Días del Futuro Pasado 130
Jorge Tadeo Vargas
A pesar del discurso oficial, desde el gobierno federal no existe una agenda ambiental, lo cual permea hacia los estados y municipios, por lo que hacer este balance, es obligatorio para entender en dónde estamos parados en materia socio-ambiental. Es un ejercicio que sirve para darnos cuenta de que no existen cambios significativos en este gobierno que es solo la continuidad de los anteriores, con un cambio en el discurso, pero en las acciones continuamos con una tendencia negativa en materia ambiental, lo que se traduce en una severa crisis socio-ecológica que se puede observar en materia forestal, hídrica, climática, de residuos entre otras.
Lo primero que podemos observar es que desde distintas organizaciones internacionales que trabajan el tema de Derechos Humanos, México se mantiene en el top cinco como uno de los países más peligrosos para los defensores de los territorios y activistas socio-ambientales. La criminalización, el señalamiento, el asesinato van a la alza, mientras que la respuesta de las autoridades es el silencio o discursos de revictimización que resultan ofensivos.
El capitalismo tardío sigue siendo el eje rector de todos los proyectos que se ponen en marcha y con esto la devastación de los territorios continua, así como el riesgo para los activistas. Aquí no hay cambios estructurales, al contrario, todo parece suponer que quienes toman las decisiones siguen siendo las corporaciones transnacionales con toda la complicidad del gobierno en sus tres niveles.
Lo segundo dentro de este balance -negativo por donde se lea- es la reducción al presupuesto de todas las dependencias encargadas del tema ambiental/ecológico, si bien vemos que se aprueban leyes y/o reformas que en el papel parecen servir para la protección de los territorios, al igual que se declaran nuevas áreas naturales protegidas, lo cierto es que hasta el 2023, la reducción presupuestaria a estas dependencias era de más del cuarenta por ciento de lo otorgando en otras administraciones. Para este 2024, se espera una reducción agregada del once por ciento, por lo que no podemos pensar en un balance positivo con esta reducción a dependencias clave.
Por si esto no fuera suficiente para ver un panorama bastante oscuro con respecto a la protección de la naturaleza, la pérdida forestal asociada a mega proyectos claves del gobierno federal -como lo es el Tren Maya, la refinería Dos Bocas, entre otros- ha ido en aumento, de la mano de un fracaso absoluto del programa clave del gobierno en materia forestal: “Sembrando Vida” el cual por su falta de transparencia, la forma en que se han dado los recursos y sus pocos datos reales, no dicen que su efectividad no es más que comparable con el proyecto del gobierno de Felipe Calderón, el cual tuvo más pérdidas de dinero y territorio que una efectividad real en recuperar bosques.
En materia de cambio climático el panorama no es muy distinto; el presupuesto en esta parte de la agenda ambiental se ha utilizado para proyectos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), los cuales no tienen relación alguna con las acciones climáticas planeadas y firmadas por el gobierno a nivel internacional, por lo cual no se ha cumplido con ninguno de los acuerdos firmados en París, en la COP sobre cambio climático celebrada en el 2015 y que entró en vigor en enero del 2016. Hay que aclarar que estos acuerdos no son vinculantes y muestran la voluntad política del país en cumplir o no con ellos, lo mismo pasará con los acuerdos firmados en la última COP, llevada a cabo en Dubái, por lo que México se mantiene en el deshonroso lugar trece de los países que más emisiones de CO2 arrojan al atmósfera. La crisis climática avanza y no hay una sola acción desde el gobierno federal que nos diga que vamos avanzando en las medidas de mitigación y/o adaptación necesarias.
Lo que nos lleva al tema energético, el cual sigue siendo dominado por el uso de los combustibles fósiles, donde la construcción de la refinería de Dos Bocas, la falta de regulación real al Fracking, el uso del carbón, lo que mantiene la minería funcionando a pesar de la ley minera que no contempla regulación a la minería no metálica, son la base de este gobierno en materia energética. Sin embargo, se vanaglorian de proyectos como el Plan Sonora que no es un proyecto limpio, ni mucho menos, o del combustible derivado de residuos (CDR) que está impulsando la entrada de toneladas de plásticos al país para que estos sean incinerados en la industria del cemento, con todos los impactos ya conocidos que genera en la salud ambiental y humana de las comunidades cercanas a estas plantas.
Las zonas de sacrificio van en aumento, así como su vulnerabilidad socio-ecológica, lo cual solo ha servido para fomentar aún más el extractivismo académico, pues el gobierno federal las ha reconocido como zonas de emergencia sanitaria y ambiental (RESAs) para lo cual ha respondido con una fuerte inversión en investigación científica que hasta el día de hoy en la realidad que se vive día a día en estas zonas de sacrificio no se ve reflejado un cambio, vamos, ni siquiera un plan de acción que permita a estas poblaciones una reparación mínima del daño, todo indica que al igual que programas como “sembrando vida” en la práctica estos Programas Nacionales Estratégicos (PRONACE), no darán resultados reales más allá de un presupuesto inflado, sin incidencia real en las problemáticas en las que estas comunidades están inmersos. Un fracaso anunciado por muchas activistas que han visto cómo este proyecto solo ha servido para detener resistencias que, con la esperanza de un cambio desde arriba, han dejado de movilizarse en la defensa de sus territorios.
A un año de cambio de administración federal, donde el claro que las encuestas favorecen al partido en el poder, la agenda ambiental ha brillado por su ausencia, lo cual es muy preocupante ante la crisis socio-ecológica que estamos viviendo y que además deja muy claro que este gobierno de -supuesta- transformación no es distinto a los demás. Una simulación al servicio del capitalismo tardío, donde ellos son cómplices directos.
Desde el exilio
Enero, del 2024
Jorge Tadeo Vargas: sobreviviente de Ankh-Morpork, activista, escritor, traductor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir.
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