
#DiasdelFuturoPasado 75
Por Jorge Tadeo Vargas
A pesar de las evidencias que muestra el sexto informe del Panel Intergubernamental sobre cambio climático (IPCC) dejando muy claro que la causa de la #EmergenciaClimática radica en el modelo de producción-consumo, el cual tiene como base de acción el sistema de clases actual, es decir, incluso para los científicos pagados por el propio sistema, les es ya imposible ocultar -aunque ya sea demasiado tarde- que el capitalismo es el culpable del cambio climático y todas las consecuencias del mismo.
Con esto en la mesa, es imposible pensar que las soluciones y las alternativas vendrán desde arriba, desde los gobiernos y las corporaciones transnacionales que se benefician de la crisis para mantener su desarrollo económico en funcionamiento el tiempo que sea necesario antes de mutar hacia una nueva forma de control y dominación. El cambio tiene que darse de raíz ante el colapso que se avecina, histórico además pues nunca en la historia de la humanidad nos habíamos enfrentado a algo similar.
Desde aquí tenemos que entender que la tan cacareada transición justa por parte de los gobiernos y sus cómplices más directos no es ni por lo cercano una idea -al menos su propuesta- que nos vaya a llevar hacia un verdadero cambio, al contrario, se percibe como una forma más de mantener su hegemonía, de nuevo robando conceptos que deben servir para el empoderamiento de las comunidades.
Con esta introducción, me parece que el primer y más importante reto que tenemos frente a nosotras es reconocer que esta transición no se puede dar desde el sistema de clases actual y mucho menos con el modelo económico de crecimiento basado en la extracción y privatización de la naturaleza. Es un sin sentido pensarlo y una complicidad enorme promoverlo.
Si tenemos un modelo de producción-consumo que depende en su totalidad de los combustibles fósiles, donde solo el trece por ciento es usado para generar energía eléctrica para las ciudades, comunidades, barrios, con un setenta y siete por ciento, de utiliza para la producción, distribución, consumo y disposición final de todo lo que como sociedad consumimos, entonces el siguiente reto es modificar este modelo, encaminarnos hacia un modelo mucho más circular, pero sobre todo más local, comunitario, dejando fuera cualquier megaproyecto. El cenit o pico actual del petróleo nos forza a buscar otras alternativas para la producción, para el consumo y todo lo que conlleva este sistema lineal, depredador y privatizador.
Esto nos lleva al siguiente reto, uno que se mantiene a debate en la actualidad por muchos motivos, principalmente por estar ligada a la privatización de algo que debe ser considerado de forma global como un Derecho Humano: es el uso de las mal llamadas energía limpias para la producción de energía las cuales en el modelo actual son insostenibles por el aumento en las actividades extractivas como la minería, las presas, transporte de materiales entre otros que no permiten pensar en ellas como una alternativa real a la crisis socio-ecológica que vivimos. El comenzar a depender de ellas sólo para la producción de energía se traduce en un nuevo tipo de colonialismo, con todo lo que esto conlleva, pérdida de territorios, deterioro en la naturaleza, aumento de las zonas de sacrificio, entre otros. Si a esto le sumamos que no hay una transición planeada en lo que se refiere a transporte y producción global de insumos a consumir, dos de las acciones del sistema que más Gases de Efecto Invernadero producen, es claro que la promoción de las supuestas energías verdes no pasa de ser un maquillaje más, sin llegar a la raíz del asunto.
Si entendemos esto debe quedar claro que desde este sistema es imposible una transición justa, por más que la mencionen los gobiernos y sus cómplices. Sus discursos, así como las falsas soluciones -o soluciones de final de tubería- se quedan solo en placebos que tienen como único objetivo pintar de verde al modelo de producción-consumo.
Estamos en una transición energética -que se presenta como la más importante de todas- pero es una transición más obligada por las circunstancias que planificada, por lo que se es caótica, desordenada, que nos traerá una desestabilidad sociopolítica, además de mucha conflictividad social. El decrecimiento que promueve o al que se esta forzando el sistema de clases no tiene que ver con la propuesta de Larouche, es un decrecimiento forzado que los obliga a mutar para mantener la hegemonía, van encaminándose hacia un tecno feudalismo que se ve mucho más salvaje que el capitalismo tardío que vivimos hoy en día. Por lo tanto no es una transición justa, pues abona mucho más a la emergencia climática, a la crisis socio-ecológica que a la justicia en sí misma.
La palabra clave en esto es MODELO. El sistema de clases se fortalece con su modelo de producción-consumo, con su modelo económico que se modifican de acuerdo con sus necesidades, las comunidades que sobreviven en las zonas de sacrificio, la naturaleza, solo cumplen el rol de estar al servicio de estos modelos.
La transición se debe dar con una perspectiva eco social, ecosistémica, anticapitalista, desde la cooperación y el apoyo mutuo, de lo contrario es una mera simulación encaminada al tecno feudalismo.
Desde el exilio en Ankh-Morpork
Noviembre 2021
Jorge Tadeo es escritor, ensayista, activista, anarquista, pero principalmente panadero casero.