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#DiasdelFuturoPasado 78

Por Jorge Tadeo Vargas

Como cada enero desde que escribo esta columna (este año serán nueve años de hacerlo) es momento de hacer el recuento de los daños en materia de problemáticas socio-ecológicas, y como estas son manejadas por las autoridades responsables, ya sea desde su complicidad o siendo ellas mismas las responsables de los impactos negativos que se producen.

Escribo esta primera columna del año 2022, tan parecido a los dos años anteriores, la escribo a menos de una semana del incendio de una fábrica de pinturas en el municipio de Lerma, muy cerca de donde vivo, tan cerca que los dos municipios pertenecen al Valle de Toluca.

Un incendio que entra en la categoría de una emergencia socio-ecológica por los graves daños a la salud ambiental y humana que generará a corto, mediano y largo plazo. Esto debido a las grandes cantidades de sustancias tóxicas que fueron arrojadas al ambiente, producto del incendio y la falta de un protocolo de riesgos adecuado ante tal emergencia.

Me mantengo leyendo la escasa información que circula al respecto a días de estar respirando gases tóxicos, no se ha dicho casi nada, no se habla de los daños que esto ocasionará, solo puedo pensar que ante el riesgo, el cubre-bocas ya tan normalizado es insuficiente, lo que se necesita son mascaras anti-gas. Las zonas de sacrificio no solo van en aumento como parte de una estrategia de Estado, de sistema, sino que estas cada vez generan mayores riesgos a las poblaciones que trabajan en sus fábricas,  que viven en las comunidades cercanas, que se están muriendo en nombre del progreso y del capitalismo de plataforma, ese que no produce pero que todo lo consume.

A mis pies descansa Macky, una cachorra de tres meses que me encontré en una de mis caminatas cercanas a una mina que se come la vida de mi comunidad. Ahora ella es parte de la manada en la que vivo, tan diversa y extraña como cualquier manada. Macky pasa de la travesura a la comida, después a dormir y repite, nada la saca de sus acciones tan pequeñas, pero que la hacen feliz. Ella me acompaña mientras escribo este recuento de los daños. Uno que inicia con la traición desde la Cámara de Senadores, donde de forma casi unánime, con sus honrosas excepciones de resistencia al llamado de la 4T, aprobaron leyes, modificaron otras más que tienen como objetivo inundarnos de plástico que después pasará a ser incinerado en los hornos cementeros, con un incremento en las emisiones de contaminantes orgánicos persistentes, con lo que aumenta también la morbilidad y la mortalidad de los pobladores cercanas a estas fabricas. Sesenta y cinco kilómetros a la redonda dicen los investigadores.

https://twitter.com/QuadratinEdomex/status/1476984585162526730?s=20

Todo esto de forma legal, gracias al cabildeo de la industria del cemento y la complicidad de la mayoría de los senadores y diputados de MORENA. La 4T operando para sus dueños, como lo hace también en la región carbonífera, que si bien presumen que no habrá mas concesiones para minas de carbón, las que operan lo hacen al máximo de sus capacidades para cumplir con lo que el modelo energético pide. Claro, aumentan los muertos, aumentan las zonas de sacrificio mientras que las autoridades presumen de su “energético de transición”. No hay más que muerte en su reforma energética. El ecocidio que significa la refinería de Dos Bocas, Tabasco es el mejor ejemplo de ellos, hectáreas de un ecosistema manglar han sido taladas en aras de su progreso y desarrollo. No hay un cambio de modelo, mucho menos de matriz. Todo se mantiene igual.

Intento ser optimista, Macky me pide atención, la acaricio mientras intento pensar en algo positivo que nos haya dejado el 2021, un año muy parecido al anterior, el colapso socio-ecológico se mantiene, la pandemia no lo ralentiza, al contrario, comienzo a pensar en en Tomás Rojo, en Luis Domínguez, Jaime Jiménez, Simón Pérez, en los veintiocho activistas asesinados en el año, en todas las criminalizadas, detenidas, desaparecidas, muertas en lo que va de este sexenio, el cual a pesar de su discurso oficial, y de quienes lo defienden diciendo que no es culpa de ellos, que es una situación “sistémica”, pienso que a mí no me sirve de mucho este discurso, mi pesimismo es parte de mi estrés postraumático, son los residuos de haber sido golpeado, amenazado, torturado, si esto es sistémico es porque nada ha cambiado, este gobierno es el mismo sistema de clases, responde a los mismos que los gobiernos anteriores. Las presas de Coyomeapan, Puebla, lo confirman.

Intento pensar que a pesar de todo, las resistencias se mantienen, que hoy más que nunca nadan contra la corriente sin claudicar, que la comunalidad, el cooperativismo aún existen, pero no me ayuda de mucho, la crisis socio-ecológica esta llegando al colapso y mientras intento pensar que nos mantenemos en resistencia, me aparece (de nuevo) la noticia del tornado que destruyó un almacén de Amazon en Saint Louis, Missouri, donde murieron seis empleados de esta corporación que es la que más dinero ha ganado en estos tiempos de pandemia; murieron por la ambición de Jeff Bezos y sus accionistas. El capitalismo de plataforma ganó, no importa como, tenemos que consumir hasta morir, la mutación hacia el tecno-feudalismo es una realidad que ya pocos se niegan a aceptar.

No quiero pensar en que sigo aquí por inercia, que esta es mayor que mi compromiso, culpo a este nuevo inicio de año judeocristiano, culpo al capitalismo, a la pandemia, esperando que conforme pasen los días, las semanas, los años, el espíritu de lucha regrese renovado.

Desde Klatch City

a treinta y seis meses de pandemia

en el año de la resistencia.

*Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de X.