La relación entre periodismo y poder será siempre conflictiva y existen buenas razones para ello. La fundamental es la vocación del periodismo por incomodar a quienes detentan el poder.
El periodismo hurga, indaga, escarba, analiza, interpreta a partir de su documentación y difunde el ejercicio de poder y sus excesos. El poder se opone y reprime a las indagaciones del periodismo y si le es necesario trata de fulminarlo.
El acoso que hoy vive el periodista Luis Alberto Medina por parte de la Fiscalía Anticorrupción de Sonora (FAS), nos vuelve a reafirmar para que fue creada. La FAS ha sido el instrumento favorito del gobierno de Claudia Pavlovich Arellano, para perseguir, acosar y en algunos casos congelar a sus adversarios políticos y a quienes evidencian las graves fallas de su gobierno, un gobierno con una pésima gestión que está llevando a la entidad a niveles catastróficos en los rubros más sensibles, aquellos en los que es imprescindible mantener un nivel aceptable para que prevalezca el bienestar social de sus habitantes.
El uso faccioso de la FAS ha sido de manera recurrente; de los casos más aberrantes, el de Jorge Morales Borbón, ex secretario de comunicación social en el sexenio de Guillermo Padrés, que fue privado de su libertad y enjuiciado por el delito de extorsión. Luego quedó al descubierto que la denuncia fue interpuesta por una persona en situación de pobreza, Alberto del Cid Carmelo, que en ese entonces contaba con 76 años de edad y quién declaró que él no sabía que había firmado una denuncia por extorsión. Aclaró haber firmado “esos papeles”, porque un vecino le ofreció $1,400 para hacerlo, pero, sin explicarle del contenido.
La intromisión en la Universidad de Sonora. Javier Quintanar Gálvez, secretario general del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (Staus), denunció por supuesto ejercicio y uso indebido de atribuciones, peculado y enriquecimiento ilícito en contra del entonces rector de la Universidad de Sonora, Heriberto Grijalva Monteverde, y que, además, también involucraba al otrora secretario académico y actual rector Enrique Velázquez Contreras (en ese momento contendiente a rector) y a la secretaria de finanzas, María Sánchez Soto.
La denuncia se presentó el 16 de enero de 2017, justo en los tiempos que se llevaba a cabo el proceso para designar al nuevo rector. Tres días más tarde irrumpió en rectoría personal de la Fiscalía con toda espectacularidad ante medios de comunicación para entregar un oficio que solicitaba información financiera de esta universidad.
Esa denuncia no prosperó y el protocolo de acción de la FAS sólo evidenció que el Gobierno del Estado trató de amedrentar al ex rector Grijalva y al contendiente Velázquez para tener injerencia en la designación del nuevo rector.
El 27 de junio del 2018, a tan solo 4 días de la jornada electoral, la FAS citó a declarar a Edgar Hiram Sallard quién era el representante ante el Comité Municipal Electoral de Célida López Cárdenas, candidata de Morena a la alcaldía de Hermosillo. Lo citaban para rendir declaración sobre supuestos actos de corrupción en su gestión como director general del Instituto de Innovación y Evaluación Educativa del Estado de Sonora en el sexenio padrecista. Otro caso más que no prosperó y que evidenció claros tintes intimidatorios para tratar de obtener lucro electoral.
Ahora la FAS es utilizada para tratar de inhibir y coartar el libre ejercicio periodístico del noticiero Proyecto Puente y de su conductor y director Luis Alberto Medina (que a últimas fechas ha sido un crítico constante del gobierno de Pavlovich), atendiendo una denuncia anónima hecha por supuestos militantes de Morena (lo cuál fue desmentido por la dirigencia estatal y el grupo parlamentario de ese partido) enviada al correo electrónico de la FAS. En esta denuncia se acusa a Medina de recibir supuestos “moches”, sin el más mínimo sustento. Aún así la FAS citó al periodista a declarar.
El Fiscal Anticorrupción Odracir Espinoza Valdéz representa un caso más de ese trampolín fallido que catapulta de la sociedad civil organizada a la burocracia, de esa ambición desmedida por la ostentación del poder pero que termina desnudando el verdadero perfil de alguien que no está preparado ni en lo profesional ni mucho menos éticamente para saber que hacer con el poder y termina siendo solo parte de la servidumbre de un sistema político podrido y una pieza desechable que sería muy probable pudiera ser utilizado como moneda de cambio para el llamado séptimo año.
Al término de este sexenio Odracir Espinoza quedará en situación de extrema vulnerabilidad y máxime si el triunfo electoral queda en manos de la oposición, lo cuál, hoy por hoy parecería ser lo más probable. Según opiniones que he recogido de connotados abogados, Odracir ha incurrido en numerosos hechos que pueden ser constitutivos de delitos, en casos dónde sin ningún sustento evidencial ha girado citatorios y eso se traduce en abuso de poder. El audio que fue difundido en noticieros y redes sociales donde el Fiscal Anticorrupción que, sin ningún dato de prueba de desahogo y sin aún llamarlos a entrevista, asevera qué hay elementos para proceder contra Luis Alberto Medina y Jesús Moya Grijalva, Auditor Mayor del ISAF, se puede materializar el delito de abuso de autoridad, pero además puede decirse qué hay acoso e intento de coartar la libertad de prensa. El solo audio demuestra porqué esta investigación no existe.
Por otra parte ya se interpuso una demanda civil por daños a la moral, exhibición pública y violaciones al debido proceso de Jorge Morales Borbón (número de expediente 99/2018), contra Odracir Espinoza y el Gobierno del Estado.
Es evidente que a la actual administración estatal le preocupa y ocupa más aquello que se publica en los medios de comunicación que solucionar lo que aqueja a la ciudadanía sonorense. Ello refleja el síntoma de gobiernos que ejercen la política de rímel, aquella que busca apaciguar a la opinión pública a través de políticas y leyes intrascendentes que tienen una fecha de expiración pronta, pero cuando esta no les alcanza, se activan sus reflejos entrañables de la represión. Porque dominan el embrutecimiento de la superficialidad por instinto. Pero sus embrutecimientos éticos, les atrofia la noción del bien y del mal. El bien para ellos es lo que se ajusta a sus conveniencias y el mal, lo que las contraría, lo que displace y les quita la tranquilidad.
El karma no tiene menú, te servirá lo que mereces… un adagio justiciero que será una sombra inseparable y amenazante para Odracir Espinoza.
Por: Aarón Tapia, Hermosillense, amante del sarcasmo y de la
buena polémica para el debate. Conductor de La Tertulia Polaca/Ensalada de Tópicos.
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