Luis Enrique Ortiz

Por si faltaran elementos para revolver un río en crecida, la defensa de Ismael Zambada García, El Mayo, presunto ex jefe de jefes del cártel de Sinaloa, afirma que su cliente fue víctima de un levantón por parte de Joaquín Guzmán López, lo que concluyó con su captura como uno de los delincuentes más buscados en la historia documentada reciente del crimen organizado.

No existe aún una versión concluyente, eso será producto del juicio que se inicia el próximo miércoles, con la primera audiencia que tenga el “Capo dei boss” con la justicia norteamericana, que lo acusa de media docena de delitos empezando por narcotráfico.

Ahora son tres, las versiones principales sobre cómo es que el hombre que le dijo al periodista Julio Scherer que su peor miedo era estar en la cárcel, hoy se encuentra recluido y al parecer enfermo en un penal de El Paso, Texas.

Versión número uno, se cansó, sus hijos viven a toda madre en EEUU, ni muertos ni en la cárcel, tiene más dinero que el papa de Roma y lo quiere disfrutar sin andar a salto de mata y sin tener que mantener políticos, para andar en sociedad como si nada. Por lo tanto, considera que lo mejor es entregarse, hacer un trato cambio de contar donde estuvo los últimos 48 años y con quienes. Eso no suena nada sano.

Versión número dos, lo engañaron, le dijeron que iban para un lado y terminó rodeado de agentes del FBI en un aeropuerto gringo, tal vez una de sus peores pesadillas si es que las tuvo. En este caso, existe la hipótesis de que el vuelo del engaño partió de Hermosillo, no necesariamente con El Mayo y Guzmán López a bordo, pero si llegó con ellos al aeropuerto de Santa Teresa, cercano a El Paso, en territorio gabacho.

“Salió uno y llegaron tres”, esto de acuerdo con la secretaria de Seguridad y próxima titular de la secretaría de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. Mientras la funcionaria no cambie su versión, existe una conexión aérea con la captura de El Mayo y eso por sí solo es relevante. Eso no implica que el hombre haya sido detenido en la capital de Sonora o cosa similar.

Versión número tres, machetazo a caballo de espadas y El Mayo, sufrió un levantón no para asesinarlo y desaparecer el cadáver, sino para ser entregado al Tío Sam ¿Tendría motivos Guzmán López para hacer lo que se le imputa? Tal vez tanto en negocios y lucha por el control territorial, pero no hay que omitir que Vicente Zambada, Vicentillo, testificó para hundir en la cárcel a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Una especie de padre por padre.

Tiene sentido esta teoría, pero lo que no encaja es cómo es qué Guzmán López es detenido y enviado a Chicago para ser enjuiciado.

La única manera de llegar a un hombre tan vigilado, cauto y discreto como lo fue El Mayo siempre, es a sangre y fuego.

Eso podría explicar la ola de violencia que se recrudeció en gran parte del estado a partir de la primera quincena de junio pasado, especialmente en San Luis Río Colorado, Caborca y sus alrededores, pero mas que nada en Hermosillo.

Hacía menos de una semana que el gobernador, Alfonso Durazo Montaño, declaró que la creciente ola de violencia en la capital de Sonora, se debía a una guerra entre dos bandas rivales del crimen organizado. No explicó si una de estas organizaciones vino a desplazar a otra que ya estaba establecida o si se trató sólo de elegir a la ciudad como escena del duelo.

El tercer escenario puede ser devastador no sólo para El Mayo y sus sicarios, pero también para uno que otro político, no solo los que tuvieron relación con él a través de Genaro García Luna, ex secretario de seguridad con Felipe Calderón, sino algunos incluso de la Cuarta Transformación.

El último capítulo del libro de la historia de los últimos 50 años del narcotráfico en México, está por escribir su capítulo final. Habrá viejos y nuevos personajes, sin dudas.

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