Por Jorge Tadeo Vargas

Un estudio reciente publicado de forma resumida en la revista de divulgación Nature Geoscience, arroja que más del sesenta y nueve por ciento de las aguas tanto superficiales como subterráneas en todo el mundo están contaminadas por sustancias químicas conocidas como Contaminantes Químicos Persistentes, que son altamente dañinos para la salud ambiental y humana.

El estudio arroja que más de catorce mil sustancias químicas altamente tóxicas y peligrosas se encuentran en cuerpos de agua en todo el mundo, además que dichas sustancias son el resultado de residuos de la actividad industrial, por lo no son sustancias que se encuentren de forma natural en nuestros ecosistemas, sino que son producto de todo lo que el modelo de producción-consumo hace.

Estas sustancias se comenzaron a producir en la década de los cincuenta del siglo pasado, por lo que en términos geológicos son relativamente jóvenes, además de que la naturaleza no tiene procesos de eliminación natural, al ser producidas por un modelo económico sin relación con las dinámicas ecosistémicas.

El estudio se realizó por más de un poco más de veinte años, analizando más de doce mil muestras de aguas superficiales y treinta y cuatro mil de aguas subterráneas, descubriendo que el sesenta y nueve por ciento de las muestras están contaminadas por sustancias químicas persistentes.

La mayoría de estas sustancias son PFAS que es la abreviación a deperfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, que son utilizadas en agrotóxicos, como retardantes para fuego en ropa, cosméticos, envases de alimentos y en espuma anti incendios entre otras.

Las implicaciones en la salud humana de estas sustancias son como precursores de varios tipos de cáncer principalmente de hígado, riñón y testículos, están relacionados con enfermedades tiroideas, resistencia a las vacunas y muchos otros padecimientos.

Cabe mencionar que estas sustancias se consideran eternas porque no se descomponen con el paso del tiempo, son capaces de soportar cambios de temperatura, son bioacumulables, biomagnificables y pueden viajar miles de kilómetros por lo que su peligro es aún mayor. Su peligrosidad está documentada desde la década de los sesenta, en el libro “la primavera silenciosa” de Rachel L. Carson.

La importancia de este estudio radica no solo en que deja claro que la actividad industrial que sustenta al capitalismo tardío es responsable de la contaminación de los cuerpos de agua en todo el mundo.

Desde las cuencas en general hasta los ríos, las aguas subterráneas, los lagos, lagunas están siendo contaminado con sustancias químicas de las cuales no podemos deshacernos de forma natural y que generan un reto aún mayor que la disponibilidad de agua pensada desde una perspectiva de derecho humano. Tenemos que encontrar una solución a la contaminación y los daños a la salud de las cuencas, algo que no está presente en el debate cuando se plantea la crisis hídrica actual.

Es importante entender que la disponibilidad de agua pasa primero por la calidad de esta y con esto no me refiero a calidad en el sentido que la sociedad industrial nos ha hecho pensar de la palabra, sino en que se encuentre libre de contaminantes que primero rompen con toda las dinámicas de un ecosistema y segundo que no es apta para el consumo humano. Sin esto el tema de las concesiones pasa a segundo plano. Me explico: dejando a un lado mi postura anarquista y reconociendo las necesidades de los seres humanos, el placer incluido, sino se modifican las formas de producción, aunque se socialicen o se expropien todas las concesiones que tiene la industria, la contaminación va continuar, es absurdo pensar desde esa lógica de que “se necesitan tanto litros de agua” para producir cierto producto a consumir y creer que esos litros restantes, digamos de un litro de cerveza desaparecen, no es así, estos se regresan o se reciclan, lo que pasa con ellos es que la cantidad de sustancias químicas que llevan los convierten en una amenaza a la salud ambiental y humana.

El estudio mencionado a inicios de este texto es un ejemplo muy claro. El plantearse una verdadera gestión del agua, no solo debe verse desde cuánta está disponible para el consumo humano, es un poco más complejo y tiene que ver con la recuperación de las cuencas y con esto se refiere a una recuperación real, la actividad industrial tal como se ve desde el capitalismo tardío debe de modificarse, la cantidad de sustancias tóxicas, peligrosas que se están utilizando en la producción de lo que consumimos está generando un peligro mayor a la salud ambiental, del cual poco se está hablando y poco o nada se dice al respecto en el debate de la crisis hídrica. Estas sustancias deben ser eliminadas del proceso de producción y de toda la línea del modelo.

En este capitalismo que le está dando paso a un colapso civilizatorio neofeudal tecnócrata, no vemos que las soluciones planteadas por los gobiernos vayan encaminados a una recuperación de los ecosistemas, al contrario, estos comienzan a convertirse en paisajes, en mera simulaciones, en paraísos artificiales que solo sirven para el placer de unos cuantos que acceden a ellos mediante el turismo, a la par de que las zonas de sacrificio van en aumento, con ecosistemas de mosaico que deterioran la salud ambiental y con esto envenenan a las comunidades humanas que tienen la mala suerte de ser prescindibles para el sistema, pagando ellas los costos de todos los daños que causa este modelo de producción-consumo.

Es necesario llevar el debate más allá, entender que, desde la lógica del sistema de clases actual no podemos recuperar las cuencas y con esto la disponibilidad del agua para consumo humano se irá reduciendo cada vez más, por lo tanto, cuando se piense en soluciones estas primero deben ser comunitarias, con enfoque ecosistémico, desde una visión de cuenca y anticapitalistas, de lo contrario lo que se implemente solo son placebos, salidas de final de tubería que no solucionarán la crisis.

Abril 2024

Desde el (autoexilio) en los bosques de Klatch City

Jorge Tadeo Vargas: sobreviviente de Ankh-Morpork, activista, escritor, traductor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena.

Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir.

A veces viaja a Mundodisco