No podrá el presidente Andrés Manuel López Obrador lograr la cuarta transformación durante su periodo de gobierno, cuando mucho logrará establecer ciertas bases para que en el próximo periodo presidencial se le dé rumbo a nuestro país, siempre y cuando gane Morena con una candidatura verdaderamente de izquierda.
Cuando se quieren lograr cambios de fondo hay que empezar por hacer cambios importantes en el sistema educativo y las universidades públicas deben ser el principal objetivo, tal y como lo hizo el sistema neoliberal modificando todo tipo de leyes orgánicas para imponer esa nueva forma de gobernar. Atropellando en muchos casos la autonomía universitaria y poniendo al frente de las instituciones a verdaderas mafias de poder que llevan décadas disfrutando de los privilegios que les otorgó el nuevo sistema implementado.
No se atrevió AMLO, en sus primeros cuatro años de gobierno a mover las aguas universitarias y, por lo mismo, continúan los vicios generados durante más de 30 años de gobiernos neoliberales. La Universidad de Sonora fue de las primeras en cambiar su ley orgánica para imponer una burocracia dorada que ha mantenido a raya cualquier tipo de inconformidad. No se dudó en despedir a los maestros que defendían ideales y tampoco se dudó en cooptar a los liderazgos estudiantiles y sindicales que pudieran representar un riesgo para la operación de la visión neoliberal de lo que debe ser la educación superior en México.
Después de un largo proceso de lucha sindical, el STAUS empezó a perder fuerza y a proyectar un liderazgo muy similar al de Fidel Velázquez, con la diferencia de que se disfraza una supuesta oposición crítica con la administración y se negocia en lo oscurito los acuerdos que benefician a esos “lideres” sindicales que pretenden eternizarse. Por lo mismo, no es extraño que en el Congreso del Estado no inicie el proceso de Consulta a la Comunidad Universitaria, para que desde el interior del Alma Mater surja la propuesta de nueva ley que le permita a la institución recuperar la Autonomía que se perdió con la imposición de la Ley 4.
En dos años deja la presidencia Andrés Manuel y todavía le quedarán tres años de gobernador a Durazo Montaño. El que se va anuncia que se jubilará de la política, el que se queda tiene la enorme responsabilidad de darle al Pueblo Sonorense la educación pública que se merece. Eliminación de cuotas y de los exámenes de admisión son medidas urgentes que se tienen que tomar, darle autogobierno a la Universidad de Sonora desapareciendo la Junta Universitaria sería otra decisión importante y finalmente, desaparecer la burocracia dorada eliminando las vicerrectorías le daría viabilidad económica a una educación universitaria que atendiera como prioridad la docencia, la investigación y la divulgación del conocimiento.
Si en realidad la 4T no es lo mismo que el régimen anterior, entonces se tienen que empezar a ver las verdaderas transformaciones.