La historia de Hachiko conmueve a cualquiera que se quiera acercar a ella, pues es todo un símbolo de lealtad, compromiso y amistad entre hombres y animales.
Por: Teresa H. Santacreu
Seguro que has oído hablar del famoso perro Hachiko; muy posiblemente a raíz de la película protagonizada por Richard Gere “Siempre a tu lado”. El film está inspirado en su vida y dio a conocer esta preciosa historia a una gran parte del público. Sin embargo, no narra de forma fiel toda la vida de Hachiko y la de Hidesaburo Ueno, su amo. De hecho, la película está ambientada en la época presente, pero en realidad la historia de Hachiko y su dueño ocurrió entre los años veinte y los años treinta, algo que no mucha gente sabe.
Pero lo que sí es cierto es que este precioso ejemplar de perro Akita (una raza originaria de Japón que, además, se considera tesoro nacional) existió de verdad y detrás de él hay una conmovedora historia. De hecho, llegó a emocionar a tanta gente que incluso en las calles de Japón (donde vivieron ambos protagonistas) puedes encontrar referencias al animal. ¿Quieres conocer cómo fue realmente la relación de Hachiko y Ueno y por qué fue tan especial? En este artículo te lo contamos para que conozcas la conexión que puede llegar a existir entre el ser humano y los animales. Y, al final, te desvelamos cómo Japón ha rendido homenaje a este increíble perro.
Así empezó la historia de Hachiko y Hidesaburo Ueno
Hachiko nació el 10 de noviembre de 1923 en una granja en la ciudad nipona de Odate. Un buen día, Ueno lo encontró abandonado en 1924 cuando todavía era un cachorro. En un principio no quería quedárselo, pero por insistencia de su hija terminó adoptándolo. Y lo cierto es que, Ueno poco a poco se fue enamorando de Hachiko.
Sin embargo, otras fuentes afirman que Ueno buscaba un perro y que fue un granjero de Odate que conocía a uno de sus alumnos quien decidió regalárselo, ya que había tenido una camada. Sea como fuere, la vida quiso que Hachiko y Ueno cruzaran sus destinos.
Pero antes de continuar la historia, te hablaremos de su nombre. Hachiko sufría una desviación de las patas delanteras que hacía que estuvieran torcidas. Y debido a ello le dieron su nombre,pues en japonés “hachi” (que significa ocho) se escribe con este kanji (八).
Poco a poco, Ueno y Hachiko se hicieron inseparables. Hidesaburo era agrónomo e impartía clase en la Universidad de Tokio, por lo que cada mañana debía ir a la estación de tren de Shibuya para llegar a su destino.
Pero no iba solo. Hachiko le acompañaba cada día y, por la tarde, le esperaba hasta que volviera.
Muchos transeúntes y dueños de comercios ya les conocían y se encontraban con ellos a diario observándolos con ternura.
Una historia inmortal
Hasta las historias más bonitas tienen un final. Pero en este caso, podríamos decir que, pese a todo, es de esas que consiguen no morir nunca. Un 21 de mayor de 1925, Ueno no llegó nunca a la estación desde la Universidad. Desgraciadamente, falleció mientras daba una de sus clases debido a una hemorragia cerebral.
Pero Hachiko sí asistió a su cita diaria en la estación de Shibuya, no solo ese día, sino todos y cada uno de los días durante casi diez años hasta que falleció el 8 de marzo de 1935.
Desde que el profesor murió, hay diferentes teorías sobre quién cuidó de Hachiko. Mientras algunas fuentes afirman que primero lo cuidaron familiares y conocidos de Ueno y, luego, uno de sus jardineros, hay otras que afirman que el animal vivió en la zona de Shibuya y era alimentado y cuidado por los ciudadanos y dueños de los negocios cercanos.
Y es que, la historia de Hachiko, como muchas otras, está llena de versiones y de aspectos que cambian según quién la cuenta.
¿Dónde está la estatua de Hachiko?
La primera estatua de Hachiko, curiosamente, se construyó en 1934 cuando el animal todavía vivía. De hecho, Hachiko estuvo entre los asistentes a la inauguración, pues ya en vida fue toda una estrella por su lealtad y compromiso. También estuvieron allí Sakano Hisako, la sobrina de Ueno, altos dignatarios del país y Kishi Kazutoshi, autor de uno de los libros que cuenta su historia, entre otras personas.
Sin embargo, esta primera estatua la quitaron durante la Segunda Guerra Mundial por orden de las autoridades del país debido a la necesidad imperante de metal para construir armas.
La estatua que podemos ver ahora en el famosísimo cruce de Shibuya se alzó años más tarde en 1948 y está hecha de bronce, llegando a ser uno de los monumentos más visitados del país. Pero esta no es la única forma en la que Japón ha rendido homenaje a este precioso animal, pues su cuerpo se conserva disecado en el Museo de Naturaleza y Ciencia de Tokio. Y, además, en la estación de trenes de Odate, cerca de donde nació Hachiko, también se erigió una estatua similar en su honor, incluso también hay otra en la Universidad de Agricultura de la Universidad de Tokio.
El cuerpo de Ueno y el de su mujer descansan en el cementerio de Aoyama, teniendo al lado un monolito de Hachiko para que siempre estén juntos.
Fuente: lacarabuenadelmundo