Imagine que se encuentra en la calle y de pronto le da hambre. Usted tiene la fortuna de poder entrar a su restaurante favorito o simplemente comer algo plácidamente en una banca bajo la sombra de un árbol. Inesperadamente llega una persona a decirle que por favor se cubra la boca argumentando que usted muestra poca educación y falta de valores al atreverse a comer en la vía pública, y peor aún, imagine que le señala y le dice enérgicamente: “váyase a su casa o por lo menos váyase a un baño público”. ¿Usted qué sentiría si alimentarnos es algo tan natural? Bueno, ahora puede imaginar lo que una mujer siente al ser señalada y agredida públicamente por lactar a un bebé hambriento en un lugar público, y también puede imaginar lo incómodo e insalubre que sería lactarlo en un baño público sentada en un sanitario. Esto por desgracia lo vivió en 2014 Ingrid Wiese-Hesson, quien relató a través de Facebook cómo fue escoltada hasta un baño para que no lactara a su bebé a la vista de todos en una tienda de BeverlyHills en California en Estados Unidos.
Pero en nuestro país no nos quedamos atrás, el año pasado, precisamente un 10 de mayo, el día de todas las mamacitas -porque mire usted que todas las madres de México son santas-, Catalina Torres denunció cómo fue discriminada cuando amamantaba a su hijo en una plaza comercial de Guadalajara donde un guardia le tomó del brazo y le condujo hasta la salida bajo el argumento de que no podía amamantar a su bebé en ese sitio. Esto desató la furia de un centenar de mujeres que cinco días después y bajo el lema “mi mundo es mi sala de lactancia” realizaron una tetada masiva como protesta al acto de discriminación.
Pero, por qué razón amamantar a un bebé en un espacio público para muchos resulta algo incómodo. Sin duda el valor sexual y estético que cada vez más se le da a los senos priva el proceso de amamantar y con ello el valor funcional de los pechos como fuente de alimento. De esta forma, vemos como un acto natural es coartado por una sociedad doble de moral que juzga a la mujer por lactar en público, pero al mismo tiempo hace famosa a una “Chiquitibum” por mover sus senos, aun siendo menor de edad, bajo el ritmo futbolero.
Esto por donde le vea es discriminación y violencia hacia la mujer, ya que por un lado se normalizan los escotes para el disfrute visual, pero por otro lado cuando el bebé está lactando, madre e hijo son excluidos de los espacios públicos privando sobre todo al menor de su derecho a la salud, a vivir en condiciones de bienestar y un sano desarrollo integral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que:”la leche materna es y será el mejor alimento para los recién nacidos hasta los seis meses; incluso aporta la mitad o más de los nutrientes durante el segundo semestre de vida y hasta los dos años de edad”. Por su parte la UNICEF promueve la lactancia exclusiva debido a que en el mundo la sustitución de la leche materna por fórmulas sigue siendo una práctica común y, conforme datos de la misma OMS, menos del 40% de los lactantes menores de seis meses reciben leche materna como alimentación única.
En lo que concierne a México, INEGI reporta que para el periodo de enero de 2009 a septiembre de 2014, del total de hijos nacidos vivos de mujeres de 15 a 49 años de edad, 91.4% recibieron leche materna y de este total sólo el 11% la recibió de forma exclusiva por un periodo de seis meses. En este estudio, Sonora se colocó en el cuarto lugar entre los estados con porcentajes más bajos de hijos que recibieron leche materna.
Para el 2015 laUNICEF informó que en México “el promedio de lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé es de 14.4%, lo que le coloca al país en el último lugar de Latinoamérica en este rubro, junto a República Dominicana”.
Sin duda la ignorancia sobre el proceso de lactancia y los tabúes que persisten sobre la misma y sobre el amamantamiento en espacios públicos ponen cada vez más en riesgo el proceso de lactancia. Tan grave y lamentable es el señalamiento, la descalificación y la censura que se hace a las mujeres por lactar en público como la autocensura que nosotras mismas realizamos.
Si, autocensura, ésa que encontramos con tristeza en páginas de prolactancia poniendo un corazón en el pezón que lacta a un bebé porque si la imagen se muestra tal cual facebook, por ejemplo, a la mínima denuncia le da por eliminarlas; autocensura que viven muchas madres al taparse con una mantita por temor a ser insultadas o porque consideran que es cuestión de valores y de mayor educación.
En este sentido es que llegamos a una responsabilidad compartida en la que hombres y mujeres hemos convertido y permitido que los senos sean la representación de la excitación sexual y su función alimentadora sea considerada algo sucio sobre todo cuando se desarrolla en espacios públicos.
Por ello la normalización de la lactancia es una forma de defender la libertad de la mujer de ejercerla en cualquier sitio sin que sea motivo de discriminación y al mismo tiempo es una manera de defenderla como un derecho fundamental y una necesidad de todo bebé a ser alimentado.
Resultan valiosas diversas acciones y esfuerzos a nivel mundial, y en nuestro país, para normalizar y defender el derecho de mujeres y bebés a la lactancia, como la Ley de Igualdad 2010 en Reino Unido, la cual protege la lactancia en espacios públicos; la petición a change.org de una ley de protección para la lactancia materna en público en España; la iniciativa Amigos de la lactancia en Colombia, que promueve establecimientos 100% amigables con la lactancia; y la campaña When Nurture Calls, que protesta contra la discriminación que las mujeres sufren cuando las envían a lactar en baños públicos en Estados Unidos, entre otras.
En nuestro país se realizaron, en la Ciudad de México, una serie de reformas a la Ley de Cultura Cívica, la Ley para Prevenir y Erradicar la Discriminación, la Ley de Salud y la Ley de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, esto para proteger legalmente la lactancia materna. Dichas reformas entraron en vigor en enero de 2017 y establecen sanciones administrativas contra quien condicione, insulte o intimide a la mujer que amamante en público. Nuevo León por su parte desde 2016 cuenta con una Ley para la Protección, Apoyo y Promoción de la Lactancia Materna, y el Estado de México cuenta desde el 2014 con una legislación similar.
Además se cuentan con actividades importantes durante la Semana Mundial de la Lactancia Materna, como la Fiesta Mexicana de la Lactancia, la cual es parte de la iniciativa The Big Latch On y la Tetada masiva. Así también, y como en muchos países, se cuenta con páginas de prolactancia donde no sólo se brinda asesoría profesional, sino también emergen espacios de desahogo para muchas mujeres que se encuentran en el proceso de lactancia.
Sin embargo, y desde un análisis generalizado del tema, en el presente año el informe de la Evaluación Índice País Amigo de la Lactancia Materna, concluye que México tiene un ambiente “moderadamente propicio” para implementar programas e iniciativas que sirvan para proteger, promover y apoyar la lactancia materna porque el tema no es una prioridad para el gobierno, por ello la escasez de presupuesto y mínima presencia en la agenda pública. Además no existe una red cohesiva a nivel nacional de organizaciones de la sociedad civil que trabajen en el tema, ya que lo hacen de manera individual o en pequeños grupos, y sus actividades públicas se concentran primordialmente en la Semana Mundial de la Lactancia Materna como un marco internacional para dar visibilidad al tema.
Leído esto, es hora de sumarse a la promoción por la normalización de la lactancia.
“Porque nuestro mundo siga siendo una Gran Sala de Lactancia”
Por: América Montoya