Por: Jorge Tadeo Vargas
El sistema neoliberal ha logrado armar estrategias para mantener el control absoluto en la sociedad; incluso cuando estas estrategias se contradicen entre sí o lo que es peor, la realidad nos dice de forma clara y concisa que lo que nos están tratando de convencer como la verdad absoluta no es sino una creación del sistema para mantener ese control sobre nosotras.
El trabajo mediático como estrategia que hace es más que conocido; mantienen a la población ocupada con divertimentos hechos a la medida de lo que necesitan. Telenovelas para un público con un nivel intelectual o de educación formal bajo y HBO para aquellos que son más “críticos al sistema”. No en balde la industria del entretenimiento, nos da de cuando en cuando esos personajes críticos, incisivos que siempre hablan a favor del desprotegido, de la justicia, de los Derechos Humanos, del medio ambiente; en fin, de lo que se necesite para crear admiración a estas celebridades que desde sus mansiones se preocupan por el planeta tierra y sus habitantes.
Esto es una forma de mantener el control; mientras admiramos a fulanito por su radicalidad en los discursos de algún evento de gala o por sus declaraciones a la prensa ya sea por el cambio climático o por las nuevas técnicas de producir energéticos; las causas-raíz siguen sin tocarse en realidad. Cada entrega de los Oscares por citar un ejemplo aparece un discurso que acapara los medios de comunicación y ponen en un pedestal a cierta figura del entretenimiento que tuvo el “coraje” de decir verdades. Aunque en la realidad sea un discurso preparado, vacío y muchas veces con un desconocimiento de la problemática que está hablando. Aun así, gran parte de la población siente que no están solos; que una celebridad está tomando su bandera y diciendo lo que muchos no tenemos la oportunidad de decir. Los cinco minutos de fama también llegan a las injusticias socio-ambientales.
Sin embargo; aunque las dos estrategias más efectivas para mantener la hegemonía que el sistema neoliberal mantiene, están ligadas a la estrategia mediática, las dos tienen su propio accionar y sus propias áreas de influencia. La primera tiene que ver con lo que llamamos “responsabilidad compartida”; es decir el sistema nos hace pensar que nosotras somos tan culpables de la crisis socio-ambiental al mismo nivel que las empresas transnacionales; no se habla de una responsabilidad diferenciada, al contrario, a los ojos de la sociedad influida por los medios de comunicación, tan culpable es la persona que tira un envoltorio de chocolate en la calle como la empresa que lo produce a costa de una gran devastación ambiental, la violación de los Derechos Humanos de las comunidades afectadas, de las trabajadoras que lo producen y las que los venden.
Este ejemplo lo podemos ampliar hacia otras acciones del modelo de producción-consumo. La incineración de residuos es culpa del ciudadano que no recicla contribuyendo a la crisis de los residuos, la extracción minera es culpa de nosotras que seguimos usando aparatos electrónicos o joyería; entonces tenemos esa responsabilidad compartida donde además tenemos que hacer la mayor parte de las acciones para minimizar los impactos; o para que estos impactos se generen en otro lugar. Si los ciudadanos del Distrito Federal no reciclan su basura; pues esta será incinerada en los hornos cementeros de las plantas de CEMEX en Hidalgo y Puebla; generando un mayor impacto de injusticia socio-ambiental.
De nuevo el problema recae no en las corporaciones transnacionales y los gobiernos; sino en el ciudadano común; llegando incluso al grado de que, si no consumes orgánico, compras ropa producida socialmente justa, no reciclas; ante la percepción de los demás eras cómplice y tan culpable como las empresas criminales. Esto se ha ido insertando en nuestro imaginario colectivo que en estos tiempos; caer en la idea de que ser “ecofriendly” nos da cierta superioridad moral para juzgar a quienes no están “haciendo algo para salvar el planeta” cuando el ámbito de acción de estas personas no está en lo colectivo o peor aún su actitud no llega a cuestionar las causas-raíz de la crisis sistémica que vivimos actualmente.
La segunda estrategia; es posiblemente la más conocida y se resumen en el espejismo de “el fracaso del Estado”. Esta la conocemos bien. Llego con el sistema neoliberal y ha sido la forma más usada para la privatización de los bienes comunes estratégicos. Cuando se intenta privatizar uno de estos bienes; mal llamados recursos -al ser llamados recursos se les da un valor económico monetario- el Estado crea un ambiente de fracaso que va desde un servicio mal administrado; una deuda publica mayor, un servicio ineficiente que lleva a pensar que la administración pública no pueda hacerse cargo y con esto llega la privatización. Esto lo hemos visto desde hace décadas donde las telecomunicaciones, la banca, algunos organismos municipales operadores de agua potable y de limpia han pasado a manos de la iniciativa privada por la ineficacia del Estado; una ineficacia que no es sino una estrategia para continuar con la privatización, la extracción de nuestros bienes comunes naturales y estratégicos; generando con esto un gran costo socio-ambiental para las comunidades humanas y los ecosistemas.
Esta estrategia se suma a los distintos Tratados de Libre Comercio, Acuerdos de Cooperación Internacional, que van marcando la pauta y los lineamientos para continuar con la privatización que a corto plazo nos llevan a una pérdida de soberanía nacional, un endeudamiento económico y una competencia injusta donde los más perjudicados somos el planeta y sus habitantes más vulnerables. Aumentando con esto la deuda ecológica, social, histórica y económica que los países del Norte Global tienen con el Sur Global.
El sistema neoliberal que se rige como la máxima herramienta del modelo de producción-consumo; el cual ha sido el modelo que hemos venido practicando desde hace muchos años; encontrando en este sistema su mayor especialización, no es el único sistema de gobierno que genera estas estrategias; es claro que todos los sistemas buscan como mantener el control de los ciudadanos para continuar con la hegemonía de modelo de producción-consumo (extracción-producción-distribución-consumo-disposición final) sin embargo si es el neoliberalismo el sistema que mejor aplica dichas estrategias que dan como resultado poblaciones enteras dentro del capitalismo viviendo en un riesgo socio-ambiental cada vez mayor.
Es por eso de la necesidad de buscar nuevas formas de relacionarnos entre nosotras y nuestro entorno, generando nuevas dinámicas basadas en enfoques eco sistémicos, ayuda mutua, solidaridad, cooperativismo; dinámicas que el sistema no solo no entiende, sino que les teme pues estas nos permiten empoderarnos hacia un mundo donde la autonomía y la autogestión comunitaria sean posibles.