a un aceleramiento en la precarización de sus condiciones de vida por la desaparición de derechos laborales y prestaciones sociales.
Estos monopolios digitales controlan territorios digitales esenciales, manejan datos personales de millones de personas que acceden a sus plataformas en línea, utilizan bases de datos como mercancías que intercambian por dinero o servicios, mientras que los usuarios dependen de estas plataformas para elegir varias opciones relacionadas con el entretenimiento, el consumo, el trabajo, por lo que el control de esta información les permite influir en una inmensa masa de individuos en la toma de decisiones relacionadas con la economía y la política.
El triunfo de Donald Trump consolida el avance de la ultraderecha en la conquista del poder a nivel global, pero Trump no viene solo porque los hiperricos financiaron su campaña electoral ocupan posiciones dentro de su gabinete su presencia representa la llegada al poder político de los hiperricos que antes gobernaban detrás de figuras políticas pero hoy toman las riendas del poder directamente y esta alianza crea una nueva oligarquía tecnológica que anuncia la inminencia de nuevos conflictos porque el discurso de odio de la ultraderecha se materializa en decretos presidenciales firmados por el poder presidencial en un claro abuso del poder y muestra de autoritarismo en contra de las minorías sociales.
Con la toma del poder por parte del tecnofeudalismo, se reforzará la anestesia social de la población, aumentará la manipulación del comportamiento de masas para mantener el equilibrio entre producción masiva y consumo masivo, aumentará la exigencia de desregulación del Estado, aplicarán políticas que se dirigen a la extinción de la democracia como forma de gobierno.
Los señores tecnofeudales han llegado a una posición en la que podrán llegar a extremos de manipular la dirección del voto electoral en futuros procesos electorales para perpetuarse en el poder porque el poder se basa en el control de la comunicación y de la información, el poder dependen del control de la comunicación (22) y los dueños de plataformas digitales manejan una enorme base de datos que contienen perfiles psicográficos de millones de personas en el mundo entero (23).
Si no se presenta una resistencia de parte de la clase trabajadora ante el avance del tecnofeudalismo, no sólo seguirá creciendo la desigualdad social, sino que las decisiones de relevancia social ya no serán tomadas en Congresos o Parlamentos o urnas, sino en las salas privadas de Silicon Valley y empresas similares.
En conclusión, en nuestra sociedad hemos estado viviendo en el engaño porque no existe tal cosa llamada democracia, el significado de este término se ha desvirtuado para reducirlo a la participación en jornadas electorales, no existe libertad porque existe un control social de la oligarquía económica representada por el poder corporativo que manipula al poder político, a la cual se suma el día de hoy la oligarquía tecnológica.
Debemos reconocer que la palabra democracia al igual que otros conceptos, ha perdido significado debido al “avance de la insignificancia” que nos alertó el filósofo griego Cornelius Castoriadis a finales del siglo pasado (24), que consistía en el hecho de que todo está perdiendo significado porque las personas no tienen ya señales para orientar sus vidas por las crisis de valores humanísticos y sólo tienen ante sí un interés de ganar dinero como alternativa para solucionar sus problemas.
Por todas las razones anteriores es necesario tomarse una pausa para ver con ojos críticos la realidad, realizar un cuestionamiento de lo que acontece a nuestro alrededor, de tal forma que las preguntas que nos planteemos en lugar de obtener respuestas, generen nuevas dudas y lleguemos al punto de cuestionar ¿qué es la autonomía en política?
Una pregunta que presenta una urgencia en encontrar una respuesta y a la vez contiene un alto grado de dificultad en responder porque a pesar de que la mayoría de las sociedades humanas han sido creaciones humanas en sí mismas, se ha difundido la idea de que la propia sociedad y el origen de sus instituciones no son el resultado de creaciones humanas, sino que fueron creadas por origen divino, fuerzas ajenas o ancestros que ya no existen, por lo que se desconoce la historicidad del ser humano que consiste en el hecho de que tiene la capacidad para cambiar la historia.
La historia nos demuestra que los grandes cambios sociales se lograron por la irrupción de movimientos colectivos que lucharon en contra del autoritarismo y en defensa de la democracia, la libertad y la justicia. Fueron estas acciones las que provocaron una toma de consciencia de la historicidad de los seres humanos, es decir, de su capacidad para cambiar el rumbo de la historia y de construir la realidad social.
Han sido los ciudadanos quienes construyeron las sociedades, quienes crearon sus propias leyes, crearon sus propias instituciones de gobierno y en consecuencia, desarrollaron la capacidad para cambiarlas cuando la mayoría de la población lo reclame. Esto es lo que se conoce como autonomía política, la cual se ve reflejada en la redacción de las constituciones y en la Declaración de los derechos del hombre cuando se afirma: “La soberanía la ejerce el pueblo ya sea directamente o a través de sus representantes”.
El problema es que la democracia representativa ha desaparecido el “sea directamente” porque quienes nos representan y quienes nos gobiernan se han alejado de quienes los llevaron al poder y han construido una “clase política privilegiada” que se enriquece con recursos públicos, gobiernan ignorando las necesidades sociales y nunca consultan a la población cuando toman decisiones, sin importar que éstas sean de gran envergadura, como el uso de presupuesto público para realizar obras que benefician a unos cuantos, el aumento de la deuda pública, aún sabiendo que su estancia dentro del gobierno es temporal y serán otras generaciones quienes pagarán las deudas que dejen cuando se retiren.
Debemos ampliar nuestra visión y asimilar la democracia como un estilo de vida que va más allá de la democracia electoral porque implica construir relaciones interpersonales basadas en una horizontalidad, toma de decisiones bajo consenso, compromiso en la participación social, construcción de una identidad como ciudadano con responsabilidad social, identificación de funcionarios de gobierno como servidores públicos que están al servicio del pueblo, que tiene el poder de elegir y remover de sus cargos a dirigentes políticos y funcionarios gubernamentales.
Necesitamos rescatar el significado de la política y no permitir que continúe la reducción de su significado al comportamiento de personales públicos y partidos políticos que la usan para llegar a puestos públicos y enriquecer sus fortunas personales. Necesitamos ubicar las jornadas electorales en el contexto de una policrisis y comprender que la lucha por lograr una sociedad mejor implica construir colectivos de ciudadanos y trabajadores que funcionen de manera autónoma del gobierno y de los partidos políticos para encontrar soluciones a los problemas sociales.
Debemos estar conscientes de que la cadena de golpes a la clase trabajadora que aplicaron gobiernos neoliberales durante las últimas décadas que trajo como consecuencia el aumento de la desigualdad social, se incrementará con el arribo al poder por parte de gobiernos neoreaccionarios que desde su arribo al poder están tomando decisiones que afectan a una inmensa mayoría de la población global. Es el momento de la llegada del fascismo al poder, lo cual nos obliga a impulsar un despertar social colectivo porque si no es ahora ¿cuando lo será?, debemos pensar en el tipo de mundo que legaremos a las nuevas generaciones y luchar por un mundo mejor al que estamos viviendo.
En esa perspectiva de pensar en que necesitamos levantar nuestras voces manteniendo el optimismo dentro del panorama que induce a caer en el pesimismo, debemos recordar que, de la misma forma que diversos movimientos colectivos se unieron ante la violencia del Estado en contra de las manifestaciones que el año pasado exigieron un alto al genocidio de Israel provocaron una disidencia global en contra organizada (25).
Con ello se mostró por primera vez que surgía un despertar político mundial en el que varios movimientos actuaron en forma colectiva, unida y organizada confluyendo en una sola lucha anticapitalista, anticolonialista y antipatriarcal (26), esas movilizaciones contaron con la participación de nuevos actores políticos al expresarse millones de jóvenes en todo el mundo, por lo que debemos tener confianza de que estas nuevas y futuras agresiones de los gobiernos de ultraderecha y la oligarquía tecnofeudal encontrarán una resistencia más contundente porque debido al aumento de la desigualdad está claro que ya no es posible hablar de Norte y Sur global, porque hoy en día es una una mayoría global que lucha en contra de una minoría que conforma la oligarquía tecnológica y esa es nuestra ventaja: somos una mayoría global que desea un cambio social.
En varios continentes hay muestras de un despertar social que está dejando atrás la podredumbre cerebral y varios grupos sociales han empezado a construir una identidad como sujetos políticos, están reconstruyendo un nuevo significado a la política para percibirla como acciones colectivas de una ciudadanía organizada y en esa línea de pensamiento están construyendo un empoderamiento individual y colectivo al tomar consciencia de que necesitan aumentar su participación social actuando junto a individuos de otros países actuando como sujetos globales en acciones colectivas, unidas y organizadas para impedir el avance de la guerra y participar en la construcción de un nuevo orden mundial que priorice la paz, el diálogo y el respeto mutuo (27).
Afortunadamente, en este panorama de horizontes cubiertos por nubes que anuncian tormentas, surge un contrapoder en el escenario internacional encarnado por la Presidenta de México Claudia Scheinbaum, quien nos enseña que una científica puede gobernar con inteligencia y humanismo, usando el pensamiento para privilegiar el bienestar social, actuando como auténtica Jefa de Estado que no admite sumisión ni subordinación alguna de México, enfrenta con gran dignidad los embates de Donald Trump en contra de México utilizando argumentos científicos y actuando como una excelente Maestra dando clases de diplomacia, respondiendo con la cabeza fría y tomando medidas que refuerzan la soberanía e independencia de México.
La continuación y ampliación de los programas de bienestar social aumentaron su popularidad y aceptación del pueblo mexicano, lo cual se reflejó en el apoyo popular a la reforma judicial que atacó el nido de corrupción en el que se convirtió el poder judicial y al darle el poder al pueblo de México para que futuros Magistrados y jueces sean elegidos a través del voto popular, se dio un paso adelante en la construcción de la democracia en México.
El liderazgo de Claudia Scheinbaum está proyectando a México como una potencia mundial emergente que ocupará un lugar de relevancia en la construcción del nuevo orden mundial multipolar, reforzando con sus acciones el histórico liderazgo que México ha tenido en América Latina al cerrar filas junto a varios Presidentes latinoamericanos en contra de los planes de expansionismo y colonialismo del nuevo Presidente de Estados Unidos.
Pero recordemos que la democracia es el poder del pueblo y debemos evitar continuar con los vínculos de dependencia hacia las figuras políticas para terminar con la era del individuo tirano y la manera de hacerlo es aumentando la participación social para responder a la necesidad prioritaria de construir una verdadera democracia que permita a millones de personas abandonar los roles de seguidores a través de una revolución de las consciencias que implique superar el hiperindividualismo, abandonar el conformismo, terminar con la ignorancia colectiva y construir una autonomía política para que cada habitante de este planeta pueda cumplir con su compromiso social de construir un nuevo mundo diferente al actual.
La Presidenta mexicana Claudia Scheinbaum pone el ejemplo a seguir tanto para el gremio de docentes, como para la población en general, para participar en una verdadera transformación social que vaya más allá del discurso de la Cuarta Transformación y se caracterice por una gigantesca labor educativa en la cual, los maestros de todos los niveles deben jugar un importante rol como agentes de cambio social al dejar de usar la educación que fomenta una cultura de obediencia que representa la base de la aceptación social de gobiernos autoritarios, para utilizar la educación como instrumento de liberación y emancipación social, al fomentar el pensamiento crítico que permita reconocer que en un contexto de crisis social, las expresiones de rebeldía y disidencia social en contra del autoritarismo y la condena al fascismo internacional, son como comportamientos aceptables y necesarios.
1.- El club de privilegiados. Yescas, Oscar.
https://oscaryescasd.blogspot.com/2018/07/el-club-de-los-privilegiados.html
2.- Los profesores como intelectuales públicos. Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje. Giroux, Henry
https://www.perio.unlp.edu.ar/catedras/wp-content/uploads/sites/194/2020/09/giroux.pdf
3.- Las pandillas académicas y el aislamiento social de profesores-investigadores
https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/02/las-pandillas-academicas-y-el.html
4.- La formación del espíritu científico. Contribución a un psicoanálisis del conocimiento objetivo. Bachelard, Gastón. Siglo XXI editores. Buenos Aires, 1979.
5.- Enseñar pensamiento crítico. La educación como epicentro de la libertad. Hooks, Bells
Rayo Verde editorial. Barcelona, 2022
6.- La transformación social desde una perspectiva científica. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/09/latransformacion-social-desde-una.html
7.- La época de las pasiones tristes. De cómo el mundo desigual lleva a la frustración y el resentimiento y desalienta la lucha social por una sociedad mejor. Dubet, Francoise. Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 2023. https://es.scribd.com/document/488951540/Dubet-La-e-poca-de-las-pasiones-tristes-2020
8.- El auge de la ultraderecha: ¿una amenaza para la unidad occidental?. Foa, Roberto.
https://www.cidob.org/publicaciones/el-auge-de-la-ultraderecha-una-amenaza-para-la-unidad-occidental
9.-Los ejércitos más potentes del mundo. El gasto militar ha ido en aumento en un escenario de perpetuación y activación de guerras a nivel mundial
https://ethic.es/los-ejercitos-mas-potentes-del-mundo/
10.- México y América Latina: El dique en contra del avance de la ultraderecha. Escobar, Jesus
11.- Así es la “oscura” ideología tras el séquito de Elon Musk y Donald Trump
12.- En busca de la política. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/04/enbusca-de-la-politica-oscaryescas.html
13.- El mito de Sísifo. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/11/elcastigo-de-sisifo-en-la-posmodernidad.html
14.- La servidumbre volunjtaria. La boetie, Etiene. Virus editorial, 2016
https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/discurso-de-la-servidumbre-voluntaria.pdf
15.- 1984. Orwell, George. www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
https://www.philosophia.cl/biblioteca/orwell/1984.pdf
16.- Un mundo feliz. Huxley, Aldoux.Los mejores libros gratis están en www.depocountodo.com
https://proletarios.org/books/Huxley-Un-mundo-feliz.pdf
17.- El poder: una bestia magnifica. Foucault, Michel
https://proletarios.org/books/Foucault-Michel-El-Poder-Una-Bestia-Magnifica.pdf
18.- La era del individuo tirano. Sadín, Eric. El fin de un mundo común.
Caja negra editores. Buenos Aires, 2020
19.- Anestesiados. La humanidad bajo el imperio de la tecnología. Hidalgo, Diego. Ed. Catarata
20.- Pensamientos sobre la sociopatología contemporánea. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/09/pensamientos-sobre-la-sociopatologia.html
21.- Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto. Castoriadis, Cornelius
Ed. Gedisa. Barcelona, 2005
22.- Comunicación y poder. Castelles Manuel
Siglo XXI, México, 2013
https://www.felsemiotica.com/descargas/Castells-Manuel-Comunicaci%C3%B3n-y-poder.pdf
23.- Mi experiencia con la mercadotecnia. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/12/miexperiencia-con-la-mercadotecnia.html
24.- El avance de la insignificancia. Castoriadis, Cornelius
Editoria universitaria de Buenos Aires. Eudeba, 1997
http://digamo.free.fr/castolab4.pdf
25.- Disidencia global contra la barbarie genocida. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/05/disidencia-global-contra-la-barbarie.html
26.- El despertar político mundial provocado por el genocidio en Gaza. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/06/el-despertar-politico-mundial-provocado.html
27.- El pesimismo de la inteligencia en la lucha por el porvenir de una ilusión. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/11/el-pesimismo-de-la-inteligencia-en_29.html
Publicado originalmente en: https://oscaryescasd.blogspot.com/2025/01/durmiendo-en-la-oscuridad-del.html