Oscar Yescas Domínguez

08 de junio del 2024

Introducción

La caída del orden mundial unipolar

El despertar social provocado por el genocidio palestino

La irrupción de estudiantes universitarios como sujetos políticos

El fracaso en la fabricación del consenso de aceptación del genocidio del pueblo palestino

Conclusiones

Introducción

Una parte mayoritaria de la humanidad muestra comportamientos de indiferencia colectiva a los problemas sociales que se encuentran en su entorno social inmediato, aún cuando se encuentre inmersa en una precarización creciente y se niega a salir de su zona de confort a pesar de que todas las evidencias apuntan a que dicha zona está siendo destruida de manera progresiva y se presenta como algo apremiante la necesidad de aumentar la participación social para luchar en contra de la desigualdad social y numerosas injusticias.

En el contexto social de una creciente desigualdad que registra niveles inéditos, cada día surgen nuevos motivos para levantarse en pie de lucha y sumarse a alguno de los diversos movimientos colectivos que enarbolan diferentes banderas de lucha y se manifiestan en contra de la implementación de políticas neoliberales que están surgiendo en el ámbito global.

En este nuevo escenario social irrumpen en la escena política nuevos grupos sociales emergentes que se ven obligados a asumir un rol de sujetos políticos para defender derechos que les están siendo violados, así podemos ver a agrupamientos de pensionados y jubilados que se oponen a la privatización de la salud pública, que defienden el derecho a la jubilación. También se pueden observar grupos de defensa ecologistas que se oponen a la venta de espacios públicos para fortalecer la industria de la construcción o defienden áreas verdes del avance de la mancha urbana.

Cada día surgen evidencias de que la sociedad tal y como la conocíamos está desapareciendo, los políticos gobiernan al servicio de las grandes corporaciones utilizando la necrología política siguiendo las leyes del Mercado como si éste fuese el ser supremo para los seres humanos y él es quien decide quien muere y quien merece vivir en el contexto de la economía de libre mercado. La vida cotidiana se vive con una acriticidad tal que impide ver que las instituciones que forman la base del sistema social dejan de funcionar y que nos estamos sumergiendo cada vez más en una policrisis global que afecta la economía, la política, el medio ambiente, la salud, etc. Se normaliza la presencia de dos conflictos internacionales, una guerra (Ucrania y las potencias occidentales contra Rusia) y de un genocidio (el asesinato colectivo del pueblo palestino a manos del ejército de Israel), eventos que dada la interdependencia del comercio internacional nos afectarán tarde o temprano.

En este escenario de gran complejidad social, una mayoría significativa de la población global sigue actuando como si esto fuera parte de la normalidad en sus vidas, sin percatarse de que estamos en un momento de la historia que será registrado como un antes y un después, porque presenciamos la caída del orden mundial unipolar encabezado por Estados Unidos y nos encontramos en un estado de interregno debido a que quien gobernaba el mundo ya no es obedecido y quienes eran sometidos se niegan a obedecer, mientras que surgen nuevas potencias mundiales emergentes que rechazan el viejo orden y reclaman la construcción de un nuevo mundo multipolar en el cual puedan ser escuchadas todas las voces, se recupere la soberanía que las naciones perdieron por la dictadura del mercado y se fortalezca una verdadera democracia global.

Pero en este proceso de cambio social de gran calado, el viejo orden mundial tarda en desaparecer porque se niega a hacerlo, mientras que el nuevo orden mundial no termina de aparecer porque no se construye de la noche a la mañana y en ese inter surgen en el escenario mundial monstruos contemporáneos que defienden al orden mundial en agonía y se resisten al cambio, son políticos que gobiernan para favorecer al poder corporativo sin importarles agredir a quienes los llevaron al poder e intentan aprovechar el caos para aumentar sus beneficios, aún cuando ésto implique provocar sufrimiento, destrucción, muerte y caos.

Estos monstruos actúan desde el poder político y tienen nombres y rostros específicos: tenemos por un lado a un Vlodomir Zelensky que después de dos años insiste en prolongar una guerra que a los ojos de todo el mundo ya está perdida, pero continúa reclamando ayuda militar y financiera de occidente para combatir a Rusia, a pesar de las denuncias de corrupción y desvío de fondos financieros a destinos oscuros, mientras obliga a su población y reduce la edad para enlistar en guerra a una juventud que lo único seguro que tiene frente a sí, es su muerte.

Por otro lado, se observa a un Javier Milei quien accedió al poder en elecciones democráticas en Argentina y desde antes de asumir el cargo presidencial provocó golpes económicos que afectaron la capacidad adquisitiva de la población y una vez en el poder procede a destruir el Estado argentino que él mismo representa, emitiendo decretos que desaparecen decenas de instituciones gubernamentales, medidas que implican el despido de miles de trabajadores, ignora al poder legislativo mientras implementa una guerra económica perjudicando a los trabajadores y a la población que lo llevó al poder, pero favorece al poder corporativo al entregarles la patria argentina.

Un tercer caso es el de Benjamín Netanyahu quien actúa ignorando al mundo entero mientras comete actos de genocidio que lo identifican como criminal de guerra, que utiliza la guerra contra Hamas para ordenar a su ejército que obligue al desplazamiento masivo de miles palestinos, para apropiarse de sus tierras, sin importar que se asesine a la mayor parte del pueblo sin distinción, mujeres, niños o ancianos, mientras realiza la destrucción total de la infraestructura de Gaza y Rafah, colocando a la población palestina ante la disyuntiva de morir quemados o morir por inanición. Los territorios que dejaron atrás los desplazados son ocupados por el ejército israelí y declarados como parte de su territorio nacional.

La velocidad en la que han crecido las víctimas fatales del genocidio israelí provocó que una parte significativa de la población mundial se movilizara en las capitales de varios países para protestar en contra del genocidio del pueblo palestino, pero eso no ha detenido la maquinaria de guerra israelí, que es constantemente alimentada por la industria militar de los países occidentales de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España y Alemania. Estas movilizaciones masivas no han logrado que los gobiernos de los países en los que han tenido lugar, asuman una posición oficial firme en contra del genocidio del pueblo palestino y tomen la decisión de romper relaciones con el Estado genocida de Israel.

A pesar de que las principales cadenas de televisión y en las redes sociales se difunden escenas de millones de palestinos abandonando sus hogares que son destruidos por la aviación israelí y el número de muertes palestinas se acerca rápidamente a los 40,000 asesinados en sólo 8 meses de masacre militar en contra de una población desarmada, todavía una inmensa mayoría de la población mundial continúa viviendo sus vidas ignorando los acontecimientos que se presentan en el escenario internacional, manteniendo una mirada limitada al entorno local, ignorando que nos encontramos dentro de una globalización que nos obliga a actuar como sujetos globales.

En ese sentido, el relato de la caverna de Platón es de gran utilidad para reconocer el estado en el que la humanidad entera se encuentra y reconocer el nivel de conocimiento que la humanidad posee acerca de la verdad sobre los grandes problemas sociales que existen y ayuda a identificar el grado de ignorancia colectiva que rodea las vidas de millones de personas en el mundo globalizado en que vivimos.

Para comprender la analogía y su relación con la realidad social que estamos viviendo, me permito compartir la aportación de Platón por considerarla de gran utilidad para lograr una conscientización social: El mito de la caverna es un diálogo escrito por Platón en el que su maestro Sócrates y su hermano Glaucón se refieren al conocimiento y a la educación filosófica de los individuos. Así Sócrates le pide a Glaucón que imagine a un grupo de prisioneros que se encuentran encadenados desde su infancia detrás de un muro, dentro de una caverna. Allí un fuego ilumina al otro lado del muro y los prisioneros ven las sombras proyectadas por objetos que son manipulados por personas que pasan detrás.

Los prisioneros creen que lo que observan es el mundo real, sin darse cuenta de que son las sombras de esos objetos. Sin embargo, uno de ellos consigue liberarse de sus cadenas y comienza a ascender. De este modo, es capaz de observar la luz del fuego más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi la hace volver a la oscuridad. Poco a poco, el hombre liberado se acostumbra a la luz y, con cierta dificultad, decide avanzar. Sócrates propone que ese es el primer paso en la adquisición del conocimiento. Después sale al exterior, en donde observa el reflejo de las cosas y las personas, para luego verlas directamente. De este modo, admira por primera vez las estrellas, la luna y el sol.

Sócrates sugiere que este individuo concibe lo que ve (mundo de las ideas) como una realidad superior. Entoces regresa para compartir lo que ha descubierto con los otros prisioneros, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real. Cuando regresa a la caverna no puede ver bien, porque se ha acostumbrado a la luz exterior. Los que ahí habitan piensan que el viaje le ha dañado y no desean acompañarle afuera. Platón, a través de Sócrates, afirma que los reclusos harían lo posible por evitar dicha travesía, llegando a matar a quien se atreviera a liberarlos (1).

En este mito, la caverna representa la prisión del mundo físico, la realidad social inmediata, las cadenas simbolizan las percepciones a las que están atadas las personas, las sombras son el mundo físico que los hombres perciben y que al negarse a pensar confunden con el conocimiento verdadero, sólo el prisionero que salió, obtuvo el conocimiento verdadero y “salir de la caverna” es abrir la mente a nuevas opciones de pensamiento. Haber salido de la caverna le permitió ver las limitaciones del conocimiento en las que se encuentran sus compañeros todavía encadenados, porque la luz representa la realidad verdadera y universal, que permite la liberación de los prejuicios que es necesario soltar para construir una visión objetiva del mundo verdadero.

En la vida real una inmensa mayoría de la población aparenta vivir en una gigantesca caverna de Platón, muestra señales de ignorancia colectiva en materia de política internacional, economía global y la situación internacional. Acepta sin cuestionar la fabricación del consenso de normalización de la violencia creada por los medios masivos de difusión y continúa viviendo sus vidas de forma indiferente, aceptando como parte de la vida cotidiana la explotación laboral, la presencia de hambre colectiva, las guerras económicas, comerciales, militares y da muestras de gran ceguera moral al limitarse a cambiar de canal en su televisión para no ver “noticias que deprimen”.

Se niegan a ver con mirada crítica la compleja realidad de un mundo que está inmerso en una vorágine de grandes cambios sociales que están provocando una mutación global, no demuestran haber obtenido un aprendizaje social de la pandemia del covid, porque ignoran que tarde o temprano aquellos “conflictos lejanos” afectarán su zona de confort individual en la que se encierran millones de personas y optan por ver películas o series de televisión para evadirse de la compleja realidad que estamos viviendo ignorando que las circunstancias de crisis global nos exigen participar en los diversos movimientos colectivos que existen a nuestro alrededor, porque como sujetos sociales tenemos una responsabilidad histórica de contribuir al cambio social asumiendo una identidad de sujeto global, al identificar que los problemas personales tienen causas globales y la manera de resolver los problemas sociales es aceptando construir nuestra identidad como sujetos políticos que actúan en forma organizada, unida y colectiva.

Pero el intento de manipular la información sobre la barbarie genocida ha fallado porque vivimos en una sociedad red en la cual la información circula libremente en redes sociales y el intento de fabricar un consenso de aceptación social del genocidio palestino ha fracasado y la prueba de ello es que estamos observando un despertar social globalizado en el cual diferentes movimientos colectivos enarbolan la bandera de Palestina como símbolo de unidad reclamando cese al fuego en Palestina, alto al suministro de armas de guerra a Israel, castigo a los responsables de crímenes de guerra, rompimiento de relaciones con Israel, reconocimiento de Palestina como Estado y recuperación de tierras palestinas ocupadas por Israel.

La caída del orden mundial unipolar

De la misma forma que para comprender el interior de un individuo, debemos reconocer primero el exterior del mismo, es decir, el contexto social en el que éste se desenvuelve, necesitamos recuperar la memoria histórica para comprender el momento que estamos viviendo y en el conflicto entre Israel y Palestina, es necesario construir el contexto sociohistórico en el que éste se encuentra. Por eso es necesario analizar hechos del pasado para reconocer el momento presente.

Al final de la segunda guerra mundial el mundo quedó dividido en dos grandes bloques: el bloque occidental y el bloque oriental, sobre esa base se construyó un orden mundial bipolar que existió por más de tres décadas y se caracterizó por la presencia de lo que se conoció como “guerra fría”, un conflicto no reconocido en período de paz mundial entre Estados Unidos y Rusia. Durante las décadas de los sesentas y setentas surgieron varios movimientos colectivos que reivindicaron demandas de lucha particulares como la lucha en contra del racismo, en contra de la guerra de Vietnam, la lucha de grupos feministas por la igualdad de género, luchas por la conquista de derechos civiles, estudiantes que lucharon por la democratización de las universidades, etc., estas y otras luchas tuvieron como denominador común la lucha por la democracia, la libertad y en contra del autoritarismo.

Aquellos movimientos colectivos que se dieron en varios países de occidente, encontraron eco en las luchas que por los mismos motivos se estaban dando detrás de “la cortina de hierro” en la que se encontraban los pueblos que formaban parte de la Unión de Repúblicas, Socialistas Soviéticas, que luchaban por democracia, derechos civiles, libertad de asociación política y libre cruce entre el muro que dividía a Alemania oriental de Alemania occidental, luchas que tomaron fuerza con la implementación de las políticas de glassnot (apertura) y la perestroika (reestructuración) implementadas por Mijail Gorvachov y permitieron que surgieran movimientos nacionalistas y de defensa de la democracia en todo el bloque comunista.

En el verano de 1989 cientos de ciudadanos de la república democrática alemana se manifestaron todos los lunes para permitir el libre paso por el muro que dividia a las dos alemanias en Berlín, apertura de la “ruta del picnic por la libertad” de Hungría que permitió la salida de cientos de ciudadanos alemanes hacia Austria, incentivó la participación en “las manifestaciones de los lunes” exacerbó las protestas y el 4 de noviembre se concentraron más de medio millón de alemanes del este para exigir el paso por el muro de Berlín.

En un intento de calmar los ánimos, el 9 de noviembre el portavoz del comité central del Partido Unificado de Alemania del Este declaró en rueda de prensa que los alemanes podrían viajar a Alemania occidental a partir de ese momento, esta declaración precipitó los acontecimientos porque de manera inmediata miles de berlineses decidieron cruzar el muro y los guardias fronterizos que no habian recibido instrucciones al respecto, se vieron rebasados al intentar frenar a la multitud que cruzaba el muro y trepaba al mismo para destruirlo con picos y palas, mientras del lado occidental otra multitud de berlineses les daba la bienvenida (2).

La caída del muro de Berlín aceleró el fin de la Unión soviética porque varias repúblicas soviéticas declararon su independencia y para 1991 las 15 repúblicas soviéticas formalizaron su desaparición de la URSS y comenzó una nueva etapa en la historia de la humanidad. En este nuevo período siguieron presentándose grandes cambios políticos, económicos y sociales que empezaron a construir un nuevo orden mundial al final del siglo XX y que se consolidó en el inicio del nuevo milenio.

La caída de la URSS provocó un vacío ideológico a nivel internacional, porque diversos movimientos de liberación nacional veían a la URSS como fuente de inspiración ideológica, por lo que su desaparición provocó una gran decepción mundial que se acentuó con el accionar de los voceros del capitalismo que construyeron la historia de que “el socialismo fracasó y el capitalismo triunfó”.

Con la desintegración de la URSS desapareció el orden mundial bipolar y Estados Unidos aprovechó esos cambios en la geopolítica para impulsar el desarrollo tecnológico que permitió el surgimiento de una estructura social conformada por redes activadas en tecnologías digitales de la comunicación que utilizaban ordenadores que dieron origen a la sociedad red cuya infraestructura se basa en redes digitales que son globales y que fue la base que dio origen a la globalización impulsando así cambios económicos, políticos y culturales a escala mundial, porque se contaba con la capacidad de conexión en la red global gracias a las tecnologías de la comunicación y los sistemas de información.

Sin la competencia de la URSS, el predominio de Estados Unidos aumentó al utilizar el desarrollo tecnológico para controlar todas las actividades humanas: producción, comercio, consumo, ciencia, tecnología, educación, medios de comunicación masiva, espectáculos deportes, relaciones intergubernamentales y sobre todo, imponer la economía de libre mercado en todo el planeta, lo cual implicó someter la soberanía de los pueblos a la dictadura del mercado y construir un nuevo orden mundial unipolar bajo la hegemonía militar, económica y política de Estados Unidos, en torno al cual se alinearon la mayoría de los países del mundo entero.

El nuevo orden mundial se consolidó en las décadas siguientes y permitió el surgimiento de un nuevo poder, el poder corporativo que representa los intereses de las grandes compañías transnacionales que en el contexto de la globalización y de la sociedad red, permitió la migración de grandes capitales con el simple clic de un dispositivo tecnológico.

En el nuevo orden mundial unipolar el poder económico se impuso al poder político, la democracia se pervirtió y degeneró a una democracia electoral simulada, en la cual el capital privado interviene para financiar campañas e imponer candidatos que una vez en el poder, terminan gobernando a favor del poder corporativo impulsando políticas neoliberales que consisten en reformas a las constituciones que eliminan derechos laborales conquistados en luchas de movimientos colectivos del siglo pasado, desaparecen instituciones gubernamentales que prestan servicios públicos para proceder a la privatización de los mismos.

Por estas agresiones al pueblo trabajador y a la población en general, en este nuevo siglo y milenio han surgido nuevos movimientos colectivos con grupos sociales emergentes que se han manifestado en varios países del mundo entero y vuelven a surgir como banderas de lucha las demandas de libertad, defensa de la democracia en defensa de derechos humanos violados, por la recuperación de derechos laborales eliminados en décadas de gobiernos neoliberales, en defensa y se incorporan demandas de defensa de derechos que están en peligro de desaparecer como el de la jubilación, las pensiones o la salud pública, en defensa del medio ambiente, de los derechos de los consumidores, etc., de tal forma que el nuevo siglo y milenio iniciaron con el enfrentamiento global de dos fuerzas sociales de gran magnitud.

Por un lado se encuentra el naciente poder corporativo que actúa en forma global, de manera organizada controlando el poder político y usando su poder económico para corromper las instituciones políticas, gubernamentales y sindicales, de tal forma que le permitan seguir en su camino de garantizar la maximización de sus beneficios económicos., aún cuando esto implique la destrucción del medio ambiente provocado por la explotación laboral, la explotación irracional de los recursos naturales, la destrucción del medio ambiente provocada por la emisión de grandes de deshechos industriales que contaminan ríos, lagos, lagunas, mares y la basura generada por el consumo excesivo que exige el capital privado para mantener el equilibrio con una producción excesiva.

Por el otro lado, se encuentran los trabajadores, población en general y nuevos actores sociales que deciden participar en los movimientos colectivos que luchan en contra del capital privado para defender las conquistas laborales, recuperar derechos que fueron conquistados en luchas del siglo pasado y hoy están siendo eliminados, para evitar la implementación de políticas de privatización, impedir la reducción del papel del Estado en la regulación de la economía nacional dentro de una economía globalizada, democratizar el funcionamiento de los sindicatos, detener la violencia hacia las mujeres y defender la naturaleza del ecocidio capitalista que niega la presencia del cambio climático (3).

Estos movimientos colectivos han actuado hasta el momento como “fueguitos aislados”, porque han luchado en forma dispersa y aislada, surgen como llamaradas importantes, pero no han logrado construir una coordinación con otros movimientos y han sido objeto de desgaste, represión o blanco de condenas sociales que hacen eco a los medios masivos de difusión que intentan criminalizar las protestas sociales. Mientras que el poder corporativo actúa en forma organizada como si fuera un cártel de delincuentes actuando globalmente.

Dentro de la cauda de cambios sociales que hemos venido presenciando, se han presentado cambios en la geopolítica internacional, que fundamentan la teoría de la caída del orden mundial unipolar representado por Estados Unidos como la potencia mundial dominante en el mundo entero, porque pueblos enteros que estaban sometidos a colonialismos modernos se levantan en pie de lucha para defender su soberanía, emanciparse y expulsar fuerzas extranjeras de sus territorios nacionales.

En el contexto de la caída del viejo orden mundial, Estados Unidos presionó a los países miembros de la OTAN y de la Unión Europea, para castigar a Rusia por su invasión a Ucrania con la aplicación de miles de sanciones comerciales que buscaban su aislamiento comercial y debilitamiento económico, al mismo tiempo que enviaban al gobierno de Ucrania apoyo militar, financiero y suministros bélicos valuados en miles de millones de dólares para aumentar las posibilidades de la derrota de Rusia.

Junto a estas acciones se creó una campaña que estimuló una rusofobia a nivel global, logrando no sólo conseguir que naciones cercanas a Rusia se unieran a la OTAN y cerraran sus fronteras con Rusia, sino que también consiguieron generar un sentimiento de rechazo en millones de personas a todo aquello relacionado con Rusia porque “representaba” el autoritarismo, la antidemocracia y una amenaza global para la estabilidad de los pueblos.

Pero sucedió lo inesperado, Rusia volteó su mirada hacia China, Irán y otros países del medio oriente y África, países con los que logró fortalecer lazos comerciales, económicos y políticos que le permitieron evitar el aislamiento comercial y Rusia sorprendió a todo el mundo porque mientras se encontraba en plena guerra con Ucrania obtuvo un crecimiento económico, comercial y militar el mejorar su economía, diseñar y producir en masa armamento nunca antes visto en la historia, que le ha permitido avanzar en su guerra en Ucrania a pesar de que el gobierno de ese país ha recibido el apoyo militar de Estados Unidos y las naciones que conforman la OTAN y la Unión Europea.

De manera contradictoria, los países europeos que dependían del gas ruso, al involucrarse en la guerra apoyando a Ucrania destinando grandes cantidades de su presupuesto para el envío de armamento a ese país, sus economías han sido golpeadas afectando seriamente la capacidad adquisitivas de las poblaciones cuyos gobiernos decidieron tomar parte activa en el conflicto de Ucrania, lo cual generó malestar y descontento general, por lo que se presentaron manifestaciones colectivas en contra de la guerra en varios países europeos.

La manipulación de que fueron objeto los pueblos de Europa, Canadá y Estados Unidos para apoyar la guerra en Ucrania se fue revelando con el paso del tiempo, al mismo tiempo que en Africa países como Mali, Niger, Burkina Faso y Senegal, decidieron independizarse de Francia y Estados Unidos, obligando a retirarse de sus territorios a los contingentes militares ocupacionistas de ambos países y en la búsqueda de alternativas para consolidar su independencia, han realizado acercamientos con las nuevas potencias emergentes que son Rusia y China por lo que la teoría de construcción de un nuevo orden mundial emergente que se está construyendo al margen de las potencias colonizadoras occidentales adquiere mayor sentido.

El despertar social provocado por el genocidio palestino

En ese contexto de malestar global provocado por la agudización de la policrisis, de rechazo de los pueblos europeos a continuar con la participación de sus gobiernos en una guerra no autorizada por ellos que está afectando sus economías y la liberación del colonialismo de países en Africa, es cuando se presenta la incursión del grupo Hamas en territorio palestino ocupado por Israel el 7 de octubre en una violenta incursión que dejó un saldo de más de 1,000 personas muertas y el secuestro de 253 personas que fueron llevadas a territorio palestino.

Los medios masivos de comunicación occidentales dejaron de centrar su atención en la guerra en Ucrania y procedieron a implementar una campaña de condena social a Hamás por su ataque sorpresivo, calificando a este grupo de terrorista, presentaron los combates entre el ejército de Israel y la milicia de Hamas como enfrentamientos entre dos partes iguales, desviando la atención del origen del conflicto que es la ocupación ilegal de territorio palestino que Israel ha estado haciendo durante décadas, ignorando la masacre del pueblo palestino, ocultando que con el desplazamiento forzoso de miles de palestinos, Israel se beneficiaba porque aumentó el espacio ocupado por la nación hebrea justificando la respuesta militar de Israel como “el derecho de venganza” por la incursión armada de Hamás, un derecho que no existe en una sociedad civilizada que se rige por normas adoptadas en el derecho internacional

Pero a pesar de los intentos de manipulación de la información por parte de los medios masivos de información occidentales, la violenta reacción del ejército israelí de dirigir sus ataques hacia la población civil de Gaza bombardeando y destruyendo ciudades enteras provocando que en pocos días la muerte de miles de civiles (hombres, mujeres y niños), rebasara en poco tiempo la línea de lo humanamente aceptable porque hasta las guerras tienen límites morales y ante la barbarie cometida por Israel en contra del pueblo palestino surgió un sentimiento de indignación mundial que empujó a miles de personas a salir a las calles en varios países a manifestarse en contra del genocidio palestino, exigiendo alto al fuego en Gaza, alto al desplazamiento forzoso, la entrega de ayuda humanitaria (medicinas y alimentos principalmente) para más de un millón y medio de palestinos que fueron obligados a desalojar Gaza y trasladarse a Rafah.

Pero las protestas fueron ignoradas por Israel que actuó violando de manera impune el derecho internacional al ampliar su área de ataques bombardeando el sur de Líbano y la embajada de Irán en Siria, provocando una respuesta militar de estos países, mientras continuaba asesinando civiles palestinos. Ante la indignación mundial y la posibilidad de que países cercanos a Israel respondieran a estas agresiones, Estados Unidos dejó de prestar atención a la guerra en Ucrania y desvió el envío de suministros, dinero en efectivo y apoyo militar a Israel, por lo que con este respaldo la nación hebrea continuó su guerra de ocupación del territorio de la franja de Gaza actuando con total impunidad.

Los reclamos de millones de personas que se manifestaron en varios países obligaron a representantes de los mismos a presentar en las Naciones Unidas una petición de cese al fuego y alto al genocidio en Gaza, pero estas peticiones fueron ignoradas por el recurso del veto impuesto por Estados Unidos protegiendo a Israel, por lo que el genocidio del pueblo palestino continuó ante el horror e indignación mundial.

Mientras tanto, los medios masivos de comunicación occidentales seguían presentando la respuesta militar de Israel como “una lucha contra el terrorismo de Hamas”, intentando fabricar un consenso de aceptación social del genocidio como algo normal porque “los terroristas de Hamas fueron quienes dieron el primer golpe”, pretendiendo sumir a buena parte de la población mundial en las oscuridades de una moderna caverna de Platón que les impedía ver que no es una guerra convencional, que lo que estábamos presenciando en vivo y en directo, era un genocidio realizado por uno de los ejércitos considerados como de los mejores del mundo, en contra de una población que no era reconocida como Estado y que por lo tanto, no tenía un ejército regular, mucho menos equipo militar para derribar aviones o pulverizar tanques del ejército israelí.

Pero en la medida que crecían los números de víctimas palestinas y avanzaba el genocidio cometido por Israel, en el mundo entero los diferentes movimientos colectivos que luchaban por demandas particulares, empezaron a voltear su mirada al lejano oriente y un sentimiento de indignación mezclado con solidaridad empezó a gestarse en varias regiones del mundo entero, de tal forma que ante el silencio de los gobiernos y los intentos de desinformar de los medios masivos de comunicación (CNN. NBC, ABC) que se vieron frustrados por la libre circulación de información en redes sociales donde no existe censura alguna, miles de personas salieron a las calles de varios países a exigir cese al bombardeo en Gaza, alto a la masacre del pueblo palestino.

El silencio de los gobernantes acerca del reclamo de sus ciudadanos de intervenir para parar la matanza cometida por el ejército israelí, exhibió el distanciamiento que existe entre los líderes formales y las poblaciones que supuestamente representan, por lo que empezó a cuestionarse la supuesta democracia que existe en los países occidentales, sobre todo en aquellas potencias mundiales que apoyan con armamento y financiamiento a Ucrania e Israel: Estados Unidos y los países que integran la unión Europea.

Las movilizaciones de solidaridad con el pueblo palestino fueron aumentando en la medida que aumentaba el número de víctimas del fuego israelí y el fantasma del grito de indignación colectiva empezó a recorrer el mundo entero actuando como elemento de cohesión que unió en una sola voz a todos los movimientos colectivos en el mundo entero (4).

Los miles de manifestantes pasaron a ser millones de personas que se sumaban a apoyar la causa palestina, pero aún así, ante el silencio de los gobiernos occidentales y contando con el suministro de armas, apoyo militar y blindaje diplomático, Israel siguió bombardeando gaza, obligando a un desplazamiento forzoso a miles de palestinos que se vieron obligados a abandonar Gaza y dirigirse a “una zona segura” ubicada en Rafah, mientras seguían cayendo bombas en edificios habitacionales, universidades, escuelas, hospitales y matando a hombres, mujeres y niños palestinos.

En los últimos meses hemos sido testigos de la barbarie a través de nuestros teléfonos, estamos presenciando el asesinato de más de 15,000 niños palestinos, el desplazamiento masivo de miles de ciudadanos en Gaza, la destrucción por bombardeos de más del 90% de la estructura de edificios habitacionales, hospitales, universidades, la destrucción total de los sistema de distribución de agua potable y de energía eléctrica y en sólo siete meses han muerto más ciudadanos palestinos que en los últimos 76 años. Estamos siendo testigos de un verdadero genocidio del pueblo palestino a manos del ejército de Israel, que ha provocado indignación mundial, mientras los gobiernos del mundo entero miran con indiferencia y pasividad

Israel asesinó en sólo ocho meses a un número de palestinos mayor al número de palestinos que han muerto en 70 años, de la misma forma Israel en sólo ocho meses se posesionó de una cantidad de territorio palestino, mayor a la que había robado en 70 años, estas cifras revelan el verdadero motivo de la incursión armada de Israel en la franja de Gaza, el objetivo es el exterminio del pueblo palestino, para ocupar el territorio que se vieron obligados a abandonar y aumentar la extensión territorial de Israel.

El genocidio continúa después de ocho meses, elevando el número de víctimas mientras Israel insiste en su derecho a la venganza. Pero, ¿realmente existe el derecho de venganza en el derecho internacional? Por supuesto que no, la humanidad se ha organizado creando Estados Nación, instituciones y leyes, tomando acuerdos internacionales para garantizar la armonía en la convivencia social, de tal forma que ante un conflicto entre dos entidades que forman parte de la comunidad internacional, se pueda recurrir a instancias superiores para solicitar la mediación y poder llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes y evitar el uso de la violencia. Esas instancias forman parte de acuerdos tomados entre representantes de todos los Estados Nación que conforman la humanidad que se comprometieron a respetar la soberanía de cada uno de los pueblos.

Ante la impunidad con la que actúa el ejercito de Israel y el silencio cómplice de los gobiernos de las potencias occidentales, millones de personas que formaban parte de varios movimientos colectivos se unen para construir un movimiento global en defensa de la causa palestina y tomaron las calles exigiendo el cese al fuego en Gaza y Rafah. Pero estas movilizaciones siguieron siendo insuficientes porque Israel seguía bombardeando territorio palestino, destruyendo ciudades enteras y aumentando de manera escandalosa el número de víctimas fatales.

Israel continúa cruzando líneas rojas ignorando a la comunidad internacional que en forma mayoritaria se expresa en la ONU solicitando el cese al fuego, pero esta institución no emite ninguna resolución porque Estados Unidos ha ejercido su derecho al veto para proteger a Israel. El número de muertes palestina rebasa los 36,000, dentro de los cuales se encuentran 15,000 niños, más de 82,000 heridos por quemaduras, amputaciones o heridas diversas y un número indeterminado de desaparecidos.

La UNESCO otorgaba el Premio de Libertad de Expresión a periodistas palestinos por cubrir el genocidio en Gaza arriesgando sus vidas, uno de los galardonados perdió a su esposa e hijos en un bombardeo de la aviación israelí, antes de ser el mismo herido y casi muerto por el fuego isarelí. El gobierno de Israel ha asesinado a 136 periodistas desde el 7 de octubre, a 219 trabajadores de la ONU y a 35 trabajadores de la Cruz Roja y de la Media luna Roja.

La irrupción de estudiantes universitarios como sujetos políticos

En un ambiente internacional caracterizado por una crisis social multidimensional y la presencia de varios movimientos colectivos de lucha antiimperialista, anticolonialista y anticapitalista, la bandera palestina empezó a unificar todos los movimientos de protesta y resistencia al simbolizar la lucha de un pequeño pueblo masacrado por una potencia militar, apoyada por la potencia estadunidense que encabezaba el orden unipolar que está desapareciendo de la faz de la tierra para ser sustituido por un nuevo orden mundial multipolar.

A seis meses del inicio de la incursión del ejército israelí en la franja de Gaza, el número de palestinos asesinados ascendió en forma escandalosa, por lo que miles de protestas se presentaban en todo el mundo exigiendo el alto al fuego en Gaza, pero Israel seguía avanzando con su maquinaria de guerra y aumentando el número de víctimas palestinas.

El 16 de abril de este año, el Congreso Estadunidense aprobó otorgar a Israel una bolsa de 16,000 millones de dólares, esta autorización provocó una ola mundial de protestas y provocaron la irrupción de los estudiantes universitarios en la escena política que se sumaron a las protestas mundiales a favor del pueblo palestino y este movimiento estudiantil se extendió por toda la nación norteamericana y el resto del mundo.

Este movimiento estudiantil presenta grande similitudes con el movimiento en contra de la guerra que Estados Unidos estaba realizando hace más de 50 años en Vietnam, en aquellos años los estudiantes de diferentes universidades norteamericanas protagonizaron el movimiento antibélico porque enfrentaban el riesgo de ser enrolados en una guerrra que no deseaban y actuaron como sujetos políticos manifestándose en contra del conflicto que tenía lugar a miles de kilómetros de distancia.

En este año 2024, surge un nuevo movimiento estudiantil en contra de una guerra que sucede también a miles de kilómetros de Estados Unidos, pero existen dos diferencias importantes: la primera es que en los años setentas, era el ejército estadunidense el que estaba asesinando gente con armas experimentales como el napalm, sin embargo, es el gobierno estadunidense quien proporciona equipo militar, apoyo financiero y uso de nuevos armamentos al ejército israelí en su lucha contra el pueblo palestino. La segunda diferencia es que los estudiantes que hoy participan en el movimiento de solidaridad con el pueblo palestino no enfrentan la amenaza de ser reclutados para ir a pelear en la guerra de Gaza.

Después de varios meses de asesinatos masivos realizados por el ejército israelí en contra del pueblo palestino, sin que ninguna fuerza militar, diplomática o política lo detuviera, a mediados del mes de abril estudiantes de la Universidad de Columbia en Nueva York (la misma donde comenzaron las protestas en contra de la guerra de Vietnam en el siglo pasado), realizaron una acampada estudiantil para protestar en contra del genocidio del pueblo palestino.

La falta de memoria histórica de las autoridades universitarias y policiacas se evidenció en las decisiones que tomaron las autoridades de la Universidad de Columbia encabezadas Nemat Shafik y autoridades policiacas de Nueva York representados por el Alcalde Eric Adams, porque ignoraron que la Universidad de Columbia fue el epicentro de un movimiento estudiantil que se extendió por toda la nación norteamericana en la década de los setentas que protestaban en contra de la guerra en Vietnam en 1968, un año que se caracterizó por una explosión estudiantil y social que sacudió al mundo entero (México 2 de octubre, Mayo Francés, La primavera de Praga en Checoslovaquia, 4 estudiantes asesinados por la Guardia Nacional en la Universidad de Ohio, etc.).

En aquel año, la Universidad de Ohio estalló una huelga que duró varias semanas y durante ese tiempo mas de 10,000 estudiantes bloquearon el acceso al campus universitario y la policía intervino, reprimiendo con lujo de violencia a los estudiantes, provocando que mas de 150 personas ingresaran a los hospitales la noche del 30 de abril. Decenas de miles de trabajadores y ciudadanos salieron a las calles a movilizarse protestando en contra de la guerra de Vietnam y en solidaridad con los estudiantes que fueron reprimidos y estas movilizaciones lograron frenar el genocidio que Estados Unidos estaba realizando con la población de Vietnam con el argumento de “luchar contra el comunismo” y veían en cada ciudadano vietnamita (hombre, mujer niño o anciano) a un potencial enemigo por lo que no vacilaban en asesinarlos.

Casi 60 años después, la historia se repite porque la Universidad de Columbia vuelve a convertirse en el epicentro de un nuevo movimiento estudiantil que se extendió por todo el país de Estado Unidos. Además de la demanda de cese al fuego en Gaza que enarbolaban los movimientos colectivos que exigían en varios países, los estudiantes agregaron nuevas demandas en su movimiento que son las siguientes: 1.- Que la Universidad de Columbia se desvinculara del gobierno de Israel y de cualquier organización que apoyara los ataques de este país en Gaza. 2.- Dejar de recibir financiamiento del gobierno de Israel. 3.- Romper relaciones con Israel. 4.- Alto a la capacitación de fuerzas armadas estadunidenses por el ejército de Israel. 5.- Respeto a la libertad de expresión.

Colocaron banderas de Palestina en su campamento, entonaron cantos y exhibieron carteles con mensajes de condena a Israel y apoyo a la causa palestina. La Universidad de Columbia fue acusada de antisemitismo y después de comparecer la Rectora de la Universidad Nemat Shafik en el Congreso en una audiencia para aclarar la acusación de antisemitismo, solicitó la entrada de a policía para desalojar los campamentos estudiantiles, la cual realizó una violenta incursión en la cual hubo exceso de fuerza y fueron arrestados más de 100 estudiantes que se manifestaban en forma pacífica dentro del campus de dicha universidad.

Con esta acción la Universidad de Columbia y la policía de Nueva York violaron la primera enmienda de estados Unidos que protege la libertad de expresión, de prensa, de reunión y el derecho de solicitar al gobierno compensación por agravios, por lo que hubo marchas de protesta por el desalojo tanto en Nueva York como en varias ciudades del país y el movimiento estudiantil se extendió rápidamente hasta alcanzar el número de 75 universidades estadunidenses en las cuales se instalaron campamentos estudiantiles.

La operación de represión con brutalidad policiaca, desalojo de campamentos estudiantiles y detención masiva de estudiantes se repitió en la mayoría de las universidades porque en la mayoría de estas universidades, la autoridades universitarias se negaron a dialogar y solicitaron el uso de la fuerza policiaca, que utilizó policías antimotines, cuerpos policiacos antiterroristas, la Guardia Nacional, quienes exhibieron fuerza física excesiva en contra de manifestantes pacíficos, a quienes agredieron con gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y arrestaron a más de 3,000 estudiantes que enfrentaron el cargo de antisemitismo, resistencia al arresto y la amenaza de ser expulsados de sus universidades y perder su oportunidad de terminar una carrera.

Pero los estudiantes desalojados de campamentos estudiantiles y que fueron arrestados, volvieron a regresar a sus universidades después de que la policía se retira para levantar nuevas tiendas de campaña. Los medios masivos de comunicación arreciaron su campaña de fabricación del consenso para aceptar el genocidio que Israel estaba cometiendo en Palestina, abrieron un debate sobre la libertad de expresión y presentaron como discurso de odio las demandas de los estudiantes universitarios.

Desde Israel, Benjamín Netanyahu se detuvo un momento en su labor de asesinar palestinos para dirigir un mensaje al pueblo estadunidense, mismo que las principales cadenas informativas le dieron amplia cobertura, en el cual criticó a las autoridades universitarias por tolerar las protestas estudiantiles diciéndoles que deberían estar avergonzados de su inacción, cuestionó a quienes acampaban en las universidades estadunidenses y exigió al gobierno estadunidense que detuviera las protestas y continuara con el desalojo de campamentos estudiantiles.

Pero las autoridades policiacas menospreciaron a los estudiantes y olvidaron que estaban reprimiendo a jóvenes que no dudaron en volver a poner el pecho y continuar participando en el movimiento estudiantil, porque ni las detenciones ni desalojos desalentaron a los estudiantes que volvieron a instalar nuevos campamentos en los espacios de las universidades de las cuales habían sido desalojados y en la Universidad de Columbia, los estudiantes tomaron el edificio Harmon Hall y se atrincheraron, reiterando sus demandas iniciales, añadiendo una nueva que era amnistía para los estudiantes sancionados e insistieron en que la universidad de Columbia deje de invertir en empresas que apoyan a Israel.

La policía regresó a reprimir a los estudiantes con mayor lujo de fuerza realizando un nuevo desalojo en la Universidad de Columbia del lugar donde se entregan los premios Pulitzer de periodismo, arrestaron a más de 300 estudiantes, usando técnicas de detención que aprendieron de instructores israelíes que capacitaron a cuerpos policiacos estadunidenses, las mismas técnicas que usan en contra de los palestinos en la franja de Gaza y que se caracterizan por usar fuerza excesiva y brutalidad policiaca en contra de manifestantes pacíficos que no portaban armas por lo que no representaban amenaza alguna y el exceso de fuerza fue totalmente innecesaria. Las autoridades de la Universidad de Columbia impidieron el acceso a sus instalaciones de reporteros, lo cual recibió fuertes críticas del gremio de periodistas.

Ante la intransigencia de autoridades universitarias de dialogar con estudiantes y en protesta por el exceso de fuerza usada por la policía en el desalojo de campamentos estudiantiles, los sindicatos de profesores y trabajadores de varias universidades estadunidenses se sumaron al movimiento estudiantil, exigiendo el cese al fuego israelí en contra del pueblo palestino, cese del apoyo económico de Estados Unidos a gobierno de Israel, denunciaron que el uso de la fuerza y violencia excesiva para frenar una protesta pacífica era un ataque a la libertad de expresión.

Afirmaron que la información que aparecía en medios masivos de difusión en la que se afirmaba que la represión policiaca al movimiento estudiantil tenía como objetivo proteger al profesorado de la violencia estudiantil era falsa, porque los académicos y trabajadores universitarios coincidían con los estudiantes en su negativa a pagar con dinero estadunidense la destrucción, la muerte y el genocidio del pueblo palestino.

Ante el aumento de las protestas estudiantiles y la intransigencia de las autoridades universitarias se filtró la información de que éstas estaban siendo presionadas por donantes multimillonarios y políticos de los partidos republicano y demócrata para que pusieran fin a los plantones de manera decisiva. El propio Presidente Joe Biden calificó las protestas de los estudiantes como “violentas y antisemitas”, afirmando que la disidencia nunca debe llevar al desorden, con lo cual exhibió su ignorancia histórica porque esta declaración contradice la propia historia de Estados Unidos, que se caracteriza por movimientos de protesta que conquistaron derechos para las mujeres, homosexuales, lesbianas y lucharon en contra del racismo y de las guerras en las que ha participado este país.

La intolerancia de autoridades universitarias y el uso desmedido de fuerza policiaca hacia el movimiento estudiantil universitario que inició el 18 de abril, sólo provocó que estas manifestaciones se extendieran no solo por toda la nación norteamericana, sino que a partir de mayo, estudiantes de otras universidades de varias partes del mundo comenzaran a alzar sus voces y siguieran el ejemplo de los estudiantes norteamericanos levantando tiendas de campaña en terrenos universitarios y exigiendo que sus universidades rompan relaciones con Israel, al igual que con todas aquellas empresas que están ligadas al gobierno de ese país.

La combatividad estudiantil se mostró en Francia, Alemania, Inglaterra, México, Suiza, España, Canadá, Japón, Australia, por lo que en los hechos estamos presenciando una oleada de rebeldía juvenil internacional que de manera inevitable nos lleva a recordar la oleada de protestas masivas de la juventud en la década de los sesentas y setentas, pero en este caso las protestas se enfocan en contra de la política de exterminio de la población palestina que está realizando Israel.

Sin embargo, esta oleada de protestas globales se acompañó de una oleada global de respuestas violentas de la policía ante manifestantes pacíficos, porque en Berlín, en la Universidad en la que estudió filosofía Carlos Marx, fueron detenidos con lujo de fuerza decenas de estudiantes por manifestar su oposición al genocidio israelí. Después de semanas de iniciado el movimiento estudiantil de protesta en Estados Unidos y de generalizarse la rebeldía universitaria en la mayoría de las universidades, las demandas compartidas por miles de universitarios se ampliaron y quedaron de la siguiente forma:

1.- Fin a los bombardeos y ataques terrestres a territorios palestinos. 2.- Congelar o cancelar relaciones con el gobierno de Israel. 3.- Condena mundial al genocidio del pueblo palestino. 4.- Fin de la entrega de armamento y financiamiento al ejército israelí. 5.- Cancelación de proyectos de investigación universitarios que tienen como finalidad el diseño y construcción de nuevas armas para el ejército de Israel. 6.- Que los gobiernos de los países donde se manifiestan estudiantes y población en contra del genocidio, rompan relaciones comerciales y vínculos diplomáticos con Israel. 7.- Boicotear productos y empresas relacionadas con empresas israelíes, porque “son cómplices del genocidio”. 8.- Reinstalación de profesores despedidos por manifestar solidaridad con el pueblo palestino. 9.- recuperación de derechos a estudiantes expulsados de universidades por participar en manifestaciones de rechazo a Israel

Estas represiones y detenciones con fuerza excesiva a estudiantes universitarios de todo el mundo siguen presentándose y esta violencia institucionalizada está siendo circulando en redes sociales siendo visibilizada ante los ojos del mundo entero que ve con incredulidad, tanto la excesiva fuerza destructiva usada por Israel en contra del pueblo palestino, como la brutalidad policiaca en contra de estudiantes, maestros y trabajadores universitarios que han salido a las calles a manifestarse y encontrado apoyo en la población civil que se suma a las protestas, que se van radicalizando en el discurso y los oradores ya no hablan de “nosotros los estudiantes”, sino que se expresan a sí mismos como “nosotros el pueblo” estamos protestando en contra del genocidio del pueblo palestino y usan constantemente las expresiones “liberación colectiva”, “revolución” y retoman viejas consignas que la izquierda usaba en sus luchas de los años setentas: “El pueblo unido, jamás será vencido”.

El fracaso en la fabricación del consenso de aceptación del genocidio del pueblo palestino

Mientras la atención de los medios occidentales centran su atención en las protestas de universitarios y la represión policiaca que reciben las mismas para disolver las movilizaciones, en Palestina sigue aumentando el número de víctimas fatales y heridos por las agresiones del ejército de Israel ahora en Rafah territorio que el propio gobierno de Israel declaró “zona protegida” y lugar hacia el cual empujó a más de un millón de palestinos. Gaza está totalmente destruida y su reconstrucción llevaría décadas, en ese lugar más de un millón de palestinos enfrentan hambruna e insalubridad, carecen de lo más indispensable, no tienen techo donde refugiarse o cama donde dormir, mientras Israel impide el paso de suministros médicos, alimentos, agua, enseres y otros productos, con lo cual comete otro delito de lesa humanidad que es la muerte por inanición de la población palestina.

Mientras los medios occidentales de información proporcionan información imprecisa y distorsionada presentando el ataque del ejército israelí a poblaciones civiles como una guerra entre dos ejércitos, en redes sociales circulan videos y fotografías que exhiben la brutalidad del ataque israelí al mostrar cuerpos de niños mutilados, los daños provocados por las bombas israelíes que cayeron en campos de refugiados, hileras de cuerpos cubiertos de sábanas y multitudes de palestinos desconsolados por la muerte que les persigue y rodea de forma incansable.

Las cifras de palestinos asesinados por el ejército de Israel provocan un escándalo generalizado porque los números son elevados: desde el 7 de octubre 36,654 palestinos han sido asesinados, 727 trabajadores de la salud muertos por fuego israelí, 93,700 heridos por fuego y bombardeo israelí, 142 reporteros asesinados, más de 10,000 cuerpos permanecen debajo de los escombros de edificios destruídos que no han podido ser rescatados porque se carece de maquinaria para hacerlo.

Estas cifras comparadas con el saldo que dejó la incursión de Hamas el 7 de octubre (1,139 víctimas fatales), provocan mayor indignación y son objeto de rechazo mundial, pero la mundial indignación aumenta al ver que el gobierno de Israel afirma que no terminará “su guerra de defensa” hasta que acabe con el último miembro de Hamas, pero el principal problema es que los israelíes ven en cada palestino (hombre, mujer, anciano o niños) un miembro de Hamas y no dudan en asesinar a cada palestino para “garantizar su seguridad” y el gobierno israelí se prepara para una guerra prolongada en territorio palestino.

La indignación aumenta porque los medios masivos de comunicación occidentales intentan fabricar un consenso de aceptación de este genocidio palestino al condenar el “terrorismo del grupo Hamas”, que “inició el conflicto el 7 de octubre al atacar a Israel” y aprobar el “derecho a la defensa del pueblo de Israel” al atacar al pueblo palestino y dan un paso adelante más en esta campaña de fabricar el consenso del genocidio al culpar de “antisemita” a toda persona o grupo que proteste en contra del gobierno de Israel. La verdad es que Israel no tiene el derecho a la defensa porque es un país ocupacionista que invadió y se apoderó de territorio palestino, desplazando a millones de palestinos desterrando fuera de su territorio a miles de ciudadanos palestinos y asesinando a miles de ellos.

Estos medios de comunicación ocultan una realidad que es realmente imposible de ignorar como lo es el hecho de que Israel ha realizado una constante masacre de palestinos desde hace 76 años, ha desplazado a pueblos enteros para ocupar sus tierras y construir asentamientos de colonos judíos, ha promovido el odio hacia los palestinos entre sus ciudadanos al presentarlos como subhumanos que no merecen “pisar tierra sagrada”.

Olvidan informar de manera premeditada que los hombres de Hamas que ingresaron el 7 de octubre a Israel son aquellos niños cuyos padres fueron asesinados por el ejército de Israel, son integrantes de aquellas familias que fueron desalojados de sus casas y obligados a vivir en una versión moderna de apartheid en la franja de Gaza. Por esas razones el ejército israelí pretende exterminar al pueblo palestino, incluyendo los niños que encuentra a su paso porque serán los futuros combatientes que los enfrentarán cuando sean jóvenes a adultos (5).

A diferencia de la guerra en Afganistán cuando el rostro de Osama Bin Laden se difundió públicamente, los medios masivos de difusión occidentales no muestran rostros de los miembros de Hamas, lo que permite al ejército estadunidense presumir que cada hombre, mujer o niño palestino sea etiquetado como integrante de Hamas y en consecuencia “un blanco legítimo”.

Los medios masivos occidentales utilizan la propaganda, la mentira, la islamofobia, fomentan el pro-sionismo en la cobertura de los acontecimientos en Gaza y del movimiento estudiantil universitario norteamericano e internacional, promueven una indignación moral selectiva, ocultan el sufrimiento del pueblo palestino por el desplazamiento forzoso al que son sometidos y sobre todo, ocultan la ocupación ilegal de sionistas del territorio palestino.

Los medios masivos de información occidentales centran su atención en la violencia utilizada por Hamas el 7 de octubre, pero guardan silencio cómplice sobre las décadas de opresión y asesinato de miles de palestinos e intentan “normalizar” en ese contexto de memoria histórica olvidada el genocidio que Israel está cometiendo en contra de la población palestina, a quienes se intenta deshumanizar al tratarlos como subhumanos infradesarrollados, seres que viven en una pobreza permanente.

Los nombres y rostros de los rehenes que tomó Hamas el 7 de octubre son presentados públicamente, pero los miles de palestinos que fueron secuestrados, torturados y asesinados, así como los trabajadores de la salud, empleados de la ONU y reporteros que también murieron bajo el fuego israelí, pasan desapercibidos, como si no hubieran existido porque sus muertes no importan, las muertes que resaltan en las noticias son las bajas israelíes.

Existe una coincidencia entre los contenidos que transmiten los medios de comunicación israelí y los medios de comunicación estadunidenses, misma que se refleja en distorsionar los hechos hablando de “dos ejércitos combatientes”, sin aclarar que del lado palestino existe una resistencia de agrupamientos de civiles palestinos que decidieron tomar las armas para enfrentar a uno de los ejércitos más poderosos del mundo, que cuenta con el apoyo diplomático, militar, financiero, logístico y suministro de armas de parte de la potencia que es Estados Unidos.

Israel comenzó una campaña para difundir una imagen de los palestinos y musulmanes como “personas violentas” afirmando que el ataque del 7 de octubre se extendería a los países de occidente y en base a esta falsa creencia presentaron la “guerra” de Israel contra Hamas, como una guerra de Palestina en contra del mundo entero.

Esta narrativa fue retomada por los medios estadunidenses como el New York Times que en su momento contribuyó a generar un consenso social de aceptación a la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y ahora intenta hacer lo mismo al describir las acciones militares de Israel (el genocidio) como “acciones defensivas” porque Israel “tiene el derecho de defenderse de la agresión de Hamas. Justifican los ataques a hospitales, escuelas y universidades como “males necesarios” por la perversidad de Hamas que “utiliza a su población como “escudos humanos”.

En su conjunto, los medios occidentales intentan presentar al pueblo palestino como “merecedor de lo que le está ocurriendo”, construyendo a su alrededor una imagen de un peligro latente, por lo que representan una amenaza no sólo para Israel sino para todo occidente y en base a esta falsa creencia, están creando un ambiente de islamofobia que ha fomentado actos de agresión a ciudadanos musulmanes en Europa y Estados Unidos.

Al ocultar la información de que la violencia israelí en contra de Palestina comenzó desde su fundación en 1948, omiten el trasfondo histórico y las injusticias que ha sufrido el pueblo palestino durante décadas al ser despojado en forma violenta de sus territorios que ocupaban por parte del ejército israelí, por lo que puede afirmarse que los medios masivos de difusión intentan fabricar un consentimiento colectivo del genocidio que está sufriendo el pueblo palestino a manos del ejército israelí, apoyado por Estados Unidos quien suministra dinero en efectivo, armamento moderno, bombas estadunidenses, tanques y aviones, así como apoyo diplomático para evadir las sanciones de la comunidad internacional.

Esta distorsión de la realidad del conflicto entre Israel y Palestina, no sólo intenta desinformar sobre la verdadera naturaleza del conflicto, sino que intenta desacreditar y restar apoyo social a cualquier expresión de apoyo al pueblo palestino y representa un intento de deshumanización de un grupo social, para que su muerte sea socialmente aceptable, a esto se llama fabricación del consenso del genocidio palestino, es una campaña que incluye etiquetar como terroristas, antisemitas, enemigos de la democracia y de la humanidad a todos aquellos que salen a las calles a protestar en solidaridad con el pueblo palestino y exigir el alto al fuego en Gaza y Rafah.

Pero este intento de fabricar un consenso de aceptación social del genocidio palestino ha fracasado y sólo ha contribuido a dividir a la sociedad estadunidense, una sociedad ya dividida por factores raciales, culturales y económicas. Con cada golpe policiaco recibido por los estudiantes universitarios, por cada campamento estudiantil desalojado por la fuerza policiaca y por cada estudiante y maestro universitario detenido por manifestarse en forma pacífica, se creaban nuevas dudas en las mentes de los jóvenes que empezaron a cuestionar al sistema en el cual anteriormente creían firmemente.

Estados Unidos es un país que enarbola la bandera de la democracia y ha institucionalizado la libertad de expresión como parte de su primera enmienda, pero cuando se habla de Palestina el compromiso con la verdad desaparece, la libertad de expresión ya no existe, porque las principales cadenas de información se confabulan con políticos de ambos partidos y con algunos académicos para construir una consenso de aceptación del genocidio, presentando el conflicto de Palestina como una confrontación bélica entre dos ejércitos iguales y proyectan a Hamas como grupo terrorista que “atacó a Israel”, ocultando décadas de ocupación ilegítima de territorio palestino por parte de Israel por medio del desplazamiento forzoso y asesinato de miles de palestinos.

Ante la violencia policiaca, los estudiantes norteamericanos y del mundo entero empezaron a cuestionarse con preguntas como: ¿en verdad existe la libertad de expresión?, ¿en realidad vivimos en una país democrático o estamos en un régimen autoritario y fascista? ¿Qué tipo de mundo es este en el cual los estudiantes de las universidades estadunidenses y europeas que se manifiestan mostrando solidaridad con el pueblo palestino instalando casas de campaña en sus universidades, son tratados como delincuentes o terroristas recibiendo una brutal golpiza por parte de grupos antiterrorismo y cuerpos policiacos de todos los estados que conforman la Unión americana?

¿Que tipo de sistema social internacional es éste en el cual protestar por el asesinato de más de 15,000 niños por un poderoso ejército es considerada una ofensa que hiere los sentimientos de los asesinos? ¿Qué es lo que está sucediendo que nadie puede parar la maquinaria de guerra del ejército de Israel que continúa violando el derecho internacional, a pesar de que la presión popular ha obligado a varios gobiernos a condenar en forma unánime el genocidio palestino? ¿Qué puedo hacer como individuo para lograr un detener estas continuas violaciones a los derechos humanos e impulsar un cambio social? Estas son algunas de las preguntas que circulan en las mentes de millones de personas y que las han empujado a incorporarse a la lucha por la liberación de Palestina porque consideran estar en el lado correcto de la historia.

Al ver que las autoridades universitarias evitan dialogar con ellos, que los políticos les mienten con gran descaro y los medios intentan manipular a la opinión pública en contra del movimiento de solidaridad con Palestina, los estudiantes y pueblo norteamericano empezaron a cuestionar todo lo que anteriormente consideraban como verdadero: ¿Qué pasó en la guerra de Irak y Afganistan?, ¿Qué pasó en la guerra de Vietnam?, ¿Realmente Estados Unidos es el país de la libertad y la democracia? Cuestionamientos que erosionan el patriotismo norteamericano y dividen a la sociedad estadunidense.

El mundo entero se está dado cuenta de que algo está mal cuando millones de personas que salen a las calles a manifestarse en forma pacífica en contra del genocidio del pueblo palestino, en el mejor de los casos son ignoradas por sus propios gobiernos lo cual cuestiona el discurso dominante de que vivimos en una democracia, en el peor escenario que se repite con preocupante frecuencia, en algunos países se reprime con gran fuerza y brutalidad las manifestaciones a favor del pueblo palestino, usando gran brutalidad policiaca tratando a manifestantes pacíficos como si fueran peligrosos delincuentes.

Por esas razones la campaña de fabricación del consenso ha encontrado una fuerte resistencia que amenaza con barrer el viejo mundo y a todos los opresores que lo dirigen. Esta resistencia crece al interior del corazón de Estados Unidos y se extiende por el mundo entero. Han sido insuficientes los más de 3,000 arrestos y las citaciones a juicios, tampoco han funcionado las condenas por apología del terrorismo en contra de estudiantes, sindicalistas y ciudadanos sin partido que exigen alto al fuego en Gaza.

Las movilizaciones han tenido tanta fuerza que no los detienen aquellas prohibiciones de manifestarse y reunirse en público, no les ha funcionado la acusación de “manipulación rusa” detrás de las marchas estudiantiles que formuló Nancy Pelosy, ni la acusación del Alcalde de Nueva York que afirmó que “hay presencia de agitadores profesionales externos, hay un movimiento para radicalizar a los jóvenes y no voy a esperar hasta que se logre y de repente reconocer su existencia”.

Con la irrupción del movimiento universitario mundial en contra del genocidio, hemos entrado a una fase de cambio social profunda en la cual se hace evidente que el dique del control social que mantenía inmersos en la caverna de Platón a millones de personas en el mundo entero se ha roto, o para usar una analogía más contemporánea, los millones de personas que estaban encerrados dentro de la Matrix, están viviendo un despertar social colectivo, una verdadera revolución de las conciencias que ha provocado que millones de personas salgan a las calles en el mundo entero una misma bandera: la bandera de Palestina y al hacerlo experimentan una sensación de liberación colectiva

No es que de manera repentina millones de personas en todo el mundo quieran ser palestinos, lo que está sucediendo es que a la indignación mundial generada por el genocidio que Israel está cometiendo en la franja de Gaza creció cada día más por la impunidad con la que el ejército de Israel está exterminando un pueblo entero, se suma la indignación global por la injustificada violencia ejercida por la policía de Estados Unidos y de otros países como Alemania y Francia en contra de las manifestaciones pacíficas de estudiantes de varias universidades, principalmente de Estados Unidos y exhiben el apoyo implícito al genocidio del pueblo palestino al seguir proporcionando armamento, apoyo financiero y diplomático a Israel, con lo cual se revela su complicidad en el exterminio del pueblo palestino.

La brutalidad de la represión policiaca, propia de un Estado fascista y no de un Estado democrático, viola una de las conquistas de la democracia occidental que es la libertad de expresión, cuestiona la existencia de la democracia y sólo ha enardecido los ánimos porque a quienes están reprimiendo es a una juventud que estuvo dormida durante décadas de neoliberalismo y que hoy tiene un brusco despertar al ver que la realidad en que vivía era una escenificación de un mundo feliz de Adous Huxley, porque al alzar la voz exigiendo cese al fuego en Palestina, se rompe la regla del silencio sobre los vínculos de Estados Unidos con Israel, se pone al desnudo la vinculación del complejo de la industria militar con el asesinato en masa del pueblo palestino y es por ello que desaparece el mundo feliz y asoma el rostro del fascismo descrito en el libro 1984 escrito por George Orwell.

Conclusiones

Las manifestaciones masivas de solidaridad con el pueblo Palestino que se han presentado en el horizonte internacional, demuestran que hablar con la verdad representa un peligro en un mundo dominado por las élites del poder corporativo. La violencia de la oligarquía en el poder que controla a los políticos que gobiernan el mundo, no es algo nuevo, pero en el caso de Palestina la extrema violencia utilizada se debe a que los estudiantes universitarios mostraron al mundo entero la vinculación que existe entre el gobierno de Israel, las administraciones de las universidades de todo el mundo y el apoyo financiero, militar, científico y diplomático que reciben de las principales potencias mundiales, para seguir con el genocidio del pueblo palestino.

No es que nadie pueda detener a Israel, no es que Israel esté por encima del derecho internacional, la realidad es que Israel no está solo en su proyecto de exterminio del pueblo palestino porque detrás del gobierno israelí está el gobierno de Estados Unidos y los gobiernos de las potencias occidentales que responden a los intereses del poder corporativo que desea proceder de inmediato a colonizar los territorios desalojados y crear proyectos industriales en esos lugares que les proporcionarán una maximización de beneficios económicos al poder corporativo que les permitirá superar con creces la inversión que están realizando al proporcionar armamento de gran costo económico a Israel.

El poder corporativo utiliza a los medios masivos de comunicación y a los políticos para contener las protestas y generar un consenso de aceptación del genocidio, pero están fallando porque están perdiendo la batalla en el intento de controlar las mentes de millones de personas, están fallando porque millones de personas empieza a despertar de su ceguera moral que le impedía discriminar entre lo que es correcto e incorrecto, entre lo que es inmoral y lo que es moral y están viendo con claridad la injusticia de asesinar a miles de ciudadanos por el simple hecho de pertenecer a un pueblo que es menospreciado por israelíes y oligarcas corporativos que los consideran como subhumanos.

Por cada palestino muerto, los soldados israelíes reciben promociones, recompensas y ascensos. “El mejor palestino es un palestino muerto”, ¿les suena familiar está frase? Es la misma que ha sido usada para exterminar pueblos enteros, desde los nativos americanos que fueron masacrados por los colonizadores estadunidenses, pasando por los miembros del Ku Kux Clan cuando asesinaban negros y continuando con los soldados estadunidenses que cometieron genocidio en contra del pueblo vietnamitas comunistas. Es la misma frase que ha sido utilizada por el fascismo y la extrema derecha en su lucha en contra de los comunistas del mundo entero, tanto en Europa, como en América latina.

Ahora les toca el turno a los palestinos porque como dicen los estudiantes estadunidenses “la policía estadunidense, el ku Kux Clan y el ejército israelí son lo mismo”, tanto que instructores israelíes entrenan a soldados estadunidenses en tácticas de contención y represión a manifestantes. El pueblo palestino están sufriendo un proceso de deshumanización, desvalorización social que intenta justificar su exterminio masivo para que Israel se apodere de la totalidad del territorio palestino, bajo el argumento de que así está escrito en un libro escrito hace miles de años por quien sabe que personaje ficticio inventado en la mente de algún religioso.

Pero el pueblo palestino no está solo, millones de personas en el mundo entero se están organizando para construir una red mundial de solidaridad y apoyo al pueblo palestino, empezando por el movimiento de jóvenes, universitarios y no universitarios, que están conformando un movimiento que está sacudiendo consciencias en millones de personas en el mundo entero.

Nadie quiere vivir en un sistema social que glorifica, y apoya con financiamiento y equipo bélico el genocidio de todo un pueblo, porque hoy matan al pueblo palestino de manera impune, ¿Quién será la próxima víctima mañana? Para detener el genocidio del pueblo palestino este movimiento global se enfrenta a dos obstáculos: el primero es Israel y su política apoyada por el gabinete en el poder y parte de la población de Israel que se identifica como sionistas, que se sienten el “pueblo elegido de Dios”, que tienen impunidad en sus acciones y desprecian a los árabes.

El segundo obstáculo es Estados Unidos, que apoya las políticas de exterminio que Israel realiza en contra del pueblo palestino y ha bloqueado con su veto toda resolución de apoyo a Palestina en las instancias internacionales. Los políticos de Estados Unidos apoyan a Israel porque de ahí proviene el financiamiento para sus campañas y coinciden en intereses de proteger y estimular el desarrollo de la industria armamentista creando guerras en partes lejanas de Estados Unidos.

El mundo entero está viendo con claridad que los gobernantes utilizan la necrofilia política para decidir quienes deben morir y quienes merecen vivir, para ellos las vidas del pueblo palestino no tienen valor social ni económico, por lo que son prescindibles. Por eso se puede afirmar que la oligarquía transnacional ha fallado en convencer al mundo entero de que el genocidio que Israel está cometiendo en Gaza con la ayuda de los países occidentales está bien, de que es algo con lo que podemos vivir sin incomodarnos.

Ya empezaban a mostrar fallas en sus intentos de convencernos de que este es el mejor mundo posible que puede existir, fracasaron al intentar convencernos de que no podíamos aspirar a un mundo diferente al que estamos viviendo, de que no existía alternativa de cambio social y que debíamos aceptar que el capitalismo era la fase de organización social más alta en la evolución a la que podía aspirar la humanidad. Un discurso que se contradice con los números de gran desigualdad social que se incrementan diariamente y con el surgimiento de varios movimientos colectivos que luchan por derechos violados, por causas feministas, en defensa del medio ambiente, en contra del capitalismo, del colonialismo y del patriarcado.

Existe un antes y un después del 7 de octubre, porque el horror del genocidio del pueblo palestino conmovió al mundo entero y la causa de la liberación de Palestina unificó a millones de personas en el mundo entero, sirvió para unificar todos los movimientos colectivos en un solo movimiento global y por esas razones se puede afirmar que estamos presenciando la emergencia de un movimiento global por primera vez en la historia de la humanidad, que unifica a millones de hombres y mujeres, sin distinción de nacionalidad, raza, idioma, color de piel, condición económica, nivel educativo, etc. (6).

Esos son los motivos por los que usan la violencia excesiva para reprimir a los movimientos colectivos, tienen temor de perder el poder, necesitan las guerras porque representan la manera más fácil y rápida de incrementar sus ganancias económicas y seguir aumentando sus fortunas con dinero que jamás en sus vidas podrán gastarlo todo. Pero desde una perspectiva foucaultiana “detrás de un poder, existe un contrapoder”, la población del mundo entero está abriendo los ojos, está saliendo de la caverna de Platón y redescubriendo una realidad distinta a la que creía que existía a su alrededor. Todas las luchas sociales generan un aprendizaje social y la lucha por la liberación de Palestina nos está recordando que los grandes cambios en la historia de la humanidad se han logrado a través de la lucha de movimientos colectivos.

La teoría de la caída del nuevo orden mundial y la construcción de un nuevo orden multipolar tiene validez en la medida de que existen evidencias de fracturas entre bloques de naciones, porque algunos países se independizan y dejan de ser colonias, como está sucediendo en Africa en estos momentos (7). Pero no son los políticos que gobiernan quienes están generando grandes cambios sociales en el momento histórico que estamos viviendo, son los movimientos colectivos que al igual que en el siglo pasado conquistaron derechos laborales, políticos, sexuales y sociales, hoy en día, quienes participan en los movimientos colectivos, están actuando como sujetos políticos que les permiten funcionar como agentes de cambio social para transformar el mundo en que vivimos para construir un mundo diferente.

Estamos viviendo un despertar colectivo porque hay muestras evidentes de que ya no nos tienen controlados como lo hacían antes, es cada vez más evidente que la mayoría silenciosa oprimida por los aparatos ideológicos de Estado, ha roto el silencio y ya no es una mayoría silenciada porque el grito de protesta en contra de las injusticias y sobre todo el grito de solidaridad con el oprimido ha roto las cadenas de la indiferencia e insensibilidad para que emerja la empatía y acompañado de la participación social, funcione como acción terapéutica al liberarnos de la Matrix en la que estábamos encadenados y recuperar el pensamiento autónomo y la libertad de pensamiento individual.

Por esas razones podemos decir que nos encontramos en el inicio de una revolución política mundial en contra del capitalismo (8), que es el resultado de varios movimientos colectivos que han movilizado a millones de personas en varias partes del mundo en su lucha anticapitalista y que hoy encuentran un elemento cohesionador en el movimiento de solidaridad y lucha por la liberación de Palestina, porque la bandera palestina representa la lucha de un pueblo pequeño en contra de una potencia militar capitalista y colonialista, apoyada por las grandes potencias occidentales, por lo que esta bandera ha sido retomada como símbolo de unidad, lucha, resistencia, rebelión, disidencia y liberación de todos los pueblos del mundo.

Luchar por la liberación del pueblo palestino adquiere importancia mundial, porque hoy en día la oligarquía corporativa y la clase política mundial intentan exterminar a todo un pueblo y el día de mañana, elegirán otro pueblo como blanco de sus ataques, por lo que es necesario detener el genocidio. La bandera palestina representa la lucha por la vida en contra de la cultura de la guerra que sólo trae consigo muerte, destrucción y sufrimiento colectivo, si permitimos que Palestina muera, morirá con este pueblo la democracia, la libertad y la humanidad.

El genocidio del pueblo palestino representa un acto de barbarie y ver el asesinato colectivo de hombres, mujeres y niños indefensos nos provocó el surgimiento de fisuras en la capa de insensibilidad social creada por la ideología individualista dentro del contexto del neoliberalismo y a través de esas grietas emergieron muestras de empatía y eso nos salvó de aceptar la barbarie como “comportamiento normal”, ya que despertó un sentimiento de indignación mundial.

El surgimiento de un movimiento global de solidaridad con la causa palestina que aglutine a todos los movimientos anticapitalistas, antiimperialistas, anticoloniales y antipatriarcales, permitirá enfrentar en mejores condiciones la guerra en contra de los trabajadores que realiza el poder corporativo en el cual participan los dueños del capital privado nacional e internacional, la clase media rica, los dirigentes políticos y sindicales, el FMI, el Banco Mundial y toda esa alianza global que intenta defender el sistema capitalista mundial al imponer al mercado como ser superior al ser humano.

Pero en la situación internacional se observa que existe un movimiento de masas que actúa como un tsunami derribando políticos corruptos, viejos partidos políticos y direcciones sindicales que han actuado con corrupción, porque los pueblos están despertando y le dan la espalda a quienes ya no los representan. Esta revolución política mundial es la lucha por un cambio social en el contexto de la crisis social multidimensional que padecemos actualmente y representa una alternativa de liberación social porque se observa un giro a la izquierda en el comportamiento de las masas que presentan un nuevo activismo porque millones de jóvenes se incorporan a los movimientos de protesta y enfrentan el intento de avance de la derecha en los procesos electorales.

Dentro de los millones de personas que participan en el movimiento de solidaridad con el pueblo palestino, además de los jóvenes estudiantes de varias universidades del mundo, se encuentran miles de activistas que participan en luchas sindicales, luchas en contra de la xenofobia, en contra del racismo, en defensa del medio ambiente, en contra de la opresión y desigualdad sexual, por la independencia nacional, por diferentes injusticias, etc. La mayoría de ellos son jóvenes no se sienten representados por organizaciones políticas y se mantienen al margen de todas las organizaciones, mostrando una capacidad impresionante de autoorganización, autodefensa y autodirección. Recordemos que los estudiantes que han participado en movimientos colectivos, siempre han estado del lado correcto de la historia.

Para evitar la dispersión de todas estas fuerzas que se aglutinan en torno a la causa palestina, es necesario crear polos alternativos de lucha social, que les permitan mantener cierta independencia, al mismo tiempo que un sentimiento de pertenencia a un movimiento global de disidencia frente al fascismo y autoritarismo mostrado por gobiernos represores (9) y avanzar en la creación de un frente mundial que participe en la confrontación global entre explotados y explotadores, que permita vincular las tareas de construcción de la democracia, de la libertad, la redefinición de la política y crea las condiciones para avanzar en la construcción de mundo nuevo diferente al que estamos viviendo (10).

1.- El mito de la caverna de Platón

https://www.culturagenial.com/es/mito-de-la-caverna-de-platon

2.- 9 de noviembre de 1989: la caída del Muro de Berlín marca el inicio del fin del bloque del Este

3.- Poder corporativo y poder popular. Yescas, Oscar

https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/08/podercorporativo-vs_20.html

4.- La ceguera moral ante el conflicto Israel-Palestina. Yescas, Oscar

https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/10/la-ceguera-moral-ante-el-conflicto.html

5.- El grupo Hamas: ¿prueba de que infancia es destino? Yescas, Oscar: https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/11/el-grupo-hamas-prueba-de-que-infancia.html

6.- Disidencia global contra la barbarie genocida. Yescas, Oscar

https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/05/disidencia-global-contra-la-barbarie.html

7.- El fin de una era en Africa

https://www.embajadaabierta.org/post/el-fin-de-una-era-en-africa

8.- La situación mundial

https://www.revolucion.org.es/l/la-situacion-mundial2/?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR2O32zNfrB3rwjDEUcCcElbGqdtnuxt1cP14TiilR5fmx2NgY5zrKeaOuA_aem_ATz5tvdkINW4Y0gV7jf9NqnUh8GJC8aJ9ct5FEGtlaPOrQB2ZxBVAOeUCVU4eB3WLhNYKqEnaoKw69eD0VszmWay

9.- La disidencia social como imperativo categórico en el contexto de una modernidad cruel. Yescas, Oscar

https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/03/la-disidencia-social-como-imperativo.html

10.- ¿Sobrevivirá la democracia al totalitarismo contemporáneo? Yescas, Oscar

https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/02/sobrevivira-la-democracia-al.html

Publicado originalmente en: https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/06/el-despertar-politico-mundial-provocado.html