Las drogas sintéticas están encontrando en las nuevas generaciones de la Montaña a sus mejores consumidores. La entrada del fentanilo a comunidades me pháá y na savi de San Luis Acatlán, Iliatenco y Malinaltepec está causando estragos entre los estudiantes de educación básica y media superior. En el 2022 el consumo de fentanilo provocó la muerte de dos niños me pháá de 15 años, de Tierra Colorada. En el 2021 una niña de 5 años comió una gelatina que compró en una pequeña tienda de Santa Cruz el Rincón. El hospital de Ometepec informó a sus familiares que tuvo una intoxicación por consumo de alguna droga.

La distribución de las pequeñas bolsitas de fentanilo, cuyos precios oscilan entre 150 a 300 pesos dependiendo de la calidad, se hace de manera discreta pero efectiva. La red de vendedores que van puebleando son los que introducen estos opioides En la oferta de los productos que venden establecen contacto con los que tienen pequeñas misceláneas para promocionar estas bolitas. También llevan golosinas que contienen pequeñas dosis de droga para generar adicción entre los niños y niñas. Es un negocio criminal que se ha instalado en las tienditas de las comunidades sin que las autoridades ni personas mayores, lo hayan detectado para tomar medidas acordes a los graves daños que está causando a sus hijos.

Los impactos de la distribución, sobre todo, el consumo de drogas sintéticas entre los niños, niñas y jóvenes no lo han dimensionado las comunidades donde ya circula en las escuelas. Algunas autoridades agrarias que han intercambiado información sobre lo que está pasando en sus comunidades están planteando este problema en las reuniones y asambleas que tienen. Pocos maestros se han interesado en plantear esta situación de los estudiantes porque temen que las madres y padres tomen represalias contra ellos.

El Consejo Regional de Autoridades Agrarias en Defensa del Territorio en la Montaña (CRAADET) ha planteado en algunas reuniones y asambleas este tema. Por lo delicado del asunto se va abordando con cierta precaución, por los vínculos que algunas personas han establecido con los que distribuyen estas sustancias ilícitas. En una asamblea en Pueblo Hidalgo se preguntaban “¿por qué se nos dificulta hablar de los asesinatos, desapariciones y secuestros que han sucedido en San Luis Acatlán o los feminicidios que se han consumado en Cuanacaxtitlán? Se ha guardado silencio sobre los enfrentamientos que se han dado entre grupos del crimen organizado con elementos de la guardia nacional en Iliatenco y se ha preferido ignorar la presencia de gente armada en varias comunidades de la Costa Chica y Montaña y en el municipio de Acatepec”.

Comentan que hay miedo de enfrentar a la delincuencia porque no hay una respuesta colectiva, solo las autoridades comunitarias asumen el riesgo y esto tiene consecuencias fatales, porque los dejan solos y luego son asesinados. El consejo de autoridades agrarias ha tenido que asumir este desafío impulsando la reflexión al interior de los espacios comunitarios, para tomar medidas que contengan esta red de distribución del fentanilo. En Iliatenco, la CRAADET decidió impulsar acciones informativas entre los jóvenes porque han estado al margen de este movimiento en defensa del territorio.  Las autoridades agrarias han planteado de diferentes maneras esta disyuntiva ¿Quiénes van a seguir defendiendo nuestras tierras, cuando sabemos que la amenaza a nuestro patrimonio seguirá por generaciones? No hay otra opción que involucrar a los jóvenes, también a los niños y niñas a través de las escuelas. Las autoridades agrarias han acordado con los directivos de las instituciones educativas, de brindar información a los estudiantes sobre la grandeza de su cultura y su territorio. La importancia de cuidar y defender su hábitat. La respuesta ha encontrado eco y las autoridades han tenido reuniones en Santa Cruz del Rincón y la cabecera municipal de Malinaltepec. También entablaron contacto con las comunidades de Colombia de Guadalupe, Tilapa, Tierra Colorada, Potrerillo y Cruz Tomagua.

En las asambleas se analizan otras experiencias donde las luchas por el territorio, la defensa del río, del agua, del oro y la plata han quedado truncas porque el crimen organizado se ha apoderado de su entorno natural. El caso de Carrizalillo es muy ilustrativo. La lucha que emprendieron los ejidatarios fue ejemplar porque cerraron la mina, y a pesar de ser reprimidos por el gobernador Zeferino Torreblanca, se mantuvieron firmes en sus demandas. Lograron algunos avances, sin embargo, las divisiones internas y sus alianzas con los grupos de la delincuencia los colocó contra el paredón. Ahora ya no son los ejidatarios quienes tienen el control de su enclave minero, son las empresas criminales.

En las asambleas se han analizado de forma autocritica los procesos organizativos que se han debilitado, a causa de conflictos internos o por intereses ajenos a la comunidad, también por la infiltración del crimen organizado o la instalación de sus negocios ilícitos. El riesgo mayor que corren, son los grupos delincuenciales que hacen alianza con gente local, ya sea para hacer negocios o para representar sus intereses dentro de las asambleas. Han vislumbrado la posibilidad de que alguien de la comunidad pueda pactar con grupos delincuenciales para permitir la entrada de estas drogas, generando graves daños a la comunidad, sobre todos a la niñez y la juventud.

Lo que causa pesar y preocupación entre las comunidades de San Luis Acatlán, Iliatenco y Malinaltepec es que se están registrando intoxicaciones de niños en Iliatenco, en Tierra Colorada y en Santa Cruz del Rincón. En el caso de Santa Cruz del Rincón, varios niños y niñas, sin tener conocimiento, han estado consumiendo drogas. Una niña de preescolar se intoxicó al consumir una golosina, se la llevaron a urgencias el hospital de San Luis Acatlán y también detectaron que fue por consumo de alguna droga. La niña se salvó. Las autoridades de la comunidad iniciaron una investigación para saber qué había pasado y descubrieron que una señora fue quien le vendió la golosina.

En Tierra Colorada había tres niños de preparatoria que consumían fentanilo, dos fueron tratados medicamente en Acapulco, mientras uno murió por sobredosis. Nadia sabía que su muerte tenía que ver por el consumo de fentanilo. Le informaron a sus padres que se había infartado, la causa por los estragos del fentanilo.

Los padres de un joven de 15 años que consumía drogas en la comunidad de Tilapa lo llevaron a un centro de rehabilitación de alcohólicos anónimos en Tlapa. El encierro de nada le sirvió, se requería una atención especializada para darle un tratamiento adecuado. Al regresarlo lo mantuvieron aislado en un cuarto. El encierro le complicó el cuadro de su enfermedad, profundizó su ansiedad y alimentó la idea del suicidio. A los pocos días el joven se quitó la vida. El casó conmocionó  la población y destapó lo que ya era un secreto a voces, que varios niños y jóvenes enfrentaban grandes problemas de adicción. Durante más de un año las autoridades comunitarias platicaron en los 13 anexos del núcleo agrario de Tilapa para que la gente conociera el grave problema del consumo de drogas entre los jóvenes  para darles un seguimiento más apropiado, que no los criminalice ni estigmatice. Es muy complicado el escenario porque las autoridades de los 3 niveles de gobierno están al margen de este grave problema de salud pública.

Las autoridades de Santa Cruz del Rincón tienen registrado que el fentanilo lo distribuyen a través de los puestos de chamoyadas, piñas coladas, jugos congelados y otros preparados. Es decir, que voluntariamente no lo están consumiendo, sino que los están induciendo a que consuman. Ahora comer pastel, gelatina y otros preparados resultan ser un peligro para el cuidado de la salud de los niños y jóvenes.

El fentanilo entró por Marquelia, Azoyú y San Luis Acatlán. Los niños la identifican bien, se han vuelto expertos en el conocimiento de la calidad de este opioide. En las escuelas secundarias los alumnos aseguran que el blanco es mejor, pero es más caro, mientras que el de color amarillo es de menor calidad y es barato. Lo aterrador es que la esperanza de vida de los jóvenes que la consumen no rebasa los tres años. El consumo del opioide es el inicio de la carrera delictiva de varios jóvenes. Los homicidios y feminicidios llevan esta marca aterradora de los delincuentes. Son consumidores de fentanilo.

Tilapa reaccionó ante el incremento del consumo de fentanilo y cristal. Ante la indiferencia de las autoridades federales y estatales, decidieron formar su propia guardia comunitaria denominada Seguridad de Resguardo Territorial Indígena (Serti) que cuida el núcleo agrario de Tilapa. El 8 de abril de 2024 hicieron pública su presentación. La guardia empezó a realizar retenes porque se preguntaban de dónde venía la droga y se dieron cuenta que era a través de los vendedores de muebles que proceden de Puebla. Esta investigación les ha permitido identificar la red de distribución y puntos de venta. La gran tarea es cómo desarticular estas redes y cómo extirpar de sus comunidades este negocio de la muerte. Cómo obligar a las autoridades de los 3 niveles de gobierno a que asuman su compromiso de combatir este flagelo. Emplazan a la guardia nacional de que se abstenga de criminalizar y perseguir a los policías del Serti y que en verdad se sumen a la causa de los pueblos de la Costa Montaña: de cuidar y proteger a sus hijos del crimen organizado.


Publicado originalmente en Tlachinollan