Su labor empezaba a diversificarse: seguir en la exigencia por localizar a sus desaparecidos, empezar a trabajar en un marco legal e insistir en la visibilización de un tema que se estaba generalizando en el noreste del país.

Por: Camelia Muñoz 

Llegar a los 15 años en cualquier lugar ameritaría hacer una fiesta por el andar durante tanto tiempo, pero para el colectivo de Fuerzas Unidos por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y en México (FUUNDEC-FUNDEM)  significa lo contrario.

No hay nada que celebrar en estos tres lustros en los cuales se recuerda la impunidad, simulación y falta de compromiso de distintas autoridades. Lo más importante es destacar un trabajo  grupal que les permitió a sus integrantes visibilizar la problemática de la desaparición no sólo en el estado, sino a nivel nacional e internacional.

En estos 15 años las familias no han podido abrazar a sus seres queridos. Han tenido que ver pasar gobernantes que simularon un modelo de interlocución sin llegar al objetivo con el que nació el colectivo y que es encontrar a sus familiares. 

El agotamiento y las afectaciones a la salud, incluso la muerte de varias y varios de sus integrantes, surgen a la par de la falta de respuestas y resultados. Con corte al mes de noviembre pasado, FUUNDEC-FUNDEM tiene el registro de 16 buscadoras y 10 buscadores que perdieron la vida sin encontrar a sus seres queridos.

El nacimiento de una fuerza colectiva 

El 19 de diciembre del 2009 varias familias que denunciaban y buscaban de manera independiente a sus seres queridos, cuya ausencia era y es inexplicable, coincidieron en la Diócesis de Saltillo para buscar la ayuda en el entonces obispo Raúl Vera López, quien ya había señalado los efectos de la violencia que se observaban en distintos regiones como la Norte, La Laguna y que empezaba a llegar a la Sureste.

Ese día de hace 15 años, en una rueda de prensa las familias denunciaron públicamente 21 desapariciones ocurridas en Saltillo, Torreón y Parras de la Fuente. En varios de estos hechos las víctimas son originarias de otras entidades como Jalisco y el Estado de México.

Desde ese momento se detonó la necesidad de organizarse y con el paso de los meses y años llegaron familias de varios estados para que el colectivo y el Centro de Derechos Humanos “Fray Juan de Larios” las acompañaran en los procesos de búsqueda.

Uno de los primeros casos conocidos fue el de Antonio Verástegui  y su hijo del mismo nombre que fueron desaparecidos en Parras de la Fuente en 2009. También el de los hermanos Gerardo, Gualberto y Esteban Acosta, así como el hijo de este último quien en ese momento tenía ocho años de edad, Brandon.

Lulú Herrera, madre del pequeño Brandon, recuerda que en la iglesia a la que acudía y donde expuso su caso, le pidieron que fuera con el obispo Raúl Vera a pedir su ayuda. También el fallecido padre Pedro Pantoja estuvo muy cerca y pendiente del caso de desaparición múltiple.

Después de esa primera rueda de prensa del 19 de diciembre de 2019  empezaron a llegar muchos casos más.

El hoy obispo emérito Raúl Vera y el Centro de Derechos Humanos “Fray Juan de Larios” empezaron a articular y organizar a las familias para llevar a cabo la interlocución con las autoridades, mientras que realizaban pequeñas manifestaciones en medio del dolor y el miedo.

En varias ocasiones se observaron cerca de la Plaza de Armas de Saltillo a sujetos vestidos de civil, con equipos de radiocomunicación y teléfonos celulares, vigilando las protestas.

Las madres y padres de familia, hermanos y hermanas, que se reunían sólo pretendían dar a conocer la ausencia de sus seres queridos y poder encontrar algún indicio que los llevará a su paradero ante la indolencia, ineptitud y falta de responsabilidad de las autoridades encabezadas por el entonces procurador, Jesús Torres Charles.

La violencia crecía y al documentar los casos, el “Fray Juan de Larios” empezó a observar patrones de comportamiento e incidencia de varios delitos, como los homicidios, extorsiones, secuestros.

También trascendía la relación de los elementos de las distintas corporaciones, las estatales y municipales, que operaban a favor de delincuentes a quienes protegían.

Las familias no cesaban en sus exigencias por encontrar a los desaparecidos y exhibir la corrupción que imperaba en los cuerpos de seguridad.

Así llegaron al fin a una primera reunión con el entonces gobernador Humberto Moreira Valdés y con el entonces secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, casi dos años antes hacia el final de la administración de Felipe Calderón Hinojosa como presidente de México

No hubo resultados ni acciones inmediatas. El exgobernador planeaba dejar su cargo para buscar la dirigencia nacional del PRI y empujar la candidatura a la presidencia de Enrique Peña Nieto como fue público en medios de comunicación.

En ese año del 2011 ya se identificaban como Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y al iniciar el gobierno de Rubén Moreira Valdez se formalizó, por presiones del colectivo, la primera reunión con las familias  y autoridades mientras que las desapariciones no cesaban. 

Articular esfuerzos

FUUNDEC fue la primera organización que en esa época fue visitada por el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas. Su labor empezaba a diversificarse: seguir en la exigencia por localizar a sus desaparecidos, empezar a trabajar en un marco legal e insistir en la visibilización de un tema que se estaba generalizando en el noreste del país.

“Tuvimos que hacerle de abogadas, aprender de criminología, de lo forense. Nadie se imaginó que estaría haciendo estas tareas en algún momento”, dijo en una entrevista Diana Iris García, madre de Daniel Cantú Iris.

El trabajo de Fuundec siguió rompiendo fronteras y en el 2012 participaron en la “Primera Marcha de la Dignidad Nacional Madres Buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia” que se desarrolló en la Ciudad de México. Sus consignas retumbaron: “¿Dónde están, nuestros hijos dónde están” y “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”.

Al año siguiente asistieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para hablar de la problemática que vivía el país en torno a la violencia y la inseguridad. En ese año se desarrolló en Saltillo el Foro Internacional de Desaparición y se dio inicio, ahora sí de manera formal, a las mesas de interlocución con el gobierno estatal.

Las familias ampliaban los contactos y conocían de casos similares en otros países, por lo que exigían que se recibieran las recomendaciones de especialistas extranjeros, como el grupo de expertos colombianos que dejaron varias observaciones para mejorar la investigación, pero a 10 años de esto poco o nada se logró mejorar.

Las desapariciones continuaban y con el sello más visible de la colusión de la delincuencia con las autoridades de los distintos niveles de gobierno.

El marco legal que hoy existe en la materia no se hubiera logrado sin la participación activa de FUUNDEC, pieza importante dentro de lo que hoy se conoce como Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos integrado por más de 60 colectivos en el país.

Obligaron al gobierno de Coahuila en ese entonces para crear a Fiscalía Especializada para la Investigación de Asuntos de Personas Desaparecidas, se crea la Ley para la Localización, Recuperación e Identificación Forense de Personas del Estado de Coahuila y la Ley de Declaración de Ausencia.

El activista y fundador del colectivo, Jorge Verástegui González, hermano de Antonio y tío de Toñín, ha dicho en varias entrevistas que estudió leyes para poder aportar algo que pudiera aplicarse al tema de la investigación de las desapariciones, pero también en torno a los derechos de las personas desaparecidas y sus familias.

Destacó que por ello lo realizado en Coahuila fue la base para la promulgación de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada y en la creación de la Comisión Nacional de Búsqueda.

Las familias también diseñaron proyectos de memoria años más tarde. Así nació el Árbol de Esperanza en Torreón y que se replicó en Saltillo, donde se encuentran las fotografías de las personas desaparecidas y cuyas familias participan en el colectivo. 

Para el 2022, el colectivo lanzó el Bus-cador de la esperanza, una unidad con la cual ofrecen servicio de cafetería para tener recursos que les permita continuar en la lucha.

La postura del colectivo ha sido referencia en muchas actividades cuando se aborda el tema de la desaparición ya que en la voz de sus integrantes se conoció la historia de la violencia desde nivel micro, hasta conocer lo que aconteció a diario en el noreste y afectó a todo el país.

Vidas truncas 

En estos 15 años de existencia del colectivo la esperanza aún se mantiene, pese a que los padres y madres lucen cansados, sobre todo quienes deben trasladarse desde otros estados para escuchar lo mismo desde hace varios años.

Uno de ellos es don Cirilo Díaz, cuyo hijo Cirilo Iván desapareció en Piedras Negras un 29 de septiembre del 2010. El dice que si pudiera tener a su hijo lo abrazaría y con ello quizá reduciría el dolor de ver que todos estos años no hay avances en las investigaciones.

“Es nula. No hay nada ni para adelante ni para atrás. Todos estos años lo recuerdo a diario, pero si lo tuviera cerca me pondría a jugar con él futbol. Le iba a las Chivas”, dice mientras piensa que son 14 años sin poder sentirlo cerca. 

La buscadora Rosario Cano, madre de Mario Alberto Morales desaparecido el 2 de julio del 2010 en Torreón, señaló que también le daría un abrazo y le contaría que nunca se rindió.

“Lo que nosotros tenemos es esa angustia y ese dolor  porque no sabemos ni cómo mandarle una bendición o no puedo rezarle o decirle a Dios que lo tenga en su santa gloria o que guíe sus pasos, igualmente tampoco no sé cómo llorarle porque no puedo llorar su deceso o su ausencia. Si estuviera mi hijo aquí recuperaría el tiempo para ir al cine, o a comer. Le diría tantas cosas de cuánto lo amo”, expresó.

Por su parte, María del Socorro Calderón Ayala, tía de Ezequiel Castro Torrecillas desaparecido el 15 junio del 2009 en el municipio de Francisco I. Madero, destacó que aunque ha habido sentencias en algunos casos, no hay respuesta sobre el paradero de los suyos.

“Se han evidenciado varios casos de desaparición donde se fincaron responsabilidades a los policías. Unos se sentenciaron por la FGR y otros más por el fuero común. Eran nueve los implicados, pero no dijeron a dónde los llevaron”, señala quien lleva a cabo la búsqueda tras la muerte de la madre de Ezequiel.

Así son las historias que quedaron inconclusas para muchas familias en estos 15 años donde, como lo han dicho en varias ocasiones las familias, no hay nada que celebrar.

Hoy FUUNDEC-FUNDEM sigue en pie de lucha y con la esperanza de que su objetivo se cumpla. Está conformado por mil 56 familiares de 132 núcleos familiares que buscan a 152 personas desaparecidas. 

A LA MEMORIA 

Ellos y ellas jamás dejaron de buscar a sus seres desaparecidos hasta su muerte. Cinco, siete, 10, 15 y hasta 17 años de caminar, de preguntar, de ir a todos los lugares posibles para saber qué había pasado con ellos. Se fueron sin saber nada de los suyos.

-Juan Ramiro Guerrero Valdés falleció el 9 de mayo del 2012 en la ciudad de Torreón, Coahuila. Él buscaba a su hijo Sergio Ramiro Guerrero Almaraz, desaparecido el 20 de enero del 2009 en esa ciudad. 

-Domitila López Cedillo falleció el 7 de mayo del 2013 en Ecatepec, Estado de México. Ella era esposa de José Juan Pacheco Juárez, desaparecido el 21 de marzo del 2009 en Piedras Negras, Coahuila.                        

-Alma Guadalupe Solís Fuentes falleció el 20 de diciembre del 2013 en la ciudad de Torreón, Coahuila. Ella buscaba a su hijo Juan Antonio Ornelas Solís (21 años), desaparecido el 9 de abril del 2009 en esa ciudad. 

-Mario Alberto Morales Acosta falleció el 4 de febrero del 2014 en la ciudad de Chihuahua, Chihuahua. Él buscaba a su hijo Mario Alberto Morales Cano, desaparecido el 02 de julio del 2010 en Torreón, Coahuila.   

Alfredo Reveles falleció el 14 de mayo del 2014 y Lucrecia Ramos (fallecida antes de la desaparición); papá y mamá de Heber Reveles Ramos, quien desapareció el 11 de mayo del 2009 también se fueron sin conocer dónde está Heber.  

Socorro Chavarría Cruz falleció el 5 de junio del 2014. Socorro era la abuela de Agustín Núñez, desaparecido el 22 de abril del 2009 a la edad de 21 años en la Ciudad de Nava, Coahuila.

-María Martina Ramos falleció el 18 de junio del 2014 en la ciudad de Saltillo, Coahuila. Ella buscaba a su hijo Rubén Limón Ramos, (17 años) desaparecido el 13 de marzo del 2011 en esta ciudad a la edad de 17 años.  

-Pedro García Zimarrón falleció el 7 de julio del 2014. Abuelo de César Jaime Álvarez García, desaparecido el 06 de enero del 2012 a la edad de 30 años en Piedras Negras, Coahuila. 

-Manuel Roy Rivera falleció el 30 de julio del 2014, padre de Roy Rivera Hidalgo, desaparecido el 11 de enero del 2011 a la edad de 18 años en San Nicolás de los Garza, Nuevo León.

María Demetria Martínez Hernández falleció el 25 de octubre del 2016 en el Estado de México. Ella buscaba a su esposo Gersain Cardona Martínez (37 años), desaparecido el 21 de marzo del 2009 junto con otros 11 compañeros en la ciudad de Piedras Negras, Coahuila.              

-Fernando García Castro falleció el 04 de noviembre del 2016. Él era el papá de Servando García Campos, desaparecido el 21 de marzo del 2009. Fernando se fue con el dolor de no volver a ver a su hijo querido.                                                        

Romanita Ortíz Reyes falleció el 26 de abril de 2017 en Torreón, Coahuila. Ella buscaba a su hijo Pedro Ramírez Ortiz y a su nieto Armando Salas Ramírez, desaparecidos el 12 de mayo del 2008 en Torreón, Coahuila.

María Florencia Hernández García falleció el 08 de enero del 2018 en Torreón, Coahuila. Ella buscaba a su hijo Gerardo Villasana Hernández desaparecido el 12 de febrero del 2008 en Torreón, Coahuila.

Hilda Torrecillas Espinoza falleció el 19 de octubre del 2020 y Rosalino Castro Angulo falleció el 23 de febrero del 2017. Es la mamá y el papá de Ezequiel Castro Torrecillas desaparecido el 15 de junio del 2009.                                    

-María del Carmen Ortiz Villegas falleció el 20 de marzo del 2021. Carmen buscaba a su hijo Héctor Rangel Ortiz, desaparecido el 10 de noviembre del 2009 en Monclova, Coahuila.

María del Socorro Espiricueta Martínez falleció el 24 de marzo del 2021. Ella esperó siempre el regreso de su hijo José Juan Peña Espiricueta, quien desapareció el 13 de marzo del 2011.                     

Juan Manuel Núñez García falleció el 20 de abril del 2022. Juan Manuel junto con su esposa desde el primer día buscó a su hijo Iván Baruch Núñez Mendieta  desaparecido el 07 de agosto del 2011 en Torreón, Coahuila.

Arturo Rojo Flores falleció el 25 de enero del 2023. Arturo fue, junto con otras familias del Estado de México, quien se atrevió a viajar a Coahuila para buscar a Fray Raúl Vera y que se les apoyaran en la búsqueda de las 12 personas desaparecidas, vendedores de pintura, el 21 de marzo del 2009 en Piedras Negras Coahuila, entre ellas, su hijo Vicente.

Alejandro Limón Rojas falleció el 02 de febrero del 2023 en Saltillo, Coahuila. Alejandro buscó, junto con su esposa Martina quien también falleció el 18 de junio del 2014, a su hijo adolescente Rubén Limón Ramos que desapareció el 13 de marzo del 2011 junto con otras dos personas en Saltillo, Coahuila.

Enrique Rangel Ramírez falleció el 30 de marzo del 2023 en Querétaro, Querétaro. Enrique desde el primer día de la desaparición de su hijo Héctor el 10 de noviembre del 2011, junto con otras dos personas, lo buscó incansablemente.

Rosita Espinoza, mamá de Daniel Durán Espinoza, desaparecido el 04 de julio del 2009, falleció el 08 de septiembre del 2023. 

María Cristina Vargas Camacho, mamá de Manuel Hernández Vargas, desaparecido el 28 de junio del 2011 en Saltillo, Coahuila, falleció el 28 de mayo del 2024. 

Sonia García Campos falleció el 04 de julio del 2024. Buscaba a su hermano Servando García Campos, desaparecido el 21 de marzo del 2009 en Torreón, Coahuila. Sonia se unió con su mamá Margarita para buscar a su hermano.                    

María Félix Córdova falleció el 29 de julio del 2024. Buscaba a su hijo Sergio Cárdenas Bracamontes, desaparecido en abril del 2009 en Nava, Coahuila.

María del Carmen Ramírez Ortiz falleció el 13 de septiembre del 2024. Buscaba a su hijo Armando Salas Ramírez y a su hermano Pedro Ramírez Ortíz, desaparecidos el 12 de mayo del 2008 en Torreón, Coahuila. Carmen, junto a Romanita ya fallecida, iniciaron la búsqueda juntas.


Publicado originalmente en 09 de diciembre del 2024 en Heridas Abiertas