El Ever Given encallado. Foto: marca.com

“Coño, al final el capitalismo nos ha pasado la cuenta”

Juan de los muertos, 2011, Alejandro Burgues.

#DiasdelFuturoPasado Vol. 59

Jorge Tadeo Vargas

Algunos datos duros para iniciar con este columna: el 28 por ciento de los Gases de Efecto Invernadero arrojados a la atmósfera, provienen de la distribución de los productos que consumimos o aquellos materiales que van a ser manufacturados en un país o continente distinto de donde fue extraído el “recurso”. Esto es la huella climática de lo que terminamos consumiendo. Los datos la ponen en segundo lugar pero sin problema alguno podría estar en la primera posición, pues la generación de energía que es quien ocupa el lugar de honor, también produce el 28 porciento de los GEI. La industria es responsable del 22 y la agricultura de menos del 10 por ciento. Estos datos que nos da el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés) nos sirven para comprender dónde radica el problema de las emisiones arrojada a la atmósfera y qué es lo que se debe de modificar dentro del modelo de producción-consumo. No hay mucho que decir. Si los gobiernos revisaran esta parte entenderían sin lugar a dudas que es lo que tienen que hacer más allá del green washing o cualquier cabildeo de las corporaciones transnacionales para vender sus falsas soluciones.

Aunque suene a eslogan sin sentido la información arriba mencionada, nos dice que el consume local, la producción de kilómetro cero es una forma de resistencia importantísima ante la crisis socio-ecológica que vivimos. Es una solución real como modelo de adaptación comunitario ante el colapso que se avecina.

Dicho esto, hace un par de semanas el barco Ever Given, encalló en el Canal de Suez, un canal en Egipto por donde pasa la gran mayoría de mercancía que se consume en el Norte Global, principalmente Europa. Este encallamiento puso a debate la fragilidad del capitalismo neoliberal como el sistema de clases actual. En primera porque el retraso del flujo de mercancía al detener el tráfico de los barcos, dejo una parálisis en todo el sistema de distribución global, con pérdidas de alrededor de 9, 500 millones de euros por la parálisis de la mercancía dentro de los barcos y entre 12 y 14 millones de dólares en la cadena de producción. Un duro golpe a la economía global que hizo tambalear al capitalismo, lo que trajo de nuevo el tema de la transición que necesitamos ante el colapso.

El concepto de transición justa, donde entra desde la ecológica, laboral, energética, entre otras ha venido permeando tanto el discurso de algunos investigadores, así como de activistas ya sean OENEGEROS como comunitarios. Esto lo hacen sin entrar en un debate a profundidad de donde radica el problema-raíz de la crisis actual, donde el encalle de un barco pone en jaque a toda el sistema capitalista, dejando muy claro la delgada línea que sostiene todo este modelo, por lo que el colapso civilizatorio es mucho peor de lo imaginado. Si esto ocurre con detener la distribución de mercancías, rompiendo todo el esquema, de pasar algo más grande no hay esperanzas de recuperación. De hecho la crisis socio-ecológica en la que estamos en estos momentos es mucho peor que detener la cadena de distribución. Es más que claro que estamos ante la debacle civilizatoria, por más que algunos les parezca una exageración.

Ahora, si revisamos la mayor parte de la mercancía que se mueve de un país a otra, entre continentes, esta mercancía en más del 70 por ciento son productos que no son necesarios para vivir, son parte de ese consumismo voraz, que tiene como base tanto a la obsolescencia programada como a la percibida, esa que mantiene a un capitalismo de plataforma y sus trabajos de mierda, que no ofrecen nada más que un nuevo tipo de esclavitud que no se ve en las zonas de sacrificio donde radica el capitalismo de producción. Esto también es parte de dónde radica la crisis socio-ecológica.

Por mas que en el discurso actual, de moda de los investigadores, de los activistas, sea el escenario de la transición justa, ante el colapso que se avecina es imposible que logremos esta transición. Al contrario, los que han sido más vulnerados en sus derechos básicos seguirán pagando el precio de lo que se viene; solo basta ver los pactos verdes y la tercera revolución industrial para entenderlo. El capitalismo como sistema de clases hegemónico esta llegando a su fin, esta mutando en algo mucho peor y los discursos que permean muchos espacios de resistencia no solo están vacíos de contenido, sino también de fondo y forma. Cumplen con un propósito que es el de ocultar a la mayoría de la población que la crisis socio-ecológica y el colapso tienen nombre y apellido. Ocultan que la solución no puede venir desde arriba.

Urge romper el paradigma actual que nos dice que las soluciones son verticales, que los gobiernos se preocupan por el bien común, por la naturaleza. Somos nosotras, desde lo local -aunque se lea repetitivo- quienes desde lo local debemos de buscar medidas de adaptación a lo que ya tenemos encima, están deben de estar armadas desde un enfoque ecosistémico, con base en la comunalidad, la cooperación y el apoyo mutuo, desde y por las propias comunidades.

Foto: Noticias.info

Desde la rebelión contra el Elisyum

Jorge Tadeo Vargas. escritor, ensayista, activista, anarquista, panadero casero, adicto al vino tinto, el café, el té y lo que él considera buena música. Coordinador no oficial de LIDECS.