Imagen: www.avispamidia.org

#DiasdelFuturoPasado 87

Por Jorge Tadeo Vargas

Para todo lo que se produce y consume, se puede trazar una línea que va desde la extracción de los materiales* que se necesitan, es decir destruir ecosistemas que en el mejor de los casos se puede pedir una restauración, en el peor es la pérdida de flora y fauna que no se va recuperar; el recorrido de estos materiales a veces es dentro de un mismo país, la mayoría de las veces este recorre países enteros, incluso continentes.

Después sigue la producción de los bienes de consumo que es el nombre que recibe desde el capitalismo todo aquello que consumimos como sociedad, sea necesario o no, pasando a la distribución, que de nuevo puede ser dentro de un país, una región o entre continentes para darle paso al consumo por parte de la sociedad y dependiendo el tiempo de vida sigue la disposición final, es decir la basura. Los residuos que se suman a los que se van produciendo en toda la línea que acabamos de narrar y como va dejando una serie de injusticias socio-ambientales, la violación de Derechos Humanos básicos y el deterioro de la salud ambiental que va perjudicando la salud global  del planeta (sic).

El modelo de producción-consumo tiene una lógica lineal, extractiva y derrochadora, al cual no le importa (por citar un ejemplo) que en este momento sea más sostenible, la minería urbana y la recuperación de los metales y minerales que se encuentran en centros de confinamiento de residuos, en rellenos sanitarios y basureros a cielo abierto que en la naturaleza, esto al modelo no le importa, dice que todos los materiales deben de ser extraídos de los ecosistemas, aunque los costos socio-ecológicos a pagar sean cada vez más altos. Si tenemos en cuenta esta parte y partimos de la propia inercia del modelo lineal que impera en la actualidad, la mal llamada transición energética que promete el sistema, que no es más que un mito, una solución de final de tubería que no hace sino empeorar las crisis socio-ecológica global, con muchas repercusiones en lo local.

Todos los materiales que se necesitan para el funcionamiento de los paneles solares, los aerogeneradores, las baterías, son extraídos de la naturaleza, con lo que los costos los siguen pagando los ecosistemas que tienen la mala suerte de tener estos materiales, junto con las comunidades humanas más vulneradas por el sistema.

Para seguir con los ejemplos, cada batería para el funcionamiento de un coche eléctrico o híbrido necesita cuarenta y cinco kilos de litio, el cual llega con un costo socio-ambiental pagado por las zonas de sacrificio. Si extraer una tonelada de litio utiliza dos millones de litros cúbicos de agua, estamos hablando de que cada batería trae ya un coste considerable. De igual forma para sustituir una turbina (del tamaño de una casa pequeña) de gas natural de 100 mega watts que puede proveer de luz eléctrica a cerca de setenta y cinco mil familias, se necesitan aproximadamente veinte turbinas eólicas del tamaño de un edificio de quince pisos, ocupando más de dieciséis kilómetros cuadrados de territorio que no pueden utilizarse para nada más, perdiendo una considerable cantidad de flora y fauna, consumiendo cientos de toneladas de materiales como el cemento, el acero, el vidrio, las llamadas “tierras raras”.

Un estudio de la ONU señala que la llamada transición energética, manteniendo el mismo modelo lineal sigue dependiendo del uso de los combustibles fósiles, por lo que es absurdo pensar que las mal llamadas energías limpias son parte de la solución contra la crisis climática, al contrario, la afectan más.

Los parques eólicos como el que se encuentran en el Istmo de Tehuantepec, consume la misma cantidad de materiales que una gran hidroeléctrica, los paneles solares superan a los dos por el doble de materiales. Los eólicos y los solares requieren diez veces más de toneladas de materiales extraídos de la naturaleza que una central eléctrica que produciría la misma cantidad de energía.

Para terminar con estos ejemplos de las supuestas energías renovables de las que tanto se habla como la solución a la crisis climática. Satisfacer las necesidades de esta transición energética, la extracción de las “tierras raras”, el litio y otros materiales, tendría que aumentar en un ocho mil por ciento, algo que la naturaleza no puede soportar, es menos sostenible que la matriz actual, terminando por reducir al Sur Global a una gran región de sacrificio para que el nuevo feudalismo con su colonialismo pueda sostenerse, con un gran costo socio-ecológico.

Cuando el sistema de clases con sus nuevos teóricos del colapso, sus intelectuales del “Green new deal” hablan del futuro que nos espera, lo hacen desde un desconocimiento de todo lo que pasa más allá del pico del petróleo y lo que estamos viviendo actualmente (aumento de precios, crisis climática, entre otros). Lo hacen desde una lógica del Norte Global, sin comprender o tratando de esconder que las necesidades del nuevo feudalismo, que van en una dirección tecnócrata y desde la antigua idea de que la naturaleza está al servicio “del hombre”, por lo que no se dan soluciones de raíz, mucho menos comunitarias con un enfoque eco sistémico.

Este modelo extractivo, lineal que ahora intenta pintarse de verde, tratando de esconder sus impactos negativos en la naturaleza y las comunidades vulneradas, se sostiene bajo soluciones de final de tubería, bajo los daños irreparables a la naturaleza y una fuerte carga ideológica social y económica que no permite buscar soluciones que partan desde las comunidades, donde el apoyo mutuo, la comunalidad y el enfoque eco sistémico nos abran el camino hacia otra forma de relacionarnos entre sí y con el mundo.

*Se usa el término materiales como lo usa el capitalismo para referirse a esa parte de la naturaleza que se extrae para el beneficio del sistema de clases actual.

Desde Ankh-Morpork

Mayo 2022

*Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de X.

Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia.