Por: Isabel Dorado Auz*
Estamos en una situación muy similar a la que se plantea en un ejercicio de matemáticas: “Si un caracol sube tres metros de día y baja dos de noche en cuántos días sube una pared de cinco metros”.
Si lo aplicamos a nuestra realidad actual, creo que pueden ser algunos los años que nos llevará retomar el camino correcto que nos sacará del atolladero, pero para eso debemos vencer el eterno viaje de los cangrejos que nos gusta, parece masoquismo, experimentar a nosotros los mexicanos. La elección del 2018 fue un triunfo de Todos, aunque una parte sea la que realmente está “gobernando”. Cuando logremos que el presidente entienda que el tigre sigue suelto y está a la expectativa, se empezará un verdadero diálogo que lleve a nuestro país a salir del atolladero en el que estamos.
Mucho más peligrosa que la oposición prianista, lo es la oposición de izquierda que empieza a generarse. Quizá para AMLO sea un triunfo someter a los empresarios y obligarlos a comprarle la mitad de los boletos de la rifa del avión presidencial, pero conquistar los corazones de los liderazgos de la izquierda social es el verdadero reto si quiere en verdad instaurar la cuarta transformación.
Se requieren decisiones firmes para avanzar a pesar de las fuerzas que van a tratar de detenernos. Identificar a aquellos que se dicen de izquierda y le hacen el juego a la derecha. Que esta etapa de transición sea eso, una transición a un mejor gobierno. No basta con el discurso y volver al centralismo priista es un verdadero error. Si no somos capaces de instaurar gobiernos estatales honestos, bajo un régimen basado en el federalismo, dándole las responsabilidades correspondientes a los gobiernos locales y no administrando los recursos desde el centro de la República, entonces no podremos transitar a ese México que Todos queremos. En Sonora no ha llegado la cuarta transformación y parece imposible que se pueda lograr algo en ese sentido en las elecciones del próximo año. Todo indica que el padrecismo seguirá vigente en el estado y que esos “liderazgos” seguirán garantizando los privilegios de unos cuantos.
No volvamos a esa vieja historia donde no se movía una sola hoja sin la voluntad del presidente, lo cual también era una verdadera mentira. En realidad, prevalecía la burocracia, el poder del escritorio, ocupado por aquellos que a todo dicen que sí, aunque poco o nada hacen por mejorar su trabajo y su única misión es conservar el hueso el mayor tiempo posible. Por lo mismo, de poco servirá el gran esfuerzo que está realizando el presidente si su ejemplo no empieza a experimentarse en cada una de las entidades del país.
Ya va siendo momento que los pañuelos blancos, verdes y morados se unan a toda la versión del arcoíris y dar signos de una verdadera convivencia social que permita tolerar las diferencias y avanzar en objetivos comunes. Se están haciendo esfuerzos locales que pueden fructificar en muy buenos acuerdos, aunque no faltarán aquellos personajes que traten de descarrillar estos procesos.
Como sea, el país ya cambió, Ahora necesitamos que la clase política esté a la altura de las circunstancias. Creo que está cerca el momento en que podamos dialogar de frente dejando de lado las intrigas y las patadas por debajo de la mesa. Así podremos dejar de lado el eterno viaje de los cangrejos.
*Miembro de Amigos y Amigas del Parque Madero, Ciudadanía Activa y es maestro universitario.
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