Por: Isabel Dorado Auz
No lo dimensionamos aún y, por eso, no valoramos el potencial que significa tomar el quehacer político en nuestras manos.
Cada que avanzamos un poquito, son nuestros propios aliados los que empiezan a cuestionar a quienes asumen el riesgo de liderear un movimiento. El primer cuestionamiento se cubre de democratismo, ¡este es un movimiento horizontal y todas las decisiones se tienen que someter a votación del grupo! Al parecer, ignoran la historia, dado que es natural que surjan liderazgos espontáneamente en cualquier movimiento y, más natural aún, que se tomen decisiones ejecutivas por parte de uno o de un pequeño grupo de liderazgos. Es imposible someter a consenso todas las decisiones, porque eso llevaría a un gran desgaste de cualquier movimiento. De ahí que cuando una decisión es buena y beneficia al movimiento, Nadie la cuestiona. El problema viene cuando alguien quiere imponer algo que no beneficia al movimiento. Es en este caso donde se define el tipo de liderazgo que se está ejerciendo, si es autoritario o democrático.
Otro cuestionamiento muy común se refiere a esa práctica de exaltar los defectos de quien ejerce el liderazgo, siempre con la mala intención de mermarlo en lugar de potencializarlo. Esta práctica es muy común en nuestro país. Se le da más importancia a las características de la persona que lidera que a las acciones que está promoviendo, todo bajo la distorsión de la conseja de que, en Política la Forma es Fondo. Por eso, los medios insisten en querer vender la idea del político perfecto; esa persona que no tiene problemas con la pareja; que no consume ningún tipo de drogas, legales o ilegales y un sinnúmero de defectos que podemos encontrar en cualquier mortal. Descalificar para entorpecer una acción que puede afectar los intereses de un particular, pero que puede beneficiar a un conjunto mayor, la Sociedad.
No olvidar que, a Miguel Hidalgo lo excomulgó la iglesia católica, personaje a quien se le atribuye ser el padre de la Patria. Nelson Mandela tuvo que pasar muchos años en la cárcel para lograr derrotar el régimen del Apartheid y Galileo Galilei fue obligado a decir que la tierra era plana, a pesar de los grandes indicios que le sugerían de que era redonda. En fin, tenemos la mala costumbre de cuestionar a quienes se atreven a abrirnos los ojos respecto a algo que está mal y debe corregirse. En Hermosillo, tenemos años luchando porque se respeten nuestras áreas verdes, porque es necesario para recuperar los niveles de calidad del aire que se tenían en otras épocas, pero siguen esas malas prácticas de cuestionar a quienes no nos sujetamos al status quo y, por desgracia, vuelve el cierre de los medios a este tipo de expresiones de la Sociedad Civil, incluso me llegó el reporte de que hasta las redes sociales no difunden si no contratas un servicio para que se haga viral lo que estás externando.
Con todo y lo anterior, vamos avanzando. El proceso sería mucho más rápido si valoramos la propuesta y la congruencia que han mostrado los liderazgos que encabezan diversas casusas sociales. Este pequeño cambio de actitud nos llevaría a acabar con esos políticos mediocres que no dan respuesta a los reclamos sociales y empezaríamos a lograr la verdadera transformación de nuestro entorno más próximo, contribuyendo así a mejorar el quehacer político.